Entrevista a Rita Segato, la antropóloga cuyas tesis han inspirado el himno feminista ‘Un violador en el camino’, abre la trastienda del machismo.
Cuando se puso a estudiar la violencia sexual que algunos hombres ejercen contra las mujeres, enseguida se dio cuenta de que «es un acto comunicativo, un discurso». Veinticinco años de investigaciones después, Rita Segato (Buenos Aires, 1951) está considerada como en una de las voces más autorizadas, lúcidas y urticantes de Latinoamérica en ese campo.
Las Tesis, un colectivo de jóvenes feministas de Chile a las que no conoce, han logrado descodificar «de forma brillante» su pensamiento, ponerle coreografía y exportarlo al mundo, sin pretenderlo, a través de la impactante ‘performance’ ‘Un violador en tu camino’. Charlamos de sus versos con esta profesora emérita de Antropología y Bioética en la Cátedra Unesco de la Universidad de Brasilia (Brasil).
-De Valparaíso a Estambul, de Nueva Delhi a Pamplona, miles de mujeres han acogido como suyo ese cántico, que compacta un pensamiento complejo: la violación es un acto político.
-Antes de llegar a la violación, déjeme explicar algo. El patriarcado es un orden político primordial y fundacional de otras formas de jerarquía, que se disfraza de discurso moral y religioso. Pero es anterior a todo eso y está presente en todas las civilizaciones. Entra en cada una de ellas con mitos y narrativas culturales diversas para justificarse y establecerse como norma.
-«El patriarcado es un juez que nos juzga por nacer y nuestro castigo es la violencia que no ves», dice un verso del nuevo himno feminista.
– Claro, la sospecha moral del cuerpo de la mujer. Cada vez que salimos a la calle, hoy, en pleno siglo XXI, sabemos que el ojo público va a caer sobre nosotras. Por eso, cuando cada mañana nos vestimos frente al espejo, pensamos de forma automática si el escote está muy bajo, el zapato tiene mucho tacón… Es un autoexamen exhaustivo que intenta averiguar cómo nos va a ver el ojo público y cómo nos va a juzgar.
-Es el ojo patriarcal.
-Exacto. El violador es un juez. Cuando hablas con hombres que han cometido violaciones y les preguntas por qué lo hicieron les resulta tremendamente difícil explicarlo. La gente de a pie lo suele achacar al deseo masculino, pero ellos jamás hablan de eso. Se explica porque la mujer merece ser violada. La mujer necesita ser disciplinada porque es vulnerable moralmente.
-«Los violadores son los policías, los jueces, el Estado, el presidente. El Estado opresor es un macho violador», denuncia la canción.
– Claro. El violador es un policía moral. Es por eso que la policía viola, como lo estamos viendo en Chile y como vimos en España en el franquismo. No es un acto sexual, es un acto de dominación. Juez, policía y violador son la misma persona. Eso es lo que el poema dice.
-Sostiene que el patriarcado también destruye a algunos hombres.
– El mandato de masculinidad nos destruye porque primero ha destruido la conciencia de los hombres. Si su subjetividad no estuviera malograda, no se lanzarían contra las mujeres. Lo que debilita su hombría, su potencia, procede de los mismos hombres, de un ojo patrullador y evaluador. Del padre al hijo, del compañero de colegio, del colega de trabajo… se transmite la pedagogía de la crueldad, de la opresión.
-Baje un peldaño.
-Hombres y mujeres venimos formateados. De chiquitos nos colocan unos chips. Son los mandatos. Para ser hombre no tienes que sentir tanto, tienes que ser menos inclinado a la empatía, tienes que burlarte de los hombres que son más débiles, tienes que ir a un burdel, tienes que poder decir que ‘tumbaste’ a una compañera y tienes que mirar los cuerpos de las mujeres de manera rapiñadora delante de otros hombres.
-¿Por qué hay mujeres que ven como algo ajeno o incluso molesto todo lo vinculado al feminismo?
-Son mujeres machistas, masculinas, patriarcales. Las feministas somos aquellas que sospechamos que nuestras memorias eran implantadas, que no eran propias, y procedimos a desactivar ese chip.
– Ya sabemos por qué un hombre viola a una mujer. ¿Por qué tantos hombres violan a tantas mujeres?
– Es un acto exhibicionista, narcisista, dirigido a sí mismos y a otros hombres. Violan porque se sienten fragilizados. Es un acto autoerótico de un grupo de muchachos. Son hombres haciendo exhibicionismo de su potencia ante los ojos de otros hombres.
Foto: Rita Segato lleva 25 años estudiando la violencia sexual que los hombres ejercen
contra las mujeres.