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Alejo, humildad y resistencia

Fuentes: Rebelión

Murió nuestro amigo y compañero de refugio en Asturias Alejandrino Betancur Acosta, un sindicalista del sector minero al que no pudieron asesinar los paramilitares pero cayó ayer -a los 63 años de edad- víctima del criminal sistema de salud privatizada de Colombia. Alejo, obrero del carbón por 22 años, fue presidente desde 1996 del Sindicato […]

Murió nuestro amigo y compañero de refugio en Asturias Alejandrino Betancur Acosta, un sindicalista del sector minero al que no pudieron asesinar los paramilitares pero cayó ayer -a los 63 años de edad- víctima del criminal sistema de salud privatizada de Colombia.

Alejo, obrero del carbón por 22 años, fue presidente desde 1996 del Sindicato de Trabajadores Mineros, SINTRAMINEROS en la zona de Amagá y soportó la presión de los grupos paramilitares, sus amenazas de muerte, los seguimientos y los disparos contra su casa, hechos que lo obligaron a desplazarse y que hicieron que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le otorgara medidas cautelares de protección. El gobierno colombiano tuvo que reconocer que Alejo corría un «riesgo extraordinario» y le asignó -en el 2011- un esquema duro de seguridad con coche blindado, un conductor y dos escoltas, armas, chaleco antibalas y comunicaciones.

A los pocos meses el gobierno le quitó la protección y lo dejó a pie y con un escolta, a merced de los sicarios paramilitares que tenían orden de «neutralizarlo»: Los Urabeños, Los Rastrojos, la Oficina de Envigado, la flor y nata del sicariato de Medellín lo amenazó y lo persiguió siendo Coordinador de la Línea de Alertas y Denuncias de la Mesa de Derechos Humanos del Valle del Aburrá-Medellín

Su salud se resintió desde la época de minero y su situación de vulnerabilidad se hizo evidente con las nuevas amenazas. La Central Unitaria de Trabajadores CUT lo propuso para ser acogido por el Programa Asturiano de Atención a Víctimas de la Violencia en Colombia. Llegó junto con Bea y Eduardo el viernes de 23 de junio del 2017 y p asó del aeropuerto al Foro de Derechos Humanos de Castrillón. El tocayo Arjona y la gente solidaria de Soldepaz les dieron la bienvenida y esa misma tarde Alejo compartió en público su testimonio de lucha y resistencia.

Se enfermó grave, entró en coma a los pocos días de residir en Gijón, pero la salud pública, la solidaridad y su deseo de vivir le permitieron resucitar tras ser desahuciado. Se convirtió dentro del grupo de refugiados-as en nuestro «Lázaro» Alejandrino, el silencioso, el esquivo para los sicarios, el duro de pelar.

En el transcurso de su estadía de medio año en Asturias participó, hasta donde la salud se lo permitió, en reuniones con instituciones y organizaciones, en los actos de calle y en la actividad internacionalista. Su ejemplo de resistencia es un orgullo para la clase obrera colombiana y para nuestro colectivo. Regresó a Colombia el 14 de diciembre del 2017 en medio del plan de exterminio en curso contra la dirigencia social.

Se nos adelantó Alejo. Nos queda su humildad, su compromiso de combatir la injusticia. Es uno de los pocos sindicalistas colombianos fundadores de la CUT que no ha muerto de un disparo, sino esperando la atención médica de un Estado mafioso que siempre lo quiso ver muerto.

¡Alejo vive en nuestra memoria y en nuestra lucha¡

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.