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Un juicio histórico a Jaime Guzmán

Fuentes: Rebelión

La derecha chilena pide un «gesto de buena voluntad» a la propia presidenta Bachelet, al solicitar su presencia en el monumento del asesinado senador Jaime Guzmán. El candidato único Sebastián Piñera, desliza en forma astuta su crítica «Yo respeto las decisiones de la Presidenta, pero creo que como Presidenta de todos los chilenos, debió haber […]

La derecha chilena pide un «gesto de buena voluntad» a la propia presidenta Bachelet, al solicitar su presencia en el monumento del asesinado senador Jaime Guzmán.

El candidato único Sebastián Piñera, desliza en forma astuta su crítica «Yo respeto las decisiones de la Presidenta, pero creo que como Presidenta de todos los chilenos, debió haber estado hoy día. Perdió una gran oportunidad de hacer un gesto de unidad» La Tercera 9-11-2008

¿Cuál es ese gesto de unidad que pide la derecha? Pide -ni más ni menos- que por secretaría se decrete el empate técnico en materia de Derechos Humanos, procuran convencer a los chilenos y chilenas que el sufrimiento de la familia del senador binominalmente elegido, se encuentra en el mismo nivel y se le debe medir con la misma vara, que a los asesinados, los desaparecidos y los torturados de la dictadura, que el propio Guzmán ayudó a instalar, sumándose en acción u omisión a sus atrocidades.

No existe, ni puede existir tal paridad porque la acción de un grupo armado, por terrible e inoportuna que sea, no tiene la connotación, ni la comparación de usar los recursos del Estado, o sea, de todos los chilenos para asesinar a opositores.

En otro orden de cosas, No bastan los gestos particulares de buena voluntad, con Pedro, Juan o Diego, en el caso del señor Guzmán, porque a un servidor público, se le mide más allá de sus actos «privados de piedad». A un servidor de ese nivel, no se le puede exculpar por desconocimiento, porque supone dejar la responsabilidad exclusiva de los hechos en unos pocos militares, a los que además, se les debe aplicar la ley de amnistía, teniendo plena conciencia que han cometido delitos de lesa-humanidad y como lo establece el derecho internacional son inadmistiables, así lo instituyen los tratados internacionales reconocidos por las leyes chilenas.

Quién es quién

Citemos entonces elementos centrales de la posición política de Jaime Guzmán «El desorden económico y social, la violencia terrorista, la demagogia política y la corrupción administrativa, adquieren muchas veces caracteres alarmantes, y el imperativo de superarlas ha traído consigo el surgimiento en América Latina, de diversos regímenes militares de naturaleza institucional, que nada tienen que ver con los antiguos cuartelazos de grupos o caudillos militaristas, a que algunas naciones del continente estuvieron largamente acostumbradas». «El sufragio universal y la nueva institucionalidad», Revista Realidad, Junio de 1979, Nº1.

¿Desconocía Guzmán las denuncias sobre violaciones a los Derechos Humanos no sólo en Chile, sino en América Latina? ¿Era tanto el temor al pensamiento y actuar de la izquierda que era necesario pontificar de ese modo el actuar de los militares?

Este argumento se explicita en el contexto de la auto-afirmación de la carta política de la dictadura, estamos a un año de la votación de 1980 y es el primer número de la revista ideológica del gremialismo, el general Prat, ya fue asesinado, Letelier ha corrido la misma suerte, el exilio, la persecución selectiva y la tortura, son parte de la cotidianidad, la DINA, producto de la presión internacional será disuelta y en su reemplazo la CNI, se hará tristemente célebre.

En 1979, a partir de los desafíos del documento de Chacarillas, donde el dictador establece los plazos de la nueva institucionalidad, reflexiona sobre los elementos básicos que deben caracterizar éste nuevo momento histórico «La defensa de ese consenso básico, identificado con el alma misma del ser nacional, obliga a excluir de la vida cívica a las doctrinas totalitarias o violentistas, que atenten en su contra». «La democracia frente a la nueva institucionalidad» Revista Realidad, diciembre de 1979, Nº7.

El primer gran consenso es entonces la exclusión, en su fase más dura expresada en el artículo 8º, luego derogado en las reformas de 1989, pero vigente, por medio de la ingeniería política, expuesta en el sistema binominal.

El segundo principio del llamado consenso «democrático» es la reducción del Estado. «la reducción del poder estatal a las dimensiones que le corresponde conforme al principio de subsidiariedad, garantizándose así un amplio campo para la libertad personal». (Bis)

En la práctica dicho principio, se tradujo en el despojo y traspaso de los bienes de todos los chilenos a manos privadas bajo operaciones ocultas y a precios irrisorios. Pero el llamado «consenso subsidiario» hemos tenido a diferencia del señor Guzmán, el grato placer de disfrutarlo, en el transporte público conocido como Transantiago, en la educación con los colegios particulares subvencionados, es decir, hemos podido constatar como una de las bases ideológicas del modelo, es un total y absoluto fracaso, perdiendo justificación en lo económico, en los resultados técnicos y sosteniéndose únicamente en el amplio campo de la «libertad personal» del empresariado.

Si indagáramos en el ámbito de las libertades personales, expresadas incluso en el mayor ícono del modelo, el consumo, existen preguntas que debieran ser contestadas ¿se puede afirmar que somos más libres, ahora que el Estado cumple funciones segundarias, en la sociedad? ¿Las tarjetas de crédito nos hacen más libres o estamos sometidos al arbitrio de intereses leoninos? ¿El sistema de previsión que existe hoy en Chile, nos permite una vejez tranquila? ¿La educación pública o subvencionada de nuestros hijos nos da alguna garantía? La respuesta está frente a sus ojos.

Sin embargo, nuestra constitución en el artículo 1, inciso tercero sigue estableciendo » El Estado reconoce y ampara a los grupos intermedios a través de los cuales se organiza y estructura la sociedad y les garantiza la adecuada autonomía para cumplir sus propios fines específicos» Esta libertad de asociación se sustenta en el principio subsidiario, el motor del desarrollo social y cultural es parte de la iniciativa privada. Y el Estado puede actuar ahí, donde los privados no quieren o no puedan, pero ahora se agrega un elemento más, el hecho que el Estado puede ayudar a subsidiar la iniciativa privada, consolidando un modelo donde las ganancias son privadas y las perdidas las asumen todos los chilenos, ejemplo palpable el Transantiago y el modelo de las AFP.

En 1983, Guzmán interviene en un debate jurídico sobre las medidas de proscripción, resulta muy esclarecedor uno de los argumentos que expone para sustentar su posición, sobre todo cuando tenemos a un partido como el comunista que veinticinco años después, sigue pidiendo a los patrones de Chile, ser incluidos en el congreso. «Quienes se ven excluidos de la realidad pugnan por volver a ser incluidos en ella y si ellos quieren la legalidad es porque les conviene .Ahora bien, si a ellos les conviene su legalización, ésta no nos conviene a los adversarios de los totalitarios. Eso me parece más fuerte que cualquier otra consideración táctica». «Pluralismo y proscripción de partidos anti-democráticos», 10 de mayo 1983, mesa redonda efectuada en el CEP.

En cuanto al tema de los derechos humanos, Jaime Guzmán tiene respuestas que tienen la particularidad de buscar incluso, ante la cruda evidencia de los hechos, una salida discursiva que exprime al máximo las clases de retórica, proponiéndonos una exposición dogmática donde los elementos de causa y efecto son centrales.

Ante la pregunta de la periodista Blanca Arthur en referencia a las responsabilidades que se desprenden del informe Rettig, responde. «No hay ninguna violación a los derechos humanos que sea justificable. Lo que afirmo es que la responsabilidad principal del grueso de las violaciones de los derechos humanos ocurridas en la etapa posterior del 11 de septiembre, corresponde a quienes desataron la situación de guerra civil, más que aquellos militares que cometieron esos actos como parte de la difícil tarea de conjurar la guerra civil» El Mercurio 10 de marzo de 1991, Jaime Guzmán: La otra visión.

En dicha entrevista Guzmán exculpa a Pinochet, de cualquier responsabilidad, porque reconoce en él, a una persona con valía moral

«…Conozco su valía moral, de que no puede haber aprobado ni respaldado ninguna conducta inhumana, como algunas de las cuales se recogen en el informe» (bis)

El contexto de dichas declaraciones están ambientadas en 1991, tal vez, las opiniones del ideólogo de la derecha hubieran cambiado, al conocer una serie de hechos, que por su evidencia desencadenaron una crisis en su propio sector, debido al legado de Pinochet, de hecho a ninguno de estos personajes, se le ocurre presentarse a alguna re-elección con el rostro del dictador de fondo, sin embargo, defienden su llamada obra económica que producto de la crisis mundial, se cae a pedazos, los afiliados de las AFPs lo saben y sufren, los cesantes de ahora y los que vendrán tendrán tiempo de palparla.

El constructo político de Guzmán, hoy está en retroceso, la defensa irrestricta de los fundamentos del modelo gubernamental, están siendo horadados, con lentitud por desgracia, sin embargo se puede avizorar ya la construcción de un nuevo pacto social, donde los supuestos de la exclusión social y de la encerrona al Estado, como ente activo del proceso de construcción social, se desmoronan cada día.

Hoy, son cada vez menos los defensores del modelo tal cual como se aplica. Esa crisis de sentido ha afectado en primer término a la coalición gobernante, con sus respectivos quiebres y a la oposición de derecha que siente pánico de asumir un país en plena crisis, generada además, por los supuestos económicos e ideológicos que han alabado, desde que los implantaron.

Las conclusiones son lapidarias, la historia no se ha acabado, cayeron los muros y las cortinas de hierro, se caen a pedazos los supuestos neo-liberales, sus mentores, suplican en la mayoría de las principales economías la intervención del Estado. Ahora que el cadáver del modelo pasa frente a nuestras narices, en Chile, los seguidores de uno de sus hijos predilectos, piden un acto de constricción de la sociedad toda, incluso construyeron un monumento que dicen llamar memorial, es bueno que lo hayan hecho, porque les servirá de muro de los lamentos, cuando los despojados y excluidos por consenso de esta historia, se hagan presentes, para demoler eso que llaman legado y que no es otra cosa que la defensa legal y social de sus privilegios.

Omar Cid – Centro de Estudios Francisco Bilbao