El connotado intelectual estadounidense concedió una entrevista exclusiva para el Correo del Orinoco en la que se refirió a las bases en Colombia y a temas cruciales para la actual etapa del proceso revolucionario venezolano
-¿Cuál es su posición con respecto al acuerdo de seguridad entre EE.UU. y Colombia que permite a tropas estadounidenses el uso de instalaciones militares de ese país?
James Petras: La instalación de bases en Colombia es una amenaza múltiple. El aumento de fuerzas represivas dentro de Colombia hacia los grupos de oposición y grupos subversivos, recrudece el conflicto y perjudica a países vecinos como Ecuador y Venezuela.
Con esas bases las fuerzas armadas de EE.UU. tienen acceso rápido para un ataque relámpago a cualquier país de la región.
Por otra parte, desde allí se alientan las posibilidades de subvertir las fuerzas armadas venezolanas y crear desestabilización.
Esas bases también constituyen una amenaza para Brasil, particularmente ahora que hizo ese gran descubrimiento de petróleo en su territorio y por la biodiversidad, el agua y los recursos de la Amazonía, pero en general son una amenaza para todo el Cono Sur.
-¿Esa es la «nueva» política de Obama, la militarización del continente?
JP: Esa política es una extensión de la colonización. Obama piensa que el imperio sólo puede avanzar a través de la militarización porque ha perdido terreno en lo económico.
Por ejemplo, Chile tiene más comercio ahora con otras regiones del mundo que con Norteamérica.
La influencia económica estadounidense está en declive y necesita compensarlo con poder militar.
Por eso Chávez hace lo correcto al diversificar la economía y los mercados.
–¿Cómo evalúa el resultado de la reciente Cumbre Extraordinaria de Unasur en Bariloche? Algunos analistas opinaron que el Declaración Final albergaba alguna ambigüedad sobre la posición asumida en torno a las bases militares en Colombia.¿Qué opina usted?
JP: El problema de Unasur es que hay algunas divergencias en los gobiernos. Chile y Argentina por ejemplo, quieren mantener buenas relaciones con EE.UU. a cualquier costo, pero al mismo tiempo hay fuertes presiones dentro y fuera de esos países para que condenen las bases. Por eso el documento final no hace referencia directa a EE.UU. Allí radica su ambivalencia, pero sabemos que no hay otro país que esté instalando bases en América Latina.
Los pueblos rechazan la militarización . El golpe contra Honduras este año y el intento contra Evo en septiembre del año pasado son ejemplos de lo que puede pasar, lo que se puede gestar desde esas bases.
El presidente Lula ha pedido un documento firmado en el que EE.UU. señale que sólo va a intervenir en Colombia. Pero sabemos que aunque se firme un documento no va a garantizar nada.
Una vez dentro de un país, EE.UU. asume la soberanía sobre cómo aplicar su propia política. Donde EE.UU. tiene bases, prácticamente hace todo lo que le da la gana porque tiene inmunidad.
En Japón, militares estadounidenses han violado niñas y la justicia japonesa no puede hacer nada. Luego la justicia estadounidense siempre demora estos juicios y minimiza las condenas y las penas.
Después que el lobo está dentro de la granja no tiene control sobre cuántas ovejas se va a comer.
-¿Qué podemos hacer como país ante esta amenaza?
JP: Venezuela debe buscar apoyo extra continental, acuerdos de seguridad con los países que se pueda en Europa , en Asia, para hacer un balance y equilibrar el peso que tiene EE.UU. en Colombia.
Es positivo el reciente acuerdo militar entre Brasil y Francia, por ejemplo.
Venezuela debe aumentar su capacidad militar pero lo más importante es diversificar el mercado para la venta de petróleo. Es necesario dejar de depender tanto del mercado estadounidense porque en cualquier momento de crisis, Estados Unidos puede cortar la compra de petróleo y eso afectaría mucho a la economía venezolana.
Hay urgencia de ser más autosuficientes. Es positivo la firma de acuerdos con otros países para que Venezuela pueda tener sus propias armas. Lula consiguió con los franceses, transferencia de tecnología en la fabricación de aviones de guerra.
Venezuela debe comprar más armas, pero más allá de eso, debe buscar recibir tecnología para elaborar sus propias armas porque si EE.UU. organiza un bloqueo o un embargo, puede sustituir con producción nacional lo que importa.
-¿Considera usted inevitable confrontación bélica de Venezuela con Colombia y con EE.UU?
JP: Hay que revisar la historia contemporánea. Hay penetraciones de la frontera venezolana por grupos paramilitares. Ya sucedió el ataque a Ecuador. Hay seguimiento de personas por agentes del DAS. Si se pone esto en un contexto, se ven las agresiones contra Venezuela por parte de un país que tiene ya esas bases.
Hay que prepararse para este peligro. Hay que hacerles ver a los «Halcones» del Pentágono, que tendrá un alto costo para ellos atacar a Venezuela. Ellos miden el impacto. ¿Cuántos soldados nos cuesta? ¿Cuánto dinero? Porque tiene mucho impacto en la opinión pública estadounidense las bajas de soldados. Por eso no invaden Cuba, porque calculan unos cien mil soldados muertos y heridos, un costo muy elevado para ellos. Un cálculo como ese tiene que hacer en Venezuela. Cuando invadieron Grenada, Panamá y República Dominicana, se dieron cuenta de que tendrían pocas bajas y poca resistencia, por eso lo hicieron. No es el caso de Cuba. Esa es la forma de impedir el conflicto.
T / Modaira Rubio