Los suplementeros pretenden impedir su muerte anunciada. Era otro Chile cuando sus convenios laborales se firmaron, en 1972, con la suplementera Mireya Baltra como ministra del Trabajo. Actualmente, el duopolio que controla la prensa escrita – El Mercurio y Copesa-, regala y vende diarios y revistas en supermercados, bencineras y otros negocios. Competencia desleal que […]
Los suplementeros pretenden impedir su muerte anunciada. Era otro Chile cuando sus convenios laborales se firmaron, en 1972, con la suplementera Mireya Baltra como ministra del Trabajo. Actualmente, el duopolio que controla la prensa escrita – El Mercurio y Copesa-, regala y vende diarios y revistas en supermercados, bencineras y otros negocios. Competencia desleal que les provoca a los suplementeros un daño irreparable y los empuja a la extinción. Saieh y Edwards controlan los medios de comunicación escritos gracias al dadivoso apoyo de la publicidad privada y estatal. Para nadie es un misterio que los fondos fiscales acrecientan la concentración del sector.
Juan Placencia, secretario del Sindicato de Suplementeros La Florida y presidente de la Federación Regional Metropolitana de Suplementeros, dice: «Nuestros problemas son muchos, pero hay uno que es particularmente determinante: el gremio está sumido en un profundo proceso de extinción. Hace algunos años éramos entre diez y doce mil, actualmente, según datos entregados por la Confederación Nacional de Suplementeros de Chile (Conasuch), somos apenas cuatro mil. Eso significa que sobre el 60% ha desaparecido. Con respecto a los diagnósticos de la Confederación, tenemos grandes diferencias: ellos sostienen que el problema es la lectura digital, el diario electrónico; nosotros decimos que no, que eso nos hizo un daño muy grande, pero la causa de la crisis del gremio se debe a la concentración privada de los medios de comunicación».
LOS AMOS DE LA PRENSA
«Edwards y Saieh prácticamente deciden todo lo que ocurre con la prensa escrita, y la relación que el duopolio mantiene con nuestro gremio demuestra que lo que dicen los grandes empresarios es verdad, ellos tienen el dinero, y quien lo tiene pone la música. Muchos suplementeros han debido diversificar su oferta, como una manera de sobrevivir. El 22 de diciembre de 1973, poco después del golpe militar, se promulgó el Decreto Ley 211, y a partir de 1974 la Asociación Nacional de la Prensa inició gestiones para lograr la desregulación de nuestro gremio. Dejamos de ser el ‘único factor de venta’ para ser ‘el principal’. Y hoy, no somos siquiera el principal, sino el último», agrega.
Según el dirigente, la prioridad del duopolio está en atender de manera preferencial a los suscriptores: «En los primeros años de la dictadura eran muy pocas las suscripciones, por el contrario hoy El Mercurio tiene más de 153 mil, y La Tercera bordea las 100 mil. No son nuevos lectores, eran nuestros clientes». Crecen los «clubes de lectores», con un montón de beneficios: entradas a bajo precio, regalos, etc., y los suplementeros no pueden competir con eso. El golpe fue formidable y el gremio enfrenta una dramática realidad.
La mayoría sobrevive vendiendo lo que sea, ya no viven de los diarios sino de otros productos. La venta de periódicos ha bajado. Venden muchísimo menos. Los diarios de rutina, como La Cuarta y Las Ultimas Noticias , de circulación masiva, bajaron su venta producto de diarios gratuitos, como La Hora y Hoy x Hoy . «Una pauta de semana no supera la venta de cuarenta publicaciones. Si vendemos diez ejemplares de Las Ultimas Noticias y diez de La Cuarta , nos dejan 70 pesos por cada uno, es decir, 1.400 pesos de ganancia. Ese es un ingreso de hambre, y existen realidades más dramáticas. Como denuncias que ha hecho el Sindicato Cordillera, presidido por Andrés Agram, en consultivos nacionales: suplementeros que ganan mil pesos al día», dice Placencia.
ATROPELLAN LOS CONVENIOS
Placencia señala que, ante la crisis, el gremio no debiera actuar por reacción, sino tomar iniciativas: «Por eso hemos llegado a la conclusión que lo que nos ocurre no solo es responsabilidad del duopolio, que nos ha destruido sistemáticamente, sin duda. También hay responsabilidad nuestra. Somos el gremio que ha estado menos veces en las calles luchando, haciendo presión o denunciando los abusos. Hemos usado la lucha epistolar, incluso cartas plañideras. Llamó la atención que Copesa atropellara el convenio nacional, que en su artículo Nº 7 prohíbe la venta de diarios los días 1º de mayo y 1º de enero. El pasado 30 de abril, imprimieron una edición de La Tercera , con fecha 1º de mayo. Las mismas trampas de siempre… Desde el punto de vista laboral no se pudo hacer nada, pero más nos indignó la carta de la Conasuch diciendo que se sentían ‘dolidos’. Esas reacciones tan tibias o menos que tibias, timoratas, son las que han permitido que estén reduciendo el gremio a escombros», dice.
Agrega que en las bases hay profundo malestar. Quienes eligen la directiva de Conasuch son los dirigentes de sindicatos. No hay voto universal. «Por eso siguen eligiéndose. Desgraciadamente, eso ha llevado a que se produzcan situaciones inaceptables. Suplementeros que ganan mil o dos mil pesos diarios, mientras tenemos dirigentes nacionales que cortan más de un millón solo por ser de la directiva, y eso sin contar lo que venden en sus quioscos. Son ABC1 y, sin temor a equivocarnos, podemos decir que representan una aristocracia sindical, pues ni siquiera permiten críticas. Dos dirigentes fueron expulsados del Sindicato Nº 4 y una dirigenta del Sindicato Nº 2 de Maipú -que es vicepresidenta de nuestra Federación-. Fue sancionada con la no asistencia a dos consultivos solo por pedir que se respetaran los estatutos. Si seguimos así, no nos cabe duda que esa sentencia que uno escucha todas las madrugadas en las agencias donde retiramos los diarios, ‘el gremio va a desaparecer’, se hará realidad».
BUROCRACIA SINDICAL
Jaime Miranda, presidente del Sindicato de Suplementeros de Talagante, señala: «Actualmente tenemos 21 socios, pero hace dos años éramos 50. Así va decreciendo esta actividad. Desde la dictadura, vivimos una crisis institucional y económica. Eso nos tiene convocados para buscar la forma de hacer entender a nuestros dirigentes nacionales que hay que jugársela y gestionar. Hace falta una renovación del directorio nacional, nuevos aires. Pero la Conasuch no lo quiere hacer, y a todos quienes pensamos diferente, nos coartan», dice. Relata que el sindicato de Talagante tiene cuatro socios con cáncer y otros dos en tratamiento de quimioterapia. «Los recursos que poseemos son muy pocos para ayudarlos. La impotencia que esto provoca es muy grande. Nadie va a seguir trabajando esos quioscos. Muchos de nuestros hijos han logrado estudiar o se dedican a otros trabajos. Para ellos no es atractivo continuar el oficio. Sobre el tema económico -agrega-, el duopolio, la desigualdad y la competencia desleal, nos han perjudicado. No es rentable ser suplementero. Sabemos que nuestra actividad seguirá desarrollándose, pero tiene un tope, y si no existe gestión para la defensa del gremio, vamos a caer en picada. En Talagante el 75% de los socios no alcanza a ganar el sueldo mínimo, y el 25%, solo poco más… Yo nunca he pasado del mínimo porque tengo competencia por todos lados. Somos el último eslabón de la cadena y ya hemos perdido mucho. Sabemos que nuestros problemas se deben al modelo que instauró Pinochet», dice.
La Federación se ha reunido con parlamentarios y autoridades, presidentes de partidos, colegios de Periodistas y de Profesores, centrales sindicales y la OIT. «Hemos hecho todo lo humanamente posible para gestionar mejoras. Seguiremos en lucha. Hemos tocado todas las puertas. Logramos sacar a la Federación del ostracismo en que estaba, y pusimos nuestros problemas en el tapete. El año pasado nos reunimos con el ministro de Cultura, Ernesto Ottone. Participamos en un programa de lectura, nos capacitamos en un plan piloto, y el Ministerio nos ayudó a colocar en la opinión pública nuestra situación. Eso resultó muy bien. También hemos trabajado con el Consejo Regional Metropolitano (Core), en contacto muy estrecho con algunos consejeros», dice Jaime Miranda.
PERDIERON CONQUISTAS SOCIALES
Para Juan Martínez, tesorero del Sindicato de Suplementeros Nº 2 de Maipú, retomar la Federación y formar la Comisión de Regulación Suplementera, ha sido muy importante: «Hemos recorrido muchos caminos y entre ellos, elaboramos un proyecto de ley para la regulación de la actividad, venta y distribución de medios escritos. El duopolio prácticamente no deja espacio a la circulación de otros medios, lo propio ocurre con los diarios regionales. Agustín Edwards y Alvaro Saieh tienen toda la cadena de producción, distribución y venta», dice. Señala que más del 80% de los suplementeros no tienen previsión. La ley 17.393 les permitía jubilar a los diez años de imposiciones en el antiguo sistema -el Servicio de Seguro Social- pero con la instalación de las AFP perdieron esa opción. «Hoy no alcanzamos a ganar un sueldo mínimo que nos permita imponer. Es un anhelo del sector y le solicitamos a la OIT que medie ante el gobierno. Nuestra situación es crítica», agrega.
Como Federación han participado en proyectos del Fondo de Solidaridad e Inversión Social (Fosis) y del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (Sence), y con la Asociación de Municipalidades gestionaron la rebaja en las patentes, conseguir espacios con mayor flujo de transeúntes y que se les permita vender otros productos para obtener mayor ingreso. «Sin perder la identidad de suplementeros, son alternativas para mejorar la actividad. Si nos quedamos estancados, inexorablemente desapareceremos… En Maipú hay dos sindicatos. Nosotros somos 25 de un aproximado de 200 suplementeros. Pero en muchos aspectos trabajamos juntos pues los problemas nos afectan a todos. La mayoría trabajamos en la periferia y el flujo de público es mínimo, Maipú es una ciudad dormitorio», dice Martínez.
CRITICAS A LA CONFEDERACION
El 23 y 24 de noviembre del año pasado, la Conasuch realizó un congreso nacional, «después de años sin convocarlo», dice Juan Placencia. «Aunque participamos, seguimos manteniendo una opinión crítica. Por ejemplo, nos parece impresentable que en las siete comisiones que se formaron no se discutiera lo que para nosotros es determinante: cómo abordar el proceso de extinción». Para Juan Placencia todos los sectores organizados del mundo de las comunicaciones debieran unirse: «Luchando individualmente se sabe de antemano quién va a ser el ganador. El duopolio es lo más perverso que existe, han hecho lo que han querido, aunque no los podemos culpar de todo. También nosotros tenemos responsabilidad. Hace falta un lineamiento sindical claro en la Confederación en defensa de nuestra actividad. El problema no es sólo la irrupción de diarios digitales o el que se regalen otros, sino la apropiación privada. En la mentalidad de los dirigentes nacionales, suplementeros son solo los que tiene quioscos. Eso es mentira, pues todavía en nuestro país existen suplementeros ambulantes. A ellos les pedimos que se contacten con nosotros, estamos haciendo esfuerzos para organizarlos», dice Placencia.
La Federación tiene programada una reunión con los pescadores artesanales. «Hay convergencias, problemas comunes. Se ganan la vida igual que nosotros, ellos en el mar, nosotros en las calles. Pescadores y suplementeros estamos en un proceso de extinción. Ellos luchan por las cuotas de pesca, nosotros, por la pauta de venta. No aceptaremos que los grupos económicos que han destruido todo lo que huela a trabajadores, mantengan esta dictadura neoliberal, este modelo de sociedad de quienes se han coludido para concentrar poder económico y político».
Publicado en «Punto Final», edición Nº 869, 20 de enero 2017.