En el referéndum celebrado este domingo en Grecia el NO ha vencido por una mayoría aplastante con más de 22 puntos porcentuales de diferencia, pese a las amenazas que llegaban desde las instituciones de la Unión Europea y sus gobiernos ¿Qué implicaciones políticas tiene este resultado? Puede que entre muchas otras consecuencias estamos en presencia […]
En el referéndum celebrado este domingo en Grecia el NO ha vencido por una mayoría aplastante con más de 22 puntos porcentuales de diferencia, pese a las amenazas que llegaban desde las instituciones de la Unión Europea y sus gobiernos ¿Qué implicaciones políticas tiene este resultado? Puede que entre muchas otras consecuencias estamos en presencia de un hito en el desmoronamiento de la partidocracia (bipartidista en la mayoría de los casos) que ha reinado en la Europa Occidental al abrigo de la socialdemocracia desde el final de la II Guerra Mundial.
Hacía mucho tiempo que no veíamos en la Europa de la Unión un partido cumpliendo con sus promesas electorales. Syriza puede congratularse no solo de no haber claudicado ante la Troika, sino de haberle dado sentido a la política. Los partidos políticos que tomaron el poder en las últimas décadas en países de la Unión Europea acataron de manera ortodoxa las recetas neoliberales económicas impuestas por tecnócratas con un gran coste democrático. La contradicción entre programas electorales y políticas públicas de tirios y troyanos fue tal, que hace tiempo que dejó de tener sentido en la vieja Europa el uso de las siglas «Socialista». El descrédito de estos partidos a los que aún hoy se les llama «centro-izquierda» fue absoluto cuando desde que explotó la crisis financiera del 2008 les toco gobernar. Syriza probó que es posible desobedecer la dictadura de los mercados, armarse con un referéndum y, hasta ahora, no morir en el intento. Dada la coyuntura regional en la que «malamente» subsiste Grecia, estos no son logros desdeñables y están causando un terremoto político cuyas consecuencias ya estamos presenciando.
Las ondas expansivas del NO en Grecia han comenzado a sentirse en toda Europa. La primera víctima del resultado ha sido Andonis Samarás, quien fuera primer ministro griego hasta la llegada de Alexis Tsipras al poder y que, tras conocer los resultados, renunció al liderazgo del partido Nueva Democracia; la campaña por el ‘Sí’ le pasó factura. Sobre la canciller alemana, Angela Merkel, se dice que a partir del lunes empieza su momento más difícil después de diez años al frente de su país. En España, el presidente del gobierno Mariano Rajoy, del conservador PP, convocó de urgencia a la Comisión Delegada de Asuntos Económicos tras el éxito de Syriza, querrá dejar claro que los griegos le deben dinero, pero el problema de fondo es que la primera ficha del efecto dominó del referéndum en Grecia es posible que le caiga encima con todo el peso de PODEMOS. En el PSOE militantes díscolos ya han presentado su renuncia ante la ambigua posición tomada ante los eventos en Grecia, en vez del claro apoyo al NO que debía haber demostrado este partido que se dice regenerado.
No hay gurú que pueda adivinar cómo se desarrollarán a partir de los próximos días las negociaciones cuando todo el mundo tiene puestos sus ojos, y la UE metidas sus manos, en Grecia. Mientras tanto Stavros Karagounis, coordinador de Syriza, afirmó de forma enérgica y sorprendente que en estos momentos el único aliado de Alexis Tsipras es el presidente venezolano Nicolás Maduro.
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