Ante el pleno de la ONU, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba denunció que, desde que comenzó la pandemia, el Estado registró pérdidas por alrededor de 5 mil millones de dólares a causa del bloqueo.
En pocas palabras, el crimen de lesa humanidad es el delito especialmente cruel cometido de manera generalizada contra una población civil llevado a cabo por un estado u organización, delito que está penado por el derecho internacional. Este crimen se multiplica, se recrudece en todos sus aspectos inherentes, por porvenir de parte de un estado poderoso llamado Estados Unidos contra un pequeño territorio, llamado Cuba, pero de una grandeza de dignidad y decoro, al aguantar cerca de sesenta años el embargo económico y la inhumana agresión decretada por el imperio del norte.
Hasta ahora no acierto a comprender que con la llegada de Joe Biden a la Presidencia de la Gran Potencia se abrigara un cambio de política contra la isla; sin duda fue demasiado optimismo, al tomar en cuenta que en 2016, el último año de Barack Obama en la Casa Blanca y de Biden como vicepresidente, Estados Unidos se abstuvo por primera vez en la historia de votar en contra de la resolución a favor de los cubanos.
¿Por qué? Porque desde su campaña electoral, Biden para ganar votos, declaró que Cuba no sería prioridad en su Gobierno. En conclusión, como se ha publicado, pese, nosotros nos ahorraríamos el “pese”, al clamor de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, y aun con Biden como el ocupante de la Casa Blanca, Estados Unidos mantiene el embargo sobre Cuba.
Y lo sostiene, no obstante el reiterado triunfo de Cuba en la Asamblea General de la ONU, este 23 de junio. Todos estamos informados de la nueva derrota de Estados Unidos: con un total de 184 votos a favor de la isla, dos en contra, el de la propia potencia y su aliado Israel y tres abstenciones: Emiratos Árabes, Colombia y Ucrania, todos ellos proclives al imperio.
Así ha sido año tras año desde 1992, a excepción del 2020, que por la pandemia de Covid-19 se canceló el resolutivo. Sin embargo, de nada sirve “el peso político de la ONU” puesto que es superado por el del Congreso estadounidense, “único con la capacidad de levantar el embargo que perdura desde hace casi 60 años”.
Los datos duros nos dicen que la perseverancia de la ONU en la cuestión del embargo cubano cumple 29 años y no se ha logrado nada a favor de Cuba y su pueblo. El presidente de Cuba Miguel Díaz-Canel afirmó: “¡Contundente victoria! El discurso imperial cínico, mentiroso y calumnioso es tan inmoral, descarado y obsoleto como lo es el criminal bloqueo. El mundo está con Cuba”.
Ante el pleno de la ONU, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, denunció que el Estado cubano registró pérdidas por alrededor de 5.000 millones de dólares a causa del bloqueo comercial ejecutado desde Washington desde que comenzó la pandemia, y precisó que los daños acumulados en seis décadas de bloqueo alcanzan los 147.853 millones de dólares.
Solo en materia de salud las afectaciones ascendieron a 198 millones 348 mil dólares entre abril y diciembre de 2020; “El Gobierno estadounidense obstaculizó deliberadamente la importación de insumos necesarios para enfrentar el covid-19”, denunció enfático.
En conclusión: mientras las cinco grandes potencias del mundo tengan el poder de veto de nada servirán las resoluciones de las asambleas generales de la ONU: sólo servirán para demostrar históricamente la inmoralidad de las hegemonías.
Por desgracia para todos las naciones, para todos los pueblos, estamos ante una galopante impunidad, ante un crimen de lesa humanidad que ni la ONU puede parar.
Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor. Presidente del Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo, CONALIPE. Secretario de Desarrollo Social de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP. Presidente fundador y vitalicio honorario de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX.