Una jornada de polarización política y social se vivió ayer con las movilizaciones de los dueños de camiones, los estudiantes, los mapuche y la izquierda. La debilidad del Gobierno, la ofensiva de la derecha y los empresarios, la respuesta y disposición a la lucha de trabajadores, estudiantes y mapuche, fueron su marca. La debilidad del […]
Una jornada de polarización política y social se vivió ayer con las movilizaciones de los dueños de camiones, los estudiantes, los mapuche y la izquierda. La debilidad del Gobierno, la ofensiva de la derecha y los empresarios, la respuesta y disposición a la lucha de trabajadores, estudiantes y mapuche, fueron su marca.
La debilidad del Gobierno
Al acercarse la marcha de los dueños de camiones a Santiago, temprano por la mañana el Gobierno reafirmó su decisión de impedir el paso por Santiago y su llegada a La Moneda.
Los patrones se apostaron en la ruta declarando que no se moverían hasta poder ingresar a la capital. Provocativamente, desafiaron al Gobierno diciendo que si el Ministro del Interior no los recibía en La Moneda, que fuera a la ruta a hablar con ellos.
Hacia el mediodía, el Gobierno tuvo que modificar su política. Al mismo tiempo que el subsecretario del Interior Aleuy declaraba que «los gobiernos no pueden ser amenazados, eso no corresponde», se abría a negociar diciendo que «estamos conversando de qué opción hay, estamos hablando de flexibilizar la postura inicial que planteamos, pero eso se hace conversando, sin cortar el tránsito en las carreteras».
Los camioneros en respuesta extendieron los cortes de ruta desde Santiago hasta Chiloé.
Los partidos oficialistas emitieron un comunicado rechazando el desafío de los camioneros, pero también aceptando sus reclamos. En un documento expresaron que «como dirigentes de la Nueva Mayoría entendemos ese reclamo y sabemos que el gobierno ha hecho un esfuerzo tremendo para terminar con los brotes de violencia y la quema de camiones en esa región». Y les rindieron cuenta: se realizaron 60 diligencias policiales desde el 10 de diciembre a la fecha, en las nueve acciones incendiarias del 2015 el Gobierno se ha hecho parte querellante, se comprometió un seguro para pequeños empresarios, se instalarán 26 nuevas cámaras de seguridad para la ruta 5 Sur en La Araucanía.
Tras esto, y cerca de las 19 horas, el Gobierno accedía al paso de los camiones por Santiago. Sin detenerse en La Moneda deberían seguir de largo, mientras los dirigentes podrían presentarse en la casa de Gobierno para entregar su carta. Previamente, el Ministro Burgos se trasladó efectivamente donde los dueños de camiones estaban apostados, en el sector de la Angostura. Luego, a las 21.30 horas, el Ministro Burgos recibió a los dirigentes de los dueños de camiones.
El Gobierno y la coalición oficialista tuvieron que retroceder de su postura inicial. Es el curso que ha tomado desde el cambio de Gabinete, el giro del Gobierno y su «realismo sin renuncia», cediendo paso a paso ante cada imposición de los empresarios y la derecha. Con cada paso, se envalentonaban, e iban por más.
La ofensiva de los empresarios y la derecha
La marcha de los camioneros se hizo bajo la consigna del rechazo a lo que llaman «terrorismo» en la zona. Lo cierto, es que ya en febrero de este año, un agente infiltrado de Carabineros confesó su autoría en atentados incendiarios en La Araucanía. Y en julio, tribunales condenaron a transportistas de la Región, por realizar «autoatentados» para cobrar seguros.
Esta marcha fue antecedida por una serie de acontecimientos. La UDI se desplazó a la zona, y su ex candidata presidencial, Evelyn Matthei, cuestionó a Carabineros por el uso de balines de goma para reprimir, pidiendo armamento de guerra. Se activaron grupos ultraderechistas como los llamados «Húsares de la Muerte». Se lanzó una campaña mediática sobre los vínculos entre el PC y las FARC y el entrenamiento de mapuche por ésta en Colombia. Se forzó la renuncia del ahora ex intendente Francisco Huenchumilla, personero rechazado por la derecha y los empresarios, por sus declaraciones favorables al pueblo mapuche. Y sólo se trató de declaraciones, no de acciones.
Hay que agregar que la marcha contó con una cobertura en la prensa empresarial casi minuto a minuto, para amplificar y ampliar su demanda.
Ya en la ruta próximos a Santiago, y viéndose detenidos por la negativa del Gobierno a permitir su acceso, la UDI y RN interpusieron recursos ante la Contraloría y Tribunales contra el Gobierno.
Tan abierta es la vinculación que otro sector patronal, el de José Sandoval presidente de la Federación de Buses y Camiones de Chile, hizo públicas sus críticas diciendo que hay «una cosa política detrás», agregando que «ojalá que esté equivocado, lo digo derechamente. Esta multigremial, donde están los agricultores, donde dicen que está toda la sociedad civil, yo no participo en eso. Me da mucho que pensar … La UDI y RN estaban hablando para que los dejaran entrar a La Moneda, hay una cosa marcada de qué color puede ser, de dónde viene».
Aún así mayoritariamente cerraron filas. La Federación Regional Gremial de Empresarios del Transporte de Carga por Carretera del Bío Bío adhirió con un paro de brazos caídos. La Fenabus anunció que apoyaba esta manifestación, aunque sin llamar a plegarse a la movilización. Los patrones agrupados en la Sociedad Agrícola Ganadera de Osorno y la Multigremial del Sur, declararon que «hay que detener la entrega de tierras» a los mapuche, agregando más leña al fuego. Y dueños de camiones desde Santiago a Chiloé cortaron rutas.
Al dirigente de esta marcha, Sergio Pérez de la Confederación Nacional del Transporte de Carga (CNTC), lo apoya el presidente de la Asociación de Emprendedores, Juan Carlos Swett, uno de los principales empresarios opositores al Gobierno, impulsor de movilizaciones y campañas de derecha contra las reformas.
Además, ayer mismo, se dio a conocer un rumor que habría sido lanzado por empresarios tras las giras con la presidenta por algunos países y las cenas posteriores a las reuniones del caso: que Bachelet estaría tomando mucho alcohol y medicamentos.
Esta marcha de dueños de camiones fue el punto más alto, hasta ahora, de esta ofensiva de los empresarios y la derecha, pero que encuentra respuesta del lado de enfrente.
La respuesta y disposición a la lucha de trabajadores, estudiantes y mapuche
Organizaciones mapuche de Santiago convocaron a concentraciones y «banderazos». Con una fuerte declaración, expresaron que la marcha de los patrones «es signo elocuente de una casta que se niega con garras, dientes y balas a perder lo que han ganado mediante el despojo, la muerte y la sangre. Ellos, los históricamente violentos, los que han conquistado riquezas por medio de ríos de sangre, desde la ‘Pacificación de la Araucanía’ hasta la dictadura cívico-militar, hoy pretenden ser presentados como pobres víctimas. Su hipocresía no tiene límites».
En la concentración frente a La Moneda, con organizaciones de izquierda como el Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR), por la mañana, se encontraron con la provocadora concentración de grupos de derecha liderados por Jorge Luchsinger Mackay. Hubo roces y escaramuzas. Gritos cruzados.
La CONFECH convocó a una movilización que reunió a 80.000 en Santiago, con marchas también en Valparaíso, Concepción y Puerto Montt, entre otras. Rechazan la reforma del Gobierno, por limitarse a regular y no a terminar con el mercado de la educación.
Organizaciones sindicales manifestaron su repudio. La presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, manifestó que se trató de una acción violentista el intento de ingresar los 13 camiones quemados a Santiago. Los trabajadores del transporte agrupados en la FENASICOCH, en una Conferencia de Prensa con la presencia de la directiva de la CUT Bárbara Figueroa, Arturo Martínez y Nolberto Días, declararon que «los trabajadores del transporte vamos a defender la Democracia, no los intereses de las empresas». El presidente de la Federación Nacional de Sindicatos de Transporte Forestal Heriberto López, expresó que «quienes hoy avanzan hacia Santiago son gente que está de alguna manera orquestada por la derecha, porque es cosa de ver no más las fotografías por dónde pasan, quién los recibe: no es el pueblo, sino son los terratenientes de las zonas donde ellos van transitando». Agregó que «entre Mulchén y un poco más allá de Temuco están concentradas, al menos por parte de Forestal Mininco, miles de hectáreas que todos sabemos que se hicieron parte de esta compañía de CMPC en la dictadura . Hay muchos juicios, traspasos de terreno que no están muy claros y eso las comunidades lo han hecho saber».
Por su parte, el presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre, Raimundo Espinoza, respaldó la posición de la CUT, señalando que esta situación «nos recuerda momentos amargos y tristes que ha vivido nuestro país con este mismo sector. Hoy somos testigos de la inestabilidad que se está produciendo en Chile. No podemos permitir que Santiago esté bloqueado en todas sus vías de acceso. Tenemos la capacidad de defender la democracia en nuestro país y no vamos a aceptar que un sector golpista como lo fue en el pasado, logre desestabilizarla».
Los estudiantes, trabajadores y mapuche, no descansarían. Se concentraron en el «banderazo» de la tarde en Plaza Italia, y en la concentración en La Moneda para repudiar la entrada de los dueños de camiones. Levantaron barricadas, apedrearon la llegada de los camiones, se enfrentaron a los grupos de derecha presentes.
Las verdaderas intenciones de la ofensiva de los empresarios y la derecha, en una jornada de polarización política y social, y una situación política inestable. La derecha ya cantaba temprano «Chi chi chi, le, le, le, que se vaya Bachelet». Revelaron así las verdaderas intenciones de la ofensiva derechista.
Agregaban otros cantos más como «Bachelet, Bachelet, terrorista de la UP». No buscaban nada. Entregaron una carta para decir «que se aplique la ley anti-terrorista». ¿Entonces? Se trató de generar un hecho político para hacer girar toda la situación a la derecha. ¿Lo lograron? No. La jornada fue de polarización. Por la noche, se repetiría el canto, y se agudizaría. Los grupos derechistas de apoyo a los dueños de camiones lanzaron gritos pidiendo la renuncia de Bachelet. También «marxistas son los terroristas».
La respuesta fue «La UDI fascista son los terroristas».
Se recordó repetidas veces los ’70, que en esos años fueron los dueños de camiones actores principales en la conspiración golpista. Se los acusó de ladrones, explotadores, abusadores. De que ya les conocían ese historial.
Una historia de enfrentamientos políticos y de clase, que no ceden su lugar. Guardados en la historia política de Chile, se activan.
Lejos se está de aquel entonces. La burguesía tiene una relación de fuerzas favorable, aunque cuestionada. Las grandes organizaciones sindicales, sociales y políticas de los trabajadores y el pueblo, están debilitadas.
Pero, ninguno de los grandes problemas y contradicciones han sido resueltos. Y peor aún, han sido agravados. Las herencias de la Dictadura penan sobre un régimen debilitado, cuestionado, deslegitimado. La activación de aquellos años de choques entre las clases, no es mero ritual, ni mero resabio.
Una situación política inestable, los actualiza. Y nuevas dinámicas y fenómenos políticos y de la lucha de clases, se están gestando con la apertura de un nuevo ciclo político y un nuevo ciclo de la lucha de clases desde el 2011.
La jornada de ayer, no fue de confrontación en la lucha de clases, sino que política. No fue un tropiezo en el escenario político. No fue un problema de «errores» del Gobierno, al impedir el acceso de la marcha de los dueños de camiones a Santiago. Fue el signo de una situación política inestable, y del fracaso de la salida derechista al 2011 con el Gobierno de Piñera, y de la alternativa de promesas progresistas de la Nueva Mayoría.
http://www.laizquierdadiario.com/Larga-jornada-de-polarizacion-politica-y-social-y-enfrentamientos