¿Cómo van a responder a las sanciones de los EEUU?, le preguntaron al Presidente Putin; él respondió: Hay ser muy cuidadosos, porque «ellos pueden fabricar dólares y nosotros no». Yo hubiese añadido: Ellos pueden fabricar ficciones y nosotros no. La última ficción del Presidente Obama fue congratularse del grave daño que las sanciones causan a […]
¿Cómo van a responder a las sanciones de los EEUU?, le preguntaron al Presidente Putin; él respondió: Hay ser muy cuidadosos, porque «ellos pueden fabricar dólares y nosotros no». Yo hubiese añadido: Ellos pueden fabricar ficciones y nosotros no.
La última ficción del Presidente Obama fue congratularse del grave daño que las sanciones causan a Rusia, deseo morboso al que desdicen las bromas y las sátiras con que los rusos tomaron este castigo ruin, la gigantesca celebración del Año Nuevo en toda Rusia y el mensaje de fin de año del Presidente Putin, en el que recalca que la superación de todos los males está en manos del propio pueblo ruso. Más allá de estas palabras, el hecho mismo de que él pudiera dar este mensaje implica el fracaso de los sueños de perro de quienes intentaron arrojarlo del poder mediante un nuevo Maidán en la Plaza Roja de Moscú, pues, al contrario de lo que esperaban, las susodichas sanciones lo fortalecieron. Se ve que los rusos no, son así no más, doblegables.
Como resultado de tanta estulticia el BRIC es ahora más fuerte que nunca, a partir del presente año la Comunidad Económica Euroasiática comienza a marchar viento en popa y la férrea alianza chino-rusa ha eliminado la hegemonía que el imperialismo mundial globalizado, IMG, había tenido desde la caída de la Unión Soviética. Y no sólo eso sino que la ayuda financiera ofrecida por Pekín a Moscú implica que el IMG ha cesado de manejar a su antojo el sistema financiero mundial y está muy cerca de colapsar el dominio del dólar, mantenido a partir del tratado de Bretton Woods, firmado después de la Segunda Guerra Mundial. No es que las sanciones no surtan efecto alguno sino que resultan contraproducentes y con ellas no van a doblegar el espíritu de un pueblo indomable en cuyo suelo fueron derrotados numerosos ilusos que ahí enterraron sus calenturientas ambiciones; ejemplos sobran: las invasiones tártaras, suecas, polacas, alemanas, norteamericanas, inglesas, francesas, checas, japonesas, etc.
En cambio, las ficciones son más difíciles de contrarrestar que las sanciones, puesto que han sido vendidas desde hace mucho tiempo a un público domesticado para tragar cualquier rueda de molino. Así, por ejemplo, es más fácil de ocultar de la opinión pública mundial que los hechos reales, el auge nazi de Kiev, que intenta eliminar a los que ellos llaman «subhombres y separatistas terroristas», aunque se trate de ancianos, mujeres y niños que no han podido escapar de tanta barbarie; el sustento que esta junta obtiene del IMG, que sólo le da armas y la trata de carne de cañón; así, se silencia que «la malvada Rusia», estigmatizada con este epíteto por la gran prensa de Occidente, entrega en la actualidad gas, carbón y electricidad a Ucrania para que su pueblo no se congele en el presente invierno o calla también sobre la donación de cerca de cien mil millones de dólares que desde la independencia de Ucrania le entregó Rusia en materias primas con precios subvencionados, en cambio se cacarea las migajas que Occidente le da.
¿Podrá la fabrica de ficciones ocultar el nuevo testimonio voluntario sobre que la aviación ucraniana derribó el avión malasio? ¿Podrá ocultar el genocidio y la violencia que se ejerce día a día para acallar el rechazo a su política ultramontana? ¿Podrá negar que la resistencia popular del sureste de Ucrania, nacida para defender su libertad y existencia, soporta la agresión compuesta por fuerzas multinacionales fascistas, que ha dejado hasta ahora más de cinco mil muertos, decenas de miles de heridos y centenares de miles de refugiados? Kiev apuesta por la solución militar de un problema civil sólo por contar con el apoyo del IMG, por lo que ha renunciado al grupo de los No Alineados, para poder pertenecer a la OTAN, acto que sitúa a los EE.UU. y a la OTAN como las amenazas externas más graves para Rusia, tal como lo señalara el Presidente Putin.
La solución para que el Presidente Obama no cave su propia tumba en Rusia se la da su colega Putin al señalar que Rusia y los EE.UU. podrían cooperar con éxito si sus relaciones se basaran en «la igualdad y el respeto mutuo». Algo elemental por donde se lo mire, aunque sea duro de aceptar para quienes quieren conservar hegemonías y no pisan tierra firme como exige la realidad. Es hora de lean el cuento sobre el lobo feroz o le hagan caso al tan respetado por ellos, Mijail Gorbachov, quien en una entrevista al canal RT dijo que los Estados Unidos: «Necesitan una perestroika».
Caso contrario se corre el riesgo de que todos los buenos deseos de paz y prosperidad para este nuevo año se convierten en polvo y ceniza y no haya quien pueda evitar el renacimiento del nazismo a nivel mundial.
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