El viernes 4 de Mayo la creciente lista de víctimas del movimiento popular en tiempos de «paz» se ha vuelto a engrosar. Jorge Vega Galvis recibió en las afueras de su hogar, en el barrio El Triunfo, en la Guadalosa, en las inmediaciones de Cartagena de Chairá, 7 tiros de pistola por parte de un […]
El viernes 4 de Mayo la creciente lista de víctimas del movimiento popular en tiempos de «paz» se ha vuelto a engrosar. Jorge Vega Galvis recibió en las afueras de su hogar, en el barrio El Triunfo, en la Guadalosa, en las inmediaciones de Cartagena de Chairá, 7 tiros de pistola por parte de un grupo de encapuchados, que abandonaron el lugar dándolo por muerto. De milagro, llegó al centro de salud local, del cual fue enviado a Florencia debido a la gravedad de sus heridas. Hoy, cuatro días después de este atroz crimen, se encuentra todavía inconsciente y batallando por su vida.
Jorge es originario del departamento del Cesar, de un pueblito cerca de Poponte en Chiriguaná, donde nació en una humilde familia campesina, conociendo desde muy temprana edad el trabajo y toda clase de privaciones. Para que no se lo comieran los mosquitos y el jején en el monte, mientras trabajaba, me comentaba una vez que tenían que embadurnarse el cuerpo con petróleo y limón, mientras trabajaban bajo el sol abrasador. Con ideas sociales inculcadas por su madre, también conoció el sentido de la palabra solidaridad desde temprana edad y siendo casi un niño, ya participaba en las movilizaciones por los derechos campesinos. Con la paramilitarización del Cesar bajo el mando de Jorge 40 de las AUC, tuvo que salir desplazado a finales de los ’90 hacia tierras caquete ñ as. Actualmente poco le queda del acento costeño, ya que hizo su hogar en Cartagena de Chairá, donde se gana la vida rebuscándosela con lo que haya. Trabaja de mototaxista, a veces hace trabajos de electricista, y a veces trabaja en fincas. Su hogar queda en medio de una humilde invasión. Pero en distintas áreas se ha destacado como un dirigente social, impulsando la Asociación de Trabajadores Campesinos del Caguán (ASTRACAMCAG, adherida a Fensuagro), siendo presidente de la sección de Cartagena de Chairá, la organización de los vecinos en El Triunfo y en Villa Clara, las organizaciones comunitarias, y siendo trabajador adherido al sindicato de mototaxistas de la CUT en Cartagena de Chairá. También ha desempeñado cargos de dirigencia tanto en la Marcha Patriótica como en el Polo Democrático Alternativo.
El atentado en contra de él es un golpe al corazón de los procesos populares en el Chairá y en el Bajo Caguán. Es un atentado que busca seguir la desarticulación de los procesos populares que se ha adelantado mediante la militarización de la región. Es parte del socialicidio [1] que se adelanta en todo el territorio y que se cobra la vida de cientos de dirigentes sociales y agrarios. Ya habíamos pedido, en el 2014, que se investigaran las amenazas y el acoso en contra de Jorge [2]. Nuevamente en el 2016 se pusieron denuncias por las amenazas que recibía por parte de paramilitares. La intimidación hacia Jorge por la tropa ha sido casi permanente. En Septiembre de 2017, fuimos sospechosamente detenidos en un retén militar en Cartagena de Chairá, en el sector de La Hacienda, mientras volvíamos de visitar procesos campesinos. Jorge les preguntó, «oiga, ¿no que estamos en proceso de paz? Y ustedes haciendo esto…«, a lo que un soldado, que no quiso identificarse y que se tapó con un trapo las insignias del batallón, respondió sencillamente, «claro, por eso es que podemos hacer esto« [3]. Esta actitud, me explicó Jorge, era lo normal. Esa noche nos tocó dormir en casa de un campesino en el sector, porque el ejército no autorizó nuestro paso sino hasta las 6 de la mañana del día siguiente, con lo cual pudimos llegar al cruce del río Caguán y llegar a Cartagena. Sin embargo, esa noche dimos aviso a organismos de derechos humanos a través de Fensuagro porque teníamos fundado temor de que en la obscuridad de la noche, podría haber algún «atentado». Esta vez, no hubo intimidación: las amenazas se han convertido en terribles hechos, ante la mirada impávida, sino cómplice, de las autoridades civiles y militares.
No basta con pedir que se garantice la vida de Jorge a las autoridades. Les exigimos que paren la sangría de dirigentes populares que está ocurriendo, si no con su complicidad, al menos con su connivencia y gracias a su omisión interesada. Además hay que destacar que con la militarización tan brava de Cartagena de Chairá la actividad de las organizaciones cívicas y populares transcurre bajo un permanente temor. Garantizar la vida de Jorge y de los otros dirigentes sociales en el Bajo y Medio Caguán, pasa por garantizar el pleno retorno a la civilidad en el municipio y que el ejército deje de operar una verdadera ocupación militar, en la cual actúan con poderes dictatoriales. Basta ya de esta campaña contrainsurgente, de esta militarización y que los parques de Cartagena se vean libres de fusiles. Quienes hemos tenido la suerte de conocer personalmente a Jorge, sabemos lo mucho que ha luchado por la paz con justicia social; qué paradoja que ahora sea en «paz» que hayan apretado el gatillo para silenciarlo. Ciertamente, sabemos que esta no es la paz por la que Jorge arriesgó la piel. Por ahora Jorge, tus amigos y compañeros, te enviamos un fuerte abrazo, toda nuestra energía y te aseguramos que no te dejaremos solo por un segundo. Fuerza para seguir luchando, compañero. No te vayas.
Notas
[1] http://anarkismo.net/
[2] http://
[3] Este incidente lo había ya relatado, brevemente, en un artículo previo http://anarkismo.net/
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