Medio siglo después, el tema que abordó la cinta cinematográfica, con otros rasgos, sigue latente en Bolivia. En esa coyuntura, sus productores y protagonistas fueron acusados de «sediciosos» y «comunistas». En esa perspectiva, el cineasta Oscar Soria la caracterizó como un ejemplo del «nuevo cine latinoamericano». Y Jorge Sanjinés la definió como la primera película «antiimperialista».
Yawar Mallku (Sangre de Cóndor) está catalogada como una de las 100 mejores películas del mundo. Su estreno, hace 50 años, fue un éxito. Su fuerte contenido generó polémica. Con sugerentes imágenes en blanco y negro, denunció a los médicos estadounidenses que «esterilizaban a mujeres indígenas» sin su consentimiento. Al final, el filme logró frenar el etnocidio, delito que fue encubierto por las élites bolivianas.
La obra, dirigida por el cineasta boliviano Jorge Sanjinés, obtuvo varios reconocimientos. Por ejemplo, fue premiada con el «Timón de Oro» en el festival de Venecia, Italia, en 1969; ganó el galardón francés «Georges Sadoul» a la mejor producción extranjera (1969); logró, en 1970, el primer premio, la Espiga de Oro, en el Festival de Valladolid, España, entre otros.
Tras ser censurada, Yawar Mallku recién se estrenó en Bolivia el 18 de julio de 1969.
Colectivo
Se filmó en la Provincia Camacho, La Paz. El libreto fue preparado por Oscar Soria; la fotografía estuvo a cargo de Antonio Eguino, y la música fue compuesta por Alfredo Domínguez y Alberto Villalpando, según Presencia del 17 de julio de 1969.
Los intérpretes principales fueron Marcelino Yanahuaya, Benedicta Huanca y Vicente Salinas. Mario Arrieta, Danielle Cailler, Humberto Vera, Carlos Cervantes, Julio Quispe, Atanasio Quispe, Francisco Condori, Marcelino Baptista, Javier Fernández, Felipe Vargas, Juan Quispe, Ambrosio Quispe, Apolinar Quispe, Adela Peñaranda, René Córdova, Marcelino Maldonado, Gladys Rada, Antonio Eguino, Ilde Artés, José Arce y Luis Ergueta desarrollaron los papeles secundarios.
David Wood, en El espectador pensante: El cine de Jorge Sanjinés y el Grupo Ukamau (2017), reveló que el rodaje colectivo tuvo la «colaboración financiera y operativa» de la Confederación Médica Boliviana, las universidades Técnica de Oruro y Mayor de San Andrés, y los críticos de cine Renzo Cotta y Amalia de Gallardo (fundadores de la Cinemateca Boliviana).
Censura
En homenaje a La Paz, el estreno de gala debía realizarse en el Cine 16 de julio, el 17 de julio, a las 21:30. El Presidente, autoridades de gobierno y diplomáticos fueron los principales invitados.
Cerca de 500 personas asistieron al evento. Tras ser censurada, el público bloqueó El Prado e inició una manifestación que fue dispersada por gases lacrimógenos y un carro Neptuno. Luego, la gente pintó el nombre de la película en el centro de la ciudad, relató Hoy, el 18 de julio.
Al día siguiente, el alcalde Armando Escóbar aclaró que «por tener carácter subversivo (…) ordenó la suspensión de la exhibición».
Polémica
El hecho exacerbó los ánimos de la prensa y sus lectores. El Diario destacó que los periodistas exigieron la «proyección privada» del filme para verificar su carácter sedicioso.
Tras el estreno, Presencia, el 19 de julio, comentó que «Yawar Mallku es considerada explosiva. Tan explosiva como la miseria, como el hambre, como el sometimiento, como la condición en que viven los mineros, como el callejón sin salida de nuestro sistema hospitalario que deja morir sin remedio al protagonista».
Luego de subrayar que los asistentes ovacionaron la obra por cinco minutos y de pie, Hoy afirmó que la cinta «revela verdades»: Posee el mérito de hacer comprender que «progreso» no significa rascacielos y conferencias científicas, mientras tres cuartas partes del pueblo carecen de atención médica. «Sirve, además, para descubrir los métodos de penetración foránea, destinados a solucionar estos problemas, mediante el control de la natalidad».
Ratas
«Cuando Lyndon Johnson dijo que es mejor gastar cinco dólares en controlar la natalidad que cien dólares en programas de desarrollo o cuando Robert McNamara insiste en que el Banco Mundial debe restringir sus créditos para darlos a los países que practican el control de la natalidad, se está recetando desde fuera y en falso. Es muy fácil exigir a los más que se priven de tener hijos a fin de que los menos puedan seguir teniendo en abundancia lo que se niega a esas mayorías», ratificó Presencia, ese mismo día.
Destacó que no se necesita el control de natalidad como prioridad, sino la instauración de estructuras justas y trato igualitario en los precios de materias primas y manufacturas: «Yawar Mallku plantea el problema con realismo y muestra el repudio que causa en América Latina la política de manipularnos sexualmente como animales (…) Llega al poco tiempo cuando se había demostrado, con documentos ya publicados, que el Cuerpo de Paz estaba esterilizando camufladamente a campesinas y mineras en el país. Muestra con gran calidad en qué grado no estamos dispuestos a seguir siendo tratados como ratas».
El 25 de julio, Hoy reflexionó: Bolivia es un pueblo de «realidades violentas que nos han llegado ya hasta los ojos y la garganta». Y el cine que lo trate tiene que ser igual a él, «un cine en el que las imágenes queman y en que uno no puede permitirse el lujo de ser un diletante».
Combate
Según Wood, unos años después, el protagonista Yanahuaya denunció que los miembros de la comunidad «sufrieron acusaciones de comunismo por los oficiales locales, y culparon a los cineastas por haberlos explotado, y por haber causado una pérdida de cultivos y de reputación».
Oscar Soria, en Presencia, el 23 de noviembre, ratificó que Yawar Mallku es parte del nuevo cine latinoamericano, «concientizador y de combate»: Es una cinta que «cambia y lucha por cambiar la realidad del continente».
Luego de mencionar que, en 1970, la Federación de Campesinos de La Paz calificó el filme como un «símbolo de la rebeldía india», Jorge Sanjinés, en Teoría y práctica de un cine junto al pueblo (1979), sostuvo que es la primera película antiimperialista: «Sí en Yawar Mallku los familiares de Ignacio buscaban desesperadamente sangre humana para salvar la vida, los estadounidenses esterilizadores trabajaban para sembrar la muerte».
En 1971, el presidente Juan José Torres expulsó al Cuerpo de Paz que patrocinaba el etnocidio en Bolivia.
Miguel Pinto Parabá es periodista
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