Cada uno de los 8,8 millones de españoles que usan Facebook tienen 130 amigos de media. La mayoría de estas relaciones se quedan en internet. Pero con un nuevo servicio lanzado el jueves, la red social busca llevarlas a las calles. Con Places, los amigos, pero también los publicistas, comerciantes de la zona y hasta […]
Cada uno de los 8,8 millones de españoles que usan Facebook tienen 130 amigos de media. La mayoría de estas relaciones se quedan en internet. Pero con un nuevo servicio lanzado el jueves, la red social busca llevarlas a las calles. Con Places, los amigos, pero también los publicistas, comerciantes de la zona y hasta los enemigos, podrán saber dónde está uno. Aunque la reciente moda de la geolocalización la iniciaron otros como Google, Twitter o Foursquare, ninguno de ellos tiene una red social de 500 millones de usuarios detrás.
El propio fundador de Facebook, Marck Zuckerberg, explicó para qué sirve Places: «Compartir dónde estamos, ver quién está a nuestro alrededor y ver adónde vamos, descubrir nuevos lugares», dijo en la conferencia de presentación del servicio. Con Places en su móvil, los registrados en Facebook pueden llegar a una tienda o restaurante y hacer Check In. Al instante, sus amigos sabrán que está en ese lugar. Es como un muro móvil.
En realidad, Facebook vampiriza una idea que no es nueva. Por un lado, las compañías telefónicas, aprovechando la triangulación del móvil con las antenas de telefonía, empezaron a ofrecer servicios de localización hace años. Movistar, por ejemplo, lanzó su Localízame en 2005. Aunque lo diseñó pensando en que los amigos se pudieran encontrar mediante SMS, el miedo a recrear una sociedad a lo Gran Hermano lo arrinconó a la gestión de flotas de camiones, para que el patrón supiera en cada momento dónde paraban sus camioneros. También ofreció un paquete familiar, para que los padres pudieran controlar a los menores.
Un GPS en el móvil
Con la popularización de los teléfonos móviles avanzados (iPhone, Android o Blackberry), la geolocalización ha vuelto ha ponerse de moda. Todos permiten conectarse a internet y todos llevan GPS. Google aprovechó su combinación para lanzar Latitude en febrero del año pasado. Con él, el usuario puede revelar su posición a los que desee. Desde entonces han surgido una decena de aplicaciones para localizar a los demás. Así, al mes siguiente nacían las más conocidas hasta ahora: Foursquare y Gowalla . Estos dos servicios (ver tabla) permiten al usuario notificar su presencia en un lugar a las personas que también usen ese programa. Todavía antes que Places, también Twitter estrenó su sistema de localización a finales de 2009. Disponible sólo en EEUU, los mensajes aireados en esta red social caen sobre un mapa.
Pero que haya muchos teléfonos avanzados en el mercado no quiere decir que se utilicen, y aún menos estos servicios. No hay datos de Latitude o Twitter, pero Foursquare tiene 2,6 millones de usuarios en todo el mundo y Gowalla apenas 390.000. En julio, antes del estreno de Places, la consultora Forrester publicaba un informe destinado a los departamentos de márketing sobre las nacientes redes sociales basadas en la localización. El perfil de los usuarios de estas aplicaciones es el de un varón de mediana edad relacionado con la tecnología. Aunque reconocía su gran potencial como plataforma publicitaria, les recomendaba esperar hasta que «la ratio de adopción suba y los grandes jugadores establecidos salten a la palestra».
Un antes y un después
Para el experto en redes sociales y director general de Cool Insights, Víctor Gil, Facebook, con 150 millones de sus usuarios conectándose desde el móvil, es el gran jugador que necesitaba la geolocalización. «Habrá un antes y un después del anuncio de Places», asegura. «Había interés por las recomendaciones de los demás. Pero que procedan de tu red social les da un plus», añade.
Sin embargo, aunque Places significa «lugares» en inglés, Gil cree que la clave van a ser las personas. «Facebook lo ha orientado más a descubrir dónde están mis amigos que a decirles dónde estoy yo», explica. Para este sociólogo, lo interesante será salir de fiesta o a comprar y ver quién de los tuyos virtuales está cerca. «Su gran atractivo será la gente, no las cosas», opina.
Todo un negocio
Al tiempo que lanzaba Places, Facebook distribuyó una guía para comerciantes que quieran sacarle partido. En ella explica cómo el dueño de un local puede crear su propio Places. También puede ocurrir que un usuario, al entrar en el sitio, lo cree por su cuenta. Si es así, el propietario sólo tiene que demostrar que es suyo. Al entrar un cliente y chequear, lo hará en esta minipágina. Aunque Facebook lo ofrece de forma gratuita, no se descarta que cobre al dueño en el futuro.
«Si ofreces tu ubicación, el anunciante, que gracias a Facebook ya sabe detalles de ti como la edad, sexo, gustos o amigos, ahora conoce también dónde estás. Tiene un poder impresionante», explica Gil. Con este movimiento, Facebook adelanta por la izquierda a Google, que ha montado su imperio con la publicidad a pequeña escala. Con Places, los comerciantes tienen una plataforma al margen del buscador.
Un detalle revelador de esta guerra soterrada entre Facebook y Google es que Places no usa los mapas de Google para plasmar los mensajes sino los de Bing, el buscador de Microsoft.
Riesgo para la seguridad
Pero no sólo los publicistas pueden saber donde estás, también los desconocidos. La mayoría de estos servicios están configurados para que todo el mundo pueda ver la ubicación de un mensaje y, por tanto, la de su autor. Esto ha provocado robos a personas que habían revelado no estar en casa o amenazas al decir donde vivían.
«No se trata de decirle a todo el mundo tu localización, se trata de compartir donde estás con tus amigos», dijo el manager de producto de Facebook, Michael Sharon sobre Places. Pero, con 130 de media, los amigos de Facebook no siempre son amigos de verdad. Places, al revelar la situación a los demás, puede poner en peligro la privacidad e incluso la seguridad. Es más, al activar la herramienta «People Here Now» (gente aquí y ahora), todos los que estén en ese Places sabrán su posición, sean amigos en la red social o no.
«Al principio habrá problemas, seguro», dice Gil. Pero después, se impondrá la racionalidad al compartir la ubicación. Para este sociólogo, esta ambivalencia hace muy atractivo Places. «Los usos oscuros, ligar o cotillear, son muy importantes», asegura.