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En Mocoa, el barrio El Carmen salva la vida gracias a que conservaron su bosque nativo

Fuentes: El Espectador

En medio de la tragedia ocurrida en Mocoa, en el Putumayo colombiano, cuando se desbordaron tres ríos la madrugada del sábado 1 de abril, en un barrio, El Carmen, salvaron la vida gracias a la reserva de árboles que lo rodea, que impidió que la avalancha arrasara con sus casas. La enorme ola de lodo […]

En medio de la tragedia ocurrida en Mocoa, en el Putumayo colombiano, cuando se desbordaron tres ríos la madrugada del sábado 1 de abril, en un barrio, El Carmen, salvaron la vida gracias a la reserva de árboles que lo rodea, que impidió que la avalancha arrasara con sus casas. La enorme ola de lodo fue detenida, principalmente por la conservación del ecosistema. La razón: no hubo deforestación en esa zona.

Los habitantes del barrio El Carmen, de Mocoa, fueron protegidos por un bosque nativo de la avalancha de lodo y piedras que acaeció la noche del viernes 31 de marzo y madrugada del sábado. Las mayoría de las casas no se vieron afectadas en este sector gracias a la reserva de árboles que hay al comienzo de sus cuadras, aunque algunos habitantes sí fueron alcanzados y fallecieron.

La tragedia que hoy enluta a Colombia, por la muerte de ya 290 personas a causa de una avalancha en Mocoa, Putumayo, no necesariamente puede ser tildada de manera literal como un desastre natural. Según diversas versiones de expertos, el desbordamiento de los ríos era ya una tragedia anunciada, derivada de la deforestación y un equivocado uso del suelo en esta región amazónica, que aunque suele ser una zona lluviosas, esta vez en pocas horas cayeron más de 600 militros de agua, lo cual ocasionó el desbordamiento de los ríos Mocoa, Sangoyaco y Mulato.

Ganadería, minería y construcción de vialidades.

Putumayo es el quinto departamento de Colombia con mayores índices de deforestación. Más de 9 mil hectáreas del departamento se han convertido en potreros, zonas usadas ya sea para la ganadería extensiva o los cultivos de uso ilícito. Para el director de Coporamazonía, esta es una de las principales causas de lo ocurrido ya que «Cuando quitamos la cobertura vegetal, la tierra, que está compuesta en gran parte por ceniza volcánica, se impregna de humedad y con el agua de lluvia se causan estragos». De manera que el acabar con los bosques facilita las remociones en masa.

El mal manejo del uso del suelo en este departamento se da también por los impactos indeterminados en la construcción de la variante San Francisco – Mocoa (VSFM), en particular al aporte de sedimentos de los taludes intervenidos por la Variante a las microcuencas del río Mocoa, siendo esta otra de las posibles causas como lo indica el ambientalista Rodrigo Botero en una entrevista con medios locales.

La Comisión Intereclesial de Justicia y Paz señaló tambie´n a que el desarrollo de proyectos de explotación minera han contribuido al aumento de la vulnerabilidad de condiciones geológicas que desembocan en este tipo de tragedias. «Más allá de ser un desastre natural, la calamidad que hoy enfrenta el departamento de Putumayo, es producto de la falta de previsión del riesgo, planificación y ordenamiento territorial, así mismo, las condiciones de exclusión e inequidad que obliga a los habitantes empobrecidos a ubicar sus viviendas en zonas de alto riesgo», manifiesta la ONG.

Por su parte, el gobierno colombiano anunció una estrategia para la recuperación ambiental de la cuenca alta y media del río Putumayo, reforestando la zona al igual que con el proyecto Bosques de la Paz y Vida del Río Sancoyaco y del río Mulato, donde se dispondrán 4 mil hectáreas en la zona rural de la región. «Hay que tener los ecosistemas en buen estado para poder recuperarlos», comentaron funcionarios de Medio Ambiente del gobierno nacional en la mesa técnica que tuvo lugar en Mocoa, donde se habló de los puntos críticos y los nuevos lugares de riesgo identificados.

Un residente de barrio El Carmen, por su parte, explicó a medios locales que la supervivencia de sus vecinos y propia es debido a la conservación de la reserva por parte de la comunidad. Ellos cuidan de los árboles, protegen la quebrada, la limpian y se han negado a vender lotes para vivienda en ese perímetro.

Con información de Radio Contagio y El Espectador

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