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Crítica a Böhm-Bawerk (y 6)

Las diferencias esenciales en la concepción económica entre Marx y Böhm-Bawerk

Fuentes: Rebelión

Quiero acabar estas entregas con un trabajo de lectura más fluida, sin tantos escalones y tropiezos. Lo primero que haré será exponer de forma sucinta las tres críticas fundamentales que Böhm-Bawerk formula contra el pensamiento económico de Marx. Primera crítica: Cuando Marx admite que en el mercado capitalista y por medio de la competencia las […]

Quiero acabar estas entregas con un trabajo de lectura más fluida, sin tantos escalones y tropiezos. Lo primero que haré será exponer de forma sucinta las tres críticas fundamentales que Böhm-Bawerk formula contra el pensamiento económico de Marx. Primera crítica: Cuando Marx admite que en el mercado capitalista y por medio de la competencia las mercancías se venden por sus precios de producción, deja sin validez su teoría del valor. Segunda crítica: Marx no reconoce el papel destacado que tiene el valor de uso en el mercado. Y tercera crítica: Marx no reconoce el papel que tiene la oferta y la demanda en la determinación de los precios o la subestima.

El mercado como totalidad o el mercado como mundo externo

Lo primero que debemos hacer es preguntarnos si son adecuadas las coordenadas conceptuales donde Böhm-Bawerk formula sus críticas a Marx. Yo les respondo que no. Ha sido un error por parte de muchos marxistas aceptar las coordenadas conceptuales donde Böhm-Bawerk pretende cuestionar la teoría del valor de Marx. Para Böhm-Bawerk, como para todos los economistas convencionales, el mercado lo es todo y la producción es un simple apéndice suyo. Mientras que en el pensamiento económico de Marx la producción representa el mundo interior de la economía capitalista y el mercado su mundo exterior, la producción el mundo esencial y el mercado su mundo superficial. Advirtiendo no obstante que en el pensamiento de Marx el mundo superficial es parte de la realidad y no una parte que haya que desdeñar, despreciar o no considerar. En el pensamiento de Marx la dialéctica está omnipresente, de manera que el mundo exterior se presenta como la manifestación del mundo interior, del mismo modo que en la superficie de las cosas se manifiesta su esencia. No en vano, en la sección IV del tomo I del libro I de El Capital, Marx nos dice: «Por eso abandonamos esta esfera ruidosa, situada en la superficie y visible para todos, junto con el poseedor del dinero y el de fuerza de trabajo, a fin de seguir a ambos en los lugares ocultos de la producción…Veremos aquí no solo cómo produce el capital, sino cómo se produce él mismo. Y se nos revelará por fin el secreto de la plusvalía». Ese lugar ruidoso y superficial es el lugar donde se compra y se vende la fuerza de trabajo, esto es, una sección especial y fundamental del mercado.

Si queremos saber entonces, de acuerdo con Marx, cómo produce el capital las mercancías, esto es, cómo se produce su valor de uso y su valor, y si queremos que se nos revele el secreto del plusvalor, esto es, el secreto del beneficio, del interés y de la renta del suelo, debemos abandonar la esfera ruidosa y superficial del mercado y adentrarnos en la esfera de la producción. Luego, si Böhm-Bawerk hubiera pretendido someter a una crítica seria y rigurosa la teoría del valor de uso y del valor de Marx, debió hacerlo allí donde Marx la expone y no donde no la expone. De hecho los dos capítulos que siguen después de que Marx nos haya invitado a abandonar la esfera ruidosa y superficial del mercado, se titulan: proceso de trabajo y proceso de valorización. En el primero se expone cómo se produce el valor de uso y en el segundo cómo se produce el valor. De ahí que afirmara anteriormente que las coordenadas conceptuales donde Böhm-Bawerk critica la teoría del valor de uso y del valor de Marx son inadecuadas. Pero Böhm-Bawerk, unilateral y metafísico hasta el grado de la obstinación, no cesa de dar vueltas a la sección II del libro III de El Capital, y cuestiona contenidos conceptuales de Marx cuya elaboración no se encuentran en dicha sección. Y lo peor es que muchos marxistas le han seguido el juego.

Valor y precio de producción

La única supuesta contradicción que existe entre el valor de la mercancía y el precio al que se vende en un mercado desarrollado, esto es, un mercado donde se establecido una cuota media de ganancia, es de naturaleza cuantitativa. Ya Marx había advertido en el libro primero que es una peculiaridad de la forma de precio que haya incongruencia cuantitativa entre el valor y el precio de la mercancía. Así que no entiendo la alarma. De todos modos el problema aquí se plantea en la diferencia que existe entre considerar las cosas de forma individual y considerarla de forma social. Ya Marx también planteó en el inicio de El Capital la diferencia que existe entre el trabajo individual y el trabajo social. Si con respecto a un determinado bien un productor trabaja con condiciones técnicas inferiores a la media social, su trabajo individual representará menos horas que su trabajo social. Y apreciar esta diferencia no supone cuestionar la teoría del valor, sino señalar uno de sus rasgos. El valor tiene naturaleza social. Los llamados precios de producción o precios a los que se venden las mercancías una vez establecida la cuota media de ganancia lo único que indican es que cada empresa no se apropia de la plusvalía que genera, sino de un porcentaje de la plusvalía total generada por el conjunto de las empresas. La plusvalía apropiada por cada empresa puede estar por encima o por debajo de su plusvalía generada. Marx señala que la situación es como si todas las empresas constituyeran una sociedad anónima donde cada accionista se lleva la parte proporcional adecuada al número de acciones que posee. Pero Böhm-Bawerk plantea las cosas como si Marx al admitir que las mercancías se venden por sus precios de producción deja sin validez su teoría del valor. Y da a entender que en el precio de producción entra a formar parte de él elementos o factores que no son valor. Y nada de eso es cierto. Todas las partes de valor de las que se compone el precio de producción son las mismas: capital constante, capital variable y plusvalía. Y la única diferencia que se plantea se da en la parte de valor que reconocemos como plusvalía y tiene naturaleza cuantitativa. Cada empresa se apropia de más o menos de la plusvalía generada a título particular. Esto es una consecuencia de la interdependencia social de la producción de la mercancía y que se pone de manifiesto en el mercado.

El papel del valor de uso en el mercado

En el tomo I del libro I de El Capital hay tres secciones tituladas El proceso de intercambio, el dinero o la circulación de mercancías y la transformación del dinero en capital, que son aspectos específicos del mercado. Justamente en el capítulo titulado el proceso de intercambio, Marx analiza el papel que desempeña el valor de uso en el mercado y su dialéctica con el valor; y así demostraremos lo falso de la acusación de Böhm-Bawerk, según la cual Marx no reconoce el papel esencial que desempeña el valor de uso en el intercambio de mercancías. Así que traeremos a colación algunas citas de ese capítulo y añadiremos algunas anotaciones con fines de reforzar las afirmaciones de Marx. Afirma el filósofo alemán que para su poseedor, la mercancía carece de valor de uso inmediato, de otro modo no la llevaría al mercado. Su mercancía tiene valor de uso para otro. El valor de uso que tiene la mercancía para su poseedor es la de ser medio de cambio. Por eso quiere enajenarla por mercancías cuyo valor de uso le satisfaga. Luego es del todo evidente que Marx reconoce el papel esencial que desempeña el valor de uso en el intercambio de mercancías: la mercancía tiene que ser valor de uso para el comprador.

En lo que afecta a la dialéctica entre valor de uso y valor, Marx dice cosas muy interesantes y decisivas. Después de afirmar que las mercancías son no-valores de uso en manos de sus poseedores y valores de uso en manos de sus no-poseedores y que, por consiguiente, tienen que cambiar universalmente de manos, concluye que las mercancías tienen que realizarse primero como valores antes de realizarse como valores de uso. Y a continuación añade este jugoso razonamiento dialéctico: «Por otra parte, tienen que comprobar su valor de uso antes de poder realizarse como valores. Pues el trabajo humano gastado en ellas solo cuenta en tanto se ha gastado de forma útil para otros. Y el que sea útil para otros, que su producto satisfaga, por tanto, necesidades ajenas, solo puede demostrarlo en el intercambio (en el mercado)». Aquí las ideas esenciales son las siguientes: una, la mercancía tiene que comprobar su valor de uso, esto es, confirmarse como un eslabón necesario de la división social del trabajo, antes de ser enviada al mercado, y dos, que su valor de uso, su utilidad para otros, tiene que demostrarse en el mercado. Luego queda claro que Marx reconoce el papel esencial que desempeña el valor de uso en el mercado.

Pero hay más. En el pensamiento económico de Marx hay dos categorías filosóficas esenciales: ser y realización. El valor de uso y el valor se crean en la producción, ahí reciben su ser, pero mientras el valor se realiza en el mercado -de ahí que Marx afirme que las mercancías tengan que realizarse como valores antes de hacerlo como valores de uso- el valor de uso se realiza en el consumo. Pero hay géneros bien diferenciados de consumo de valores de uso atendiendo justamente a la naturaleza específica de dichos valores de uso: el consumo productivo y el consumo personal. Resulta entonces curioso, por llamarlo de algún modo, que dándole Böhm-Bawerk tanta importancia al valor de uso no analice para nada su consumo productivo. Sin embargo, Marx hace un análisis detallado de tal consumo en el capítulo de El Capital titulado El proceso de trabajo. En dicho capítulo Marx se expresa en los siguientes términos: «La producción de valores de uso o bienes no cambia su índole general por el hecho de que se efectúe para el capitalista y bajo su control». Así que de acuerdo con el pensamiento de Marx no descubriremos la forma social de producción capitalista en el análisis del proceso de trabajo, esto es, en la producción de los valores de uso.

La oferta y la demanda

Hablemos de la oferta y de la demanda en términos de la economía convencional. Utilizaré como siempre el texto de Samuelson y Nordhaus titulado Economía. Expongo de forma secuenciada sus ideas fundamentales sobre la oferta y la demanda. Una: El instrumento esencial para analizar las oscilaciones de los precios y de los niveles de producción de un mercado se denomina análisis de la oferta y la demanda. Dos: La teoría de la oferta y la demanda muestra que las preferencias y renta de los consumidores determinan su demanda de mercancías, mientras que los costes de las empresas determinan la base de la oferta de mercancías. Tres: Ley de la demanda decreciente: cuando sube el precio de un bien (y se mantiene todo lo demás constante), los compradores tienden a comprar menos. Cuando baja y todo lo demás permanece constante, los compradores tienden a comprar más. Cuatro: La tabla de oferta (o curva de oferta) muestra la relación entre su precio de mercado y la cantidad que los productores están dispuestos a producir y a vender, manteniéndose lo demás constante. Y quinto: El mercado se encuentra en equilibrio cuando el precio y la cantidad equilibran las fuerzas de la oferta y la demanda. Al precio de equilibrio, la cantidad que desean adquirir los compradores es exactamente igual que las desean vender los vendedores.

Es evidente que en la concepción de la economía convencional la forma de precio viene dada y el juego de la oferta y de la demanda hace subir o bajar los precios. Sin embargo, en Marx la forma de precio es un concepto que se presenta como resultado de muchos pasos intermedios llevados a cabo en el análisis de las formas del valor, desde la más simple hasta el dinero. Cuando la economía convencional señala a la renta como uno de los factores claves de la demanda, se refiere a las rentas del trabajo y a las rentas del capital. Marx hace un minucioso análisis de estas dos formas económicas, del salario por una parte, y de los beneficios, de los intereses y de la renta por otra, tarea que la economía convencional no hace. Y cuando la economía convencional señala a los costes de producción como uno de los factores claves de la oferta de mercancía, estamos hablando en terminología de Marx del capital constante, del capital variable y de todas las formas específicas del plusvalor: beneficio, interés y renta del suelo. Pero mientras Marx hace un análisis minucioso de estas formas económicas, diciendo de donde brotan y cómo se configuran, la economía convencional no lo hace. Por último, resulta evidente que las leyes de la oferta y de la demanda no sirven para explicar las leyes internas de la producción capitalista, puesto que la economía convencional no dedica ningún capítulo o sección al proceso de creación del valor. En suma, en el pensamiento económico de Marx se analizan todas las formas económicas como expresión de las relaciones de producción existente entre los seres humanos, mientras que la economía convencional parte de ellas como supuestos o factores dados.

Los economistas convencionales son pensadores metafísicos y por dicha razón crean un abismo entre el mundo interior y el mundo exterior del capitalismo, entre su esencia y su superficie. Pero van más lejos aún: Ocultan de forma inconsciente las relaciones esenciales tras las relaciones aparentes. Esto no sucede en Marx. Así que a continuación expondré una serie de ideas de Marx donde lo superficial se expresa en términos esenciales, o como es el caso concreto, la oferta y la demanda se expresa en términos de valor. Cuando empleamos un concepto siempre debemos distinguir dos aspectos: el nombre del objeto del concepto y el contenido del concepto. En este caso la extensión del concepto no nos preocupa. Así el nombre del objeto del concepto en este caso es valor, y su contenido conceptual es gasto social de la fuerza de trabajo sin tener en cuenta la forma de su gasto.

Las ideas que expondré a continuación acerca de la oferta y la demanda se encuentran en el capítulo X del libro III de El Capital. En algunos casos transcribiré las citas y en otros casos las expondré a mi modo para hacer más fácil su lectura. Primera idea: «Que la mercancía tiene valor de uso significa solamente que satisface cualquier necesidad social. Mientras tratábamos únicamente con mercancías individuales podíamos supones que existía la necesidad de esta determinada mercancía, sin preocuparnos más del volumen de la necesidad que se ha de satisfacer. Mas este volumen se convierte en un factor esencial tan pronto como aparece, de un lado, el producto de toda una rama de producción y, de otro, la necesidad social. Ahora es necesario tener en cuenta el volumen, es decir, la cantidad de esta necesidad social». Dicho de otro modo: cuando hablamos de la oferta y de la demanda de las mercancías debemos tener en cuenta el volumen de la necesidad social que hay que satisfacer. Esta metodología de Marx de considerar las cosas primero desde el punto de vista individual y después desde el punto de vista social lo emplea en El Capital en varias ocasiones.

¿Qué es la oferta? De acuerdo con el pensamiento de Marx la oferta es el volumen del tiempo de trabajo social empleado en producir las mercancías que se ofrecen en el mercado. ¿Qué es la demanda? El volumen de la necesidad social que se ha de satisfacer con esas mercancías. Se pone en evidencia, por tanto, que en el pensamiento de Marx no hay ruptura epistemológica (conceptual) entre el concepto de valor y los conceptos de oferta y demanda. Mientras que en Böhm-Bawerk se produce una ruptura epistemológica total, cuando habla del valor habla de un mundo conceptual totalmente aparte y diferenciado del mundo conceptual que representa la oferta y la demanda. Añade Marx además que «no existe ningún nexo necesario sino tan solo casual entre la cantidad global del trabajo social invertida en un artículo social,…, y el volumen en que la sociedad reclame satisfacción de la necesidad que ese artículo concreto viene a cubrir». Dicho en términos de economía convencional: nunca existe equilibrio entre la oferta y la demanda. Este hecho se pone de total manifiesto en el mercado de los alimentos, donde los supermercados tiran a la basura a diario cantidades ingentes de ellos. A este respecto afirma Marx lo siguiente: «Solo donde la producción se halla bajo el control preestablecido de la sociedad crea ésta el nexo entre el volumen del tiempo de trabajo social empleado en la producción de determinados artículos y el volumen de la necesidad social que se ha de satisfacer mediante estos artículos». Aquí se trataría de combinar la rigurosa planificación en la producción de la que hacen gala las grandes compañías transnacionales con el mecanismo del mercado. Se trata, entre otras cosas, de que el Estado intervenga y penalice con sanciones importantes a todos aquellos supermercados que superen un determinado tope de alimentos sobrantes y que terminan en la basura. La competencia ciega entre las grandes superficies comerciales no solo está estrangulando a los pequeños y medianos proveedores, sino que está desperdiciando una buena parte del trabajo social invertido en la producción de artículos alimenticios.

No quiero cansar más al lector. Doy por acabada mi crítica al pensamiento de Böhm-Bawerk en su crítica al pensamiento de Marx. Espero que pese a la aspereza de parte del contenido expuesto, el lector haya extraído algunos conceptos importantes para la defensa ideológica del socialismo.

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