Recomiendo:
0

Unos días en la vida del jazzman (III)

Fuentes: Rebelión

Abril 22 Abril tiene eso, hasta los lunes ya no son tales. Pero es lunes por la mañana, en las radios y televisoras de Quito y de Guayaquil, comienza la seguidilla de los transportadores de opinión, sin la artística y creíble cara de palo ni las acrobacias de Jason Statham [1] . Largo cuenteo para […]

Abril 22

Abril tiene eso, hasta los lunes ya no son tales. Pero es lunes por la mañana, en las radios y televisoras de Quito y de Guayaquil, comienza la seguidilla de los transportadores de opinión, sin la artística y creíble cara de palo ni las acrobacias de Jason Statham [1] . Largo cuenteo para convencer a quienes perdieron empleo y oportunidad que son las vainas de la recuperación de la ‘democracia liberal’ secuestrada por el correísmo; que nada, que este es el mejor de los mundos posibles y unos larguísimos chorros de baba que durarán hasta el próximo sábado. Bla, bla, bla, bla en amargura neoliberal y sin resurrección [2] . No, no es aquello que ellos llaman ‘correismo’, más bien es que se les «acabó el aceite a su lámpara», como dice en coro la gente del dembow. La gente de la mesita del bar, en plan de académico, establece una categoría de análisis: contrarrevolución neoliberal. ¿Hubo alguna revolución causante de la contra? Check it out!

Algún ruidoso del barrio amaneció más temprano y se devuelve en clásico salsero con Un verano en Nueva York. El Gran Combo, con el señor de las patillas blancas, Rafael Ithier. Acuérdense que los académicos dicen que la negritud guarda el secreto de la alegría. Nada que ver. En alguna parte de la rumba se viene aquello de ‘La cosa se ha puesto dura , (Un verano en Nueva York), Pero se puede gozar, (Un verano en Nueva York) ‘. Es lunes y las estadísticas de los Diarios, en las funestas páginas de economía, coinciden con que la calle está dura: «Quito es la ciudad en donde más creció el desempleo, según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Entre marzo del 2018 y el mismo mes del 2019, la tasa pasó del 7,8 % al 9,7 %» [3] . Olvidaba el Ecuador comienza en Quito o en Guayaquil y ahí, exactamente ahí termina. En ciudades como la mía, Esmeraldas, el desempleo se lo encuentra en las angustias callejeras de mujeres y hombres. No es el subidón de las estadísticas, peor, es la acidez popular y prolongada. Desesperanza y tal.

El Gran Combo, de Puerto Rico, con la voz de Andy Montañez vuelve, pero hace pausa para que hablen los timbales de Rubio («habla, Rubio», propone Andy), se viene la descarga de ley y el crooner explica: «no me eches la culpa a mí, échale la culpa a Justi Barreto [4] , que es él que tiene esto encendido». Otra voz: «ese es el señor que sabe». En las radios, los masters of bullshit tiran la culpa de la crisis al ‘correísmo’, al ‘chavismo’ y a otros ‘ismos’, por fin encuentran pista para despegar la siguiente media hora con parecidas e iguales cantaletas. («¿Por qué no se callan?», preguntaría Su Majestad, la barriada). Y este jazzman se acuerda de Juan Luis Guerra y compone el mejor análisis de economía política de la mañana de abril 2019: » Que la política se viste/ De oro, plata y lino fino/ Y lo que sale de la boca/ Paga impuesto en el oído» [5] . El pesimismo tiene sus tambores encendidos y no parece propuesta de suicidio aun si «cada día es más angosto el camino». No queda más que gritar: bring it down! [6]

 

Abril 24

No lograron freír al negro

«Les voy a ayudar a freír a ese negro» o sea Yeah and I’m gonna help ‘em fry the nigger, frase del juez Albert F. Sabo. Ese ‘negro’ es Mumia Abu-Jamal y no ha sido freído en la parrilla eléctrica, el 24 de abril cumplió 65 años, de los cuales 32 ha pasado en prisión. Durante 24 años solo tuvo una hora al aire libre y 30 aislado en el corredor de la muerte. El juez A. F. Sabo murió el 8 de mayo de 2002 (cumpleaños de este jazzman), se fue a la tumba con el tenebroso apodo de «el juez de la horca», por la extraordinaria cantidad de condenas a muerte de afroamericanos. En el 2001, la estenógrafa del juzgado, Terri Maurer-Carter, reveló la absoluta parcialización del juez por sus dichos.

El activismo político y la opinión pública mundiales se arracimaron para impedir el achicharramiento prometido. Esas jam sessions planetarias gritadas en muros y murallas, benditas tags canallas, detuvieron el crimen de Estado. Crimen con el barniz legal descorrido. Mumia Abu-Jamal es un periodista de Pensilvania, la policía, entre otras instituciones racistas y abusivas, lo tenía como su enemigo favorito. Se hizo popular con la mitología comunicacional de la voz de los sin voz. Es un cimarrón en la versión de Malcolm X, antiguo pantera negra y aún lo es (este jazzman se niega a escribir «ex», porque Mumia prolonga la esencia del militante). Es muy probable que sea la imagen histórica del movimiento negro mundial. De eso se trata, ser The voice of the voiceless. Con calidad brechtiana de ‘imprescindible’.

Solía presentarse así hasta la suspensión de su programa asumido como All Things Censored (Todo Censurado), en 1996, desde la emisora de la prisión: » Me llamo Mumia Abu-Jamal. Soy periodista, esposo, padre, abuelo y africano-americano. Vivo en el proyecto de vivienda pública del crecimiento más rápido en Estados Unidos. En 1981, era periodista para WUHYFM y Presidente de la Asociación de Periodistas Negros en Filadelfia. Ahora soy escritor y comentarista de la radio pública. Durante más de quince años he sido residente en el pabellón de la muerte del estado de Pensilvania. Sintonícense para escuchar mis informes. Desde el corredor de la muerte, soy Mumia Abu-Jamal «.

La policía de Filadelfia se la tenía jurada, la dirigía Frank Rizzo [7] . Policeman, copper, guarura, tombo, chota, paco o madero esos nombretes los definen, allá o acá. Hay excepciones, por cierto. El guarura Rizzo fue elocuente en su amenaza: «La gente cree lo que usted escribe […] tendrá que pagar lo que está haciendo hoy». La noche del 9 de diciembre de 1981, Mumia fue tiroteado por miembros de la policía, sería el preludio de aquello que vendría más tarde. Ocurrió un incidente entre su hermano, William Cook, y el policía Daniel Faulkner, en la refriega se intercambiaron disparos. Muerto, heridos y acusación de asesinato a Mumia. El lobby de presión se llama Fraternal Order of Police y hasta ahora ha logrado, a pesar de todas irregularidades, que se condene a un inocente. La sociedad del linchamiento funcionó: el juez A. F. Sabo, falsos testigos, entrega de pruebas incongruentes (por ejemplo, el calibre de la bala mortal no coincide con el arma que se presume usada), inventaron una supuesta confesión mientras estaba inconsciente (el médico certificó que así fue) y la ninguna credibilidad a la confesión, realizada en 1999, por quien habría cometido el crimen, Arnold Beverly. En este extraviado abril y desde el palenke afropacífico se mantiene la pulsación cimarrona: free Mumia!

 

Abril 17

«Irrumpieron en escena al inicio de la era de la televisión como los rebeldes más sexis. Su apariencia en conjunto, con el cabello largo, la barba y la boina, era fuerte y formaba parte del espíritu de la época». La frase le corresponde al periodista Jon Lee Anderson y es citada por Tony Perrottet, en el The New Yor Times, en castellano, en un artículo, publicado el 19 de abril de 2019, titulado: La influencia de Fidel Castro y los revolucionarios cubanos en la moda. Ocurría unos años antes de la invasión de Bahía de Cochinos. «En cierto sentido, Fidel, el Che y los Barbudos fueron los primeros jipis», J. L. Anderson aún más gráfico. No debería ser así, pero mejor que lo sea con todas las consecuencias: las revoluciones acarrean sus estéticas. Abril es el mes de todas las estéticas filosóficas y materiales. Ahí está la humanización del cargamento político con sus aburrimientos, de las caras con ceño fruncido, las arrugas de porfía, unas comisuras ensalivadas por rabias sin disimulo, el liderazgo con ojos de fuego para fulminar dudas (y dudosos) y aquellos músculos tensos por la tensión de los acontecimientos. La risa es humana, no solo como parte sonora del buen humor, más bien corresponde a la estética de la buena ventura cultural. También política y social.

Hay un look, unas imágenes de progresivo impacto en el gusto popular más amplio y sobre todo generacional. Hay revolución cuando el sermón de las jerarquías de comando coincide con el alebrestamiento de las juventudes. De todas. De aquellas que aún la boca les sabe a leche maternal y de aquellas que o pintan canas o se quedaron sin pelos que tinturar. En Esmeraldas, el comandante Jorge Chiriboga [8] lideraba a los barbudos. Un ensemble fidelista de acá, algo como una guardia roja esmeraldeña conformada por negros barbudos y decididos. Los mayores enredados entre el atractivo de las barbas políticas locales, las del Caribe y la incisiva propaganda de la Embassy discutían sin alcanzar otro acuerdo que no fuera más discutidera puntual al día siguiente. Sucedía en las Américas, pero los colores correspondían a cada arco iris parroquial y barrial.

Mucho más/ Allá de mi ventana/ Algodones jugaban/ A ser un jardín/ En espera de abril [9] , Silvio todavía no era el trovador superlativo que es y por acá abril ya era tremenda novedad: la derrota imperial en Bahía de Cochinos. La chiquillería que entiende las cosas por el lado energético se pintaba barbas con carbón y siempre faltaron boinas. Se incluye este jazzman en el tiznado facial. Las revoluciones traen sus modas. O es  воскресенье . Resurrección en ruso ortodoxo. Moda es el modo de resurgir o es el modo para modificar una costumbre opresiva. Silvio: Mucho más/ Allá de mi ventana/ Mi esperanza jugaba/ A una flor/ A un jardín/ Como esperando abril.

Razón y media tiene Silvio, abril era el mes esperado, aunque todavía no se llamaba así, pero sus significantes son parecidos. En la civilización bantú del antiguo Egipto comenzaba el tiempo de la fertilidad, por la baja de las aguas del río Nilo, esos beneficios bioquímicos al suelo eran endosados a una divinidad que tenía por esos territorios sus dominios hogareños. También las serpientes dejaban sus resguardos y se volvían parte del paisaje. Algunos artistas representaban a la divinidad en cuestión como una mujer sosteniendo manojos de esos reptiles. Siglos después los griegos le dieron la vuelta a la mitología y fue convertido en mes de esperas, por la dama de las espumas del mar. Abril, mes bisagra, es el más antiguo. Y el de los axê transgresores.

Notas:


[1] Jason Statham es mundialmente famoso por sus papeles en películas de acción y aventura como Lock and Stock (1998), Snatch: cerdos y diamantes (2000), Revólver (2005), La carrera de la muerte (2008) y Blitz (2011), así como por interpretar a Chev Chelios en la película Crank (2006) y su secuela Crank: High Voltage (2009), a Arthur Bishop en las películas The Mechanic (2011) y su secuela Mechanic: Resurrection (2016), por protagonizar la trilogía de Transporter como Frank Martin, a Lee Christmas en la serie películas de The Expendables y a Deckard Shaw en la serie de películas de Fast & Furious (Fuente: Wikipedia).

[2] Воскресенье (domingo en ruso) es resurrección.

[3] Diario El Expreso, edición del 18 de abril de 2018, sección Economía.

[4] Justiniano Justi Barreto Blanco, nacido en La Habana, Cuba, el 14 de noviembre de 1923 y falleció en Nueva York, el 11 de enero de 2015. Compositor y percusionista, su hit más sonado fue Un verano en Nueva York.

[5] Autor: Juan Luis Guerra.

[6] ¡Derríbalo!

[7] Francis Lazarro Rizzo, Sr. (1920-1991), jefe de policía y alcalde de Filadelfia. Racista contumaz.

[8] Jorge Chiriboga Guerrero (1925-2010), líder de izquierda en la provincia de Esmeraldas, Ecuador. Fue alcalde de la capital provincial, prefecto de la provincia y congresista. De gran influencia política desde finales de los ’60 hasta los ’90 del siglo pasado.

[9] De la canción de Silvio Rodríguez, Como esperando abril.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.