Santos y su régimen oligárquico no logran meter miedo al pueblo con sus amenazas y acciones de guerra. Campesinos y pequeños comerciantes se alzan contra las políticas oficialistas que favorecen la rosca oficialista. Vienen huelgas y paros agrarios por todo el territorio nacional. Las encuestas y sondeos recientes señalan la enorme caída de la popularidad […]
Santos y su régimen oligárquico no logran meter miedo al pueblo con sus amenazas y acciones de guerra. Campesinos y pequeños comerciantes se alzan contra las políticas oficialistas que favorecen la rosca oficialista. Vienen huelgas y paros agrarios por todo el territorio nacional.
Las encuestas y sondeos recientes señalan la enorme caída de la popularidad del señor Santos y su gobierno neoliberal. Todo es consecuencia de la mala gestión del Presidente y de sus políticas incluidas en el Plan de Desarrollo recientemente aprobado; todo un mamotreto con las recetas económicas para ampliar los privilegios de la gran oligarquía dominante.
Lo grave de lo que está ocurriendo es que la crisis política que invade al régimen santista está contaminado el proceso de paz ocasionando un generalizado escepticismo en la sociedad civil la cual rechaza el giro antidemocrático pretendido en el sentido impuesto por Santos a los diálogos de la Mesa de Cuba. El gobierno bloquea reformas, cercena derechos y patrocina la impunidad de quienes están comprometidos en los «falsos positivos» y la vulneración sistemática de los derechos humanos, afirmando que esa es la paz que necesita hoy Colombia.
Por supuesto, las mayorías no se resignan a semejante distorsión. El núcleo principal de la nación, los trabajadores, los campesinos, las mujeres, los indígenas, los afros, los jóvenes, los movimientos sociales y políticos anti oligárquicos actúan y proyectan su potencia en la movilización con las banderas centrales de los derechos fundamentales y la emancipación.
Es precisamente lo que indican las manifestaciones agrarias y de los pequeños comerciantes.
A la vista están los paros y acciones multitudinarias anunciados por los campesinos y trabajadores del agro nacional.
Las organizaciones articuladas en la Cumbre agraria han proyectado paros y movilizaciones para el mes de agosto con el objetivo explicito de exigirle al gobierno el cumplimiento de los acuerdos firmados al término de las importantes huelgas ocurridas en el año 2013.
Las dignidades agrarias (cafeteros, paperos, paneleros, arroceros y lecheros) han planificado actos contundentes desde la segunda quincena del mes de julio para demandar los subsidios requeridos por la pequeña caficultura. El Ministerio de Agricultura de manera irresponsable ha desatado una campaña de señalamientos y mentiras que pretende demeritar los pliegos agrarios con embustes politiqueros aludiendo a inexistentes propósitos electorales en la dirigencia cafetera, que son más bien los patrones de conducta de los grandes gamonales gobiernistas que tienen secuestrada la institucionalidad pública, misma que se utiliza en las practicas clientelares de la compra y venta de votos como se estila por Iragorri Hormaza en el martirizado departamento del Cauca.
Los paros y protestas que mencionamos son acompañadas en estos momentos por las manifestaciones de los pequeños y medianos comerciantes de los Sanandresitos, golpeados por una legislación penal recién aprobada que eleva las penas contra dichos segmentos sociales con la argucia de la lucha contra el contrabando, cuando en realidad lo que se pretende es seguir favoreciendo poderosas mafias importadoras, enquistadas en el Ministerio de Comercio, beneficiadas con prebendas otorgadas directamente por la rosca de la Casa de Nariño.
Los paros agrarios y las acciones del pequeño comercio de los sanandresitos contra el ventajismo oficialista son legítimas expresiones que merecen todo el apoyo de la sociedad.
Que Santos no siga engañando con su paz neoliberal.
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