1. El revisionismo histórico tiene como blanco la lucha de clases obrera y anticolonialista históricamente constituida. Es, pues, una forma de borrón y descalificación del marxismo y de la historia de la lucha de clases de los obreros del mundo y se manifiesta de muchas maneras. Una de ellas es la apropiación de categorías marxistas, […]
1. El revisionismo histórico tiene como blanco la lucha de clases obrera y anticolonialista históricamente constituida. Es, pues, una forma de borrón y descalificación del marxismo y de la historia de la lucha de clases de los obreros del mundo y se manifiesta de muchas maneras. Una de ellas es la apropiación de categorías marxistas, modificando sus nombres, alterando sus objetivos y desplazando ya sea el contexto histórico/social o la estructura conceptual; cuando no se basa en la absoluta descalificación del propio marxismo: lo que es más común.
2. El objetivo de este ensayo es la descripción de las principales formas de revisionismo histórico contemporáneo, considerando sobre todo aquellas que son no solo recurrentes sino que, en general, están presentes en mayor o menor medida en prácticamente todos los autores y/o campos teóricos dominantes hoy, teniendo en cuenta: 1. El principio marxista de que las ideas dominantes de una época son las ideas de la clase dominante; 2. La constatación objetiva de que las ideas dominantes de la actualidad, son las ideas producidas, distribuídas y consumidas por el dominio mundial del imperialismo yanqui; 3. Este último engendró, por lo tanto, a través de su sistema de inteligencia, las prácticas y perspectivas teóricas y biopolíticas revisionistas omnipresentes, hoy.
3. Todas las categorías teórico/prácticas producidas en el marco del marxismo fueron y son distorsionadas por el revisionismo histórico, sin excepción, comenzando por el axioma fundamental del Manifiesto Comunista (1848), de Karl Marx y Friedrich Engels: «La lucha de clases es el motor de la historia». De modo general, por lo tanto, todas las formas de revisionismo actuales tiene como objetivo hacernos despreciar el axioma de que sin lucha de clases la Historia humana será el eterno retorno de su prehistoria.
4. El principal vector ideológico y al mismo tiempo económico-objetivo del revisionismo son las relaciones mercantiles, que sustituyen las relaciones sociales y, por lo tanto, subsumen las relaciones sociales concretas y, así, la lucha de clases como motor de la historia, que pasa a estar cada vez más oculta y despreciada, mientras más avanza la mundialización sin límites del fetichismo de la mercancía y, en consecuencia, de la mercantilización general de la vida, envolviendo tanto al consciente humano como al inconsciente, luego al deseo.
5. Como en el capitalismo, sobre todo en su fase imperialista, todo tiende a convertirse en relaciones mercantiles, no es casualidad que la mayoría abrumadora de las teorías que circula hoy en el mundo académico sea revisionista, con la tácita/funesta alianza entre la Academia y el statu quo. Campos teóricos como la Escuela de Frankfurt, el pos-estructuralismo (y, antes, el estructuralismo, la hermenéutica, el formalismo, etc.), los estudios culturales, el multiculturalismo, el pos-colonialismo, la decolonización o descolonización, son revisionismos históricos porque en todos ellos es la lucha de clases la que es o relativizada o calumniada o diluida o subsumida.
6. De cualquier manera, incluso los autores que no se permiten encajar en campos teóricos son, en general, revisionistas. Y, sin excepción, son sutiles y, nada raro, revisionistas de diferentes maneras. Sin embargo, hay una táctica recurrente en los campos teóricos y en los autores que circulan, a saber: todos descalifican la ideología clasista, basada en la relación capital vs. trabajo, como una forma fundamental de dirimir conflictos. El efecto trágico de esto es lo que estamos viendo hoy. Somos todo, menos trabajadores. Es por eso que la resistencia se volvió un sálvese quien (no) pueda.
7. La historia de la forma y del contenido del siglo XIX hasta la actualidad y de la separación cosificada de ambas, hace parte fundamental del revisionismo histórico, siendo igualmente un rasgo común que circula en diferentes campos teóricos o está en las coordenadas epistemológicas de la mayoría de los autores revisionistas. Básicamente, el efecto deletéreo revisionista de esa separación entre forma y contenido es: la forma se vuelve el fetiche de la mercancía y, por lo tanto, del capital; y el contenido se refiere a la lucha de clases bajo el punto de vista del trabajo organizado y altivo, razón por la que, en general, es representado como ignorante, sucio, anacrónico, bárbaro, terrorista.
8. Si lo que define al capitalismo es el plus-valor, en la acepción original de Marx, hoy plusvalía, y, por lo tanto, el valor de cambio, la forma fetichizada dominante en las teorías revisionistas no por casualidad son las que tienen relación con el valor de cambio. En ese contexto, el contenido a ser despreciado es el envilecido valor de uso del mundo del trabajo concreto, sobre todo si, en el proceso, se está organizando con el objetivo de superar al sistema de opresión mundial del capital contra el trabajo, principalmente teniendo en cuenta la fase actual de dominio del imperialismo yanqui, cuya forma fetichizada es la de la quintaesencia de la mercancía, fetichismo del fetichismo. Esto es: son las formas fetichizadas de las infinitas imágenes o Fake News producidas al interior de la industria cultural del imperialismo estadounidense.
9. Otro aspecto ligado a la separación cosificada entre forma y contenido, en el ámbito del revisionismo histórico, es: la forma no tiene ideología (es desideologizada) y el contenido es la ideología, de donde se concluye, no sin mala fe o pura ignorancia, que la forma es la democracia y el contenido es el totalitarismo, no siendo casual que otro vector transversal en prácticamente todos los teóricos revisionistas tenga que ver con la aproximación entre Hitler y Stalin, en la presuposición de que ambos fueron totalitarios. En la base de esa (falta de) argumentación está la conclusión revisionista de que nazismo y fascismo son semejantes al marxismo y, por lo tanto, al socialismo y al comunismo.
10. Uno de los principales objetivos del revisionismo histórico es aproximar, como si fuesen harinas del mismo costal, la barbarie capitalista, sobre todo la de la era del imperialismo capitalista, al socialismo y al comunismo. Con eso lo que está en juego es, también, la separación de forma y contenido en el marco del modo de producción capitalista, así: la forma-mercancía se vuelve la publicidad del capitalismo imperialista y su contenido objetivo, la exclusión de las mayorías, los golpes de Estado, las guerras, el pillaje a los pueblos, el machismo, el racismo y el saqueo de la Naturaleza, por un acto de magia, pasan a ser identificados con el socialismo y el comunismo.
11. El fetichismo de la forma, como publicidad del imperialismo capitalista, se transforma, para los revisionistas, en fetichismo de la libertad sin contenido y, por lo tanto, de la libertad sin lucha de clases y, así, de la libertad sin lucha por la igualdad. La dominación de campos teóricos hoy que focalizan acciones afirmativas, limitadas a la lucha por el reconocimiento, despreciando la distribución y, por lo tanto, la igualdad económica, es parte de esa farsa y de esa tragedia del fetichismo de la libertad, teniendo como parámetro omnipresente el estilo yanqui de vida como el ejemplo por excelencia del reino de la libertad apartado del reino de la necesidad.
12. El fetichismo de la libertad, como rasgo común de los revisionistas, está en la base de la totalitaria máquina de propaganda tanto del sistema colonial europeo como del sistema colonial yanqui, razón por la cual el contenido humillado y calumniado, concebido como bárbaro, en general se asocia a los pueblos masacrados por esos dos sistemas de dominación principales de la civilización burguesa, que son los pueblos colonizados tanto por países europeos como por el neocolonialismo hegemónico de hoy, que es el yanqui.
13. Otra forma recurrente de revisionismo es el uso de categorías abstractas que ponen en pie de igualdad el punto de vista del trabajo y el punto de vista del capital. Por ejemplo, considérese el concepto de aclaración, bajo la óptica de Theodor Adorno y Max Horkheimer. Si la aclaración, para esos dos pensadores de la Escuela de Frankfurt, es definida como la relación del saber con el poder, que engendra un saber señorial, ¿quiere decir que tanto bajo el punto de vista del trabajo, en la lucha por su emancipación, como bajo el prisma del capital la relación saber/poder es equivalente? ¿Quiere decir que el saber/poder del trabajo en su lucha milenaria por la emancipación del yugo de los opresores, es también el sujeto colectivo de un saber que es también poder, para someter a la Naturaleza y al propio trabajo?
14. Otro estereotipo revisionista extremadamente común ocurre en la distorsión del uso de la dialéctica. Como se sabe, esta categoría, en el ámbito del marxismo, está implicada con el desafío de negar el mundo realmente existente, que es el mundo de los trabajadores oprimidos; y al mismo tiempo, de afirmar una sociedad de los trabajadores desoprimidos o en el proceso, siempre contradictorio, de desopresión. La mayoría de las teorías revisionistas ahora solo afirman, sin recurrir a la negación; ahora solo afirman, sin afirmar una sociedad poscapitalista. Por ejemplo: las teorías afirmativas contemporáneas, las de género, étnicas, epistemológicas, son como su propio nombre lo dice, afirmativas, pero objetivamente falta en ellas una potencia de negación del mundo existente, no siendo casual que se adapten a una política de reconocimiento en el ámbito del orden existente. El estereotipo de que el saber es poder/dominación (tan común en las teorías de Adorno, Horkheimer, Foucault, para citar los más conocidos) posee una dimensión negadora propia, la de negar el saber/dominación, pero, por otro lado, les falta una referencia afirmativa, fuera del eje del orden existente.
EL REVISIONISMO EN LA ERA DE LA DOMINACIÓN YANQUI
1. Si se considerara el libro El Capital (I, II, III y, póstumo, Tomo IV), de Karl Marx, es posible observar, en él, algunas premisas fundamentales, como por ejemplo: 1. El modo de producción capitalista es una totalidad dinámica que tiene como eje al capital y al trabajo, siendo que el primero oprime y explota al segundo; 2. El trabajo organizado y esclarecido, en relación con las mistificaciones ideológicas del sistema saber/poder del orden burgués, es en potencia el sujeto colectivo en la praxis revolucionaria de su emancipación poscapitalista; 3. Para describir las categorías principales del ser social de la civilización mundial burguesa, Marx, con mucha dignidad científica, asumió el presupuesto de que la teoría debe estar subordinada al análisis objetivo de las fuerzas productivas; 4. Marx, a partir de la crítica de la economía política burguesa, desarrolló y se refirió a categorías como forma-mercancía, fetichismo, estructura productiva, relaciones de producción existentes, fuerzas productivas revolucionarias, plus-valor absoluto, plus-valor relativo, subsunción formal y real del proceso general del trabajo con el objetivo de describir la totalidad dinámica del ser social del capitalismo.
2. Tal vez no sea por casualidad que los revisionismos históricos tengan la siguiente mirada sesgada en común, a saber: la categoría de totalidad es una categoría autoritaria. Con eso, el revisionismo histórico tiene como principal objetivo la división de los trabajadores, porque, no existiendo una totalidad, que es la propia civilización burguesa, entonces solo nos restará concentrarnos en categorías aisladas, sin objetivar la necesidad fundamental de constitución de un sujeto colectivo que asuma la tarea de disputar la historia, y, por lo tanto, su propio destino, por medio de la lucha de clases.
3. La principal forma de dominación del imperialismo Fake News , que es el yanqui, tiene que ver con la estrategia de producción de teorías que no tiene relación objetiva con la realidad realmente existente, ni con las fuerzas productivas objetivas que actúan e intervienen en ella, a escala planetaria. Si en Marx la teoría está obligada a describir la realidad concreta, sin mistificaciones ideológicas, los revisionismos históricos gringos realizan un movimiento inverso: cambian el mundo sin tomar el poder; cambian el mundo con la palabra; cambian el mundo con la representación; cambian el mundo con la epistemología, despreciando la ontología del ser social en su totalidad dinámica.
4. En la medida en que la epistemología pasa a ser el propio fetichismo de la libertad y en la medida en que el sujeto colectivo, los trabajadores, se vuelve una quimera, además de divididos, otra importante mistificación ideológica de los revisionismos históricos actuales, se estructura en la creencia en lucha de clases horizontales, sin jerarquías. Ahora bien, la realidad concreta del modo de producción capitalista se basa en la opresión de clase, que produce una coacción muda y general en todos los trabajadores, sobre todo en aquellos que están fuera del eje de las oligarquías, incluso de las oligarquías obreras. Esto significa que sin jerarquías en la lucha de clases el «todo lo sólido se desvanece en el aire» solo vale para el trabajo, nunca para el capital ni tampoco para el imperialismo que lo administra y jerarquiza a escala planetaria, como es el caso del imperialismo yanqui.
5. Sin considerar la totalidad dinámica del capital y sin la constitución de un sujeto colectivo que pueda negarla y al mismo tiempo sin definir, en cada momento concreto de la ontología del ser social, la fuerza productiva ascendente que debe ser en simultânea disputada y negada, el efecto más mortífero del revisionismo, para la clase trabajadora mundial, es: la mistificación ideológica en relación con las fuerzas productivas ascendentes, en la presuposición de que estas sean el mito a ser seguido, copiado, reverenciado, exaltado, amado.
6. Con la dominación yanqui ocurre, bajo el punto de vista ideológico, a partir de las ediciones infinitas de Fake News por el monopolio mundial que ejerce sobre la estructura orbital de (in)comunicación/(des)información, incluyendo Internet y transnacionales como Apple, Facebook, Amazon, Google, YouTube, Twitter, los revisionismos históricos contemporáneos, en general, ocultan la dominación gringa y nos instigan a rendirnos a su sistema integral mundial de manipulación.
7. Con eso, como parte fundamental de las Fake News , solo resta a los trabajadores la realización de la lucha de clases contra sí mismos, siendo este el principal objetivo de la estructura revisionista de dominación yanqui: ocultarse como la fuerza que debe ser negada y a la vez producir una cortina de humo Fake News mundial, a partir de la cual, pegados por sí mismos, los trabajadores se estrangulen a sí mismos.
8. Fomentar un sistema mundial de intriga entre los trabajadores es el principal vector del revisionismo de la dominación mundial yanqui. Frente al cual y a la cual solo queda soñar con la justicia poética, la que decide en lugar de la podrida justicia del Lawfare, eso sí, con la ayuda de algunos seres honestos que siguen resistiendo a la hecatombe. A seres despreciables como Trump/Bolsonazi/Uribe/Macri/Moreno/Duque/Piñera.
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