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¿Un gobierno derrotado?

Fuentes: Rebelion

En este momento, pese a los movimientos efectistas pensados por imprescindibles asesores comunicacionales, nos encontramos con un gobierno que tempranamente enfrenta su ocaso. Pareciera una tarea imposible soltar de su cuello la rueda de molino de la desconfianza generalizada. La derecha y fundamentalmente la derecha fascista que gobernó Chile durante la dictadura y que se […]

En este momento, pese a los movimientos efectistas pensados por imprescindibles asesores comunicacionales, nos encontramos con un gobierno que tempranamente enfrenta su ocaso.

Pareciera una tarea imposible soltar de su cuello la rueda de molino de la desconfianza generalizada.

La derecha y fundamentalmente la derecha fascista que gobernó Chile durante la dictadura y que se hizo de parte del gobierno con Piñera, ha jugado sus cartas en forma astuta.

En el destape de los ilícitos en que desarrollaban sus actividades políticas y cuando estaban con el agua al cuello y sabiendo que sus prácticas eran habituales en la autodenominada «clase política», arrastraron a personeros de la Nueva Mayoría y al propio gobierno.

Apostaron con éxito a desdibujar al gobierno y a su Programa .Y lo lograron.

Nombrar comisiones para salir del desastre es un reconocimiento implícito de la incapacidad de resolución de autoridades que fueron elegidas precisamente para resolver los temas de gobierno.

Así una crisis que inicialmente comprometía sólo a ellos hoy los toca a todos. Unos por acción y otros por omisión.

Quedó en descubierto en toda su magnitud que:»la política es un gran negocio», como hacía notar la emprendedora Natalia Compañon para justificar las formas en que desarrollaba sus actividades financieras.

Ella fuera del pesar de encontrase en una vorágine que quizá nunca imaginó, junto al hijo de la Presidenta, debe estar sorprendida de su odisea, pues todos los participantes en el negocio inmobiliario, en diversas escalas, hacían y hacen exactamente lo que ellos y su empresa hicieron.

Obviamente con la connivencia de abogados «servidores públicos» y toda una fauna de traficantes. Si se alzaban con un negociado de miles de millones concitaban la admiración de sus pares y al igual que el lumpen común, salían a mostrarse en sus autos de lujo.

Todo el mundo se podía imaginar sin mayor esfuerzo, lo evidente de la relación entre el poder económico y el poder político. Las voces que denunciaban esta realidad eran sepultadas en el silencio aplastante de los medios de comunicación, también dominados por esos mismos poderes.

Pero como suele ocurrir a través de la historia una denuncia que pareció sólo una de las peleas por dineros entre empresarios comenzó a desenvolver un vertiginoso thriller donde las maniobras ilícitas o fronterizas con ella en que siempre se ha movido la Derecha y la Democracia Cristina fue avanzando hasta cubrir casi todo el espectro político.

Quedó al descubierto la envergadura del tráfico de dinero.

Esto golpeó como un ariete la conciencia de millones de chilenos, sobre todo de los que no se meten en política, la autodenominada e inasible «clase media» chilena.

Los que como dijo Bertolt Brecht no saben que «de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, el asaltante y el peor de los bandidos que es el político corrupto y el lacayo de las empresas nacionales y multinacionales»

El poder neoliberal ha logrado comprar a la masa crítica del poder político.

La ideología neoliberal succionó también la conciencia de quienes decían compartir principios históricos de la izquierda chilena.

Se convirtieron en «los buenos muchachos» nadando con agilidad y sin principios en la democracia heredada post dictatorial. Insaciable manada que profita del poder económico y que ha construido la obscena desigualdad que marca a fuego a la realidad chilena.

Cambalache

Realidad de cambalache en que desenvuelven las maniobras financiero-inmobiliarias que involucraron al hijo de la mandataria.

Los empresarios se sobaron las manos por esta caída que a su parecer ponían fin a la que ellos etiquetaron como: «aplanadora gubernamental» y que no era más que un intento medianamente serio de poner en práctica aquello por lo que los chilenos votaron al elegir a Bachelet y su coalición.

Todos, desde el astuto e inmoral Piñera pasando por todos los personeros de la UDI y RN repetían sin descanso el eslogan de la mítica aplanadora.

Movieron sus fichas en parte de las arribistas capas medias que se sintieron «perjudicadas» por la reforma educacional, por la reforma tributaria y desde luego por lograr una Nueva Constitución.

La salida del Ministro de Hacienda y del Ministro del Interior les puso una sonrisa de oreja a oreja pues significaba en su enfoque el fin del Programa.

 

 

Así el actual estado de cosas pareciera no sólo ser el fin ideológico de un gobierno sino que compromete en su entramado al conjunto de la izquierda que ve en este gobierno la posibilidad real de lograr una serie de transformaciones en beneficio de los sectores populares.

Estaban de lleno en la lógica de los astutos y los buenos negocios donde se impone el más atropellador, el más canchero, el más inescrupuloso, el mejor » dateado».

Habían descubierto «el dorado».

El oro mal habido de la explotación fluía desde los grandes bolsillos de la burguesía chilena y transnacional a los cardúmenes insaciables de los «agiornados» de esta seudo-izquierda ya vencida hace muchos años.

Ahora. Como la historia camina en manos de la lucha de clases, (la terrible y olvidada lucha de clases) esto es sólo un capítulo que contribuye a clarificar el panorama.

Quienes creen que estas formas sociales de comportamiento sufrirán modificaciones sustantivas dentro del sistema, están equivocados.

El reformismo no es nada más que la repetición tarde o temprano de los mismos vicios y las mismas inequidades. El sistema capitalista funciona así.

Son los mismos que creen que construyendo más cárceles se solucionará el problema de la delincuencia, o que el llamado crecimiento económico, pondrá fin a la desigualdad.

Repiten, como cómicos de tercera, su muletilla frente a cualquier intento de transformación, que ello afectará la confianza, la inversión, y las ganancias.

El sistema capitalista se manifiesta en erupciones de probidad.

Ello permite, emerger una especie de sarampión de probidad pública.

Así por ejemplo la condena por la justicia de los acólitos militares de Pinochet que operaron parte de la fortuna que este acumuló en cuentas secretas.

Más de 6 millones de dólares, 20 departamentos de lujo en Iquique y Viña de Mar, autos y vehículos especiales.

Obviamente esto es sólo lo que se ha logrado rastrear.

Esta información fue escamoteada del conocimiento público por el cómplice silencio de los medios que le otorgaron una cobertura mínima.

La Presidenta deberá decidir.

 

Si cree que esmerándose en el cumplimiento del Programa el gran empresariado soltará la mano, está equivocada.

Ya liquidaron a su Ministro de Hacienda y a su Ministro del Interior.

Lo que viene está signado por el discurso del tránsfuga y candidato presidencial Andrés Velasco que se lanzó con todo a hacer leña de un árbol semi-caído.

Está claro que en este panorama que liquidó a las principales figuras del equipo de gobierno, la Derecha irá por más.

Ello contempla a la propia Presidenta a través de una posible acusación constitucional.

Ya el diario El Mercurio señaló la línea en su editorial del 24 de mayo de 2015, respecto a la Reforma Tributaria y obviamente al resto de las reformas donde emplazan a «un cambio de estilo, que introduzca más pragmatismo al sesgo ideológico reformista y voluntarista que caracterizó la primera etapa de gobierno«.

Nosotros al contrario de lo señalado por el diario de la familia Edwards pensamos que el único camino que puede reconstruir las confianzas y combatir a los corruptos es el cumplimiento del programa y encontrarse en la misma senda con el movimiento popular: allí estarán sus verdaderos amigos.

Ellos los eligieron como gobierno.Y, aún es tiempo de devolver al erario social la defraudada Sociedad Química de Chile (SOQUIMICH).

Creo que colocaría en otro nivel el respaldo a la Presidenta.

 

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.