Mientras me encontraba de viaje en Belgrado me enteré por las redes sociales de la triste noticia del fallecimiento de Henrik Janbell. Quedé profundamente consternado, pues la imagen que siempre tuve de él fue de una persona sumamente activa, luchadora, energética y con enormes ganas de hacer cosas. Características propias de alguien que tiene «carrete» […]
Mi primer contacto con Henrik ocurrió en el año 2005, poco después de mi llegada a Suecia. Me recibió en su apartamento del municipio de Kista, en las proximidades de Estocolmo, para contarme con detalle lo que fue su experiencia en Chile, tanto antes como después del golpe. Quedé profundamente conmocionado de escuchar su relato. Por suerte, el Estado chileno reconoció su condición de expreso político y Henrik fue simbólicamente indemnizado.
Sus vivencias en Chile le marcaron para siempre. El horror del golpe no le alejó del país, como ocurrió a no pocas personas, sino todo lo contrario. Tras su liberación y retorno a Suecia, se involucró muy activamente en las actividades de solidaridad del Comité Chile (Chilekommitté), en compañía de conocidos activistas como Anna Venegas, Anna-Karin Gauding, Tör Sellström, Stefan de Vylder, Eva Zetterberg, Rosemarie Andersson, Margareta Björling, y muchos más.
Con la vuelta de la democracia, Henrik y su pareja Sygin se compraron una hermosa casa en Valparaíso a donde fueron a pasar sus vacaciones, y compartir de nuevo con sus amistades de Chile. Siempre que tenían la oportunidad, cruzaban el Océano Atlántico.
En el año 2007, Henrik participó en un encuentro que organicé en el Instituto Cervantes de Escolmo en homenaje a Harald Edelstam, donde también estaban Sonja Martinson-Uppman, Pierre Schori, Stefan Wrigstad, Carl-Johan Groth, Martin Wilkens, Håkan WIlkens, Germán Perotti, Jan Sandqvist, Anna Venegas, Jorge Godoy y Rolf Bengtsson. Asimismo, el mismo año, Henrik, en colaboración con otros suecos y chilenos como Caroline Edelstam (nieta de Harald Edelstam), José Guevara, Rolf Bengtsson, impulsaron la idea de crear una fundación que recuperara la memoria del embajador Edelstam, la cual vio finalmente la luz en el año 2009. Desde entonces, y hasta su fallecimiento, Henrik dedicó una gran parte de su tiempo en la consolidación de la fundación, viajando y reuniéndose con autoridades relevantes de la defensa de los derechos humanos por distintos países de Europa y América Latina. Asimismo, no escatimó esfuerzos en la organización de actividades de distinta índole, así como la preparación del premio Edelstam que se entrega cada dos años.
Desde su juventud, Henrik se convirtió en un actor clave de las relaciones chileno-suecas. Su humanismo, su actitud comprometida y valerosa, y su profundo amor por Chile, le definieron como persona. Un hombre con grandes convicciones éticas y morales, que ha sido y será un ejemplo para seguir, y por el cual tanta gente de ambos y muchos otros países, le han tenido un gran afecto y respeto. Esperemos que en Suecia también se haga memoria de la enorme importancia que tuvo Henrik en el periodo que le tocó vivir, y sirva de inspiración para las generaciones venideras.
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