El 2015 estuvo marcado por la ampliación de las contradicciones del régimen. Si el segundo Gobierno de Bachelet se proponía cerrarlas con sus promesas de reformas, el resultado fue el contrario. En la multitud de hechos políticos que lo sacudieron, tres conjuntos de hechos destacan. El primero, el crecimiento de la crisis de legitimidad, concentrado […]
El 2015 estuvo marcado por la ampliación de las contradicciones del régimen. Si el segundo Gobierno de Bachelet se proponía cerrarlas con sus promesas de reformas, el resultado fue el contrario. En la multitud de hechos políticos que lo sacudieron, tres conjuntos de hechos destacan. El primero, el crecimiento de la crisis de legitimidad, concentrado en los casos de corrupción. El segundo, las tensiones en el Gobierno y la Nueva Mayoría que se acrecentaron y resolvieron en un desplazamiento a la derecha, expresado en dos postales: el realismo sin renuncia y la embestida de la DC que culminó en el pedido de renuncia, rechazado, del ministro del Interior Jorge Burgos el último día del año. El tercero, el mayor distanciamiento de trabajadores y estudiantes, expresado en nuevos fenómenos políticos y combativos fenómenos de la lucha de clases. Los dos primeros, más dinámicos que el último, pero que profundizándose, lo impulsarán, su motor será la tijera entre un desplazamiento a derecha en el régimen y un desplazamiento a izquierda en la lucha de clases.
Crisis de legitimidad, crisis de las «ilusiones posibilistas»
Los casos de corrupción impactaron en el corazón de la casta de los funcionarios y parlamentarios de la derecha y la Nueva Mayoría en compra-venta a los empresarios. Los casos Caval, Penta, SQM, sin mencionar los de otras empresas involucradas sobre las que se intenta poner un manto de olvido; la colusión de las empresas, en particular la de los papeles que expuso al buque insignia empresarial, CMPC de los Matte; la investigación de corrupción en el Ejército con el uso de fondos de la Ley Reservada del Cobre; y hasta el fútbol con Jadué y la ANFP.
Se expresa en las encuestas: el apoyo a Bachelet es de solo el 24% según la CEP, o el 26% según Adimark. Los partidos del régimen están apenas por encima del 10%. Instituciones como el Parlamento no alcanzan al 20%.
Con la baja aprobación, entran en crisis también las «ilusiones posibilistas», las expectativas en que depositando confianza en sus leyes y su parlamento, se resolverán las demandas puestas por trabajadores y estudiantes con sus movilizaciones.
Con ese bajo apoyo, nada les resulta. Lo que aparece como errores políticos, lo que llaman déficit de comunicación, las permanentes rencillas, se multiplican.
En la derecha, lanzan un nuevo conglomerado, «Chile Vamos», que no va a ningún lado. Ensayaron movilizarse en las calles, con la CONFEPA, con Asech (Asociación de Emprendedores de Chile de Juan Pablo Swett), con los dueños de camiones, pero optaron por la oposición de salón recurriendo al Tribunal Constitucional, exitosamente, como ante la discusión de la gratuidad. El resultado político está a la vista: mayor distancia con las demandas sociales, incapaces de capitalizar la debilidad del Gobierno, que no solo reflejan las encuestas, sino también las dificultades de su refundación en el nuevo conglomerado del sector, incluyendo el obligado lanzamiento de «Alcaldes por Chile» para tomar distancia del verdadero partido de los imputados (y algunos condenados como Jovino Novoa) en que devino la UDI, una táctica electoral que puede rendirle pero sin resolver esta crisis.
En la Nueva Mayoría y el Gobierno, el mayor de los problemas es el escaso impacto de las reformas con las que creían que restaurarían la legitimidad del régimen y de sus partidos. Se lo explican por los déficit comunicacionales, y últimamente, por debilidades de gestión, por falta de eficiencia. Lejos de esto, se trata de las decisiones políticas que fueron tomando.
Millones para los parlamentarios, son leyes para los empresarios: los partidos del régimen, la Nueva Mayoría y la derecha, gobiernan para los empresarios, como desnudaron los casos de corrupción.
Las tensiones en el Gobierno y el secreto de la renuncia de Burgos: el desplazamiento a la derecha
Con esta crisis de legitimidad, las tensiones en el Gobierno aumentaron. La figura de Bachelet, para cohesionar al conglomerado oficialista y marcar el rumbo, se debilitó. Y con este debilitamiento, se fragmentó la Nueva Mayoría, aumentando sus tensiones. La mejor expresión, es la constante pugna con la DC, que buscó permanentemente, con sus «matices» y con la «cocina del Senado», moderar las ya moderadas promesas de reformas.
Pero lo importante de esta pugna, es el resultado. Un triunfo de la política de la DC. El Gobierno se desplaza a la derecha, las reformas se moderan aún más.
De «la retroexcavadora» al «realismo sin renuncia». Se revisó la reforma tributaria. La reforma laboral termina favoreciendo más a los empresarios, alejándose del anuncio del fortalecimiento de los sindicatos y el derecho a huelga. La reforma educacional se aleja de la promesa de asegurarse para el 100%, permite mantener el mercado de la educación inaugurando la extraña creación criolla del negocio de la gratuidad. El fin del binominal y la ley de partidos en discusión, favorece a los grandes. Nuevas promesas, como el proceso constituyente, van en el mismo sentido.
La DC transformó un hecho menor, el viaje de Bachelet sin Burgos a La Araucanía, en un escándalo político. El secreto de la renuncia de Burgos, es fortalecer a la DC buscando afirmar el desplazamiento a la derecha, cuando resta la aprobación de la reforma educacional y laboral el 2016 -además de los espacios electorales iniciándose el ciclo electoral que comienza con las elecciones municipales y sigue con las parlamentarias y la presidencial.
Una política que aumenta el distanciamiento con trabajadores y estudiantes.
Nuevos fenómenos políticos y métodos combativos de lucha
La gran discusión de la última encuesta CEP fue el fortalecimiento relativo de la figura del diputado Giorgio Jackson de Revolución Democrática, y la ausencia en las preguntas por la figura del diputado Gabriel Boric de Izquierda Autónoma. Expresando el surgimiento de nuevos fenómenos políticos, y un desplazamiento a izquierda, que el movimiento estudiantil expresó en las elecciones de sus Federaciones a fines de año.
Con la discusión de la gratuidad, el movimiento estudiantil volverá a estar en el centro de la escena política este 2016. La ley corta de gratuidad no será neutral en sus efectos, puede desmovilizar instalando que se comienza a responder a la demanda que el 2011 instaló en las calles; puede dividir entre el sector de estudiantes favorecidos y los que quedan fuera; puede también volver a impulsarlo. El primer semestre del 2015, mostró la disposición a la lucha con marchas nacionales y tomas de Universidades y colegios, además de nuevos intentos de unidad con los trabajadores en el paro largo de los profesores.
La clase trabajadora mostró también su disposición a la lucha, nuevos fenómenos anti-burocráticos, métodos más combativos. Sus mejores expresiones fueron las movilizaciones de los trabajadores contratistas de Codelco, que tuvo un mártir por luchar, Nelson Quichillao, por las balas de Carabineros, incluyendo las tomas de faenas. Los paros de los profesores, de los trabajadores del Registro Civil, de los funcionarios del sector público que concluyeron su movilización concluyendo sobre la «traición» de la Nueva Mayoría y en especial del PC.
La represión acompañó cada proceso. En el movimiento estudiantil, se expresó lamentablemente en el ataque a Rodrigo Avilés. En el movimiento de los trabajadores en el asesinato de Nelson Quichillao. Contra el pueblo mapuche, allanamiento y represiones, y la detención de un colaborador de su lucha, el fotógrafo Felipe Durán.
El rol del PC está abiertamente en cuestión. Su rol de escolta de Bachelet, su preocupación por la fortaleza de esta democracia para ricos y corrupta reivindicando las leyes anti-corrupción y transparencia, lo debilita en su relación con los trabajadores y estudiantes. La imposibilidad de recuperar las Federaciones estudiantiles es el mejor ejemplo.
Hay límites importantes. Los despidos masivos en la minería por el fin del super-ciclo de los precios del cobre, no fueron respondidos, por responsabilidad principal de las cúpulas burocráticas. La desaceleración económica agrega un ingrediente de incertidumbre que aún no termina de hacerse sentir.
Hay signos de polarización. Hubo expresiones por derecha, como la movilización de los dueños de camiones.
El principal motor que podrá impulsar estos fenómenos en desarrollo es la tijera entre el desplazamiento a derecha del régimen, y estos desplazamientos a izquierda en la lucha de clases, entre los trabajadores y estudiantes.
La unidad de acción para arrancar las demandas planteadas, reponer la unidad entre trabajadores y estudiantes, evitar las trampas de dividir entre «progresistas» y «conservadores» llevando detrás de alguna nueva variante de los partidos del régimen, estará entre los desafíos políticos del año 2016 que comienza preñado de estas contradicciones que no han hecho más que ampliarse el 2015 que acaba de terminar.
En este convulsionado año político, el Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR) junto a la Agrupacion Combativa y Revolucionaria (ACR) impulsó la unidad desde las bases en la lucha estudiantil del primer semestre, para conquistar la gratuidad en los términos del movimiento estudiantil; junto a Alternativa Obrera se exigió a la CUT y las organizaciones sindicales que preparara la lucha contra la cocina del Senado en la reforma laboral; fue parte de la lucha de los contratistas de Codelco y acompañó el funeral de Nelson Quichillao; junto a la agrupación de profesores Nuestra Clase fue parte activa de los «indignados» docentes de Antofagasta en el paro nacional de los profesores de dos meses y en la rebelión de las bases; organizó parte de las funas a los parlamentarios corruptos; lanzó La Izquierda Diario Chile para fortalecer la lucha por la emergencia de un partido revolucionario de la clase trabajadora ante las crecientes contradicciones del régimen, que el 2016 se expresarán de forma renovada y redoblada. Fuimos la corriente que luchó para darle una salida obrera independiente a los constantes cuestionamientos al régimen, luchamos para terminar con los privilegios de los parlamentarios, que todos ganen como un profesor, por la revocabilidad de todos los cargos de elección popular y por una asamblea constituyente basada en la movilización de los trabajadores y el pueblo para terminar con la herencia de la dictadura, en la lucha por una república de trabajadores.
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