El libro Extremadura saqueada ya abordaba hace 40 años la idea de usar esta comunidad autónoma para la instalación de industrias contaminantes. La lucha contra la nuclear de Valdecaballeros de finales de los 70 encuentra su mejor continuación en iniciativas como Salvemos la Montaña, en Cáceres. Recientemente se celebraba en el Matadero de Madrid un […]
El libro Extremadura saqueada ya abordaba hace 40 años la idea de usar esta comunidad autónoma para la instalación de industrias contaminantes. La lucha contra la nuclear de Valdecaballeros de finales de los 70 encuentra su mejor continuación en iniciativas como Salvemos la Montaña, en Cáceres.
Recientemente se celebraba en el Matadero de Madrid un debate sobre el libro Extremadura saqueada con la presencia de algunos de sus autores. Un debate convertido, a 40 años de su publicación, en un homenaje.
En el libro, que puede descargarse gratuitamente, se analizan las relaciones de «dominación y dependencia que impone a Extremadura el sistema socio-económico, a través de un enfoque global que desborda los esquemas economicistas comúnmente empleados para ello», según la Fuhem.
Pero eso no es todo, en esta convocatoria también se presentó otro libro, Dominación y (neo)extractivismo: 40 años de Extremadura saqueada, editado para la ocasión en una tirada corta y que también se puede descargar gratuitamente.
Este segundo libro cuenta con diez artículos nuevos (once en la versión digital) de diferentes autores, incluidos dos de los co-autores de Extremadura saqueada, así como de Artemio Baigorri y Pablo Campos, que participaron en el trabajo de campo y redacción de informes del libro original. Otros diez autores escriben, entre otros temas, sobre las soluciones para Extremadura que no pueden esperar o sobre la importancia de las extremeñas en las luchas sociales de la región.
No han sido pocas las personas que han señalado lo significativo que resulta que este aniversario se tenga que realizar en Madrid, en vez de en Extremadura. Pero esa circunstancia no ha sido inconveniente para que el acto se llenara de extremeños. Las sillas no tardaron en acabarse y quienes llegaron después tuvieron que apostarse en los laterales de la sala. La mayoría de los asistentes eran extremeños residentes en Madrid, pero algunos también vinieron desde Extremadura expresamente al evento.
Según los organizadores, «el libro remite a una genealogía de las relaciones económicas de dominación y el expolio ecológico derivado de la polarización entre las áreas metropolitanas atractoras de capital, población y recursos y las áreas periféricas condenadas al abastecimiento y el vertido». Con esta sesión, el grupo de Ecologías del Arte ha puesto en marcha una temática de trabajo para este año sobre neo-extractivismo en España y en Latinoamérica, «atendiendo también a representaciones estéticas desde la resistencia indígena y campesina en otras regiones del mundo».
La presentación corrió a cargo de David Prieto y Fernando García-Dory y la mesa estuvo conformada por cuatro de los creadores de Extremadura saqueada, Juan Manuel Naredo, Juan Serna, Pablo Campos y Artemio Baigorri, además de Mª Ángeles Fernández (coordinadora de Pikara Magazine) y Jairo Marcos, ambos periodistas de Desplazados (www.desplazados.org)
El primero en intervenir fue Juan Serna, que relató cómo con la Transición los extremeños tenían esperanzas de cambio y, sin embargo, se encontraron de nuevo con un caciquismo que lo impidió. En referencia al libro, recordó cómo el Teatro López de Ayala tuvo el mayor lleno de su historia con la presentación de Extremadura saqueada, cuya única tirada se agotó en solo nueve meses.
Ruedo ibérico
Naredo empezó su intervención recordando a José Martínez, fundador de la mítica editorial Ruedo ibérico. Esta editorial publicó libros tan necesarios como Historia de la guerra civil española, El laberinto español, El Opus Dei en España, La muerte de García Lorca (Ian Gibson), Vitoria Gasteiz: de la huelga a la matanza, Franco frente al Rey, Poder político y Constitución, La CNT o El eco de los pasos (García Oliver).
Un libro publicado por la editorial Pepitas de Calabaza hace un par de meses, La imposibilidad feroz de lo posible, recoge la historia de Ruedo ibérico y la vida de su creador (hay uno anterior: La epopeya de Ruedo ibérico). Igualmente el documental Radicalmente libre, sobre la editorial, puede verse completo aquí.
Desmitificando el Plan Badajoz
En el libro se condena duramente las condiciones de trabajo del Plan Badajoz, y se explica que se usó como simulacro de reforma agraria. Las tierras puestas en regadío por el Estado permanecieron en manos de los grandes propietarios, solo el 24% se destinó a los colonos (en algunas localidades ni el 10%). El Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA) arrendaba o cedía a precios «de broma» las que tenía en sus manos a los caciques locales. El paternalismo franquista iba de la mano de un intensivo control sobre los trabajadores, o de una gestión disciplinaria de la «máquina de trabajo», expresión utilizada por Naredo en homenaje al libro El mito de la máquina de Lewis Mumford. Los técnicos del IRYDA impusieron una condiciones de agricultura intensiva. Además, se extendió el uso de pesticidas, que los autores consideran nocivos en gran medida sobre una tierra que prácticamente nunca había entrado en contacto con este tipo de sustancias. Estos aspectos también se analizan en Extremadura saqueada.
El final del libro aborda la última fase del saqueo extremeño: la de utilizar Extremadura para la instalación de industrias contaminantes. Naredo insistió en que para que hoy se movilice la gente es necesario saber qué pasó en Extremadura años atrás. Extremadura recibía menos de lo que daba, señaló Naredo, ya que en el cálculo había que incluir a los miles de extremeños que tenían que salir de la región como mano de obra, por falta de trabajo en Extremadura, mientras las empresas saqueaban las materias primas de la región. Estos trabajadores asalariados dejaban, por tanto, la riqueza que generaban con su trabajo fuera de Extremadura.
Estudio de campo pionero en todo el estado
Para realizar el libro llevaron a cabo un trabajo de investigación previo, teniendo que crear una metodología propia y haciendo una deconstrucción de la situación extremeña en aquel momento. Este trabajo de campo lo llevaron a cabo cerca de 30 personas de diferentes ámbitos, muy jóvenes (a partir de 20 años), sin cobrar en un primer momento ya que el proyecto se estaba llevando a cabo por convicción, sin presupuesto ni ayuda externa y sin afán de protagonismo académico, lo que benefició al trabajo final. «La ausencia de jerarquías y de relaciones de dominación en el seno del equipo, la ausencia de burocracia en la organización del trabajo, unido a la falta de deseos de capitalización personal de sus frutos, permitió ampliar notablemente el número de personas que desearon participar en el mismo», se afirma en el prólogo. Se trata del primer estudio de investigación social, de carácter participativo (es decir, que incluye entrevistas, encuestas, a personas de a pie) llevado a cabo en nuestro país, y se centró exclusivamente en Extremadura. En el acto se recordó que tras la crítica que constituía Extremadura saqueada, se publicó un segundo libro que presentaba propuestas.
La manifestación contra la nuclear de Valdecaballeros
Juan Serna cuenta que el libro supuso un impulso al movimiento antinuclear extremeño y sirvió para estrechar relaciones entre territorios con idénticos problemas. Se habló especialmente de la manifestación en Villanueva de la Serena de 1979, a la que acudieron 40.000 extremeños, que se negaban a que se construyera otra central nuclear, tras Almaraz. La manifestación empezó a organizarse pocos días antes, cuando se conocieron los planes del Gobierno. En una época en la que no había internet, Extremadura se informó a sí misma pueblo a pueblo mediante panfletos de los peligros que supone una central nuclear. Las promesas de empleo, que publicitaba la empresa, no convencieron a los extremeños de asumir el destrozo ecológico.
Antidisturbios llegados de Córdoba cortaron el acceso al pueblo a todos los vehículos para impedir la manifestación, pero la gente, muchos venidos desde lejos, empezaron a dejar los coches donde podían y entraron en el pueblo a pie, campo a través. 40.000 personas consiguieron entrar y realizaron la mayor manifestación de la historia de Extremadura. Al menos 20.000 se quedaron fuera. Los manifestantes tuvieron en jaque por unos días al Gobierno Central de UCD, que según explica Juan Serna, estaba entregado a los intereses de las eléctricas.
La repercusión del movimiento antinuclear en Extremadura
El año pasado se supo por nueve cables de Wikileaks que el Gobierno de EE UU estuvo espiando la movilización y realizó informes para decidir qué hacer, ya que tenía un gran interés en la nuclearización de España. Uno de los cables afirmaba que «el anuncio de las autorizaciones en el periodo vacacional de agosto tiene la intención de ayudar a minimizar la reacción antinuclear». Sin embargo, parece que la fuerte oposición les hizo cambiar de estrategia. Hay que recordar que UCD y PSOE eran claramente pronucleares, pero también el PCE, no así la mayoría de sus militantes. Aquel día, los extremeños le dejaron claro al Gobierno que aquella central nuclear no se construiría, pues estaban dispuestos a lo que hiciera falta para evitarlo.
Finalmente, Ibarra y otros decidieron a puerta cerrada optar por el «arreglo energético» que Extremadura ha estado pagando con dinero público hasta hace poco. Después se supo que se habían inflado presupuestos en la fase de construcción hasta multiplicarlos por siete en algunos casos. Se cometieron auténticas chapuzas, se descubrieron facturas falsas, etc. Posteriormente, con la «reconversión industrial» se desmantelaría el tejido industrial a nivel estatal.
Uno de los Cuadernos de Ruedo ibérico, Energía, política e información, publicado al año siguiente de Extremadura saqueada, explica cómo el principal objetivo del lobby nuclear no era la obtención de energía, sino facturar a un precio muy superior al real la construcción de las centrales nucleares, ya que luego el Estado, los usuarios o las empresas lo pagarían.
Efectivamente, el Estado, que avalaba la deuda nuclear, acabó pagándola con dinero público. España pasó de tener electricidad barata a ser uno de los países europeos con la electricidad más cara. Esto se explica en el reciente libro Breve y trágica historia del sector eléctrico español.
Las luchas de hoy en Extremadura
«Aquello se ha perdido», dice Juan Serna sobre aquella capacidad de movilización desde abajo. Sin embargo, hablando precisamente de uno de los temas de actualidad que surgió en el debate, el domingo 4 de febrero, 2.000 personas se unieron en Cáceres en la convocatoria de Salvemos la Montaña para oponerse a la minería a cielo abierto que el capital extranjero pretende realizar en Extremadura, duplicando el número de personas de la convocatoria de hace solo dos semanas por el mismo motivo.
Los ponentes también hablaron de la importancia de un tren digno para Extremadura, una demanda que, insertándose en otro tipo de economía posible para la región, podría ayudar a cambiar la situación histórica. Un tren que, como decían, no puede ser el AVE, pues este se enmarca en «la lógica del saqueo y las grandes infraestructuras», como la central nuclear, «del negocio de unos cuantos vendido como progreso e interés público».
El saqueo
Los coautores califican de «colonización» lo que se hizo con Extremadura en aquellos años. Lo que se promulgaba como inversiones para la región y puestos de trabajo, era en realidad, según Naredo, «una política económica depredador-presa» (la misma que explica la relación Norte-Sur en la globalización), en la que Extremadura servía para extraer materias primas para los grandes núcleos urbanos de fuera de la región, a la vez que se instalaban aquí las industrias peligrosas para la producción de energía para estas mismas urbes masificadas, donde se concentra el capital.
Pablo Campos y Artemio Baigorri fueron los siguientes en intervenir. A continuación se planteó que la opción para otro escenario diferente pasaba por el regadío, pero las autoridades no querían hacer esa inversión y prefirieron esperar para hacer dinero fácil con el modelo inmobiliario, que no dejaba nada asentado como inversión para el futuro pero si aseguraba un negocio redondo fácil de recoger para marcharse en cualquier momento, como efectivamente sucedió años después. Por último, se habló de la dehesa, los latifundios y las subvenciones, y el futuro que esto podía tener. El libro también recogía por entonces incluso una crítica a las Cajas de Ahorro, estrechamente relacionadas con los negocios mencionados, y que también acabaron explotando en Extremadura.
Del 25 de marzo a ‘Extremadura saqueada’
Los últimos en intervenir, los periodistas Mª Ángeles Fernández (coordinadora de Pikara Magazine) y Jairo Marcos, enlazaron el levantamiento campesino del 25 de marzo de 1936 en Extremadura con las luchas en la región tras el franquismo, desmontando la imagen que siempre se ha dado de Extremadura como un pueblo sumiso y sin historia. Explicaron que su memoria no solo se ha silenciado en el pasado sino también en la actualidad. «El 25 de marzo no fue recordado evidentemente durante la dictadura, pero tampoco durante la Transición, ni en la época de las autonomías. No se recuerda en los medios de comunicación (de forma común, como parte de la historia de Extremadura) y es muy raro que en los discursos políticos aparezca», dice Jairo. Extremadura es víctima también de una memoria saqueada.
Las mujeres en el 25 de marzo
Mª Ángeles se pregunta: «En este levantamiento, ¿dónde estaban las mujeres?, ¿quién realizaba los cuidados necesarios para que ese levantamiento fuera posible? No solo ese día: ¿quiénes dieron sostenimiento a esa acción política? Sabemos que las mujeres formaban parte de los sindicatos y organizaciones políticas durante la II República, ¿por qué vamos a pensar que no estaban en el frente también ese 25 de marzo?». Jairo y ella han abordado el 25 de marzo desde la perspectiva de género, lo que es muy difícil porque apenas hay documentación sobre mujeres al respecto: «Si Extremadura ha sido saqueada, las mujeres extremeñas han sido directamente borradas».
El saqueo que sufrieron las mujeres
Sí hay algo de información al respecto del mundo laboral, sobre todo de las fábricas textiles, y de cómo los grandes centros de producción -propiedad, entre otros, de El Corte Inglés- han acaparado el trabajo de las mujeres, sacando su fortuna de ellas. La historia del saqueo de la fuerza de trabajo no solo fue para los que tuvieron que emigrar, a menudo fue peor para los que no podían hacerlo. De hecho una de las últimas grandes movilizaciones obreras ha sido de mujeres, en 2009, en una empresa textil (Fuentecapala).
Mª Ángeles explica que del total de mujeres agricultoras que hay en nuestra tierra, solo una de cada cuatro son propietarias. Respecto a la «sangría demográfica» que supuso la emigración masiva, en especial desde 1977, no se explica solo por la emigración en sí, sino también por el «saqueo de la fertilidad», un considerable porcentaje de mujeres extremeñas (toda una generación) que emigraron a lo largo de varios años, tuvieron a sus hijos en otras comunidades y la mayoría nunca volvieron. Eso significa, como tantas veces se ha dicho, que Extremadura tiene «una tercera provincia» dispersa en varias ciudades. Y esto es consecuencia directa del saqueo del modelo económico impuesto a Extremadura. Aquí se puede ver esta última parte del acto (http://www.youtube.com/watch?v=vZeiR1GbVEI&feature=youtu.be).
Por último, se explicó que en la actualidad continúa el saqueo y hoy vemos cómo los latifundios empiezan a cambiar de manos, pasando a jeques árabes que se hacen con grandes superficies de tierra en Extremadura. Se puso como ejemplo la industria azucarera de remolacha que se quiere instalar en Mérida y que se abastecería de grandes cantidades de Guadiana al día, unos impactos a los que hay que sumar la contaminación.
La necesidad de recuperar un libro (y de homenajearlo en su tierra)
Juan Serna ha señalado varias veces que pese a los elogios realizados por algunos políticos, el libro ha sufrido la censura encubierta de los dos principales partidos y hoy los jóvenes extremeños no saben de su existencia, cuando ciertamente «debería tener un hueco en el bachillerato». Pese a lo rápido que se agotó la primera edición, la Junta nunca ha mostrado interés por promocionarlo. En 2010, incluso se hizo una campaña de solicitudes a la Junta y a la Editorial regional extremeña, que decía así: «Esta obra, esencial e irreemplazable para comprender la historia económica, social y política de nuestra tierra desde una perspectiva de profundo rigor científico y compromiso cívico, permanece hoy en el más completo e infortunado olvido, fuera de la distribución comercial en librerías, presente solo en una exigua porción de las bibliotecas públicas y centros educativos y culturales de la región, casi por completo inaccesible para el lector, el estudiante o el investigador extremeño». Esta propuesta no fue escuchada. En varias ocasiones ha habido interés de colectivos o particulares por reeditarlo, pero finalmente no se ha llevado a cabo.
Tras el acto, se planteó varias veces, la necesidad de realizar próximamente un debate en torno al libro, pero esta vez en Extremadura, y parece que hay intenciones de que así sea.