Recomiendo:
0

Viejos

Fuentes: Rebelión

Religión Digital es una revista on-line, que ofrece información sobre hechos, actuaciones, intervenciones, propuestas, discursos de eclesiásticos o relativas a la Iglesia católica. Muestra unas veces la fragancia y otras la pestilencia, que vierten sus entrañas, dando una visión de hacia donde se mueve esta institución, que siendo cavernaria, sigue siendo luz y esperanza para […]

Religión Digital es una revista on-line, que ofrece información sobre hechos, actuaciones, intervenciones, propuestas, discursos de eclesiásticos o relativas a la Iglesia católica. Muestra unas veces la fragancia y otras la pestilencia, que vierten sus entrañas, dando una visión de hacia donde se mueve esta institución, que siendo cavernaria, sigue siendo luz y esperanza para muchos en nuestros días. A lo propuesto uno puede dejar su comentario libremente, sin traba alguna, la mayoría anónimamente, muy raramente va firmada con nombre y apellido, y algunos como el cuco y sus huevos en el nido de otros, usurpando por la jeta y la desvergüenza la personalidad de otros, incurriendo en el grave delito de suplantación de identidad. Con mucha frecuencia los comentarios son más escupitajo que razonamiento, resultando escaparate de la baja calidad cristiana que pulula por el entorno.

Y me acordé de aquel artículo, que no hace mucho, leí en Die Zeit magazin de Harald Martenstein sobre los viejos:

«Algunos pensadores y autores alemanes de los más destacados han manifestado que consideran insensata una política de fronteras abiertas, como por ejemplo Rüdiger Safranski y Peter Sloterdijk. Desde entonces no hay día en el que no se publique algún artículo difamatorio contra estos disidentes, por regla general adobado con ataques personales, provenientes de algún cajón de bajos fondos.

En el periódico die Zeit dos intelectuales alemanes de renombre, el filósofo David Precht y el diseñador de transformaciones Harald Welzer, han acusado a sus oponentes de viejos, de «descompasados con la época, de no ir con los tiempos, que debieran aprender de los jóvenes». Precht tiene 51 años y Welzer 57, es decir unos 10 años menos que Sloterdijk. ¿Y hasta ahora nadie ha tenido el coraje de decir a Precht y Welzer que tampoco ellos son ya jóvenes? ¿Es que acaso en casa de Precht se esconden los espejos bajo cortinas, es que no se ve?

Me encorajina escuchar tales sandeces. Un intelectual, que se ve obligado a utilizar la edad del rival como argumento, realiza el juramento declarativo. ¿O sea que el viejo Freud, el viejo Fontane, Goethe, Voltaire, Ernst Bloch… en su fase otoñal fueron todos ellos parlanchines viejos idiotas? El pseudo-argumento: «viejo = a idiota» no sólo es demostrablemente falso sino que, dicho de modo elegante, es poco inteligente, además contraviene las reglas morales ensalzadas por ambos señores siempre que es menester.

Con su edad una persona poco puede hacer, lo mismo que con el color de su piel, con su sexo o con su orientación sexual. No creo que Precht en su argumentación contra Frauke Petry (líder del partido euroescéptico Alternativa para Alemania: AfD) le echara en cara su ser mujer, o, por ejemplo, contra Jens Spahn, un político del CDU, su condición de homosexual, siguiendo el lema: homosexuales y mujeres no son aptos para desempeñar cargos políticos. Se daría cuenta que una argumentación así goza de la misma excelencia que el programa del NPD. Pienso que en Alemania se necesita urgentemente la inmigración de intelectuales, así se garantiza mejor su salud anímica que en el caso de Precht y Welzer, daría igual la edad de los inmigrantes.

Desde que leo con frecuencia como hombres viejos insultan a otros viejos por ser viejos, me he dado cuenta y he comprendido por qué hay judíos que son antisemitas. En lugar de defenderse de sus resentimientos, cosa que no resulta fácil, uno también puede intentar pasarse a la otra parte, cambiar de acera, pensando que quizá nadie se dé cuenta. Mi consejo a todos los escritores y pensadores varones sería: miren su carnet de identidad. Caso de que su fecha de nacimiento sea anterior a 1977 usted ya no es un joven, y la gente lo ve y se da cuenta de que efectivamente ya no lo es. Por desgracia Michael Jürgs, hombre al que yo valoro, ha traspasado la frontera de lo trágico-cómico en otro artículo publicado en el Tagesspiegel (del que Martenstein es el redactor jefe) contra anti-disidentes. En referencia a Safranski y Sloterdijk habla de «orgullos heridos de hombres viejos». Jürgs tiene 70 años.

Hay escritores que escriben estas cosas porque lo vienen leyendo muy a menudo en otros, y porque saben que ellos así nadan seguros a favor de corriente, si bien de la corriente de la idiotez.

Quien quiere ver a gente joven en el poder le recomiendo las documentaciones sobre el nazismo en el programa nocturno. Y el estilo de gobierno de mujeres jóvenes no altivas quizá lo experimentemos con Marine Le Pen».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.