Recomiendo:
0

Tesis electoral 2017

Fuentes: Portal Rodriguista

El país atraviesa una crisis que está en pleno desarrollo y no hay indicios de su fin en el tiempo. El Estado está sumido en un descrédito absoluto por la corrupción, el incumplimiento de promesas, la ineptitud y una confusión generalizada. La economía está entrando en un nuevo ciclo de recesión. Los más golpeados desde […]

El país atraviesa una crisis que está en pleno desarrollo y no hay indicios de su fin en el tiempo. El Estado está sumido en un descrédito absoluto por la corrupción, el incumplimiento de promesas, la ineptitud y una confusión generalizada. La economía está entrando en un nuevo ciclo de recesión.

Los más golpeados desde que empezó la crisis de 2008, han sido los sectores medios de la sociedad. Con ello, se ha agudizado el nivel antagónico de las contradicciones entre la pequeña burguesía, la mediana burguesía y las capas medias de la sociedad versus la gran burguesía. Hecho históricamente nuevo o al menos nunca tan grave como ahora.}

La dependencia económica por un lado, y la función utilitaria, por otro, han permitido la alternancia en el poder de estos sectores medios y la gran burguesía, siempre dependiendo del ciclo económico. En épocas de bonanza le es «permitido» gobernar a la pequeña burguesía democrática, porque en esos períodos los beneficios llegan a todos los sectores, aunque de forma totalmente desigual que por razones de posición de poder no pueden reclamar y se conforman con las migajas.

La conformación de las distintas fuerzas políticas se refleja con las mismas características que en la producción. El Frente Amplio y sus partidos representan los intereses y anhelos de la pequeña burguesía. La Nueva Mayoría con sus partidos, se ha transformado en una casta social, una «clase política» burocrática, administradora de los intereses de la gran burguesía y del modelo neoliberal. Chile Vamos encarna a los sectores más rancios y reaccionarios de la oligarquía financiera, del gran capital industrial, comercial y financiero.

La caída de Ricardo Lagos como candidato a presidente solo es reflejo de la ruptura entre la pequeña y gran burguesía. En su presidencia fue donde más creció la burguesía, fue cuando más se aplicaron políticas privatizadoras y neoliberales. Su rechazo para un nuevo período es el rechazo a seguir cogobernando para los intereses del gran capital.

El Frente Amplio representa el deseo de poder independiente de la gran burguesía. Es el llamado empoderamiento de la pequeña burguesía cansada de los abusos de su hermano mayor. Es una guerra fratricida.

Económicamente el Frente Amplio en el poder implicaría un retroceso histórico, porque significaría desarmar o estancar a la gran industria. En épocas de crisis no es posible plantearse políticas sociales y populistas como ellos desean. Para sacar a la pequeña empresa de su situación precaria, es necesario priorizar su producción por sobre el de la gran empresa o, en último caso, quitarle el rol dominante a la clase burguesa, lo que es solo una fantasía producto de mentes desesperadas. En la práctica sería sumir en la miseria a la nación.

Las contradicciones entre la pequeña producción privada y la gran producción, sólo se pueden resolver socializando a la gran empresa. En otras palabras, instaurando el socialismo, alternativa a la que la pequeña burguesía no está dispuesta, debido a razones exclusivamente ideológicas y no reales. Objetivamente, hay más porvenir para los pequeños y medianos empresarios privados en el socialismo, que en el capitalismo contemporáneo.

La gran burguesía, como clase dominante, no lo permitiría recurriendo a las formas aplicadas en Honduras, Brasil, Paraguay y otros países de la región. En última instancia, a un golpe militar como ya vivió nuestro pueblo.

Con las políticas proteccionistas implementadas en Estados Unidos por Donald Trump de presidente, se abre este recurso para defender los intereses del imperialismo y de las oligarquías lacayas locales.

El sector proletario, el de los trabajadores asalariados, diezmado y desarmado políticamente durante la dictadura militar e inhabilitado durante los gobiernos «democráticos» por temor a su poder, hoy, por sí solo no está preparado para ser actor relevante en la lucha política.

Considerando sus intereses inmediatos, para la clase obrera, apoyar a la Nueva Mayoría significa mantener su estabilidad actual, aunque con ello continúen en una situación de indefensión ante los abusos patronales. Es la continuidad de una lógica de conformismo y sumisión, pero con relativa estabilidad.

Teniendo en cuenta sus intereses futuros, su desarrollo como clase, le conviene apoyar al Frente Amplio para «derrocar» el poder de la gran burguesía. Pero ello, solo es posible asumiendo la hegemonía de la coalición, cuestión que por ahora, la pequeña burguesía por falta de madurez política, no está dispuesta a asumir, ni la clase obrera a exigirlo.

La Nueva Mayoría representa el continuismo del modelo neoliberal que ante la crisis mundial está en franca retirada. Solo las grandes economías emergentes, China, India y Rusia, pueden mantener temporalmente el libre mercado, porque han sabido implementarlo con una regulación fuerte por parte del Estado.

La visita de Alejandro Guillier a China y el hecho de ser recibido por el presidente, Xi Jinping, y el próximo viaje a ese país de la presidenta Michelle Bachelet, augura que el gran país asiático se afianzará como el principal socio comercial de Chile, lo que permitiría la continuidad económica y política.

No obstante, para el pueblo no habrá mejoras sustanciales más allá de lo obtenido por goteo hasta ahora. El país seguirá hundiéndose en la putrefacción del dominio de la gran burguesía.

En el contexto actual, a la derecha, la oligarquía industrial, financiera y agraria, le conviene una recesión económica acompañada de un proteccionismo. La crisis mundial no asegura grandes ganancias, por lo que mantener el status quo, le es favorable.

Sebastián Piñera es el mejor candidato para aplicar este proteccionismo. Conoce bien los negocios, y sin lugar a ninguna duda, obtendrá el apoyo de las instituciones norteamericanas.

Así como el gobierno de Lagos fue la punta de lanza para la penetración de las políticas norteamericanas, durante el gobierno de George W. Busch en Chile y América Latina, Piñera lo será para Trump. Es el papel que juega hoy Mauricio Macri en Argentina.

No es de extrañar, que los medios de derecha le hagan propaganda al Frente Amplio para quitarle votos a la Nueva Mayoría. Hay sectores del empresariado que quieren la continuidad, pero la mayoría prefiere la seguridad en sus ganancias.

El cálculo electoral es el siguiente:

Si el Frente Amplio pasa a segunda vuelta, la democracia cristiana y sectores de la Nueva Mayoría votarán por Piñera. El empresariado dará todos los recursos para ello.

Si va la Nueva Mayoría a la segunda vuelta, la inmensidad del electorado no participará en las elecciones favoreciendo a la derecha. El pueblo dejó de creer en la Nueva Mayoría.

Si se da lo improbable, y van el Frente Amplio y la Nueva Mayoría a la segunda vuelta, es más factible que gane el Frente Amplio. Sin embargo, un eventual gobierno de dicha coalición sería efímero o claudicante ante la presión de la gran burguesía.

Hasta el momento, no hay ninguna propuesta que represente los intereses del conjunto de nuestro pueblo, que encauce el proceso social de nuestro país hacia una revolución.

De las tres opciones presentadas, nuestro pueblo sólo puede esperar migajas, sufrimiento, miserias, deudas y decepción.

A la clase obrera, le llegó la hora de organizarse, prepararse y asumir su rol protagónico en la lucha de nuestro pueblo. Son los verdaderos creadores de valor, de bienes materiales. Sobre sus hombros descansa el resto de la sociedad. No tienen nada que buscar en lo constituido, nada que esperar del actual orden jurídico putrefacto. Su esperanza y verdadera creación está en el porvenir.

Eso hoy no será a través de éstas elecciones.

Portal Rodriguista