«Me duele que trabajar de buena fe para una comunidad, y que uno no se preste para malas cosas que quieren los demás, me lleven a la muerte», dijo Deyanira Ballestas, poco antes de abandonar el municipio de San Pablo, tras recibir amenazas de muerte por su trabajo como docente en esta población del sur […]
«Me duele que trabajar de buena fe para una comunidad, y que uno no se preste para malas cosas que quieren los demás, me lleven a la muerte», dijo Deyanira Ballestas, poco antes de abandonar el municipio de San Pablo, tras recibir amenazas de muerte por su trabajo como docente en esta población del sur de Bolívar, un caso que esta semana fue ampliamente difundido por las redes sociales y medios de comunicación.
Para Rafael Cuello, Secretario General de Fecode, federación sindical que agremia a los educadores del país, siguen precarias las condiciones de seguridad y las garantías para el ejercicio de la labor docente, pese a que se ha visto una mejora considerable en virtud del proceso de paz con las FARC.