Recomiendo:
0

Reseña de Ruedo Ibérico y José Martínez: la imposibilidad feroz de lo posible, de Alberto Hernando

Un olvido lleno de memoria

Fuentes: El Viejo Topo

Prólogo de Gerard Imbert Martí. 137 páginas. Pepitas de Calabaza, Logroño, 2017.

«Todo se hunde en la niebla del olvido pero cuando la niebla se despeja el olvido está lleno de memoria». Con Mario Benedetti abre Alberto Hernando su libro. La idea central, la motivación de fondo de este breve pero sustantivo ensayo, está dicha en esos versos.

Les adelanto la conclusión-recomendación de esta reseña: lean el libro, lean este muy oportuno libro, magníficamente editado, de Alberto Hernando -colaborador entre otras muchas cosas de El Viejo Topo; más detalles sobre él en la solapa interior del libro reseñado- sobre José Martínez, un destacado editor y luchador antifascista injustamente desconocido por muchos de nosotros. ¿Por qué? Daré luego más razones pero la principal, la indicada por Imbert Martí en su prólogo: por el deber (que es deber de todos) de la memoria.

Hay una nota a pie de página del prologuista, página 7, de cita obligada.

Tanto la introducción como el texto de Alberto Hernando, se señala en ella, se originaron hace unos años a tenor de una iniciativa de José Vidal-Beneyto, un proyecto que quedó en suspenso tras su fallecimiento en 2000. Aquella propuesta, de título Muertos de la democracia española, quería rescatar del olvido a tres personas que habían tenido un papel relevante en la lucha contra el fascismo y «que, una vez instalada esta enteca democracia que tenemos, fueron injustamente relegados por sus propios correliginarios y, en el caso que nos ocupa, ninguneado social y políticamente».

Las tres personas que Vidal Beneyto tenía en mente eran Vicente Cazcarra, un dirigente del PCE aragonés, Antonio Amat y José Martínez. Los dos primeros se suicidaron (o les suicidaron matizan algunos); José Martínez «falleció accidentalmente, para alivio de muchos de sus detractores y falsos amigos», en vísperas del referéndum otánico. Su muerte está sensiblemente narrada, con dolor anexo, en las páginas 21 y 22.

¿Qué razones pueden esgrimirse para recomendar la lectura de esta muy honesta aproximación, de hermoso subtítulo (un verso de José Valente; este verso, señala el autor, «bien podría ser el emblema de las ediciones de Ruedo Ibérico y de la porfía intelectual de PM»), a este gran editor, al alma de Ruedo Ibérico? Entre otras, por las siguientes rzones:

1. El libro se lee muy bien. Con interés que no desfallece, y con pasión, entrando poco a poco en las difíciles circunstancias de una vida truncada prematuramente.

2. Hay mucho material inédito en estas páginas. Cartas de JM, algunas de ellas dirigidas al autor del libro, la mayor parte, y no cartas cualesquiera. También manifiestos o proyectos de manifiestos que nos ayudan a entender reflexiones y posiciones de aquellos años. En alguna ocasión, Hernando junta en el mismo apartado, para construir una explicación más amplia, cartas enviadas por José Martínez a diferentes amigos.

3. Más allá de acuerdos y desacuerdos político-intelectuales, hay mucho de interesante y de heterodoxo en las reflexiones de José Martínez. No se pueden y no se deben silenciar voces como la suya. Como dirían probablemente Jordi Mir Garcia y Francisco Fernández Buey, hay muchas ideas olvidadas e interesantes de la transición (hacia una España más democrática y más justa) en estas páginas. Un ejemplo. Es JM quien habla: «Nosotros, los de Ruedo Ibérico, nunca nos hemos considerado un grupo exiliado, nos hemos considerado un grupo en el exilio […] Siempre hemos sido gente del interior que vivía en otro país. Hemos sido el altavoz o el portavoz de eso que Goytisolo llamó el exilio interior» (p. 35).

4. La nómina de los colaboradores de la revista -páginas 31 y 32- da idea de la importancia de la publicación, una revista que algunos -¿por sectarismo, por ignorancia, por incapacidad?- leímos con muy poca frecuencia. Menos de la razonable.

5. No sé si el autor es siempre temperado cuando habla del PCE. En mi opinión, no lo es cuando, hablando de la revista La Calle, comenta la «ambiciosa trapecería del PCE» (p. 39).

6. El libro nos recuerda ensayos pioneros que no deberíamos haber olvidado (aunque sobre ellos habita un olvido generalizado). Un ejemplo: Extremadura saqueada, un volumen colectivo coordinado por José Manuel Naredo, Mario Gaviria y Juan Serna.

7. Ruedo Ibérico y José Martínez: la imposibilidad feroz de lo posible nos ayuda a también a tomar nota de algunas aproximaciones críticas a la trayectoria del PSOE, y de algunos de sus intelectuales orgánicos, desde perspectivas poco conocidas y muy poco frecuentadas.

8. Tiene mucho interés, un interés relevante, la carta de José Martínez enviada a sus compañeros, uno de los inéditos de los que hablaba, tras el golpe militar de Tejero (páginas 67-73).

9. Un punto poco conocido por muchos de nosotros, por mí en concreto: las relaciones entre JM y Pasqual Maragall, y el apoyo dado por este último.

10. En fin, como indicio de muchas otras cosas, ¡pasaron 19 años antes de que se hiciera un homenaje a José Martínez! Fue en la Residencia de Estudiantes, entre el 9 de junio y el 25 de julio de 2004.

Una nota secundaria, muy secundaria: acaso hubiera sido útil, en ocasiones, acompañar los textos de José Martínez con observaciones e indicaciones para una mejor comprensión de sus posiciones y reflexiones.

No soy capaz de calibrar, justamente, el papel, otorgado por el autor a Joan Martínez Alier, otro nombre imprescindible asociado a Ruedo Ibérico.

Un índice analítico hubiera ayudado al lector interesado en tal o cual nombre. Pero acaso el no incluirlo haya sido una decisión consciente del autor para evitar lecturas puntuales e interesadas.

Se incluye una bibliografía sucinta de José Martínez. Con muchos proyectos que no pudo finalizar. De hecho, el último trabajo incluido en el libro es este: «La Letra: un trabajo inacabado».

Alberto Hernando finaliza su ensayo con esta pregunta: «De haber seguido activa la editorial, Ruedo Ibérico, manteniendo publicaciones críticas contra el desarme ideológico y ético de la izquierda, la democracia hubiera tenido otro calado más fecundo?» Su razonable respuesta: «nunca lo sabremos. Lo cierto es que la marginación de la vida cultural y política de Pepe Martínez fue un derroche suntuario que ninguna democracia puede permitirse. Por lo que respecta a las ediciones de Ruedo Ibérico, se podría decir, utilizando el verso de José Ángel Valente, que abogaron siempre por superar la imposibilidad feroz de lo posible».

Hermoso verso que nos conviene recordar: ¡Superar la imposibilidad feroz de lo posible!

 

Fuente: El Viejo Topo, n.º 369, octubre de 2018.