En Chile como en muchos lugares del mundo, 31 años después del sangriento golpe militar que depusiera al presidente Salvador Allende y al gobierno de la Unidad Popular, lo cierto es que la memoria histórica se va imponiendo cada día. La obra trascendental del gobierno de la Unidad Popular no puede pasar al olvido. Por […]
En Chile como en muchos lugares del mundo, 31 años después del sangriento golpe militar
que depusiera al presidente Salvador Allende y al gobierno de la Unidad Popular, lo cierto
es que la memoria histórica se va imponiendo cada día. La obra trascendental del gobierno
de la Unidad Popular no puede pasar al olvido. Por más que la extrema derecha (UDI-RN)
y los gobiernos de la Concertación pretendan establecer un manto de oscuridad, sobre los
logros alcanzados bajo el gobierno de la UP, la verdad se abre paso día a día, y por más que
intenten denostar la figura del presidente Allende, su trascendental legado de justicia social
democracia y libertad, nuevamente comienza a hacerse carne en la lucha del pueblo chileno.
El presente año los homenajes a Allende y a todas las víctimas de la dictadura fascista, enca-
bezada por el ex dictador Augusto Pinochet, encuentra al país con un ex militar completa-
mente abandonado por sus partidarios, desaforado en el marco de los crímenes de la deno-
minada «Operación Cóndor» e investigado por enriquecimiento ilícito.
Y por otro lado, nos encontramos con los reportajes de la periodista Loreto Daza, para el
diario La Tercera, en donde denuncia los dineros recibidos por la Democracia Cristiana de
parte de la CIA, para enfrentar la campaña presidencial de 1964, enlodar la imagen de Salvador
Allende, desplegar una gran campaña del terror y realizar diversas acciones encubiertas que
permitieran restar votos al candidato de la izquierda. Posteriormente en pleno gobierno de
la Unidad Popular, la CIA entregó recursos económicos al conjunto de la oposición, para
echar las bases para el posterior derrocamiento del gobierno de la Unidad Popular, lo que
produjo su efecto el 11 de septiembre de 1973.
Al recrear la verdad histórica, lo cierto es qué el gobierno de la Unidad Popular, independien-temente de sus errores y desaciertos, que por cierto los tuvo, éste cayo esencialmente por el
papel jugado por la Casa Blanca, el trabajo desarrollado por la CIA, las trasnacionales y la
alianza entre la derecha chilena y un sector de la Democracia Cristiana, que buscaban una sali-
da a la crísis que habían generado ellos mismos, a través de un «golpe blando», para que poste- riormente los militares les devolvieran el poder. En ese entonces, quienes controlaban el poder
económico, ni siquiera estaban dispuesto a aceptar, que el proceso de cambios en marcha, se
se llevara a efecto bajo los propios estamentos legales de la democracia burguesa, que ellos
mismos habían construido. Cuando se dieron cuenta que el proceso de cambios era irreversible
recurrieron al fascismo y el golpe de Estado, para abortar el sueño posible, que los trabajadores
y el pueblo chileno habían comenzado a construir.
De allí la importancia que revisten las palabras de Mireya García, dirigente de la Agrupación
de Familiares Detenidos Desaparecidos, cuando con motivo de los homenajes a Allende expre-saba: «Creo que a este país le hace falta trabajar el tema de la memoria, porque son actos, son
recuerdos, son homenajes, pero también es el rescate de una historia», afirmaba. Y de lo que
se trata hoy, es precisamente eso, rescatar en toda su integridad, la magnitud de la obra del
gobierno encabezado por el compañero Salvador Allende y la Unidad Popular.
No por que Lagos y sus cuatreros, pretendan minimizar la figura inmortal del presidente Allende, habiendo traicionado su legado de justicia social, para entregarse en cuerpo y alma
a la voracidad de los capitales nacionales y extranjeros, y de las políiticas terroristas que emanan de la Casa Blanca, el pueblo chileno no vaya a encontrar su cauce y así crear su propia
alternativa, ante el saqueo de que es objeto Chile. Sin duda que tomara su tiempo, pero el
resentimiento social, las grandes frustraciones que vive el pueblo chileno y la desconfianza
hacia la corompida clase política que gobierna el país, permitirá que las organizaciones del
pueblo chileno, dejando de lado sectarismo y conductas antiunitarias, nuevamente se encau-
cen por la senda del Frente del Pueblo, del Frente de Acción Popular y de la Unidad Popular
para construir un sueño distinto, puesto que los interesés de los trabajadores y de todo el pueblo deben estar por encima de los propios interesés de grupos o partidos políticos.
Es el mejor homenaje que se le puede realizar a Salvador Allende y todas las víctimas del
fascismo criollo, más aún cuando el camino por una alternativa distinta pasa por la
construcción de la unidad de todo el pueblo, al decir del propio presidente Allende.
Mientras la figura inmortal del presidente Allende crece día a día y las nuevas generaciones
van descubriendo la verdad de los hechos históricos y los logros del gobierno de la Unidad
Popular. Los partidarios del golpe y del régimen militar, ante la realidad de los hechos, se han
visto en la obligación de tener que conmemorar casi en silencio el golpe militar, que culminara
con miles de partidarios de la izquierda asesinados, en las cárceles, desaparecidos, en el exilio, con una económia entregada a las decisiones de las mafias del FMI, BM y con un dictador desaforado e inves tigado por robos y enriquecimiento ilícito.
El próximo año celebraremos los 35 años del triunfo en las urnas de la Unidad Popular, en un
año que además se celebrarán elecciones presidenciales y frente a ello, no cabe otra cosa, que
desplegar todos los esfuerzos unitarios habidos y por haber, para romper con la legalidad
establecida por la dictadura y dar paso a la alternativa de todo el pueblo chileno, puesto que
las grandes necesidades de los chilenos no pueden seguir esperando, el pliego por Un Chile
Justo, de la Central Unitaria de Trabajadores, debe ser la base de la construcción de la unidad
de todo el pueblo, por la memoria histórica y un Chile que tiene un sueño posible.