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«Vamos a hacer dinero» («Let’s make money»), E. Wagenhofer. El saqueo del capitalismo

Fuentes: Tercera Información

El documental austriaco muestra las múltiples consecuencias del sistema capitalista.

Es prácticamente irremediable a la hora de hablar de «Vamos a hacer dinero»(Let’s make money)» no caer en comparaciones con el documental «Inside job». Ambos abordan el sistema financiero y sus derivaciones como centro de su reflexión, aunque con diferencias más que obvias entre ambas. Esto no quiere decir que la producción austriaca nazca a rebufo de la norteamericana ya que está realizada en el 2008. Lo que sí crea más dudas es el motivo por el que se estrena ahora en nuestras pantallas, en este caso sí es más que probable que persiguiendo la estela del éxito de la obra de Feguson.

Centrándonos en el documental dirigido por Erwin Wagenhofer, que ya en su anterior producción «We feed the world» analizaba el cambio sucedido en la producción de alimentos, hay que especificar que no se centra en la crisis económica actual, o por lo menos no es su prioridad, en esta ocasión lo es hacer una mirada crítica al neoliberalismo, su forma de imponerse en todos los rincones del mundo y las consecuencias que eso trae. Estamos por la tanto ante una película de un claro carácter anticapitalista.

Dividido en varios capítulos, con títulos reflexivos, se podría hablar de dos partes bien diferenciadas. La primera de ellas hace referencia a la dicotomía entre países ricos y pobres y la manera en que el desarrollo de los primeros se nota en los otros. La segunda y última se centrará en ejemplos occidentales donde el capitalismo deja sus consecuencias. En ambos casos serán las declaraciones de profesores de diferentes disciplinas, expertos económicos, representantes de las multinacionales o miembros de plataformas sociales las que articulen el mensaje.

Los primeros planos del filme, de los más logrados por su poder simbólico, son un buen resumen de su tesis, en ellos aparecen trabajadores de bajo nivel que son los encargados de «fabricar» el dinero y extraer las materias primas que rápidamente desaparecen de sus manos. Más tarde será el momento de la India, en el que se nos muestra las dos cara de la moneda, inversores extranjeros que se complacen de un régimen que les da prevendas para invertir y una representante local que se queja de que un país llamado en expansión reparte sus beneficios entre las multinacionales y no para sus ciudadanos que siguen en la miseria. Caso parecido al de las personas encargadas de recoger algodón de Burkina Faso que explican a la perfección que en el pasado fue el colonialismo el que les hacía esclavos y hoy es el FMI. Entre ambos casos se muestra algunos de los centros financieros del mundo como la «City of London», centro financiero inglés. De esta manera se refleja el antagonismo de un sistema que crea su riqueza a base de la pobreza de los demás.

Por la otra parte se mostrarán diferentes maneras en las que el capitalismo deja sus consecuencias en las propias sociedades occidentales. El caso de la privatización de los medios de transporte públicos en Austria (extensible a todo centroeuropa) ; la construcción masiva en España, llenando de hormigón el litoral incluso algunas zonas protegidas por su valor medioambiental, que ha traído consigo la conocida como burbuja inmobiliaria ; la bajada de salarios en toda Europa con la excusa de la competitividad y la aparición de un nuevo mercado con la subida de los ingresos gracias a las grandes ganancias de las empresas, el de los fondos de inversión, que dado su carácter volátil en época de crisis tiende a desmoronarse.

De epílogo hacen las palabras de Hermann Scheer, representante en el Bundestag. En ellas advierte que sólo una distribución de la riqueza equitativa podrá facilitar que se cumpla aquello que dice la declaración de los derechos humanos de que todos somos iguales ante la ley. El sistema actual acentúa cada vez más las diferencias entre personas e instaura un exterminio diferente en forma pero igual en el fondo que las grandes guerras.

«Vamos a hacer dinero»está construido como una concatenación de declaraciones e imágenes en las que prescinde por completo de la música. Volviendo al principio y en su comparación con «Inside job» sale perdiendo en varios aspectos. El más importante es la falta de una narración que supere la mera exposición de imágenes y que de al conjunto un ritmo y un camino por el que avanzar. A la larga da la sensación algo deslavazada a lo que ayuda también la decisión de no delimitar algo el tema ya que en menos de dos horas trata hacer una visión global del capitalismo.

Lo dicho no significa que la obra de Wagenhofer no sea igualmente necesaria, de hecho en su discurso político es mucho más vehemente y se encamina más a la raíz de la cuestión que el ganador de un óscar. El problema es que, por decirlo de alguna manera, su forma de presentarla no logra «atrapar» del todo y por lo tanto el «mensaje» sufra las consecuencias. Con todo, ambas, cada uno a su manera, una desde un punto de vista más particular y otro más genérico y reivindicativo, son miradas necesarias sobre la esencia perversa del mundo financiero.

Fuente: http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article24498