Últimos días de la campaña electoral de unos comicios que marcaran el futuro político y social de Cataluña. Unas elecciones (1) que han hecho romper pactos de gobierno, mutar listas, crear nuevas coaliciones entre partidos o entre estos y la «sociedad civil» y donde la campaña está marcada por la demagogia, el populismo y una […]
Últimos días de la campaña electoral de unos comicios que marcaran el futuro político y social de Cataluña. Unas elecciones (1) que han hecho romper pactos de gobierno, mutar listas, crear nuevas coaliciones entre partidos o entre estos y la «sociedad civil» y donde la campaña está marcada por la demagogia, el populismo y una crispación en aumento entre candidatos y en la calle, que nada ayuda para poder mantener un debate sereno y constructivo.
Unos días en que la polarización del debate entre independentismo y unionismo es extrema e intencionadamente patrocinada entre los medios, lobbies y think tanks de ambos lados del Ebro, donde se intenta meter a todo el mundo sin plantear ninguna posibilidad de una hoja de ruta alternativa (2). Las alusiones constantes al sentimiento de pertenencia a una identidad nacional, catalana o española, y el discurso insistente del miedo al que esta última semana se ha sumado el sector financiero y el Banco de España están llevando la crispación a unos niveles inauditos. Además, los recursos a la Junta Electoral Central (JEC) sobre la retransmisión de la diada del 11 de septiembre que algunos partidos entendían como un acto de campaña y las quejas formales a la dirección de informativos de TV3 son otros dos ejemplos más del conflicto en cuanto a la cuestión nacional. Un conflicto que algunos intentan utilizar para tapar la cuestión social (3) cundo está intrínsecamente ligada a la cuestión nacional.
Una campaña donde el anhelo de regeneración democrática y de cambio político y social de la población ha llevado a que plazas y calles, centros cívicos y otros espacios públicos estén abarrotados en los diferentes actos de las candidaturas. A la vez la proliferación de debates televisivos con altísimos niveles de audiencia ha servido de altavoz a los y las candidatas que han confrontado sus argumentos. Independencia, salida del Euro, «corralito», un país mejor, justicia social, impago de la deuda, crisis, recortes, soberanía real, investidura de Artur Mas, declaración unilateral de independencia (DUI), referéndum vinculante, corrupción, 3%, indefinición programática (4), desigualdades sociales, sostenibilidad de las pensiones, proceso constituyente, derecho a decidir, estructuras de estado, reforma constitucional y ruptura del régimen son algunos de los temas estrella.
En cuanto a las hojas de ruta sobre la cuestión nacional hay para todos los gustos: desconexión negociada con el Estado, DUI, reforma constitucional federal, referéndum de autodeterminación, inmovilismo y recentralización. Diferentes hojas de ruta que sólo se podrán llevar a cabo si se articula una mayoría amplía en el Parlamento de Cataluña que puede estar condicionada a medidas como un plan de choque para rescatar a la ciudadanía y/o a la investidura de un presidente de «consenso». Es por eso que hasta última hora todas las candidaturas disputarán hasta el último voto, unas para no depender de nadie para formar gobierno y aplicar su hoja de ruta particular y otras para obtener el máximo de escaños para tener la fuerza suficiente para condicionar al resto y defender sus intereses. Al respeto la disputa de los votos del área metropolitana de Barcelona así como otras ciudades populosas, los intentos de activación del voto de los abstencionistas y/o de los indecisos, el llamamiento al voto útil, etc. es una constante en esta campaña del 27S. Así, son las elecciones en que los líderes de los partidos de ámbito estatal más se han prodigado en la campaña: Rajoy, Sánchez, Rivera, Garzón e Iglesias están siendo protagonistas activos de las candidaturas a las que apoyan y llaman a una participación que puede ser realmente elevada.
Finalmente encuesta tras encuesta parece ser que habrá una mayoría de escaños independentistas en el Parlamento de Cataluña pero no queda tan claro si habrá o no una mayoría de votos. A partir de aquí muchas cuestiones quedan por resolver: ¿qué alianzas? ¿qué hojas de ruta? ¿qué alternativas? ¿quién presidirá la Generalitat? ¿qué gobierno? ¿qué políticas públicas y a favor de quién? y, ¿qué relación con el resto del Estado? Un futuro incierto en un contexto de crisis económica, política y social. ¿Oportunidad para cambiarlo todo o amenaza de inestabilidad?
A partir de la noche del 27S primeras respuestas al laberinto catalán pero recordamos que, cómo decía el poeta Miquel Martí y Pol, «todo está por hacer y todo es posible«.
Notas:
(1) Ver el artículo «27S – ¿Elecciones plebiscitarias o constituyentes?».
(2) Ver el artículo «27S – ¿Qué Cataluña queremos?».
(3) Ver el artículo de investigación de Crític: «Balance social – Cataluña, después de cinco años de gobierno de Artur Mas«.
(4) Finalmente se ha publicado el programa de Junts Pel Sí en su web.
Blog del autor: jgellida.blogspot.com
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