Vaya por delante que me encantan las chirigotas y disfruto con la ironía, retruécano, doble sentido o «sal gorda» de la procacidades por ellas regaladas. Me resultan en consecuencia desmedidas las críticas hechas al Selu y su grupo al actuar en el mitin central de Ciudadanos en las elecciones autonómicas del 21D. Cada cual tiene […]
Vaya por delante que me encantan las chirigotas y disfruto con la ironía, retruécano, doble sentido o «sal gorda» de la procacidades por ellas regaladas. Me resultan en consecuencia desmedidas las críticas hechas al Selu y su grupo al actuar en el mitin central de Ciudadanos en las elecciones autonómicas del 21D.
Cada cual tiene derecho a buscarse vida y habichuelas como considere y aunque yo no iría ni a coger duros antiguos con los naranjitos del IBEX 35 por la incoherencia implícita en el acto, me basta con cerrar los ojos y recordar al borracho, rico, lacio, «juancojones» que hace lo que dice su mujer, «enterao» o brasas insoportable que martiriza al pobre Juan con su pesadez e incontinencia verbal… para que la balanza se incline radicalmente a favor del artista gaditano. Tampoco olvido las veces que he disfrutado de actuaciones chirigoteras en las fiestas del Partido Comunista de Andalucía.
No va, ni irá nunca por ahí la crítica aunque dé repelús -de los que ponen la carne de gallina- escuchar la justificación mercantil como argumento principal. Sí va (entristece a la vez que preocupa por la carga ideológica que conlleva) por haber oído en esta fase preliminar del concurso oficial de Agrupaciones del Carnaval del teatro Falla de Cádiz actuaciones que, con la excusa de defender a José Luis García Cossío, han forzado la vuelta de tuerca para atacar a la «izquierda adulterá» «anti-libertades» e ir un paso más allá para proclamar cantando que «el Carnaval está por encima de las ideologías y no es de izquierdas ni de derechas».
Y no creo equivocarme al pensar que estas afirmaciones truculentas marcarán el concurso, copando el segundo puesto del «trending topic» (el número uno indiscutible será la chufla del ojo a la virulé de Jonqueras/escarnio a Puigdemont), por lo que volveremos a escuchar disquisiciones parecidas en cuartos, semifinales o final. A no ser que el afectado corte con su gracia habitual a la tropa dispuesta a seguir la inveterada costumbre española de acudir en masa en auxilio del vencedor.
Porque el problema nunca será ¡y menos en Carnaval! decir lo que se piensa/siente sino la Desmemoria histórica subyacente. ¡Orejas de burro y rincón del tonto para el letrista que fomente la equidistancia! Por falsear conscientemente el pasado.
Aquí no cabe lo «políticamente correcto». El Carnaval en España no puede ser nunca de Derechas porque entre otras cosas la Derecha hispana siempre tuvo muy claro que debía aniquilarlo, deseo que cumplió gracias al Franquismo en multitud de pueblos y ciudades. En muchos hoy la celebración es solo un pálido reflejo de lo que antaño fue.
No es este blog lugar para desarrollar la idea de cómo en el asfixiante mundo ideológico clerical la celebración de las «carnes tollendas/carne levere» (retirada de la carne) eran la válvula de escape por la que se filtraban Saturnalias, Lupercales, Bacanales, fiestas del Buey Apis y tantos otros elementos heredados del mundo precristiano.
Pero sí es el sitio que deje refrescar conocimientos y recordar la trayectoria histórica de una Fiesta que en nuestro país siempre tuvo la lupa del rigorismo religioso en el cogote. Con solo acotar el periodo a la Monarquía Borbónica (la gran mayoría sus reyes y reinas amantes de lo carnal pese a ser en público compulsivos consumidores de misas y rosarios) y Dictaduras encontramos a un Felipe V prohibiéndola -lo consigue tras muchos intentos fallidos- en febrero de 1745, a Fernando VII intentando circunscribirla a lugares cerrados, o a Alfonso XII (1884) obligando a entregar las letras previamente. Hasta conectar con el Franquismo y su prohibición absoluta.
Esos chirigoteros gaditanos tan indignados por la «agresión» (¿?) al Selu, y a la vez tan olvidadizos deberían pedirle esta semana a «Los quitapupas» la pócima del rabillo de pasas para la memoria y el autobús/tacatacaturbo a los de «Regreso del futuro» para trasladarse al 5 de febrero de 1937 y leer el bando de Luis Valdés prohibiendo los Carnavales. O desmenuzar que pensamiento escondía la recuperación falseada y dirigida desde el poder dictatorial en el 48 que los rebautizó como «Fiestas Típicas Gaditanas» mientras los trasladaba a mayo-junio hasta 1976.
Después podían dirigirse a las páginas de los Foros de la Memoria y escudriñar en los rostros de los fusilados para adivinar quienes de esos maestros, jornaleros, mineros, albañiles, comerciantes asesinados por comunistas, anarquistas, socialistas, burgueses republicanos… también lo fueron por irreverentes máscaras que en febrero/marzo se burlaron del Orden. Y como por la zona tienen suficientes fosas por dignificar, pueden hacer el carrusel de chirigotas trazando una ruta de las cunetas y cantarles a los allí mal enterrados que el Carnaval no tiene ideología.
¡Tiempos tristes donde vivimos una hegemonía gramsciana al revés, con la ignorancia convertida en la mayor aliada de las clases dominantes!
«No hay mal que por bien no venga», dicen que dijo el sanguinario dictador al conocer la muerte de Carrero Blanco. Aplicando el dicho algunos ya tienen «tipo» para el concurso de 2019: irán de la sumisa familia extremeña de «Los Santos Inocentes». Eso sí, quitando a Azarías el tonto, no vaya a ser que se meta en el papel y termine ahorcando a un señorito.
Cuando estaba terminando esa reflexión mi querida ibicenca Fanny Tur me envía la foto de abajo con la siguiente leyenda:
«Hoy los restos identificados de 14 Republicanos han vuelto a casa. Entre ellos Ignasi Picornell, hermano de Aurora [costurera y sindicalista, militante del PCE -apodada La Pasionaria mallorquina- ejecutada por la represión franquista]. A ella todavía no la hemos encontrado»
La imagen y palabras vienen muy a cuento. Lo dicho: Ni el carnaval tiene ideología ni nunca la derecha reprimió a sus sostenedores en la Tacita de Plata.
¡¡¡Cuñaaaaaaooooo!!!
Juan Rivera es miembro del Colectivo Prometeo y del FCSM
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