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Un país de fábulas

Fuentes: Rebelión - Imagen tomada de La Pluma.net

«Una mentira puede matar mil verdades» -Proverbio de nuestra ancestralidad

Cuatro breakbeats[1]necesarios

UNO

Ecuador, ahora mismo, es un país de fábulas. ¡Y qué fábulas, Dios mío! De las peores que se pudieron inventar y aplicar los grupos sociales hegemónicos. Esos grupos, por sus angurrias económicas, trasladaron significante y significado de ‘política’ a la extravagancia más cerril. Realismo ficcional disparatado a través de la institucionalidad kafkiana. Esa ficción se vive (y se muere o peligra la vida) en la cotidianidad barrial con todas las dificultades de un comprendido infierno frío. Este Ecuador, casi nuestro, es un país detenido en un empate político desafortunado al desobligo de una increíble inoficiosidad ideológica.

La tradicional clasificación en ‘izquierda’ y ‘derecha’ se escamotea en correísmo y anticorreísmo. Y la mayoría de la ciudadanía y las organizaciones partidistas se saturaron de esa vaporización desideologizante. El sentido común más ordinario es rehén de esta artimaña no-ideológica y el mérito perverso de sus creadores es mantener su vigencia tenaz, más allá de los foros académicos o políticos hasta alcanzar las conversaciones que no tienen otro propósito que no sea el de intercambiar algunas aisladas ideas político-partidistas. En un cruce inesperado la conversa se calienta. ¿Causa? Alguien no adjetivó de la peor manera a Rafael Correa y le cae la pregunta malintencionada: “¿tú eres correista?” La respuesta importará nada, porque unos repetiran las falsedades de los medias falsarios y otros argumentarán sobre los éxitos del Gobierno de la Revolución Ciudadana. Berrinche y medio, pero sin las treguas mínimas de la amistad. Desinteligencia emocional.       

DOS

Ecuador es un país metáfora, es decir, por el desencuentro de múltiples realidades que se asemejan para peor en lo económico y en lo social. Hay recursos económicos pero el relato gubernamental se emperra en negarlo en los hechos para educación, salud, empleo y gestión de la seguridad pública. Es economía política en aquello que se refiere a “producción y consumo de bienes” por la gente de las barriadas urbanas y rurales. O encuentro a lo bestia entre la realidad necesaria y otra impuesta para satisfacer a la clase social angurrienta. Aquello de angurriento es el neoliberalismo ecuatoriano en su malvada plenitud, es decir, todo para los grupos sociales hegemónicos y de vez en cuando chorrean limosnistas para la gente empobrecida ante micrófonos y cámaras, con una caterva de periodistas que hacen zalamerías a la tribu gobernante. Y no es metáfora. Cien años después es imprescindible otra Revolución Juliana (1925), para variar la fábula del país de estos días. Hoy el Ecuador es ¿gobernado? por un presidente que salió de esa fábula desatinada resultado de esta polarización infame. En la repetición textual está el disgusto. Invento fabuloso de los laboratorios propagandísticos y no por aquello detestable: anticorreísmo y su contraparte. Míster Roy Gilchrist fue electo con el 52 % del electorado, una mayoría cierta e incrible en su decisión. Una justificación trasnochada: en la pisada (la esquina es escatológica) se conoce al pato. Y muy pocos sabían de él. Ahora se conocen sus pisadas y el país mayoritario las sufre. Y mastica desesperación. Además de las cagadas gubenamentales sus disparates verbales, también su llamativa y exagerada frivolidad, sus propuestas desconcertantes y absurdas inclusive hasta la incredulidad, el exhibicionismo ridículo. Completito el paquete en este Ecuador que institucional y funcionalmente se va por el desbarrancadero. Hay que repetir el sonsonete: mientras la totalidad de la gente ecuatoriana pasa las de Caín todos los días, el grupo social gobernante multiplica por no sé cuánto sus ganancias. Angurrias densas e insaciables.

TRES

Demos dos pasos atrás para examinar la ideología pertinaz (hay quien dice que es non ideología) del anticorreísmo. Como sea, pero es plusvalía electoral interesante más el resultado económico favorable, sin tributos además, para las oligarquías beneficiarias, pero costosísimo para el país, porque esa factura ya la estamos pagando y la seguiremos pagando por años millones de familias ecuatorianas, IDA incluido. ¿IDA? Sí, claro, Impuesto al Descerebramiento Inducido. El Ecuador de estos días caerá al subsuelo su crecimiento económico. Será de -2,2 %[2]. ¡Insufrible en nuestros barrios!  Sin embargo, hay relatos periodísticos y publictarios con amagos de seriedad intelectual para informar sobre “un (desdichado) nuevo Ecuador”. Hay prodigios en este país neoarcaico como aquella cumbre presidencial que termina en el zanjón, el cuidado del privilegio de los grupos sociales ultra privilegiados no cobrándole impuestos y el país con más gente sobreviviendo en la selva del Darién. Y la mortandad sin ninguna política de seguridad pública. Algo más, el desprecio total y continuo a la legalidad con detestables relatos taumatúrgicos. Esta anti epistemología elaborada con increibles falsedades, análisis mañosos y uso alaraquiento del mínimo rumor sobre cualquier falta. (Es un burdo momento político de los peores que han enfermado al Ecuador). Gran parte de la ciudadanía “se tragó verde, espesa y podrida la mentira”, parafraseando al Poeta Antonio Preciado. Aunque para este Ecuador de estos septenio, las mentiras son de cualquier color, ninguna de aquellas encanta y todas tienen ese toque ripleyano[3]. Algún día sabremos cuál es el know how para preferir a Barrabás antes que al Nazareno o como consiguieron aplicar con éxito supremo el terraplanismo[4] político hasta prolongar por años la emocionalidad negativa de sectores poblacionales aun con el irrespeto más que evidente a sus derechos escritos en la Constitución de la República. Y no faltan los terraplanistas constitucionales que atribuyen esta etapa de alta criminalidad a la Constitución. (Otra vez la jodedera de nueva constitución). ¡Aunque usted no lo crea! El chorro de teorías para explicar esta credulidad escandalosa de sectores de la ciudadanía no termina. Y si ese palabraje es muy denso, se recurre al humor sarcástico: la florindología. O también la psicología política de a centavos: la culpa es de la juventud ingenua, el olvido rápido de los aciertos del Gobierno de la Revolución Ciudadana o ‘así son los millennials’. ¡Ja! Hicieron algo más simple le dieron la vuelta a la inteligencia emocional. Sencillo. No, sencillísimo: individualizaron el odio al enemigo para luego colectivizar ese odio en quienes parecían favorecer al individuo odiado. Emocionalidad pura y dura. El experimento ecuatoriano queda abierto a los neurocientíficos, en el apartado: inteligencia emocional política.

CUATRO

De acuerdo, al electorado ecuatoriano le aplicaron una reingeniería emocional, político-partidistas, para el rabioso babeo pavloviano al escuchar las cantaletas del anticorreísmo en términos de: “1) porque toda la ciudadanía es destinataria de mensajes que podrían valerse de las neurotécnicas; y 2) porque todas las personas, dotadas de un sistema cerebral y nervioso, son consumidoras y electoras al mismo tiempo”[5]. La destructiva misión ha sido cumplida a cabalidad. ¿Por quiénes? Respuesta sencilla: Mass media conservadores + sectores de la academia tradicionalista + cofradías económicas oligárquicas + aquella Embajada + el resto de la derecha social ultrareaccionaria + el pentecontalismo tenaz. Esta combinación (ya no tan fabulosa) socio-política-partidista-religiosa, beneficiaria del desbarajuste ecuatoriano, en sus narrativas jamás nombran estas dos palabras: revolución ciudadana. Su traqueteo verbal es después de cada docena de palabras usar el ‘sintomático’ correísmo en versión anti. Esa desatinada insistencia en aquello de correísmo anti consiguió solidificar, en parte de la ciudadanía, rencores inexplicables o justificados por supuesta “corrupción”. La batalla cultural, o aquello de “ir por mentes y corazones”, la está ganando la derecha ecuatoriana ultra, porque alcanza hasta las células sociales más básicas. Y las víctimas predilectas son aquellos y aquellas que pasan de la decencia callada a la audacia verbal de reconocer aciertos de Rafael Correa o de otra autoridad de la Revolución Ciudadana. Sin embargo, la batalla cultural, ahora está en el campo electoral. Repitiendo aquel estribillo: “porque esta vez no se trata (solo) de cambiar a un presidente…”


[1] Cortes musicales que realiza el disc jockey en el rap. También es un segmento musical muy corto, para  samplear (repetir un sonido musical) o repetirlo en forma de loop (varios samples sicnronizados).

[2] Cifra tomada del artículo de Alberto Acosta, Ecuador, una economía enjaulada. Publicado en: https://rebelion.org/ecuador-una-economia-enjaulada/ 

[3] De la serie Ripley’s Believe It or Not!, creada por Robert Ripley (1890-1949), en 1918.

[4] Terraplanismo​ se denomina así a la creencia pseudocientífica de que la superficie de la Tierra es plana o tiende a ser plana en lugar de esférica. Y por extensión a toda creencia mentirosa o de falsa cientificidad.

[5] Article in Revista ICONO14-August 2014. El neuromarketing: Una nueva disciplina para la investigación de audiencias y de la opinión pública, artículo de María Gómez y Patiño y Elena Bandrés Goldáraz, pp. 396-416. Documento digital de ResearchGate.

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