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Aumentan asesinatos y desapariciones de las personas que sobreviven en las calles de Bogotá

Fuentes: Agencia Prensa Rural

La Red de Trabajo para la Habitabilidad en Calle denunció un aumento en el número de asesinatos y desapariciones de personas de esta población. Desde 2010 hasta 2016 han sido asesinados 474 habitantes de calle en Bogotá, sólo en enero de 2018 han sido asesinadas 5 personas. Hani Mon, integrante de la Red manifestó que […]

La Red de Trabajo para la Habitabilidad en Calle denunció un aumento en el número de asesinatos y desapariciones de personas de esta población. Desde 2010 hasta 2016 han sido asesinados 474 habitantes de calle en Bogotá, sólo en enero de 2018 han sido asesinadas 5 personas.

Hani Mon, integrante de la Red manifestó que hay una necesidad por atender, humanizar, dignificar y restituir los derechos de los habitantes de calle de la ciudad. Dijo que los medios de comunicación han presentado los asesinatos asociándolos a riñas entre ellos mismos, sin embargo, no hay investigaciones ni judicializaciones por parte de las autoridades desprotegiendo así la vida de estas personas.

Adicionalmente, informó que se está presentando una muerte por semana, tanto de habitantes de calle, como de vendedores ambulantes, trabajadoras sexuales, integrantes de la población LGBTI, raperos y grafiteros. Explicó que es alarmante la posible existencia de grupos de exterminio y que luego de la intervención del Bronx aumentó la vulnerabilidad para estas poblaciones.

En Bogotá hay aproximadamente 14 mil habitantes de calle

El candidato a la cámara por Bogotá y ex habitante de calle Alberto López de Mesa indicó que el censo de 2011, que registró 9 mil habitantes de calle, se hizo sin entrar al Bronx por lo que la cifra puede superar los 14 mil.

De igual forma, el número de personas que salen rehabilitados de los Centros de Atención del Distrito es casi nulo. Por esto, «con el desalojo del Bronx, la diáspora se ha visto en toda la ciudad y son personas que están desamparadas». En un día los centros atienden sólo a 2 mil personas de forma rotativa por lo que sin atención diaria se quedan cerca de 12 mil personas.

«La sociedad debe entender que se trata de seres humanos»

El candidato enfatizó en que los habitantes de calle son excluidos por parte de la sociedad y se olvida que son seres humanos «tan diversos, hay de todo en la habitabilidad de calle y de diferentes estratos». Manifiesta que «merecen la misma atención que cualquier otro ciudadano».

Para atender esta situación, propuso que las autoridades, en términos de seguridad, brinden atención con ambulancias que ronden los parques y que haya un cuerpo de seguridad dedicado a la protección que evite las riñas para crear cultura de sana convivencia entre una población que está viviendo condiciones de vulnerabilidad extrema.

Centros de Atención del distrito no son suficientes para todos los habitantes de calle

Héctor Otero fue habitante de calle y lleva 15 días de proceso en el Centro de Atención Bacatá. Denunció que hay abusos constantes por parte de la Policía y «de asesinos que no se sabe de donde vienen».

Arturo, quien también es habitante de calle, denunció que «la alcaldía de Enrique Peñalosa, cuando desbarató la L, prometió que todos los habitantes de calle irían a lugares de paso». Sin embargo, en los hogares de paso no alcanzan a caber el 10% de las personas.

Manifestó que en Bacatá, el centro de atención más grande de la ciudad, solamente caben 400 personas y «a las 4 0 5 de la tarde ya no hay cupo». En ocasiones Arturo ha tratado de llegar en la noche para conseguir un cupo y no encuentra uno. Dice que «las comidas sobran y las camas están desocupadas». Además, «la atención es mala y pretenden dejar amarrada a las personas para que no las vean en la calle».

Los habitantes de calle deben buscar cupo todo los días

Arturo comentó que la personas que llegan a los centros de atención reciben un desayuno y deben volver a la noche a buscar un nuevo cupo. Dijo que «en la mañana salimos, si se desayuna más de dos veces lo sancionan y hay que salir a buscar comida para volver a entrar a almorzar».

La situación se agrava en la medida en que no todos los habitantes asisten a los centros de atención y cuando «la Policía comienza a cumplir el nuevo código ¿dónde meten a las personas?». Frente a las actividades de capacitación, indica que no son suficientes y dan talleres que no potencian sus habilidades, «sólo los que hacen proceso los capacitan para que pasen de la vida de indigencia a la ciudadanía normal».

Fuente original: http://prensarural.org/spip/spip.php?article22615