Recomiendo:
0

Con la tortura se envía un mensaje, en clave de terror, para silenciar a las personas

Fuentes: Rebelión

Es una forma de terror sistemático, de controlar a una persona y una comunidad a través del miedo

¡No vayas a correr porque te dejo ahí tendido». Le dijeron al hijo de Saloméi. Lo llevaron detrás de unos tanques, lo golpearon mientras él lloraba y repetía que no era un niño malo.

«Mi hijo tenía 13 años y me lo iban a descuartizar. Ese día me levanté, se me nubló la vista. Dios me decía que orara por él, y yo oraba. En el trabajo, algo me gritaba el nombre de mi hijo», recuerda Salomé.

Al pequeño le gritaban – «Decí la verdad si no querés que te deje en una chuspaii en la casa de tu mamá»- lo golpeaban con una tabla, con la correa mientras veía a su alrededor chuspas, machetes, baldes y escuchaba gritos.

De repente, apareció una mujer y pidió que lo dejaran quieto. Les dijo que no era malo, explicó que él fue a dejar una libra de arroz, a una señora, en un carro de balineras.

A Salomé se le erizaba la piel al escuchar el relato de su hijo, pero se mostraba fuerte e intentaba convencerlo de hablar con un psicólogo. «Mi hijo tiene secuelas. Él se asusta, se pone nervioso -señala Salomé- y yo me pongo nerviosa. Le digo: si no me ayuda, no voy a poder superarlo ni usted tampoco. Hubo un tiempo que no salía; cuando capturaron al que lo iba a matar, él pegó el grito».

El pequeño reconoció a su agresor y le pidió a su madre que lo denunciara pero ella no quiso, pues pensó que seis meses, o un año, después saldría libre y tampoco puede irse del barrio ni abandonar su casa.

Para Salomé lo que le ocurrió a su hijo es absurdo. Su niño, inocente, iba a morir por nada. «No entiendo su lucha porque pagan personas inocentes. Y también la persona que delinque tiene derechos.

«Despresarlo y despedazarlo… es no tener corazón, no tienen conciencia, no están en sus cabales. ¡No hay derecho! El delincuente tiene dolientes y por el hecho de que esté en un camino indebido no es para hacer eso», enfatiza.

Lamentablemente, estos hechos traumáticos no ocurren sólo en Buenaventura. Luis Botero, se desplazó forzadamente de San Carlos (Antioquia)iii en el año 2001. Estuvo durante un tiempo en Medellín y llegó a Buenaventura donde es comerciante.

Lo torturaron las autodefensas, lo acusaron de ser guerrillero sin serlo. Él les decía que no lo era ni quería serlo. «Me metieron en medio de 40 uniformados de esas autodefensas y me decían que corriera, que si me volvían a ver por allá me picaban. Me tiré por un terreno y caí en un alambre de púas y quedé con cicatrices.

«Cuando yo fui torturado me sentí muy humillado. Sin deber nada porque yo no debía nada, ejercía voto, trabajaba como una mula en Santa Ritaiv. Me acusaban de guerrillero sin yo serlo -dice sin poder controlar el llanto-, me torturaban, me enterraban fusiles. Yo me vine de la finquita que conseguí jornaleando, en compañía de un hermano. Es como una mentira estar vivo pero Dios lo quiso así.

Luis describe con tristeza que en los años 2000v y 2001 veía bajar camiones con mucha gente. Al primo de su papá lo «picaron» y al papá de un amigo, lo tiraron a una quebrada.

Los recuerdos están frescos en su memoria: el llanto de los niños huérfanos, cerca de la finca de su padre en Santa Rita, y levantarse a la una de la mañana para esconderse detrás de las rocas esperando que amaneciera.

«En Medellín veía militares y no sabía dónde meterme, quedé como dos años así. La fuerza me la di yo mismo, alejándome de por allá. Sabía que trabajaba y tenía la comidita, andaba entretenido, si no me hubiera enloquecido, o estaría en los extramuros, muerto del susto», asegura.

Luis sobrevivió a la tortura, pero siente un dolor que no cede: su hermano, John Fredy Botero Morales, fue desaparecido en el año 2001. Su mayor anhelo es encontrarlo.

Aunque se prohíbe la tortura en el marco normativo internacional, esta prevalece y se practica en muchos países del mundo, incluido Colombia pese a los esfuerzos de activistas y supervivientes para frenarlo.

«En Colombia se invisibiliza la tortura, se da la subsunción de la tortura en otros delitos como la desaparición forzada y la ejecución extrajudicial. Pero por supuesto que no existe desaparición forzada sin tortura, es casi imposible pensar que a las víctimas las desaparecieron, pero no las torturaron previamente. Por el contrario – aclara Ricardo Tamayo- en los hallazgos de cadáveres hay prevalencia de la tortura; sin embargo, ésta no se investiga, se investiga la desaparición forzada». 

Violencia sexual es tortura

Otra forma de tortura es la violencia sexual contra las mujeres. En opinión de Silvia Gaviria, psiquiatra, el abuso sexual es lo peor que le puede pasar a un ser humano porque deja una huella indeleble e irreparable. «Esto es una tortura, pero una tortura con sevicia, gravísima».

«La memoria episódica hace compensación con amnesia pero la memoria emocional persiste lo cual quiere decir que así tú no recuerdes el episodio doloroso, tu sistema y respuesta emocional puede permanecer alterado. La dimensión del daño al organismo, al cerebro, es algo que hemos subestimado y puede ser tan grave como los secuestros como otro tipo de torturas.».

El psiquiatra forense, Ricardo Tamayo, asegura que la tortura sexual implica uno de los mayores daños para las víctimas; un ejemplo de ello, es el caso de la Masacre de El Saladovi.

En El Salado, los primeros informes históricos no recogieron los testimonios sobre violencia sexual, muchas mujeres no hablaron de la violencia sexual. «No recibieron la atención psicosocial que requerían ni en materia de justicia y eso puede generar daños en varias generaciones, no sabemos el impacto que ha tenido en las generaciones», explicó Tamayo en el LIV Congreso Nacional de Psiquiatría.

Según la experiencia de Ricardo Tamayo, como psiquiatra forense, los relatos de las víctimas de violencia sexual permiten establecer y documentar la magnitud del daño psicológico que tienen las víctimas frente a fenómenos como éstos.

«La tarea no es sólo la descripción de signos y síntomas, quedarnos en un diagnóstico como es la depresión porque eso al final no da cuenta de la realidad de la experiencia traumática (…) Hay repercusiones en el funcionamiento social, cambios perdurables en la personalidad. La violencia psicológica se acompaña de impunidad, las autoridades se limitan en la investigación a la evaluación forense, está pendiente el trabajo de documentación de la tortura en la génesis del dañovii«, aclara Tamayoviii.

En su concepto, la tortura y otras violaciones de los derechos humanos tienen consecuencias más allá de lo conocido en las categorías diagnósticas, y existen grandes limitaciones en el acceso y la evaluaciónix.

Por su parte, Dora Lucía Lancheros directora de la Corporación Avre explica que la violencia sexual tiene un impacto sobre la concepción de sí mismo, del cuerpo y, en estos casos, analizan la intencionalidad de esa violencia que pretende despolitizar a las mujeres.

«Uno se mueve por el mundo creyendo siempre en alguien o en algo y cuando eso se rompe, se trastoca ese piso de seguridad que se tiene -asegura Dora- si la tortura trasgredió la esfera de lo corporal, de lo tangible, siempre está el recuerdo muy vivo.

«La violencia sexual es tortura, la tortura física es siempre tortura psicológica. Hay un avance en el tema de violencia sexual, de visibilizarlo, en el Ministerio de Salud. ¿Pero dónde están los efectos como tortura? Se requiere más experticia», subraya Lancheros.

Torturar para silenciar

Con la tortura se envía un mensaje en clave de terror para silenciar a las personas. Las reacciones son variadas. «No se habla de eso porque está el pánico en la gente, porque el próximo es usted; al mismo tiempo, esto termina siendo tan cotidiano, se ha naturalizado. Fue al de la otra cuadra, mientras no me toquen y yo no escuche, pues me horroriza un poco pero también sigo adelante. Es tan cotidiana la violencia que la gente tiene que seguir, no se puede quedar anclada a eso», explica Néstor Rubiano Soto, psicólogo y coordinador de salud mental de Médicos Sin Fronteras.

Briseida Lópezx es una mujer afro-colombiana que perdió a dos nietos, uno fue asesinado y el otro desaparecido; es una mujer solidaria con quienes han sufrido tanto o más que ella, su coraje le ha permitido seguir adelante.

«Se debe tener mucha entereza para manejarlo. Donde estoy ahorita, no les ha pasado nada. Pero yo trato de no mantenerme en la casa, si no en una reunión, en un taller, ocupada, activa», afirma.

Estos hechos violentos provocan miedo entre los habitantes de Buenaventura y los visitantes. «El desmembramiento de personas es una práctica macabra que genera un impacto directo sobre la tranquilidad y la salud mental de quienes habitan los sectores donde están ubicadas las casas.

«Hay que enfatizar esta modalidad de tortura se realiza hacia la persona que se encuentra con vida, es decir es desmembrada viva -explica Julián Calero psicólogo de la Unidad de Víctimas en Buenaventura- los lugares donde realizan estas prácticas suelen ser casas de personas, que han sido desplazadas forzadamente, y luego ocupadas por los actores armados para cometer diferentes delitos como el abuso sexual, hurtos, torturas, entre otros».

Julián señala que en esa zona del país hay ciertas creencias acerca del desmembramiento de personas pues creen que cuando las personas son asesinadas y su cuerpos quedan completos, pueden realizarse ciertos rituales que harán sufrir al victimario, llevarlo a la muerte o enfermarse mentalmente. Por ello, los cuerpos son cercenados y dispuestos en diferentes lugares para evitar el mínimo de posibilidades de que esto ocurra.

Más allá de estas creencias, las personas son afectadas profundamente. «Los impactos emocionales comunes por causa de la tortura física y psicológica son la ansiedad, el estrés postraumático, el trauma, y dificultad para establecer relaciones.

«La tortura en conflictos armados tiene una forma de operar diferente, si es el cuerpo femenino o masculino; tiene un rol importante, el género, así mismo se afronta (…).Tienen más fortaleza, para seguir adelante las mujeres, en los hombres hay más vergüenza, presión social. La tendencia del conflicto es que sobreviven las mujeres, desarrollan la capacidad para salir adelante. En nuestros equipos de trabajo comunitario hay muchas mujeres», explica Diego Rodríguez, director Clínico en Heartland Alliance en Colombia.

Otras formas de reaccionar ante la tortura son aceptando como normal la situación, no queriendo hablar de eso y con manifestaciones masivas como ocurrió en Buenaventura el 19 de febrero de 2014xi.

Entre tanto, en la Corporación Avre han determinado que los recursos de afrontamiento, individuales y colectivos, de los supervivientes de tortura están relacionados con el perfil de personas que atienden.

«Quienes son remitidos por organizaciones de derechos humanos demuestran capacidad de resistencia, de inquietarse por comprender que su experiencia tiene una intencionalidad, cuentan con redes apoyo, familiar y social, y creen que con ayuda de otros pueden tener otro camino. El tema de lo simbólico, Avre lo viene trabajando hace mucho tiempo, representa lo que viene de adentro y cómo sirve en la elaboración de las experiencias».

«Los procesos de acompañamiento psicosocial, tienen más efectividad cuando se articulan con otras acciones relacionadas con el hecho violento -aclara Dora Lancheros- por ejemplo la búsqueda de justicia: llevar procesos, ubicar a los responsables, que es un poco su verdad, si se quiere, contrastada con la de quien originó los hechos».

¿Requieren un acompañamiento especial los supervivientes de tortura? Dora Lancheros, responde que sí porque la tortura tiene unas particularidades con respecto a otros hechos. Muchas veces, por ejemplo, la tortura física requeriría una atención desde un dictamen médico a través del protocolo de Estambulxii.

A partir de ese dictamen médico se necesita una coordinación fuerte para realizar acompañamiento psicosocial y, en salud mental, que logre determinar si hubo daños cognitivos.

Entre tanto, el protocolo de Minessota se aplica a personas asesinadas, o que han muerto, para poder constatar lo que pasó, que es lo que le hace falta a los familiares: conocer la verdad, que es el objetivo de las exhumaciones.

Eso en cuanto al primer dictamen. «Luego el acompañamiento en casos de tortura (…) requiere habilidades terapéuticas muy específicas porque el daño es tan fuerte y abarca todos los hechos de violencia, tantas dimensiones… Y si fue, por ejemplo, una tortura sostenida durante un largo periodo de tiempo se menoscaban las capacidades esenciales de las personas. Por ello, crear un vínculo de confianza con el terapeuta requiere unos tiempos que no se evacuan en cinco sesiones, igual para víctimas de violencia sexual, estamos hablando de procesos de acompañamiento a mediano y largo plazo», enfatiza Dora.

«No estamos hablando de primeros auxilios psicológicos (…) La persona, para manejar esta situación debe tener un conocimiento de todas las esferas que afecta la tortura, en lo cognitivo, qué puede pasar, en el comportamiento, qué puede pasar, y en lo emocional, eso lo va a determinar mucho en qué condiciones se dio la tortura. La tortura es una violación de derechos humanos, que tiene unas connotaciones particulares en cuanto a su intencionalidad. No es como la desaparición forzada que se oculta para que no sepan que pasó, en este caso que se sepa, ahí dejo la huella. Lo que en Chile llaman la huella indeleble, y viva usted con ella. Entonces descifrar todo aquello que marcó la psiquis de una manera tan fuerte, es bien complicado».

Resistencia comunitaria

Además de los daños individuales, la comunidad donde ocurren los hechos de tortura es afectada. Diego Rodríguez asegura que la tortura: «es una forma de terror sistemático, de controlar a una comunidad a través del miedo, a través de las formas más crueles y despiadadas; en segundo grado, hay un tema allí fuerte de cómo se multiplican las afectaciones, de la intencionalidad de propiciar control para confinar y desmontar cualquier organización».

En Avre comparten esa mirada. La tortura psicológica tiene un impacto en otras generaciones. «En las nuevas generaciones se empieza a naturalizar la violencia. Hace tres años se hizo un informe sobre cómo los niños estaban replicando el modelo de las casas de pique con animales y viene el tema del impacto transgeneracional. Entonces -continúa Dora- no sólo es en la gente adulta que pueda haber vivido eso sino en otras generaciones cómo se transmite ese mensaje de desmovilizarse, de no hablar, y de replicar formas de violencia en las nuevas generaciones».

Daniel Macía, psicólogo de Médicos Sin Fronteras en Buenaventura, indica que las acciones de tortura, generan desconexión de las estructuras, ansiedad y una sensación de desconfianza de la naturaleza del ser humano.

«La violencia no solo afecta la salud mental cuando se vive directamente. Escuchar y presenciar y violencia termina por alterar el bienestar del ser humano», agrega Macía.

En Buenaventura muchas personas se han desplazado forzadamente porque los hechos violentos generan pánico en quienes no experimentaron la violencia directamente.

«Acá en Buenaventura han matado familias enteras. Las autoridades brillan por su ausencia, hay barrios que se están quedando sin tiendas porque al que no lo matan, se tienen que ir. Muchas tiendas las cerraron, los dueños se fueron, no aguantan (…) en la casa que viven familias, según sea la casa, le cobran -y eso no sé si la policía lo sabe- gente que no ha soportado y ha tenido que dejar la casa, ¿se justifica eso? Pero para la autoridad todo está bien», afirma Briseida López.

Según Danelly Estupiñan, lideresa del Proceso de Comunidades Negras y amenazada recientementexiii, el impacto de la tortura de las casas de pique, genera pánico colectivo. «Son casas de las que toman posesión, no hay un sitio específico, pueden hacerlo en cualquier lugar (…) hay un miedo de la gente a salir, andar, compartir, limita la movilidad social. Pero a pesar del pánico también hay naturalización de la violencia y se acostumbran a que esas situaciones pasen, lo que puede ser otra forma de resistencia».

Danelly considera que los daños emocionales han ocasionado un verdadero problema de salud pública en Buenaventura en los últimos diez años. «Eso se observa en la calle, es difícil de ocultarlo, otros traumas no tan fuertes que se evidencian son el insomnio, afectaciones del sistema nervioso y delirio de persecución, relacionados con los escenarios de intensas violencias en barrios comunas».

La situación del puerto es más compleja que en otras ciudades del país. «En Buenaventura hay otras dinámicas vigentes, otro tipo de organizaciones o grupos armados o bandas criminales cuyo principal incentivo es el narcotráfico, tráfico de armas, explotación ilegal de recursos como la minería, el contrabando, tráfico de personas. Es demasiado complejo pensar que el posacuerdo llevará a un cambio evidente en los próximos años debido a los altos índices de corrupción en el ente territorial y la relación de los actores armados con sectores políticos del Distrito», explica Julián Calero de la Unidad de Víctimas de Buenaventura.

Estas dificultades sociales y económicas han sido experimentadas en el Espacio Humanitario de Buenaventura. Leonardo Lópezxiv, líder, debe mantener un perfil bajo. «Actualmente, no entran, aprovecharon cuando no estaban Justicia y Paz, a mí me decían que pilas que estábamos hablando mucha pendeja. Yo salgo pero tengo zonas vetadas».

Él dice que ahora está un poco calmado. «En el sector hacían cosas que nos aterrorizaban a nosotros – recuerda Leonardo- porque teníamos que salir a las 6 de la mañana y mirar para fuera, veíamos a esos individuos parados al frente, con armas y todo eso. Ahora gracias a Dios, en compañía de Justicia y Paz, hemos mejorado el sistema de vida de acá. Hicimos un esfuerzo entre toda la comunidad, cogimos fuerza y nos enfrentamos con esos bandidos; a raíz de eso, hemos recibido muchas amenazas, pero también gracias a eso tenemos una tranquilidad, desde hace un año y pico».

Él, comenta que han llegado más personas al espacio humanitario porque ven que hay tranquilidad las 24 horas, porque actualmente es uno de los barrios más seguros en Buenaventura. Las comunidades cercanas le tienen respeto y admiración porque valoran su esfuerzo.

«Tenemos muchos huevos por enfrentarnos a personas que se quieren tomar el barrio y no le permitimos lo que han hecho en otros barrios, hemos expandido el espacio humanitario», asevera.

Los días de Leonardo transcurren entre el trabajo, las asambleas, las conversaciones con sus vecinos y actividades para fortalecer la comunidad y determinar las necesidades por cubrir y entre las cuales, la vivienda es prioritaria.

Los vecinos organizan actividades con los niños, fútbol, y danza, con las niñas, para motivarlos a que salgan más a la calle y jueguen. Mujeres y hombres lideran estos procesos.

«Antes de llegar Justicia y Paz nos acostábamos a las 5. Pero hace un año y medio se acuestan más tarde y volvieron a la normalidad -afirma Leonardo-; el miedo uno no lo saca de la noche a la mañana, un día se acuesta a las 8, otro a los 10».

Pero a pesar de la tranquilidad que han alcanzado, a veces se sienten atemorizados y algunas personas no asisten a todas las reuniones. «Todavía, aunque no lo quieran, en Buenaventura siguen desapareciendo gente en el sector, no en el Espacio Humanitario, y eso lo previene a uno. Algunas personas casi no salen de las casas, sienten miedo».

Para enfrentar los miedos, este líder recomienda a los habitantes del Espacio Humanitario pescar, vincularse, reunirse, y pertenecer activamente a la comunidad.

Para otros la forma de sobrevivir a la tortura es como lo hizo Luis, desplazado de San Carlos (Antioquia), y de un barrio de Buenaventura, cambiar de barrio y trabajar, trabajar mucho.

Por su parte, Saloméxv, la madre del niño que se salvó de ser desmembrado, practica deportes, es solidaria con sus vecinos y subsiste haciendo trabajos varios, esto le ayuda a superar lo ocurrido.

Salomé quiere a su puerto y es crítica sobre la forma como se presentan los hechos de tortura y violencia, en general, de Buenaventura. Pide que esto se haga de la manera más humana posible, decir la verdad sin estigmatizar a sus habitantes.

«Con esos titulares tan horriblesxvi, nos ponen como lo peor, como cuando descubrieron las casas de piquexvii decían que era Buenaventura la escuela del descuartizamiento; el descuartizamiento empezó con los paramilitares -aclara Salomé- eso me dolió como bonaverense».

Néstor Rubiano, de Médicos Sin Fronteras, está de acuerdo con la petición de Salomé. «La gente tiene miedo de hablar y, paralelo a eso, como en este país todo se descontextualiza, o se utiliza al acomodo, si sólo se habla de casas de pique, entonces se queda Buenaventura como si fuera toda Buenaventura una casa de pique. No es así, hay mucha cultura y mucho por rescatar allí, más allá del horror».

Notas:

i Nombre cambiado a petición de la persona

ii Término usado en el departamento del Valle del Cauca de Colombia al referirse a una bolsa.

iii Así vivieron el conflicto armado en San Carlos (Antioquia)

iv La realidad de los desplazamientos forzados en Ituango. http://www.colectivodeabogados.org/La-realidad-del-desplazamiento

v Masacre de San Carlos http://www.mioriente.com/embalses/san-carlos/masacre-de-san-carlos-febrero-2000.html

vi 15 años de la masacre de El Salado http://www.eluniversal.com.co/regional/bolivar/15-anos-de-la-masacre-de-el-salado-la-reconstruccion-de-un-pueblo-185198

vii

viii Tortura: caracterización del fenómeno en Colombia y propósitos análisis de narrativas http://psiquiatrialms.congresovirtual.info/topic/tortura-caracterizacion-del-fenomeno-en-colombia-y-propositos-analisis-de-narrativas/

ix  Tortura: caracterización del fenómeno en Colombia y propósitos análisis de narrativas http://psiquiatrialms.congresovirtual.info/topic/tortura-caracterizacion-del-fenomeno-en-colombia-y-propositos-analisis-de-narrativas/

x Nombre cambiado a petición de la persona.

xi Buenaventura marcha para enterrar y ponerle fin a la ola de violencia http://sjrcol.com/web/movilizacion-pacifica-en-buenaventura-en-contra-de-la-violencia/

xii Protocolo de Estambul. Manual para la investigción y documentación eficaces de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. http://www.ohchr.org/Documents/Publications/training8Rev1sp.pdf

xiii Amenazas de muerte contra defensoras de derechos humanos https://www.amnesty.org/download/Documents/AMR2329462015SPANISH.pdf

xiv Nombre cambiado a petición de la persona

xv Nombre cambiado a petición de la persona.

xvi Métodos para descuartizar en Buenaventura http://www.lafm.com.co/audios/los-metodos-para-descuartizar-156464

xvii Alcaldía reconoce la existencia de casas de pique en Medellín http://www.rcnradio.com/locales/en-medellin-sin-duda-hay-sitios-donde-se-descuartizan-personas-alcaldia/ También: Sí hay casas de tortura en Medellín http://analisisurbano.com/?p=15949

* Séptima entrega de la beca del Centro Carter. Tortura y salud mental.

Fernanda Sánchez Jaramillo, periodista maestra en relaciones internacionales y trabajadora comunitaria.

@vozdisidente

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.