Nuevo 25N, fecha clave para las violencias machistas donde, por las circunstancias, se hablará más desde una perspectiva partidista y menos de las víctimas que lo padecen. Pero podemos concretar este análisis en tres aspectos.
El presente. Sigue siendo la violencia, quizás relegada por la acelerada actualidad política de estos días. Quien lo dude solo tiene que ver los teletipos más recientes. Esto es solo una selección: la Guardia Civil apunta a Óscar como autor del asesinato de Esther López en Traspinedo; una mujer apuñalada por su pareja en Málaga; detenido un hombre en Vigo por estampar a su pareja contra los muebles del baño y arrastrarla por el suelo; siete años de prisión para un hombre que se saltó la orden de alejamiento para secuestrar a su expareja y agredirla sexualmente en un cortijo; detenido un hombre en Linares tras perseguir a su pareja con tres navajas; asesinato machista en Getafe, cuyo agresor fue detenido después de quedar primero en libertad; asesinato de un padre a su hijo en Navarra; juicio a José «el Melillero», que roció con ácido a su exnovia porque «solo quería darle un susto» mientras ella tiene el 50% del cuerpo quemado, dificultad para deglutir, imposibilidad de cerrar un párpado y limitación de movilidad en varias partes del cuerpo; detenido en Carmona por acceder a la vivienda de su expareja, a pesar de tener una orden de alejamiento…
Estos son solo casos visibles. Por debajo, otros más que no se hacen públicos. Esto es la violencia machista de cada día y la que, en una jornada como hoy, hay que recordar. Porque de tanto titular sobre asuntos polémicos feministas perdemos el foco de pensar que las políticas públicas deben ser para ellas. El Defensor del Pueblo y los informes de Fiscalía recogen cada año las deficiencias y espacios por donde el machismo sigue atacando. Y eso y fiscalizar las cuentas del Pacto de Estado hay que hacerlo para callar a la ultraderecha.
El pasado. El pasado son las 1.237 mujeres asesinadas desde 2003 y cerca de 50 menores asesinados por violencia de género. El pasado es un movimiento feminista que ha conseguido notables avances en leyes feministas, pero donde ese pasado de logros ha empezado a quedar difuminado por la reacción machista de una parte de la sociedad, alentada por políticas contrarias a los derechos de las mujeres. Y ese pasado de hace unos años ya se ha materializado en la formación de nuevos gobiernos de ultraderecha en diversas comunidades autónomas y ayuntamientos. Y aquí encontramos a Vox pidiendo boicotear actos y vetar declaraciones institucionales del 25N, no guardar minutos de silencio por el asesinato a las víctimas, desaparición del término violencia de género en los presupuestos de la consejería de Justicia liderada por Vox en la Generalitat Valenciana, peticiones (menos mal que rechazadas) de Vox en el Ayuntamiento de Madrid para pedir una investigación contra los servicios que atienden a las mujeres víctimas por «vulnerar derechos de los varones», o pedir en el grupo municipal de Vox en Logroño la eliminación de las subvenciones municipales a asociaciones de violencia de género. Y esto no es todo. Hay más y lo hemos visto peor en quienes llevan más tiempo al frente de las instituciones bajo estas siglas. Es un pasado que tiene aún mucho futuro.
El futuro. Hay una nueva etapa en el Ministerio de Igualdad, con el nombramiento como ministra de Ana Redondo García. Los ministerios no son vitalicios. Irene Montero ya es pasado y se abre una nueva etapa ante un movimiento feminista ya cargado de tensiones y de desencuentros. Al frente, al menos, un programa de acuerdo de mínimos de lo que queda pendiente por reforzar, pues todo no es hacer leyes sino aplicarlas. El lunes, en las redes, hubo críticas a la nueva ministra antes de hacer declaraciones ni empezar. Miraban ya si su pasado era ‘limpio’ de transfobia o suficientemente feminista. Ni los 100 días de gracia. Hablando del pasado, presente y futuro de este Ministerio queda claro que, en cualquier tiempo, siempre será el más criticado. Reflejo del machismo de pedigrí y veterano de siempre, sumado al machismo que impregnan nuevas estructuras, por muy feministas que se digan.
Fuente: https://www.informacion.es/opinion/2023/11/24/25n-presente-pasado-futuro-feminismo-95055865.html