Los hábitos de consumo difieren según el género. Los hombres tienen una mayor huella de carbono que las mujeres.
El consumo de los hombres genera un 16% más de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que los hábitos de las mujeres, según un estudio.
A pesar de que mujeres y hombres gastan de forma parecida, los hombres tienen una mayor responsabilidad en los contaminantes que se envían a la atmósfera. La mayor diferencia en el gasto entre hombres y mujeres está relacionada con el transporte. Los hombres gastan más en gasolina que las mujeres.
Otras investigaciones anteriores habían revelado que en los hogares donde solo había un auto, los hombres solían utilizarlo con más frecuencia, mientras que ellas solían usar el transporte público. Por ejemplo, en España entre el 60% y el 70% de los usuarios de transporte público son mujeres. Una situación que se repite en Argentina y en otros países de América Latina, donde ellas son las que usan más el transporte público en comparación con los hombres. Estos viajes están asociados a las tareas de cuidado, como llevar a los niños a la escuela o atender a personas dependientes, trabajos que realizan las mujeres con más frecuencia que los hombres.
El modo de alimentación y la forma en que las personas se van de vacaciones provocan más de la mitad de las emisiones, esta vez sin apenas diferencias entre hombres y mujeres, encontraron los autores del estudio.Según ellos, si las vacaciones se realizaran en un medio de transporte más amigable con el ambiente como el tren, en vez de el avión o el coche, y se sustituyeran algunos alimentos como la carne y los lácteos por otros de origen vegetal, las emisiones se reducirían casi a la mitad.
Las vacaciones representan casi un tercio de las emisiones, algo que sorprendió a los investigadores. «Es mucho más de lo que esperaba», dijo Carlsson Kanyama. El estudio se realizó en Suecia y se utilizaron datos de personas solteras al no disponer de cifras de individuos que viven en familias.
Los autores del estudio encontraron diferencias en el gasto que sugerían pocos cambios en los hábitos de consumo de los hombres y de las mujeres desde hace años. «La forma en que gastan es muy estereotipada: las mujeres gastan más dinero en la decoración del hogar, la salud y la ropa, y los hombres gastan más dinero en combustible para el coche, en comer fuera, en alcohol y en tabaco«, dijeron.
Hasta hace poco, el género no era evaluado a la hora de calcular las emisiones, una laguna que los investigadores del estudio pretenden reducir.Para ellos, el género debe ser estudiado y reconocido para poder tener estimaciones más precisas a la hora de tomar acciones con respecto a la crisis climática.
«Creemos que es importante tener en cuenta la diferencia entre hombres y mujeres a la hora de elaborar políticas«, dijo Annika Carlsson Kanyama, de la empresa Ecoloop de Suecia, que dirigió el estudio que se publicó en el Journal for Industrial Ecology. «Me sorprende que no se hayan hecho más estudios sobre las diferencias de género en el impacto medioambiental. Hay diferencias bastante claras y no es probable que desaparezcan en un futuro próximo», agregó la científica.
La importancia de introducir la perspectiva de género a la hora de pensar la crisis climática y poner en marcha políticas de mitigación y adaptación que reduzcan las consecuencias del calentamiento global es uno de los temas que aún siguen teniendo poca atención. De hecho, el Green Deal de la UE fue criticado por no incluir en el análisis la relación entre género y ambiente.
«Las políticas europeas de Green Deal son, en el mejor de los casos, ciegas al género y, en el peor, amplían las desigualdades de género», dijo Nadège Lharaig, de la Oficina Europea de Medio Ambiente, que publicó recientemente el informe: «Por qué el Green Deal europeo necesita el ecofeminismo».
En éste se enfatiza la necesidad de introducir la perspectiva de género a la hora de analizar los efectos del cambio climático y tomar medidas de mitigación y adaptación. Además, se evidencia que las principales políticas del Green Deal europeo distan mucho de ser igualitarias y siguen reproduciendo el androcentrismo. «Una concepción que supone que el modelo masculino es el punto neutro y objetivo en el que basar las políticas. Como las políticas no operan en el vacío, corren el riesgo de reproducir las desigualdades y discriminaciones existentes en nuestra sociedad», explican en el informe.
Según el reporte, el Green Deal tampoco introduce el análisis de género a la hora de plantear sus principales medidas y no aprovecha las investigaciones de género que se han realizado en relación a cómo impacta la crisis climática a las mujeres: de qué forma las mujeres siguen siendo las que mayor pobreza energética sufren, o las que tienen una mayor discriminación estructural que les dificulta conseguir un empleo o llegar a los centros de toma de decisiones. De hecho, ejemplifica, «el 70% de los ministros de medio ambiente de la UE son hombres». El informe agrega que además el 68% de la mano de obra en el sector de energías renovables son varones, «por lo que el desarrollo de empleos verdes durante la transición corre el riesgo de aumentar la brecha de género en el empleo».