El machismo es la corrupción de la propia sociedad a través del vicio de la desigualdad y del abuso de los hombres sobre el resto de las personas que consideran inferiores por ser diferentes a su identidad.
Eso hace que la realidad venga condicionada por lo que los hombres consideran que debe formar parte de ella, que las leyes y el Derecho hayan tomado como modelo de comportamiento el representado por un buen padre de familia, que los tratos se cerraran con un apretón de manos, por supuesto de manos viriles, y que el sello más indeleble fuera la palabra de hombre, que permanecía en el aire como si fuera parte de su oxígeno, nitrógeno y argón. Y en contraste, las mujeres, desde la Eva del Paraíso hasta la última de sus hijas, son falsas, perversas, mentirosas, interesadas, traicioneras…
Y a pesar de esta construcción cultural nada desinteresada, nadie ha caído en el pequeño detalle de que las mayores traiciones, mentiras, falsedades, manipulaciones, perversidades y crueldades, ahora y a lo largo de la historia, han sido llevadas a cabo por esos hombres cabales, de palabra indeleble y apretones de mano que estrangulan la realidad entre sus dedos para hacerla favorable a sus intereses. Da igual que la realidad muestre que los hombres son quienes protagonizan la mayoría de las felonías, perversiones y crímenes, para la sociedad ellos continúan siguen siendo buenos padres de familia, hasta el punto de que cuando se conocen algunas de estas acciones, todo se justifica al afirmar que se trata de una serie de «casos aislados».
Eso es corrupción y esa corrupción moral se llama machismo.
Y reivindicar la Igualdad no es un acto abstracto ni neutral, significa actuar para erradicar los privilegios que los hombres se han otorgado a sí mismos a costa de los derechos de las mujeres, significa acabar con las ventajas laborales, económicas, domésticas, educativas… Significa lograr que los hombres no abusen de las mujeres en los contextos más diversos, e impedir que las maltraten y asesinen con la normalidad como cómplice.
La incorporación de las mujeres está permitiendo cambiar ese modelo, pero no se conseguirá sin una critica a su naturaleza de poder e injusticia, tan sólo lo irá adaptando a nuevas circunstancias, como ha ocurrido a lo largo de la historia. Porque toda esa construcción está basada en una estructura de poder que originariamente se levantó sobre la referencia hombre-mujer, al ser esta la única que existía cuando la organización social se articuló sobre la acumulación de riqueza, y fue necesario garantizar la transmisión de los bienes a la descendencia de cada hombre poderoso para, de ese modo, acumular más poder.
Con el paso del tiempo, conforme las sociedades ganaron en complejidad, los elementos de desigualdad y discriminación se fueron ampliando a partir del machismo original, pero en todo momento tomando a los hombres como referencia para unir después el color de la piel, el origen, las creencias… Las nuevas referencias de desigualdad no acabaron con el machismo, sino que lo consolidaron.
Si el machismo sólo fuera una cuestión de hombres y mujeres y no un modelo de convivencia e identidades para poder vivirlo, no habría tantas resistencias y ataques para evitar que cambie toda la construcción social, y el propio sistema sería el primero en intentar acabar con las manifestaciones más graves del modelo, como por ejemplo, la violencia de género. Pero no lo hace, porque sabe que abordar de raíz estas manifestaciones exige, indefectiblemente, erradicar el modelo machista de convivencia e identidades.
El machismo es la corrupción de la propia sociedad a través del vicio de la desigualdad y del abuso de los hombres sobre el resto de las personas que consideran inferiores por ser diferentes a su identidad (mujeres, homosexuales, transexuales, intersexuales…), y ajenas a su contexto social (extranjeros, personas de diferente grupo étnico, creencias, ideologías…)
A partir de esas referencias, las combinaciones son infinitas en la interseccionalidad de las relaciones, pero el principio siempre es el mismo y está muy bien definido: discriminar, abusar y atacar desde la referencia de los hombres y desde lo de los hombres.
Acabar con la corrupción exige acabar con el machismo, que es la corrupción original.
Fuente:https://miguelorenteautopsia.wordpress.com/2017/03/12/machismo-y-corrupcion/