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Vengo a decir de Daniel Zamudio, humanidad asesinada por la homofobia

Fuentes: Rebelion

Realmente estamos ante una realidad que no es nueva,  lamentablemente, pero el esfuerzo de la familia y del Movimiento de Liberación Homosexual  ha obligado a los medios a informar. Pero no fue un informe más de un hecho delictual sino que se constituyó en un evento de dignidad en tiempos de apuro y de abreviación […]

Realmente estamos ante una realidad que no es nueva,  lamentablemente, pero el esfuerzo de la familia y del Movimiento de Liberación Homosexual  ha obligado a los medios a informar.

Pero no fue un informe más de un hecho delictual sino que se constituyó en un evento de dignidad en tiempos de apuro y de abreviación máxima de la significación, un evento de realidad que ha develado el hecho sistemático de la discriminación y la sanción ejemplar para quien es distinto, que altera la normalidad de las cosas instituidas desde un modelo unívoco de verdad, de una moralidad y disciplina que plantean el acomodo y la hipocresía, que consagran el silencio ante la herida que no termina, ante el afectado de cada día que es atacado por gente que dice enarbolar la ruta del progreso y el orden de una manera forzada, de una manera sin posibilidad de rebelarse, sino de asumir, míseramente, una realidad sumisa, una realidad conveniente, pero no de convivencia real con el otro, y es allí cuando lo axiológico o la teoría de los valores afectivos, de cada día, como la solidaridad y el respeto, son manipulados por el gesto falso de imponer una sexualidad o de imponer una forma de progreso o una forma de sentir que constituye una visión básica, mediocre y oportunista de entender al ser humano. La  libertad que  buscaba Daniel  le fue arrebatada por los que creían que era una libertad torcida y sucia.
Después de todo, después de la muerte, puede venir otra, y por eso postulamos que ya es la hora de plantear un nuevo chile, un proyecto histórico incluyente a partir de la vida y la libertad y la toma de decisiones de muchos como bien lo planteó Iván Fuentes (dirigente de los pescadores artesanales de la Patagonia rebelde chilena) con el sentido de cardumen, de manada, ante una sociedad capitalista que destruye lo mas íntimo del ser humano, cada día haciendo añicos las relaciones humanas, situando al dinero como la superación individual que trae el progreso y la felicidad. Pero no vemos por ningún lado sino más discriminación y explotación contra cada uno de nosotros. Y el símbolo de la muerte de Daniel es un duro ejemplo de la realidad que vivimos en un  Chile sin restricciones para abusar y golpear al que es menos según el poder.
Por eso la intervención de Francisco Figueroa, integrante del movimiento estudiantil universitario,  en CNN, planteándose sobre el lucro insultante en la educación, se une a lo que estamos diciendo. Él propuso que es la hora de unir a todos los que están contra esta sociedad de la aglutinación  o de la riqueza máxima de pocos mientras miles la pasan mal con deudas infinitas como es el caso de cientos de estudiantes que están endeudados por 20 años antes de entrar a trabajar, como bien se expuso con cada marcha social estudiantil del 2011. Claramente  su solicitud es coherente, simple  y de lucidez en tiempos de mezquindad y  de la pequeñez de una sociedad de consumo exacerbada y discriminadora hasta el hartazgo.
Lo anterior es materia de la discriminación criminal, de tipos que se han confabulado en una verdadera asociación ilícita ,para quitarle al otro, al que tiene menos, todo, a través de créditos barbáricos que  tienen tasas de interés al máximo, es decir de un 54 %, según  los economistas Parisi. Una locura normalizada  que  no se toca, sino que hace prosperar el negocio y el ahogo persistente de tantos endeudados de hoy.
La propuesta de Francisco Figueroa no es algo del azar , sino del avance de posiciones que ya no aguantan el totalismo del sistema imperante y los atropellos diarios contra los chilenos.
Con el asesinato de Daniel Zamudio, con la tortura que sufrió y por la cual muchos recién ahora sacan la voz, para la foto, para decir que nunca más. Pero todavía esperamos por la huella , ese lugar en donde están los detenidos desaparecidos no encontrados por sus familias. Todavía esperamos por los juicios a los funcionarios del Estado que torturaron y asesinaron a mujeres y hombres por pensar en una  libertad posible para la mayoría; y  todavía, increíblemente, esperamos una democracia con participación popular que no llega por la inoperancia de los bloques ( concertación -alianza) que se la pasan levantando banderas que jamás llegan a un puerto seguro y que sólo encubren el acomodo de sus dirigentes.
Lo que le ha sucedido a Daniel es el destino no querido, el menos pensado, el que nunca se le pasó por la mente al estar en una plaza o caminando por la ciudad de noche. Es decir, ese destino que nos asalta de improviso, y que tenemos que sufrir, no pudiendo realizar nuestros proyectos auténticos de vida. Por el contrario, desde arriba nos ofrecen palabras de papel, de una obra de teatro moralista y sancionadora.
En fin, la brutalidad y la falsa conciencia vuelven a golpear: unos siempre envilecidos y cegados, cumpliendo los mandatos de la ‘normalidad’ asesinan a Daniel Zamudio. Ahora debemos concretar y proyectar una sociedad otra, una alternativa real para todos y borrar esta cultura reaccionaria que nos cataloga y pone  estereotipos  duros tras sus intereses restringidos de vida. Mí abrazo de educador y luchador social a todos los discriminados de hoy,  y un emocionado adiós a Daniel que luchó hasta el final por una vida libre como la quiero yo también para un futuro sin martirio ni dueños.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.