Bien señalan reconocidos analistas mediáticos internacionales, entre ellos PascualSerrano, Walter Martínez o Fernando Buen Abad, la ilegitimidad política de los partidos y políticos burgueses ha hecho que su clase use los medios de comunicación de su propiedad como un escenario prioritario de lucha política. Al saberse aislados de las poblaciones, ajenos a sus condiciones de […]
Bien señalan reconocidos analistas mediáticos internacionales, entre ellos PascualSerrano, Walter Martínez o Fernando Buen Abad, la ilegitimidad política de los partidos y políticos burgueses ha hecho que su clase use los medios de comunicación de su propiedad como un escenario prioritario de lucha política. Al saberse aislados de las poblaciones, ajenos a sus condiciones de vida en la cotidianidad y contradictores materiales de las mayorías, echan mano a la industria mediática para difundir sus ideas, construir matrices de opinión, manipular psicológica y emocionalmente, y movilizar a la sociedad a favor de sus propios intereses.
En este caso, observemos el descaro de la «Casa Editorial EL TIEMPO» propiedad del hombre más rico de Colombia, Luis Carlos Sarmiento Angulo(dueño del trasnacionalizado conglomerado bancario Grupo AVAL), quien a su vez tiene como mandaderos a sueldo a políticos como Germán Vargas Lleras – y su oficina personal Cambio Radical -, a quien le viene pavimentando el camino a la Presidencia. Con lo cual, es evidente que EL TIEMPO está en el mismo bolsillo monopólico de los principales contratistas de infraestructura del gobierno nacional y es el altavoz del capital financiero, del capital de la construcción y del capital inmobiliario.
Así, cuando EL TIEMPO ataca ferozmente a los sectores, organizaciones e individuos que lideran el proceso de revocatoria al Alcalde Enrique Peñalosa, en realidad defiende sus egoístas intereses. De este modo se señala claramente el dineral que se mueve detrás de la Alcaldía del improvisador Peñalosa, pero también se muestra lo que para muchos no es obvio: SARMIENTO ANGULO ES EL GRAN DEFENSOR DE PEÑALOSA.
Desde este punto de vista, la revocatoria de Peñalosa es también un golpe que los bogotanos debemos asestar a las principales pandillas capitalistas que han empobrecido este país, un golpe a Sarmiento Angulo y los tentáculos que extiende en el Estado colombiano.
Ahora, es claro que el problema de fondo no es lo que EL TIEMPO diga, sino el hecho de que el OLIGOPOLIO MEDIÁTICO no es otra cosa que el altavoz de los más ricos, contra las mayorías cada vez más empobrecidas.
Para evitar situaciones como esta, que son pan de cada día, una futura LEY DE MEDIOS que se instaure en Colombia debería prohibir taxativamente los lazos financieros entre los principales capitales y
la propiedad de los MEDIOS DE COMUNICACIÓN, que hoy se hallan en un grave conflicto de intereses.
Vale la pena revisar la proclama de defensa peñalosista publicada por EL TIEMPO el pasado 3 de enero en:
http://www.eltiempo.com/bogota
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