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Victoria de la izquierda en Francia, mundo bipolar

Fuentes: Rebelión

Europa pareciera dar un giro a la derecha, en Alemania el partido Alternativa para Alemania ganó terreno en las últimas elecciones, lo mismo ocurrió recientemente en Países Bajos con Partido por la Libertad, Hungría con el partido Unión Cívica Húngara e Italia con los Hermanos de Italia, todos ellos representantes de la más recalcitrante derecha en donde los discursos homófobos y xenófobos parecieran avanzar entre la sociedad. Principalmente entre algunos jóvenes que añoran la política de las décadas de los 30 en donde no existían crisis migratorias y el Estado representaba valores necesarios para una sociedad en decadencia o por lo menos, ello plantean de forma casi uniforme cada uno de ellos. 

En dicho contexto Francia representa la excepción, de hecho, la victoria de la coalición de extrema izquierda liderada por Jean-Luc Mélenchon, llamada Nuevo Frente Popular, parece una sorpresa en la política europea y estructura un nuevo camino para la lucha social en dicho continente junto a la elección de Sir Keir Starmer del Partido Laborista inglés quien fue electo como primer ministro de Inglaterra el pasado 4 de julio. 

Así pues la sorpresa francesa y el giro inglés pareciera dar nuevas luces respecto a la lucha social y la urgente necesidad de no permitir el avance de la extrema derecha en la política liberal burguesa; ahora bien, es interesante observar que estos procesos electorales representaban a todas luces una batalla bi-polar entre la extrema derecha y la extrema izquierda, más aún, se convirtieron en el escenario propicio para unificar a las diversas vertientes de izquierda en amplias coaliciones superando años de debates y conflictos internos, representando así la necesidad de la unidad frente a un enemigo en común, el cuál es abiertamente el renacer del fascismo. 

Frente a dicho proceso la pregunta que surge es: ¿qué pasará ahora en América Latina? Cuando se observa el mapa político de América latina se evidencia que los movimientos de izquierda y los progresismos parecieran ganar más y más terreno electoral. México logró la continuidad entre Andrés López Obrador y Claudia Sheinbaum, en Colombia el Pacto Histórico continua desarrollando su plan de gobierno aunque la derecha busca por todos los medios desprestigiar cada uno de sus pasos, en Brasil Lula Da Silva retoma el rumbo luego de un catastrófico gobierno de derecha, en Chile Gabriel Boric avanza aunque también ha recibido críticas de sus aliados frente a su posición con Palestina y con algunas situaciones internas, Venezuela, Nicaragua, Cuba y Bolivia han logrado avanzar con los proyectos de izquierda, sin embargo no dejan de haber dificultades internas. 

Así pues, se logra observar que gran parte de América Latina ha dado un giro hacia la izquierda permitiendo que las políticas sociales, tan necesarias, avancen en contra de una estructura neoliberal que había sido impuesta históricamente a través de la fuerza o de la corrupción electoral. Ahora bien, dado este contexto, se convierte en un elemento fundamental la posibilidad de continuidad y de impulsar el debate interno entre los diversos partidos en busca de la unidad, pues es bastante evidente que mientras los partidos de izquierda debaten sus posturas y percepciones de la realidad, la derecha centraliza su actuar sin importar nada más allá de ganar todos los espacios de poder posibles bien sea con el discurso de la inseguridad o los demás eufemismos de los que hacen uso para ganar adeptos entre la población con más bajos recursos. 

En este sentido, se hace fundamental la integración, pues es más que evidente que la división interna sólo abre grietas a través de las cuales es posible la retoma del poder electoral de los partidos tradicionales y la derecha más recalcitrante, tal como ocurrió en Argentina en donde un personaje con un discurso absolutamente contra institucional destruye a pasos agigantados las victorias de las históricas luchas sociales que se han dado desde el surgimiento mismo del peronismo.  Por ello se hace fundamental a la construcción de la unidad, la cual además ha de ser sostenida en el tiempo para prolongar los procesos reformistas en el Estado y lograr así el cambio real en las necesidades materiales de la población más pobre. 

Ahora bien, dado el sistema político francés en este momento comenzarán los debates respecto a la nueva organización del gobierno, si bien la izquierda no logró la mayoría absoluta, tendrá que realizar acuerdos y negociaciones con algunos partidos de centro para lograr avanzar en sus políticas. Es por ello, que en América Latina también debe existir una estrategia para ganar las diversas cámaras y permitir así que las propuestas de los gobiernos fluyan y no tengan frente así un muro inamovible tal como ha venido ocurriendo en diversos momentos en Colombia, en donde el Parlamento no ha permitido que todos los procesos avancen dado que el progresismo no cuenta con las mayorías. 

Aquí el ejercicio político sigue siendo aritmético, y habrá que continuar construyendo alianzas en busca de frentes populares amplios que integren la mayor cantidad de agrupaciones políticas en busca de victorias amplias y contundentes en pro de detener el fascismo y los discursos contrarios a una visión en la que la transformación de la realidad y las necesidades humanas sea lo central, pues en contra de muchos analistas políticos, el globo, continua siendo bipolar, la izquierda y la derecha se radicalizan y así mismo la población. 

En conclusión, el fortalecimiento de la democracia, pasa obligatoriamente por un ejercicio activo de la política en su población, el interés en detener los discursos abiertamente fascistas no puede pasar por esperar que un famoso ponga el tema sobre la mesa, es necesario un trabajo continuo por parte de las organizaciones sociales y las agrupaciones políticas que tienen como objetivo el transformar la realidad. Así pues, el Frente Popular francés puede significar la transformación de la política en la construcción de múltiples frentes que impulsen el progresismo y la izquierda en diversos contextos. 

Juan Sebastián Sabogal Parra, Miembro del Colectivo de Maestros Leonardo Posada – William Agudelo.

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