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Astérix en la Amazonía

Un pueblo en Ecuador resiste al extractivismo petrolero

Fuentes: Rebelión - Imagen: "Sarayaku, defensores de la selva".

“Una aldea poblada por irreductibles galos resiste, todavía y como siempre, al invasor” (Astérix el Galo)

En Sarayaku cuatro comunidades de un pueblo pequeño, ubicado en la inmensidad amazónica, resisten, todavía y como siempre, al invasor petrolero. Con poco más de mil habitantes protegen su territorio frente a las legiones petroleras auspiciadas por el Estado. Son décadas de lucha. Siempre desigual. Cargada de mucha creatividad y nutrida de una poción mágica que les mantiene enfrentando las repetidas agresiones.

Desde un inicio dieron batalla a las empresas petroleras. En una acción subrepticia, sin autorización de las comunidades, estos invasores, respaldados por soldados, colocaron una tonelada y medio de explosivos en una basta extensión del territorio de Sarayaku. Y todo para dar paso a las correspondientes explosiones que demandan los trabajos de exploración sísmica. 

La petrolera con cantos de sirena y recurriendo a la cizaña, intentó romper la resistencia, sin lograrlo. Todas las actividades se suspendieron. La única tarea fue la defensa de la comunidad y de su territorio. Los arcos y las lanzas no eran rivales para enfrentar el poder combinado del Estado, los fusiles militares, las compañías petroleras y sus abogados. Las escaramuzas se intensificaron. El gobierno estaba decidido a extraer petróleo.  Se les tendieron trampas. Se les ofrecieron beneficios para que por fin entre la civilización y el progreso. Se intentó comprar su conciencia. Como nada funcionó, se les trató de caprichosos por oponerse al desarrollo. Se vivió una guerra, una guerra desigual.

Luego de expulsar a los invasores, que no cejaron en su empeño de ingresar a como de lugar en su territorio, los pobladores de Sarayaku no dudaron en multiplicar y diversificar su lucha. Encontraron en la comunicación y en las relaciones con la opinión pública, un espacio estratégico para enfrentar al Estado y las empresas petroleras. Se buscó y se encontró aliados internacionales. Y se entró también en el laberinto de la justicia internacional. 

En su empeño recorrieron territorios dentro y fuera del país, tal como lo hacen, marcando las distancias de tiempo y espacio, de la ficción y de la realidad, los habitantes del pequeño pueblo galo de Astérix. Llegaron a la Roma de la actualidad, Washington, consiguiendo, el año 2003, que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos les conceda medidas de protección, pero el acoso estatal no cesó. Años más tarde, el 2012, ese primer logro se transformó en una sentencia memorable en la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, establecida en Costa Rica, que condenó al Estado y que estableció el cumplimiento de varias reparaciones (que aún no se han cumplido totalmente). 

Este pueblo indígena kechwa, ejemplo de resistencia y re-existencia notable, no solo que ha conseguido frenar y expulsar a las petroleras que han incursionado una y otra vez auspiciadas por diferentes gobiernos ecuatorianos, sino que ha consolidado opciones de vida que transcienden sus fronteras, en medio de un sinnúmero de dificultades. Su propuesta del kawsak sacha o selva viviente ofrece visiones de cómo entender de otra manera el mundo y de cómo organizar la vida en equilibrio y armonía entre todos los seres vivos. Así, aportando con sus experiencias y su solidaridad, acompañan muchos procesos de resistencia en diversas partes del planeta.

¿A que se podría atribuir estos logros? ¿Existirá realmente una poción mágica? Sí que la hay. A diferencia de lo que sucede en el pueblo galo, sus ingredientes son conocidos: organización comunitaria, solidaridad, complementariedad, sustentabilidad, cooperación, suficiencia, igualdad, diversidad, reciprocidad entre los seres humanos y no humanos, sin que falte nunca la alegría. Sin entrar en simplonas comparaciones, allí, como sucede en muchos otros territorios que resisten a las legiones extractivistas, sobre todo petroleras y mineras, encontramos sabios como Panoramix y por supuesto varios Astérix, que en esta historia de la vida real son sobre todo personajes femeninos, los que, cada vez más, asumen el liderazgo de estas luchas por la vida.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.