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Nuevas amenazas paramilitares contra la liberación de la tierra en el Cauca

Fuentes: CEP-Enraizando

Después de que el pasado miércoles el imperio agroindustrial de INCAUCA asesinara al comunero indígena y Liberador de tierra JAVIER OTECA en la hacienda Miraflores de Corinto, el día de hoy aparece una nueva amenaza paramilitar contra el proceso de Liberación de la Emperatriz, en Caloto. Como otros panfletos que circulan en el Norte del […]

Después de que el pasado miércoles el imperio agroindustrial de INCAUCA asesinara al comunero indígena y Liberador de tierra JAVIER OTECA en la hacienda Miraflores de Corinto, el día de hoy aparece una nueva amenaza paramilitar contra el proceso de Liberación de la Emperatriz, en Caloto. Como otros panfletos que circulan en el Norte del Cauca desde enero del presente año, el grupo paramilitar de las Águilas Negras aparece como el autor de las amenazas de muerte, lo preocupante es que en este caso aparece el nombre y los apellidos de 13 Liberadores de Tierra de la Emperatriz. Además se ofrece dinero por el asesinato de cualquiera de ellos.

Las comunidades indígenas y campesinas del Cauca han venido siendo víctimas de una creciente persecución contra sus organizaciones y activistas sociales. Las amenazas, los intentos de asesinato y las muertes de luchadores sociales se han vuelto cotidianas, lo peor es que la violencia contra las organizaciones sociales tiende a aumentar al paso de los días.

Pese a las amenazas las comunidades indígenas no se han dejado intimidar ante la agresión del Estado y el accionar de poderosos intereses agroindustriales que actúan de la mano con los grupos paramilitares. Las organizaciones sociales y comunitarias han venido desplegando una estrategia de seguridad colectiva en sus territorios, construyendo puntos de control, realizando movilizaciones, fortaleciendo las guardias y los lazos comunitarios de solidaridad como único mecanismo de defensa efectivo de las comunidades. Es así que el número de puntos de control veredales va en aumento, mientras que para este 31 de marzo se espera una movilización en contra de la presencia de grupos paramilitares en Caldono.

Pero en los procesos de Liberación de Corinto, la Albania, Vista Hermosa, la Emperatriz y Quitapereza, el movimiento indígena es más vulnerable, se trata de un enfrentamiento por tierras entre una comunidad indígena empobrecida contra uno de los más grandes poderes económicos latinoamericanos, el consocio Ardila Lulle, que maneja sumas que superan los 5.000 millones de dólares de ganancias anuales. Además su poder económico y político le ha permitido a los intereses agroindustriales actuar con impunidad frente a la constante violación de derechos humanos en el Cauca, que para el año pasado registró el mayor número de asesinatos contra líderes sociales y comunitarios del país, con un total de 44 hechos de sangre.

Es evidente que las amenazas surgen como un intento de atemorizar a las comunidades indígenas en su legítimo reclamo por la reconstrucción de sus resguardos y territorios ancestrales, tal y como lo orienta el primer punto de la plataforma de lucha del CRIC de 1971. Pero además no es gratuito que esta amenaza surja a pocos días del asesinato del liberador de tierra JAVIER OTECA en Corinto, ya que la empresa INCAUCA esta buscando por todos los medios acallar los reclamos de justicia que la señalan como responsable material e intelectual del asesinato.

Para callar la exigencia de justicia ante el asesinato, los directivos de la empresa INCAUCA desataron primero una campaña que buscó criminalizar a la comunidad indígena al señalarla públicamente como responsable de secuestro, cuando la comunidad hizo uso de su derecho constitucional al ejercicio de la Jurisdicción Especial Indígena, tal y como lo reconoció el día de ayer en Audiencia Publica un representante de la Fiscalía. Luego ha intentado lavarse las manos al responsabilizar del homicidio de JAVIER OTECA a los trabajadores del ingenio, buscando desatar un conflicto entre las comunidades afro e indígenas de Corinto. Sin embargo los indígenas mantienen su llamado de articulación y solidaridad con las comunidades negras y campesinas, entendiendo que solo la articulación de los sectores populares puede generar la fuerza necesaria para enfrentar la violencia de los grupos estatales y paraestatales del departamento.

​Ahora se despliega una nueva estrategia, atemorizar a las comunidades a través de amenazas de muerte a sus procesos organizativos. Sin embargo la comunidad indígena no dejara de exigir justicia por el asesinato de JAVIER OTECA, como tampoco cesara en su reclamo por reconstruir sus territorios ancestrales, tal y como lo obliga la ley, el Derecho Mayor indígena y la necesidad de tierra de las comunidades, ya que el despojo histórico de tierras en el Cauca ha llevado a la formación de grandes monopolios económicos, mientras que la población indígena subsiste bajo el peso de una grave crisis alimentaria, así mientras los agroindustriales poseen el 60,22% de la tierra, en donde se encuentra la casi totalidad de tierras planas y fértiles, las comunidades indígenas poseen solo 0,37 hectáreas por persona, muchas de ellas en terrenos empinados y poco fértiles en las montañas.

Mientras no se encuentre una solución efectiva al problema de tierra en el Cauca, mientras se quiera saquear los territorios indígenas con la invasión de empresas multinacionales mineras, mientras se quiera dominar a través de la violencia los territorios, las comunidades indígenas del Cauca continuaran resistiendo y luchando por Liberar la Tierra, ejerciendo un control efectivo del territorio en defensa de la vida.

Extendemos un saludo de resistencia a los compañeros de Caloto y Corinto para que sigan adelante en su lucha por Liberar la Madre Tierra, como hacemos un llamado a todos los sectores sociales y populares para que se movilicen en solidaridad con el movimiento indígena nasa, que en estos momentos esta siendo perseguido por el Estado, como por los poderes agro industriales y paramilitares del Norte del Cauca.