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Unos días en la mala vida de mi país

Fuentes: Rebelión

Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la casa presidencial, destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas y removieron con sus alas el tiempo estancado en el interior… –El otoño del patriarca, Gabriel García Márquez[1].

Antes tuve el presentimiento de que nuestro país le hace combas y quimbas a los análisis politológicos, sociológicos y hasta a los económicos. Ocurre que las malas nuevas no envejecen porque ya tienen otras cocinadas para golosina del morbo social. El regurguitador es la Fiscalía General del Estado que sirve a la carta para que ciertos jueces y mediocracia juzguen con sus propios odios y códigos. Y en eso ya tienen al menos un lustro. Ahora, en estas horas lentas por los apagones y vertiginosas a la vez por los difíciles gastos domésticos, la realidad copia a la literatura del boom, por ejemplo, a El otoño del patriarca, de Gabriel García Márquez. No es recién, es cierto, pero en estos últimos años parece irremediable. Los pesimistas nos reservamos el derecho de admisión. El 17 de abril pasado recordamos el décimo aniversario de su ausencia física, aunque presente en la literatura más popular del continente americano. Son pocos los estantes latinoamericanos que no tengan algún libro o artículo suelto del Maestro. El arte literario de reconocernos desde nuestra propia orilla con bastante cercanía para no distanciarnos con enmarañados análisis. Eso es lo que vemos, sentimos y maldecimos en nuestro país, en este realismo al revés del mágico o del maravilloso de la literatura setentera, así de áspero y desfasado nada más es.   

No ocurrió en ninguna casa presidencial sino en la casa estatal de los Estados Unidos Mexicanos, aun suelen llamarlas embajadas. O ‘en subidas’, usted dirá. Aunque ocurrió en un fin de semana, la noche del viernes 5 de abril, me refiero al epígrafe garcíamarquesiano, como aquello que se obliga como tema de conversación más allá de los tiempos de cancelación temática, porque hay bochinches actualizados. La hipótesis en los conversatorios zurdos y en otros no tanto es que Daniel Roy Gilchrist, presidente de esta territorialidad ecuatorial, debió conversarlo con el embajador usaita. Después de sus mutuos secreteos se verbalizó esta frase prestada a Ian Fleming: “esta conversación nunca ocurrió”. Yes, sir.  Y como dice el embajador Mac Queen de la novela, en una de las últimas páginas del libro: “salga a la calle y mírele la cara a la verdad, excelencia, …”  Bien pudo llamarse Michael J. Fitzpatrick y alertarlo sobre la Consulta del engaño y regaño popular. Para que nos vea la cara, quizás no tan verdadera, pero si de pendejos. Y pendejas.

Soy de los que creen, puestos a preguntar huevadas, el Gobierno debió averiguar cosas más transcendentales, quizás, si se le aumentaba un día a la semana, si celebrábamos la primavera boreal o si para ser ciudadano (por ahora solo varones) hay que tener un capital considerable. No jueguen a ser fiscales, por favor, es la Consulta que despierta estas absurdas elucubraciones. Es pleonasmo, anáfora o redundancia viciosa. Después de esas preguntas habría que preguntar si la gente ecuatoriana sospecha que la tierra tiene forma de plato llano o balón de ecuavóley. Se viven, para gozo de la derecha ultra, tiempos de devolución (D). (Caramba, aun de involución). De retorno a tiempos políticos idos, comidos y depositados. La derecha ultra es devolucionaria y con todo el radicalismo que le sea posible. Y tiene harto dinero convertir falsedades absurdas en verdades desquiciantes. ‘D’ y ‘R’ hacen la diferencia que se nota, no en las candidaturas y sí en las angustias habituales del mediodía, en hospitales a la hora de comprar medicamentos o en el deterioro de industrias estatales, unidades de educación, carreteras, edificios públicos y los insistentes rumores de despidos masivos. Ecuador, nuestro país se chatarrea ojos a vistas. Y si quedan dudas de la chatarra política, gastan decenas de millones preguntándonos “si autorizamos que lo jodan aún más”. ¿Sí o no?

¿Qué nos pasa? Para nada es una pregunta retórica, mejor aún, es invitar a quienes estén hastiados a que miren (miremos) la verdad verdadera (o en plural si quieren) de nuestro país de los últimos años. Miren este disparatado descalabro con la complicidad de la ciudadanía ecuatoriana. Parece absurdo pero no lo es. O si lo es disimulado con justificaciones banales, por el arte de la desinformación o esa admirable habilidad entrópica de entronizar la polaridad mentecata: anti o pro. Aquello de ‘entrópico’ es un préstamo a la termodinámica en versión garciamarquesiana. Me explico: una cantidad impresionante de energía popular, en términos de sacrificio social y económico y angustias consumidas, para producir muy poco en beneficio público. Nada o casi nada. Esta polarización, llevada hasta las últimas consecuencias de la idiotez, es una estafa sin precedentes que hace la derecha ultra. Devolver a nuestro país tiempos malos. Peores, por la inutilidad institucional. O como canta Joaquín Sabina, “inútil como un sello por triplicado o como el libro del porvenir”. Pero lograron amargar a una parte de la ciudadanía con sus deficiencias e ineficiencias que en la actualidad desea que llueva aquello que no debería llover. Exacto, buen préstamo, un sello por triplicado: Boltaire, GASLM y Daniel Roy Gilchrist.

Estas líneas son para aquellos que están dormidos y no para aquellos que simulan dormir. Hay que despertarlos para que vean el maltratado rostro de la verdad. Los otros que sigan entretenidos en jugando a fingir que no saborean las falsedades de los medios coprófilos[2]. Y a pesar de que con ese hálito informan.  

Notas:


[1] Gabriel García Márquez, El otoño del patriarca, Editorial Club BRUGUERA, P. 101.

[2]El Papa Francisco acusó a los medios de comunicación de caer en la coprofilia. El sumo pontífice usó esa palabra para definir a uno de los cuatro pecados en los que según su mirada suelen incurrir los periodistas. De acuerdo a la Real Academia Española, se trata de la “atracción fetichista por los excrementos”. Lo hizo en una carta enviada al periodista Gustavo Sylvestre. Tomado de infobae, del 13 abr, 2022 10:05 p.m. EST https://www.infobae.com/politica/2022/04/14/el-papa-francisco-acuso-a-los-medios-de-comunicacion-de-caer-en-la-coprofilia/

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