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La paz en Colombia no puede ser un cheque en blanco

Fuentes: Rebelión

Diferentes reacciones se han suscitado con las declaraciones del Jefe negociador del Gobierno Humberto De La Calle Lombana, en entrevista concedida a Juan Gossaín y revista Semana, expresiones como: «A los colombianos se nos está agotando la paciencia», «El proceso lleva tres años y ya es hora de que los señores de las FARC entre […]

Diferentes reacciones se han suscitado con las declaraciones del Jefe negociador del Gobierno Humberto De La Calle Lombana, en entrevista concedida a Juan Gossaín y revista Semana, expresiones como: «A los colombianos se nos está agotando la paciencia», «El proceso lleva tres años y ya es hora de que los señores de las FARC entre en razón», «Esto se puede acabar, algún día es probable que no nos encuentren en la mesa de La Habana». «Realmente lo que está ocurriendo es insoportable para los colombianos». Humberto De La Calle Lombana.

Las preguntas que nos debemos hacer los colombianos son: ¿Cuál es la Paz que queremos?, ¿La Paz del silenciamiento de los fusiles? o ¿La paz romana? Con el respeto que nos merece el Doctor Humberto De la Calle Lombana, la Paz en Colombia no puede ser un cheque en blanco, donde se limite únicamente a la rendición de los señores de la Guerrilla, las conversaciones de la Habana-Cuba deben ser para los cambios reales de la transformación de Estado.

Otro elemento que desconoce el negociador del Gobierno en la entrevista, es no reconocer las causas, orígenes y efectos del conflicto armado de Colombia, esto hace que las conversaciones de la Habana se conviertan en un debate estructural de lo que ha sido esta guerra, donde las elites hace más de cincuenta años negaron la posibilidad de transformar al país, que es en el fondo la discusión; pero lo que llama la atención es desconocer la esencia del preámbulo del Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, documento medular que guía los diálogos y que por su contenido es la hoja de ruta para llegar al punto culminante: Paz con justicia social.

(1*) El Acuerdo incluye el preámbulo que define la existencia del conflicto y su naturaleza política y social; por ende, esclarece que la «construcción de la paz es asunto de toda la sociedad» porque implica, entre otras cosas, el fortalecimiento de la democracia, mayor equidad social, la protección de los derechos humanos y las causas del conflicto; contiene también la agenda de seis puntos y las reglas de funcionamiento que terminan con la máxima de que «nada está acordado hasta que todo esté acordado». Son los tres componentes del Acuerdo General con fuerza vinculante y partes de la integralidad que debe ser acatada.

A pesar de los avances existen preocupaciones e inquietudes por las continuas equivocaciones del Gobierno Nacional, que viola el Acuerdo General de forma flagrante, acudiendo como suele hacerlo al autoritarismo y a las imposiciones, negando el carácter bilateral del diálogo; son las dos partes las que producen los acuerdos y no la decisión unilateral del presidente Santos.

El afán por parte del Gobierno de firmar rápido los acuerdos, obedece a las mal llamadas encuestas que generan toda una matriz de opinión, que los medios de comunicación diariamente emiten, dejando la sensación de que todos los casi cuarenta y cinco millones de colombianos estamos cansados del proceso de Paz. ¡Por favor! hacemos un llamado a la sensatez, que es mejor un proceso de Paz, bien hecho que beneficie a todo el pueblo colombiano. La exigencia es por una paz con Justicia social y no una Paz mezquina, es en últimas lo que el gobierno quiere imponer dejando a un lado los intereses de una sociedad que clama por un Estado Social de Derecho.
Estas, estas son otras de las razones por las que se desespera el Gobierno en los diálogos:

(2*)» Despojo territorial, concentración de la tierra en manos de grandes latifundistas, terratenientes y ganaderos con vínculos con el narcoparamilitarismo, reprimarización y desnacionalización de la economía para favorecer a las grandes transnacionales dedicadas a la producción agrícola para la exportación o a la producción de los agrocombustibles, saqueo y destrucción de los recursos naturales, explotación y represión brutal contra indígenas y campesinos ha sido la constante desde la época colonial, hasta la presente fecha, todo ello amparado en marcos legales para favorecer a los grupos detentadores del poder en Colombia y a las multinacionales principalmente de EEUU, como el Pacto de Chicoral firmado en 1973 entre liberales, conservadores y los gremios de propietarios que fomentó la colonización de la tierra en vez de la redistribución de la misma, hasta la ley de tierras del santismo, con la que continua el expolio de campesinos e indígenas colombianos».

Sí, son tres años de intensos debates en la mesa de conversaciones. El tiempo apremia y es urgente materializar los acuerdos, para que seamos los colombianos de a pie y de allanar la consecución de una Paz estable y duradera, y la consolidación de nuestro propio contrato social.

A pesar de que el gobierno de Santos cree que está sentado con una guerrilla derrotada y que será fácil someterla en la mesa de diálogo con dádivas efímeras y superficiales, no logró esquivar la agenda sociopolítica que está en pleno desarrollo aunque en medio de evidentes contradicciones entre las partes.

Los Intereses en últimas y el desespero de firmar ya, son los intereses económicos de las grandes transnacionales mineras que presionan al gobierno, para que lo más rápido posible en las regiones donde existe presencia de Guerrilla queden libres; y así desarrollar toda la política de la locomotora minera. En ultimas lo que no saben la gran mayoría de los colombianos, es que en una de las salvedades esta nada mas y nada menos el compromiso de entregar cuarenta y dos millones de Hectáreas de tierra para explotación de recursos naturales.

Señor Humberto De La Calle Lombana, eso es lo que desespera al Gobierno. Si se trata de hacer un balance serio de estos tres años de diálogos, díganos con franqueza, que los señores de la guerrilla lo que están pidiendo es un campo libre de Multinacionales mineras; y al resto del pueblo nos quieren entregar un cheque en blanco, para firmarlo como un acto de subordinación a los interese económicos de los que siempre han agenciado la guerra durante más de ciento sesenta años en este País.

¡Seguiremos como siempre construyendo la Paz con manos ciudadanas¡

Biblio- (cit fuente 1* Fuente Semanario la Voz/ cit. 2* Ensayo la Guerra mediática de baja intensidad de la oligarquía colombiana y el imperialismo yanqui/Alexandra Villacis Dax Toscano/ Patria Grande 2013/)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.