Introducción El presente informe consiste en un balance general del desarrollo, el alcance y los límites de la Huelga General realizada el 12 de noviembre de 2019 a partir de un análisis de los diversos actores que participaron en ésta, ya fuera mediante la paralización de sus labores y de sus lugares de trabajo, interrumpiendo […]
- Introducción
El presente informe consiste en un balance general del desarrollo, el alcance y los límites de la Huelga General realizada el 12 de noviembre de 2019 a partir de un análisis de los diversos actores que participaron en ésta, ya fuera mediante la paralización de sus labores y de sus lugares de trabajo, interrumpiendo el libre tránsito de personas o mercancías, o bien marchando en las diferentes ciudades del país. La convocatoria de esta instancia fue realizada por el Bloque Sindical de la Mesa de Unidad Social [i] en el contexto de las jornadas de protestas iniciadas el 18 de octubre. La principal demanda planteada por las organizaciones participantes de la huelga refiere a la búsqueda de un «Nuevo Pacto Social» en Chile, que se exprese en una Nueva Constitución que sea realizada mediante una Asamblea Constituyente [ii] .
Si bien las encuestas indican que la mayoría de la población en Chile está ampliamente a favor de las demandas mencionadas [iii] , y que el actual Gobierno cuenta con una baja aprobación, antes de cualquier análisis de la Huelga General se debe tener en consideración las dificultades para que las personas se hagan parte de ella en sus respectivos espacios laborales. Al menos desde el fin de la Dictadura, los llamados a «paro nacional» no han logrado mucha efectividad por diversas razones. En primer lugar porque la tasa de sindicalización en Chile es muy baja -inferior al 20% de los asalariados [iv] -, limitando de antemano el porcentaje de trabajadores que podrían de forma organizada convocar a un paro en sus lugares de trabajo. En segundo lugar, porque el sistema de relaciones laborales en Chile genera muchas restricciones y límites al ejercicio de la huelga, estando prohibida su realización por motivos políticos o de solidaridad ajenos a la empresa y por fuera de la negociación colectiva reglada. Finalmente, porque incluso en aquellos lugares en los que existen sindicatos, el tamaño reducido y escaso poder que tienen la mayoría de ellos hacen difícil que puedan participar de una huelga general sin que los empleadores respondan con represalias, entre ellas el despido, situación que se agudiza en los casos que no existen organizaciones de trabajadores.
Por las razones expuestas, para una coyuntura como la analizada, la concepción de huelga general debe tomarse en un sentido ampliado, para abarcar no sólo sus expresiones tradicionales, sino también aquellas que, por fuera de los espacios físicos del mundo del trabajo, buscan contribuir al éxito de esta acción de protesta. De todas formas, hay tres elementos que se vienen observando desde el inicio de la revuelta y que auguraban que se podía romper la tendencia histórica reciente de paros nacionales inefectivos: a) la politización en el país ha alcanzado niveles que no se veían desde hace décadas, con participaciones masivas en marchas y asambleas; b) la existencia de serias perturbaciones en el transporte público desde el inicio de la revuelta que dificultan el tránsito de los trabajadores de ida y vuelta entre sus casas y los centros de trabajo ; c) y las jornadas laborales en el país llevaban más de 20 días funcionando de manera reducida por los problemas de transporte, lo que ha forzado a muchas empresas a cerrar antes para que los empleados puedan volver a sus hogares.
Justamente, la tesis central que se defenderá es que la especificidad de esta huelga consistió en que se sobrepuso a una histórica dificultad del sindicalismo en la postdictadura: lograr movilizar a trabajadores no sindicalizados, que son la mayoría. Esta amplitud quedó de manifiesto, como se verá, en la diversidad táctica de movilizaciones por fuera de los lugares de trabajo, en la cooperación de acciones disruptivas y en diversas formas de generar presión e impacto económico. Por ello, se puede decir que la huelga no fue sólo sindical, sino que abarcó a un importante y mayoritario sector de la clase trabajadora.
La metodología de este informe consistió en la revisión de medios de prensa y redes sociales durante los días 12 y 13 de noviembre, además de consultas con informantes calificados (principalmente dirigentes sindicales y asesores). Los datos fueron sistematizados en una base que registra una observación por cada empresa o sindicato que paralizó. Además de la participación en la huelga general, se buscó registrar la cantidad de trabajadores comprometidos, sus demandas y otras variables, aunque en muchas de ellas no pudieron ser completadas por falta de información, por lo que el análisis profundizará más en los aspectos cualitativos del impacto de la huelga que en una medición cuantitativa de la participación de los trabajadores. Adicionalmente, se registraron las noticias e informaciones acerca de cortes de tránsito, marchas y concentraciones protagonizadas por manifestantes, en el entendido de que estas acciones corresponden a formas de apoyo y de amplificación de los efectos disruptivos de la huelga general, en tanto apuntan a dificultar el trayecto de trabajadores a sus trabajos, afectando de diversos modos el normal funcionamiento de la economía. Para facilitar la lectura del informe, se han evitado las notas al pie para cada información descrita [v] .
El informe se divide en dos partes. En la primera parte se reconstruye el desarrollo del paro, y la segunda parte ofrece un balance general con consideraciones acerca de la jornada, con algunas observaciones y sugerencias, en línea con el objetivo de este documento, que es aportar a que el movimiento sindical reflexione sobre sus propios métodos de lucha para ir fortaleciendo su legítimo derecho a la huelga general y a ser un actor protagónico de los cambios que demanda la población.
- Desarrollo del Paro
2.1. Cortes de tránsito, manifestaciones y concentraciones
En primer lugar, cabe consignar que desde el comienzo del estallido social la empresa estatal Metro de Santiago ha sufrido importantes daños en su infraestructura, por lo que al día 12 de noviembre 49 de las 136 estaciones aún se encontraban fuera de servicio , lo que sumado a su táctica de cerrar estaciones cercanas a los lugares de protestas a lo largo del día, y el aviso de la red de Transantiago de que dispondría una flota acotada de buses, hacían prever un escenario complejo para desplazarse por las ciudades durante la huelga [vi] .
Desde la mañana, los medios de prensa nacional y regional dieron cuenta de la huelga principalmente en torno a cortes de tránsito, las concentraciones y las marchas que alteraron más de lo normal funcionamiento del transporte. En total, se registraron 88 reportes de manifestaciones, el 90% de los cuales se encontraron en medios de prensa [vii] , y el resto en redes sociales.
Los eventos de cortes de tránsito ocurrieron en por lo menos 24 ciudades, en avenidas estratégicas para la circulación de vehículos de trabajadores, y en las horas punta (de 6:30 a 8:00 am), observándose la mayoría en Santiago seguido de las principales capitales regionales. Además, en las ciudades intermedias y pequeñas los cortes se produjeron en las carreteras de acceso -paradigmáticamente en la ruta 5- y de conexión con las ciudades principales de la región, así como también en las vías de acceso a lugares de producción importantes, como puertos y centrales de generación eléctrica.
La mayor parte de los cortes de tránsito se produjeron por medio de barricadas, pero también se constataron ocupaciones de personas mediante actividades pacíficas, como marchas, concentraciones e incluso desayunos comunitarios, como el realizado en la Avenida Alemania en Valparaíso [viii] . En general, los reportes omitieron una estimación del número de personas involucradas en estas formas de acción, aunque sí mencionaron a algunos de los actores sociales convocados, como «estudiantes», «familias» o «trabajadores». Dentro de estos últimos, se especificaron organizaciones como la CUT, la ANEF, el Colegio de Profesores y Unidad Social. Justamente esta última organización estimó en unos 2 millones la cantidad de personas que se hicieron parte de las movilizaciones o paralización de actividades [ix] .
Las noticias dieron cuenta de concentraciones y marchas convocadas entre las 11:00 y las 18:00 horas en 35 ciudades distribuidas por todo el territorio nacional, correspondiendo principalmente a las capitales regionales y provinciales. También participaron ciudades pequeñas como Diego de Almagro, Quellón o Niebla. Naturalmente, la mayor cantidad de reportes se concentró en las tres metrópolis principales (Santiago, Valparaíso y Concepción), aunque destacaron otras como Copiapó y Valdivia con una alta participación respecto al total de su población. En las contadas ocasiones en que existió una estimación del número de participantes, destacó la amplia convocatoria registrada en ciudades como Concepción (100 mil), Valdivia (25 mil), Chillán (20 mil) y Arica (10 mil). En ciudades de menor tamaño también fue destacada la inédita cantidad de asistentes y el carácter pacífico de las manifestaciones, como en Quillota (6 mil), Puerto Natales (3 mil) y Castro (2 mil). Según las estimaciones realizadas por Unidad Social, se movilizaron más de dos millones de personas, siendo el epicentro la Alameda de Santiago, entre Plaza Dignidad (ex Plaza Italia) y la estación de metro Los Héroes.
En suma, las diferentes formas de protesta dan luces sobre el impacto de la huelga desde un ángulo complementario al de la paralización de actividades productivas. En principio, las personas que participaron en estas manifestaciones debieron dejar de realizar las funciones que normalmente desarrollan, de estudio o trabajo. Pero también debe considerarse que las movilizaciones en espacios públicos tienen un efecto multiplicador de la paralización de actividades, en la medida que irrumpen en el normal funcionamiento de las ciudades más allá del paro: en efecto, en varios registros la prensa dio cuenta de la suspensión de actividades a raíz de la imposibilidad de operaciones por falta de personal, como en el caso del cierre del Congreso Nacional o la suspensión del partido Magallanes-Cobreloa en La Pintana, o por la interrupción de vías del servicio de barcaza Niebla-Corral en la Región de los Rios, o como Américo Vespucio y Departamental en Santiago, que indudablemente significaron un retraso en la hora de llegada de miles de trabajadores a sus centros de trabajo.
2.2. Huelgas de organizaciones sindicales y paralización efectiva por sector
La actividad principal que fue convocada por el Bloque Sindical de la Mesa de Unidad Social fue la paralización de actividades laborales durante el día, ya fuera mediante la organización de una huelga, o bien ausentándose individualmente de los lugares de trabajo, alegando razones de seguridad y transporte, o aprovechando algunos resquicios legales que lo permiten de forma acotada y excepcional. En total, se contabilizaron 253 lugares de trabajo en los que se adhirió al paro, y el protagonismo de más de 130 organizaciones sindicales. Si bien se trata de una proporción pequeña en relación al total de sindicatos del país (existen más de 10.000 activos según la Dirección del Trabajo), lo importante es que muchos de los sindicatos que adhirieron se cuentan entre los más grandes de Chile, y que entre los más pequeños varios pertenecen a sectores estratégicos de la economía, ya sea porque su producción aporta mucho al Producto Interno Bruto nacional, o porque sus actividades laborales son indispensables para el trabajo de otros sectores. A continuación se expondrá brevemente el alcance de la huelga en cada una de las ramas de actividad en que hubo participación efectiva.
a) Sector Salud: Participaron principalmente los trabajadores del Estado vinculados a la Confederación Nacional de la Salud Municipal (CONFUSAM), la Confederación Nacional de Trabajadores de la Salud (FENATS Nacional y Unitaria), la Confederación Democrática de Profesionales Universitarios de la Salud (CONFEDEPRUS) y la Confederación Nacional de Profesionales de la Salud (FENPRUSS). La adhesión al paro fue de alrededor de un 95% exceptuando los turnos éticos de cada nivel de atención a la población, y se caracterizaron principalmente por acciones complementarias como las marchas, actividades recreativas y a nivel nacional la disposición de personal de ayuda y socorro a la población que se vio afectada por la violencia policial. Cabe señalar que el paro en el sector salud viene arrastrándose desde el 21 de octubre, como respuesta a las propuestas del Gobierno en esta materia. Las demandas exigidas refieren al Derecho a la Salud, a un Seguro Nacional de Salud, a los recursos Per Cápita de atención primaria y al incremento del 6% del PIB para el gasto público [x] . Pese a contar con una participación destacada en términos de poder de movilización, en cuanto a la cantidad de trabajadores comprometidos y a la extensión del mismo, juega en contra de sus huelgas el no pertenecer a un sector cuya paralización afecte de manera contundente a la economía del país, además de existir un sector privado paralelo que pudo cubrir las necesidades urgentes no atendidas, todo lo cual debilita su fuerza negociadora desplegada.
b) Sector Minero: Las paralizaciones fueron impulsadas principalmente por las organizaciones de trabajadores subcontratados, especialmente por aquellos sindicatos vinculados a la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) que agrupa a subcontratados y a la Federación Minera de Chile (FMC). Las protestas realizadas por estas organizaciones se llevaron a cabo fuera de los lugares del trabajo, donde lograron paralizar las faenas de importantes minas por varias horas de la mañana mediante cortes de rutas y barricadas que impidieron la llegada de los trabajadores. Uno de los aspectos más determinantes en este sector fue la no participación activa de los sindicatos de CODELCO agrupados en la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), situación que viene a reafirmar la división entre mineros contratistas y de planta, donde los primeros tienden a realizar tácticas disruptivas con el fin de interrumpir la producción, mientras que los segundos, pese a contar con un mayor poder estructural dada su posición estratégica en la producción y estando de acuerdo con las demandas del paro, son mucho más renuentes a utilizar dicho poder. Por esta razón, es difícil cuantificar el impacto económico de la paralización en las minas, aunque sin dudas hubo una alteración en la producción, que se reflejó indirectamente en que el precio de los futuros de cobre cayó un 0,4%.
c) Sector Comercio: Fue uno de los más afectados por las movilizaciones. Desde el inicio de la revuelta han sido especialmente golpeadas por saqueos y quemas de locales las grandes cadenas de supermercados, de artículos de hogar, de vestuario y las farmacias, mientras que aquellas sucursales que no han sufrido daños directos se han visto forzadas a cerrar más temprano, y en muchos casos a no abrir para prevenir daños al capital y a sus trabajadores por las protestas, viéndose mermadas de forma importante sus ventas [xi] . El pequeño y mediano comercio se vieron afectados de igual modo por las manifestaciones y el temor a ser saqueados. aunque los registros de este tipo de hechos son ínfimos. Esta tendencia se mantuvo durante la huelga general, sumado al llamado a paralizar por parte de las organizaciones del sector pertenecientes a Unidad Social, entre las que destacan por su importante cantidad de afiliados: la Coordinadora de Sindicatos del Comercio y Servicios Financieros (40.000 trabajadores), que se compone por la Federación de Trabajadores de Walmart, la Federación del trabajador Ripley FDT, la Federación Nacional de sindicatos del holding Falabella retail, la Federación del trabajador París FDT, la Federación Nacional de sindicatos autónomos Sodimac y la Federación Nacional de Sindicatos Tottus, el Sindicato Nacional Monserrat, el Sindicato interempresas de trabajadores Presto, el Sindicato de trabajadores Tarjetas Cencosud y el Sindicato N° 1 Alvarez recursos humanos Ltda; además participó el Sindicato Interempresas de Líder SIL (15.000 trabajadores); la Confederación Gremial de Ferias Libres (no se encontraron registros de su afiliación); la Federación Autónoma Walmart (2.000 trabajadores), la Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadores del Retail; el Sindicato Nacional Jumbo (3.000 trabajadores); el Sindicato Starbucks (150 trabajadores); Sindicato Zofri de Iquique (400 trabajadores), entre otros. En suma, se puede estimar su participación en alrededor de 60.000 trabajadores y trabajadoras del sector comercio en forma organizada y colectiva, que representan aproximadamente un 7% de la fuerza de trabajo ocupada en el sector [xii] , aunque su importancia relativa es mucho mayor al estar anclada en las firmass que concentran la mayor cantidad de ventas del país.
Adicionalmente, una masa importante de trabajadores muy difícil de calcular por su fragmentación y la inexistencia de organizaciones sindicales, decidió no asistir a sus trabajos por «seguridad» y por «problemas en el transporte», lo que contribuyó a presionar para que sus lugares de trabajo cerraran de forma anticipada, de modo que desde las 14 hrs una gran mayoría de los locales comerciales de Chile estuvieran paralizados, con una estimación que bordea el 98% según los cálculos más optimistas [xiii] .
d) Sector Construcción: Presenta una realidad diversa que se puede dividir en dos partes: por un lado, miles de pequeñas y medianas obras dispersas en todo Chile donde se distribuye fragmentadamente la mayoría de los trabajadores, y por otro lado, decenas de megaobras de infraestructura licitadas en su mayoría por el Estado que agrupan a miles de obreros en cada una, concentrándose en ellas el grueso del sindicalismo del sector. Por lo mismo, los registros aludieron principalmente a estas obras, destacando paralizaciones en 25 obras (varias de las más grandes de Chile) extendidas en 6 regiones, principalmente impulsadas por el Sindicato Interempresa Nacional de Trabajadores de la Construcción y el Montaje Industrial (SINTEC Chile), que sumaron cerca de 8.000 trabajadores afiliados más los obreros no afiliados en los casos que las obras fueron cerradas. Adicionalmente, se debe considerar el paro durante un par de horas del Sindicato Nacional de Trabajadores Asalariados (SINTRASAR) efectuada en la construcción del Puente Chacao. Las tácticas utilizadas correspondieron a las tradicionales del sector: paros colectivos a lo que se sumó una toma de algunas obras, en otros casos el retiro anticipado de los trabajadores para salir a marchar (por ejemplo en Alto Hospicio y Santiago), y en otros casos la realización de cortes de caminos para impedir el acceso de los trabajadores hasta que intervino Carabineros o la empresa decidió cerrar por el día.
e) Sector Transporte: Destacan tres tipos de actores que fueron parte de la movilización. En primer lugar los trabajadores portuarios, quienes participaron como unos de los principales convocantes, y que lograron paralizar la actividad de 25 de los 27 principales puertos de Chile, recurriendo tanto a huelgas colectivas como a cortes de tránsito en los accesos (por ejemplo en Arica). Una de las particularidades de los estibadores portuarios es que, pese a su reducido número, su gran poder de movilización tiene un significativo impacto en la economía chilena al interrumpir el tránsito de mercancías que se importan o exportan, por lo que suelen ser señalados como un sector estratégico del movimiento sindical.
En segundo lugar, los trabajadores del transporte público participaron de forma desigual. En varias capitales regionales la locomoción colectiva y los buses interurbanos se vieron disminuidos o no funcionaron, en algunos casos por la paralización voluntaria de sus trabajadores, como en el terminal rodoviario de Arica, los autobuses urbanos en Copiapó, Antofagasta y Coquimbo, o el ejemplo más notable: el Metro de Valparaíso; en otras ciudades se debió a formas de presión de sectores adheridos al paro sobre el resto de los trabajadores, como ocurrió en Concepción, y Valparaíso, en los que fueron apedreadas micros que salieron a la calle obligando a suspender el servicio; también se registraron situaciones en las que el gatillante fue la inexistencia de condiciones de seguridad mínimas para seguir operando, como en los buses interurbanos de Vallenar, Caldera y Chañaral, o en Santiago, que operó con el 49% de su flota por los riesgos que representaban las movilizaciones, en las que se han saboteado y quemado diversas máquinas. En cualquier caso, destacan por su ausencia en estas movilizaciones los sindicatos del Transantiago que pese a sus intenciones no lograron parar, y los sindicatos del Metro de Santiago que tampoco lo hicieron pese a adherir a las demandas de Unidad Social, por lo que en la principal metrópoli del país se puede afirmar que el transporte funcionó a media marcha.
Finalmente, cabe consignar los casos de paralización en el transporte terrestre de mercancías, en el que destacaron por su adhesión los trabajadores repartidores de Gasco durante un par de horas, flotas dispersas de camioneros que interrumpieron el tránsito en diversas autopistas, y la Federación Nacional de Sindicatos de Peonetas de Coca Cola (FENASIPEC), que interrumpieron su jornada a mediodía en dos regiones mientras que en Valparaíso lo hicieron durante todo el día. Por otro lado, se sumaron a la movilización, aunque por demandas propias, los trabajadores de los camiones recolectores de basura de toda la Región Metropolitana.
f) Sector Público: La convocatoria fue conducida principalmente por la ANEF, que estimó la adhesión en un 90% entre todas las reparticiones del Estado centralizado y en todas las regiones, lo que contrastó con las estimaciones del Gobierno que rondearon el 20%. La mayor parte de las tácticas consistieron en difundir información en los lugares de trabajo, además de salir a marchar, lo que implicó una paralización durante todo el día excepto en algunos lugares en los que el paro duró solo un par de horas, como en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez, donde el protagonismo lo tuvo el Servicio Agrícola Ganadero, y el servicio de Aduanas, que extendió su movilización en distintos puntos del país. Una de las debilidades del paro de este sector radicó en la no paralización de los trabajadores a honorarios, que representan una porción más que significativa del total y que por su régimen laboral tienen muchas más dificultades para realizar una huelga, lo cual se vio matizado por las dificultades del transporte que obligaron a cerrar los servicios más temprano durante ese día.
g) Sector Industrial: Tuvo una participación menor, en línea con el debilitamiento del sindicalismo que este sector arrastra durante décadas. Uno de los principales lugares de trabajo que destacaron en la jornada fue la Empresa Nacional de Petróleo (ENAP) de la región de Valparaíso, en la que paralizaron los trabajadores de planta y los contratistas para salir a marchar junto a otras organizaciones. Adicionalmente, participaron del paro trabajadores organizados en la Unión Nacional de la Agroindustria en la Región Metropolitana. No se pudo registrar otras industrias en las que los trabajadores participaran de manera activa en el paro.
h) Sector Financiero: El progratonismo lo tuvo la Confederación de Sindicatos Bancarios y Afines, que cuenta con 17 organizaciones del sector, y que llamaron a parar durante el día colectivamente para asistir a la marcha, avisando y coordinando previamente con sus respectivas empresas la provisión de servicios mínimos indispensables. La adhesión fue nacional, y se estima que alcanzó a un 40% del total de trabajadores de bancos y servicios financieros.
i) Sector Educación: Tuvo una importante participación en dos niveles. Primero, en los establecimientos educacionales del sector público y municipal de todo el país adhirió el Colegio de Profesores, alcanzando un 80% de adhesión. A su iniciativa, cabe agregar el hecho de que por lo menos 131 colegios permanecen en toma, y más de 1.000 están sin clases por diversas razones relacionadas con las protestas y la seguridad [xiv] . Por otro lado, diversas asociaciones de funcionarios de Universidades del sector público se sumaron a las movilizaciones en todo Chile, a lo que también se sumó la paralización de actividades de los estudiantes.
- Balance general
3.1. Resultados de la huelga general
a) En términos generales, mucha de la información recolectada permite afirmar que la Huelga Nacional del día 12 de noviembre de 2019 ha sido la paralización con mayor masividad y repercusión económica que se haya realizado en el país desde el retorno a la democracia en 1990, y posiblemente desde el golpe de Estado de 1973.
b) Pese a una mayor fuerza relativa que exhibió el movimiento sindical respecto a huelgas generales anteriores, en buena medida el éxito de esta instancia se debió al contexto de movilizaciones previo, y a los diversos problemas de transporte y seguridad que enfrentaron los trabajadores en las ciudades y que los obligaron a ausentarse o a llegar atrasados, además de forzar a las empresas a cerrar más temprano. En todo esto contribuyeron parcialmente los sindicatos del sector transporte, y también otras organizaciones no sindicales que se plegaron con acciones directas para interrumpir el tránsito.
c) El despliegue sindical durante el día no sugiere necesariamente que este actor social sea más fuerte que antes. En efecto, las organizaciones más grandes que participaron mostraron continuidad en su poder de paralización, como es el caso de la ANEF, el Colegio de Profesores, los gremios de la salud central y municipal, las organizaciones de grandes empresas del sector comercio y la Unión Portuaria de Chile, todas con amplia experiencia en huelgas.
d) Lo novedoso de esta huelga general consistió en la unidad en la acción que exhibieron varios de los principales sindicatos del país en la convocatoria, posibilitada por la existencia de la Mesa de Unidad Social y el extraordinario momento histórico. En este sentido, se puede afirmar que la jornada permitió posicionar con fuerza a este referente que, a todas luces, reúne a las organizaciones más representativas de la sociedad civil en la actual coyuntura, contribuyendo a perfilarlo como interlocutor legítimo ante el Estado.
e) Es importante mencionar que la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), pese a seguir siendo la principal central del país, asumió un actitud más abierta a trabajar de igual a igual con otras organizaciones de trabajadores, lo que favoreció el entendimiento entre los trabajadores en el Bloque Sindical. Asimismo, se sumaron por primera vez a este tipo de acciones diversos sindicatos entre los que destacan por su tamaño el SINTEC en la rama de la construcción, dando luces de un pronto retorno a la capacidad de movilización que tuvieron los obreros de este sector durante gran parte del siglo XX.
f) Una de las dimensiones fundamentales de una huelga general es su impacto económico, y en este caso se puede aseverar que la paralización agudizó la prolongada anormalidad de las jornadas laborales de gran parte de los trabajadores del país por razones expuestas anteriormente. En muchos casos la paralización alcanzó la jornada completa, y en otros tantos la disminuyó significativamente de forma indirecta. Esto no es menor, en tanto el Ministro de Hacienda ha declarado que sus estimaciones muestran una importante contracción económica que se venía arrastrando por el estallido social, y que se reflejaba en una disminución del consumo, del empleo y en la quiebra de miles de pequeñas y medianas empresas.
g) Sería un error medir el alcance de la jornada sólo por el eventual impacto económico que tuvo sobre la economía (y que sin duda fue significativo). Por el contrario, también debe considerarse el impacto en el fortalecimiento interno del Bloque Sindical de la Mesa de Unidad Social mencionada en el punto d), así como la respuesta del Gobierno y los empresarios. En efecto, luego de más de 20 días de movilización social ininterrumpida, la huelga general vino a poner sobre la mesa una presión aún mayor en un momento en que el Gobierno buscaba a toda costa recuperar la normalidad. En este sentido, la huelga fue sin duda un factor gravitante para que la oposición política en el Congreso se uniera firmando una declaración de apoyo a la demanda de la Asamblea Constituyente, y en la posterior maniobra del Ejecutivo de apuntalar la creación de pactos políticos que abrieran el camino al fin de las movilizaciones, entre ellas la apertura a un reemplazo de la Constitución de 1980 mediante fórmulas similares a las demandadas. Esta respuesta dada por la institucionalidad, calificada de histórica por todo el conjunto de partidos políticos tradicionales, fue a la postre rechazada por la Mesa de Unidad Social por su carácter insuficiente.
3.2. Problemas y desafíos
a) Aunque la huelga general del 12 de noviembre fue la más potente de la que se tenga registro al menos desde el retorno a la democracia, el principal problema que enfrentó el movimiento sindical sigue siendo el mismo de siempre: la dificultad para sumar activamente a la mayoría de los trabajadores en el campo y las ciudades que no se sindicalizan, pero que adhieren a sus demandas. Por ello, fue fundamental la capacidad del Bloque Sindical de ampliar la convocatoria incorporando a otros sectores que pudieran complementar la jornada con distintas tácticas que, desde fuera de los lugares de trabajo, contribuyeron a extender el paro más allá de la fuerza sindical organizada, multiplicando su efecto disruptivo e impacto económico. Sin duda la combinación de estos factores repercutióen un duro golpe a la productividad del país.
b) Es importante recalcar que el peso de las formas complementarias de movilización en las huelgas no es algo casual ni excepcional. En efecto, la matriz productiva del país se ha caracterizado históricamente por la existencia de miles de unidades productivas pequeñas y medianas que absorben a una gran cantidad de trabajadores, pero cuya dispersión repercute en pocas posibilidades y capacidades de sindicalización; y por otro lado una cantidad mucho menor de grandes empresas que abarcan la mayor parte de la producción del país, con muchos trabajadores concentrados en una misma actividad y, por lo mismo, organizaciones sindicales más potentes. Si a esto se suma el restrictivo y sobrerregulado Código del Trabajo vigente, las dificultades para abarcar a una mayoría de la población trabajadora naturalmente empujan a que la organización de una huelga general deba recurrir a formas de acción diferentes a la paralización colectiva, y que busquen afectar la producción desde fuera de los lugares de trabajo, es decir, apuntando a impedir u obstaculizar la circulación de trabajadores y mercancías.
c) La relevancia de acciones de protesta no laborales en las huelgas generales pone de manifiesto otro problema crucial: la debilidad del sindicalismo en el sector del transporte público metropolitano. En efecto, se trata de un sector estratégico para sumar a la protesta mayores contingentes de trabajadores: solamente el Metro moviliza a 2,6 millones de pasajeros diarios, y una cifra similar se desplaza por medio de los buses del Transantiago. Desafortunadamente, pese a la existencia de 4 sindicatos sólidos y estructurados en el Metro, por diversas razones entre las que se cuentan dificultades legales, estrategias de la empresa y una baja conflictividad laboral, sus trabajadores no han desarrollado una capacidad de paralización que les permita hacerse partícipes de instancias como una huelga general. En cuanto al Transantiago, su principal problema parece ser la elevada fragmentación [xv] , existiendo muchos sindicatos pequeños, y una cantidad no menor de estas organizaciones son formadas por las mismas empresas para mantener controlados a los trabajadores, dificultando cualquier ejercicio de coordinación en el sector, lo que se expresa en una baja participación y comunicación con Unidad Social. Mientras estas condiciones en el eslabón más débil de la economía urbana no cambien, el éxito de cualquier convocatoria a una huelga nacional requerirá necesariamente del apoyo de organizaciones no sindicales, lo que se volverá a evidenciar en toda su magnitud después de la firma del acuerdo [xvi] .
d) En vistas del éxito de la huelga, parece evidente el acierto de haber constituido un espacio de coordinación sindical en Unidad Social. El desafío en este sentido no es otro que tomarle el peso a esta instancia de unidad en la acción, y profundizar su desarrollo evitando a toda costa su quiebre por muchas diferencias que puedan haber en su interior. En este sentido, es imprescindible que la relación de imbricación entre sindicatos y partidos políticos, que es propia de cualquier estructura sindical de esta envergadura, no se convierta en un problema en sí misma. En otras palabras, las simpatías o militancias políticas que cientos de dirigentes de los sindicatos más importantes del país pudieran tener, deben ser aceptadas en la medida que se mantenga el respeto a la autonomía sindical de acuerdo a reglas deliberadas y decididas por las mismas organizaciones de trabajadores.
e) Un segundo desafío que se abre es la amplificación del rango de alcance y de acción de los sindicatos hacia las empresas medianas y pequeñas, que cuentan con un porcentaje de afiliación considerablemente menor que el de las grandes empresas. Por cierto, las numerosas trabas que impone la legislación en este punto hacen la tarea cuesta arriba: organizar un sindicato en una Pyme puede ser tan complejo como ineficiente por la reducida fuerza de negociación que tienen por sí solos en un espacio laboral acotado y de pocos trabajadores. Por ello, cobra mayor sentido reivindicar la idea de una Negociación por Rama vinculante sólo para organizaciones sindicales, lo que permitiría la incorporación de miles de sindicatos a estructuras mayores, que además de brindar posibilidades reales de mejorar sus condiciones laborales y de subir sus salarios mediante la generación de sueldos mínimos por rama, les abriría un espacio de coordinación y politización que redunde en su adhesión a futuras convocatorias de huelgas generales. En suma, la demanda histórica de la negociación por rama no es sólo por las mejoras económicas que permite, sino porque su naturaleza misma es un aliciente para activar a sindicatos más pequeños.
f) Por último, y ante el reciente «Acuerdo por la paz social y nueva constitución» alcanzado en el Congreso, que fue rechazado por Unidad Social por su carácter insuficiente y haber sido hecho a espaldas de la sociedad civil, las organizaciones sindicales se encuentran ante la posibilidad de adquirir mayor protagonismo, al contar con estructuras organizativas más estables e institucionalizadas que pueden canalizar y contener un posible reflujo en las movilizaciones de masas. De entre las lecciones que deja esta huelga, posiblemente la más relevante es la necesidad de fomentar tácticas complementarias de movilización de acuerdo a las capacidades organizativas de cada sector. Por ejemplo, en algunos sectores parecen más convenientes las paralizaciones parciales de actividad ante las dificultades organizativas, de modo que complementen a aquellos sectores estratégicos donde suelen existir sindicatos más fuertes. Tal como ocurrió en esta ocasión, es importante que estos hitos incluyan acciones propias de otros movimientos sociales que se mostraron útiles para sus objetivos, apuntando especialmente a la interrupción del tránsito y del transporte público, pero avanzando hacia una planificación más orgánica en términos territoriales con centros de trabajo neurálgicos en las ciudades.
[i] E spacio de coordinación de decenas de organizaciones sociales, entre las que dest acan la Coordinadora de Trabajadores y Trabajadoras No + AFP, La Central Unitaria de Trabajadores de Chile (CUT), la Unión Portuaria de Chile, el Colegio de Profesores, la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (Cones), la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), el Sindicato Interempresa Nacional de Trabajadores de la Construcción y Montaje Industrial (SINTEC), entre otras.
[ii] Además, se plantea la renuncia del Presidente Sebastián Piñera y de sus ministros de Educación, Salud y de la Mujer, que tras los 25 días de movilización aún no han sido removidos de sus cargos.
[iii] Según CADEM (16-18 de octubre), un 78% de la población está de acuerdo con la afirmación de que es necesaria una Nueva Constitución.
[iv] Desde los años noventa hasta el 2017 la tasa de sindicalización ha estado bajo el 20% de los asalariados del sector privado según datos de la Dirección del Trabajo. Recién el año 2018 esta tasa subió al 20%.
[v] Una versión resumida de la base de datos construida puede ser solicitada a [email protected] . Nos reservamos el derecho de su publicación por razones de seguridad y confidencialidad.
[vi] Pasada la mañana, además, la empresa Metro anunció que adelantaba su horario punta desde las 14:00 y Transantiago anunció que desde las 17:00 sus buses dejarían de circular.
[vii] Al tratarse de un recuento en base a registros de prensa, hay que considerar los sesgos editoriales propios de cada medio, que se reflejan en algunos casos en la ausencia de registro de manifestaciones, como en la contabilización de participantes y los énfasis dados al reporte de las actividades realizadas, especialmente en torno a los actos de violencia.
[viii] https://www.soychile.cl/Valparaiso/Sociedad/2019/11/12/624737/Con-desayuno-comunitario-vecinos-de-Cerros-Monjas-y-Mariposas-cortaron-la-calle-en-Valparaiso.aspx
[ix] https://www.biobiochile.cl/noticias/nacional/chile/2019/11/13/mesa-de-unidad-social-reporta-que-2-millones-de-personas-se-movilizaron-en-jornada-de-paro-nacional.shtml La cifra es diametralmente opuesta a la entregada por Carabineros de Chile, quienes sin mencionar metodología alguna para el cálculo, estimaron en 280.000 los asistentes a las manifestaciones.
[x] Extraído de
http://www.colegiomedico.cl/wp-content/uploads/2019/11/Respuesta-a-la-Agenda-de-Salud-del-Gobierno-final.pdf ), el 13 nov. 2019.
[xi] El 46% de las empresas del sector consultadas para un informe de la Cámara Chilena de Santiago ha sufrido daños directos, y la totalidad ha enfrentado costos por menores ventas. Así también, entre el 18 y el 27 de octubre sus ventas cayeron un 10% en bienes, 19% en servicios y 36% en turismo. https://www.ccs.cl/eventos/2019/doc/Comercio%2030oct.pdf
[xii] Según la Encuesta Nacional de Empleo del INE en el trimestre Julio-Septiembre de 2019 habían 838.700 ocupados en el sector.
[xiii] Estimación de la Coordinadora de Sindicatos del Comercio y Servicios Financieros: https://www.facebook.com/confederacioncoordinadoradelcomercio/photos/a.349397268591068/1160197740844346/?type=3&theater
[xiv] https://www.latercera.com/nacional/noticia/131-colegios-toma-mas-mil-establecimientos-sin-clases-balance-educacional-28-dias-la-crisis/903390/
[xv] Una aproximación al problema se observa en las cifras de la Dirección del Trabajo para 2017, en las que el sector Transporte, Almacenamiento y Comunicaciones exhibía 1.915 sindicatos para cerca de 158 mil afiliados, de los cuales una buena parte pertenecen al Transantiago.
[xvi] http://lanacion.cl/2019/11/18/miles-de-pasajeros-volvieron-a-usar-la-linea-4-del-metro-que-reabrio-en-puente-alto/