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La determinación de la gente en Colombia que rechaza la expansión del Fracking de ConocoPhillips

Fuentes: Rebelión

ConocoPhillips no se convirtió en una de las compañías más grandes de petróleo y gas del mundo por respetar las regulaciones socio-ambientales de los países a donde va. La empresa ocupa el 13vo lugar de empresas petroleras más grandes a nivel internacional, con ganancias anuales en miles de millones dólares. Según su sitio web, esta […]

ConocoPhillips no se convirtió en una de las compañías más grandes de petróleo y gas del mundo por respetar las regulaciones socio-ambientales de los países a donde va. La empresa ocupa el 13vo lugar de empresas petroleras más grandes a nivel internacional, con ganancias anuales en miles de millones dólares. Según su sitio web, esta multinacional es «la compañía de exploración y producción independiente más grande del mundo basada en producción y reservas probadas», con operaciones en 17 países y 73 mil millones de dólares en activos.

Sin embargo, hay una serie de costos externalizados que no son incorporados en sus ganancias – además del cambio climático provocado por la humanidad. La empresa no tiene un buen historial de seguridad para sus trabajadores y para el medio ambiente, con más de 266 millones de dólares en pagos a tribunales por concepto de infracciones ambientales y de seguridad desde el año 2000, un dato que toma en cuenta solamente los costos de los procesos legales denunciados y en los que la empresa fue multada.

A pesar que toda esta información está disponible en internet, no fue un impedimento para que sus representantes corporativos traten de convencer a los habitantes de San Martín, Cesar, en el norte de Colombia, de que extraer hidrocarburos no convencionales mediante la fractura hidráulica, o Fracking ‘, puede ser responsable y segura, como ellos afirman.

Desde el año 2015, el municipio de San Martín se ha convertido en el último destino de ConocoPhillips para implementar el fracking. Ese año esta multinacional firmó un contrato con la Agencia Nacional de Hidrocarburos de Colombia, en el que es la operadora mayoritaria del bloque VVM-3 (el 20% es propiedad de CNE Oil & Gas), que cubre más de 33,000 hectáreas de dos provincias.

El 27 de septiembre de 2017, ConocoPhillips convocó a una de varias reuniones de socialización de su proyecto, una especie de reunión pública en un hotel de San Martín. En la ocasión estuvimos presentes por invitación de la organización local CORDATEC (la Corporación en Defensa del Agua, el Territorio y los Ecosistemas) LINK a CORDATEC. Este tipo de reuniones públicas de supuesta socialización es un requisito para que ConocoPhillips solicite una licencia ambiental para la exploración de hidrocarburos no convencionales (actualmente la empresa solamente tiene una licencia para convencionales). Es más que obvio pensar que sus representantes no se habrían tomado la molestia de pasar todo el día en esa habitación con aire acondicionado si no tuvieran que hacerlo para solicitar su licencia.

Cuando el personal de ConocoPhillips comenzó a repartir refrigerios, seguimos el ejemplo de los activistas locales y les dijimos que no. La regla es, ´no aceptes sus regalos´. Tampoco firmamos la hoja de asistencia, era una forma de reforzar las verdaderas intenciones de la empresa. Sin embargo, y desafortunadamente, la sola presencia de gente en el auditorio podía ser considerada una forma de cumplir con los requisitos de licencia.

Esta fue una dinámica bastante frustrante para los activistas del lugar, que no querían perder la oportunidad de enfrentarse cara a cara con la corporación y expresar su desacuerdo con el proyecto. Pero también éramos muy conscientes de que sólo por estar allí ya estábamos legitimando un supuesto proceso de ‘consulta’ con la comunidad, y por lo tanto estábamos contribuyendo involuntariamente a la solicitud de la licencia de la corporación. Incluso con tácticas como no firmar la hoja de asistencia, las fotos y los videos que ConocoPhillips registró ese día, serían más que suficientes para demostrar que su reunión fue concurrida por pobladores del lugar.

Mientras los representantes de la corporación se esforzaban en ocasiones para encontrar las palabras que pudieran responder a las preguntas y contundentes afirmaciones que les hacían los miembros de CORDATEC, la enorme diferencia de poder era clara. ConocoPhillips estaba cumpliendo una formalidad: no estaban pidiendo comentarios sobre las preocupaciones de quienes viven en el lugar para tenerlos en cuenta. Aunque era obvio que no esperaban encontrarse con una oposición tan informada en el auditorio.

Un aspecto fundamental es que esta formalidad vacía parecía casi avalada por el estado. Esto porque en la reunión estuvo presente una representante de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), Laura Torres. Supongo que ella estaba allí en su papel de funcionaria de la ANLA para asegurarse de que la reunión pública se llevara adelante. Pero si no hubiéramos sabido quién era, habríamos pensado fácilmente que era una empleada de ConocoPhillips, dado el tono condescendiente – ante las preguntas sobre presuntas irregularidades -, que usaba con los activistas locales para tranquilizarlos, diciéndoles que el proceso de solicitud de licencia era legítimo, [LINK].

Pasamos gran parte del día escuchando al personal de ConocoPhillips dominando la reunión, sobre todo de un ingeniero en particular, Andrés Rojas, quien hizo todo lo posible para convencer a la gente de San Martín de que el fracking es algo bueno. En el mundo está tan bien documentado de que el fracking contamina el medio ambiente, a partir de los testimonios de quienes viven cerca de él y de vos de científicos, que escuchar a los representantes de ConocoPhillips afirmar que el fracking puede co-existir en armonía con el medio ambiente sin dañar la salud de la gente, casi me hizo reír. Lo que me detuvo fue lo convincentes que en momentos sonaban. Los mitos publicitarios que rodean al fracking tienen mucho dinero y poder y una gran maquinaria de relaciones públicas detrás de ellos. Los representantes de la empresa también le decían a la gente que no podían vivir sin combustibles fósiles, haciendo alusión a que no permitir la industria significaba un retorno al pasado y la pobreza.

Sin embargo, nuestros amigos de CORDATEC no se dejaron sorprender por los argumentos de la empresa. El activista local Carlos Andrés Santiago señaló, «Si el fracking es tan bueno, si trae tantos beneficios, y no contamina, y somos nosotros los que estamos siendo alarmistas y mentirosos [acerca de los impactos negativos], entonces ¿cómo es que en Australia cinco de los siete estados lo han prohibido? ¿Por qué hace un mes en Irlanda el presidente promulgó la prohibición de fracking? ¿Por qué Alemania y Francia están avanzando hacia la prohibición del fracking?».

De hecho, como activista anti-fracking irlandesa, podría opinar al respecto. Años de campañas de base en Irlanda, impulsados por una lista interminable de preocupaciones legítimas acerca de los impactos ambientales y en la salud a causa del fracking, llevaron a su prohibición en Irlanda el año 2017. Fue una lenta pero progresiva construcción de poder que al final logró esa prohibición. Hacer que los mecanismos democráticos estatales funcionen en favor de la población y el interés común requiere años de trabajo. Esta vez en Colombia – un país en donde la población tiene una fuerte tradición organizativa para frenar los abusos del estado y de las multinacionales en sus comunidades -, los activistas están en proceso de construir más poder para frenar el Fracking.

Desafortunadamente las organizaciones en Colombia enfrentan una batalla más difícil, precisamente debido a las prohibiciones de fracking que se dan en países más industrializados, como Irlanda, ya que las multinacionales como ConocoPhillips son más propensas a dirigir su mirada a países en los que podría haber políticas ambientales más endebles, como Colombia (el director de British Petroleum dijo hace unos años, que, si fracasaban en el Reino Unido, atraerían «el tipo equivocado de atención»). También enfrentan el desafío de que estas políticas se vuelvan aún más débiles debido a la presión de las multinacionales y otros actores poderosos. Si bien esta historia se repite en todo el mundo, tanto en países ricos como en los empobrecidos, puede ser más difícil y más desafiante en contextos como Colombia que tienen una historia basada en la extracción de materias primas para exportar a los países ricos, una dinámica que no se acabo con la colonia.

Pese a todas estas dificultades, los activistas locales de San Martín se están organizando para realizar una consulta popular, un mecanismo constitucional en Colombia que permite a los municipios llevar a cabo referendos vinculantes sobre el uso de la tierra. Nueve municipalidades en el país ya han utilizado el mecanismo para prohibir la minería y la extracción de combustibles fósiles en sus territorios. Si la mayoría de la población local en San Martin vota en contra del fracking, el municipio podría verse obligado a prohibirlo.

Desafortunadamente, aunque las consultas populares (aparentemente única en Colombia) son una herramienta poderosa que las comunidades están usando a su favor para frenar la minería destructiva y la extracción de combustibles fósiles, hay procesos legales en curso – impulsados por una compañía de hidrocarburos – que podrían convertir a las consultas populares en ineficaces legalmente. Las leyes y políticas pueden ser manipuladas de acuerdo a los intereses de los actores más poderosos. La inclinación del gobierno a favor de las empresas mineras y de combustibles fósiles es una dinámica recurrente en Colombia.

Mientras los activistas en San Martín están construyendo un poder popular para detener el fracking (independientemente de si la consulta popular sigue adelante o no) el enorme poder de ConocoPhillips – y sus aliados dentro del estado- representan un poderoso adversario. Uno de los hitos más importantes de la campaña anti-fracking de San Martín fueron las grandes protestas en 2016 para evitar el acceso de maquinaria al territorio de exploración. Sin embargo, los pobladores pagaron un precio muy alto por sus acciones, traducida en procesos de estigmatización, brutalidad policial, criminalización e incluso la muerte (aunque es muy difícil probar que la corporación podría estar detrás de las muertes sospechosas de los activistas locales). San Martín ya ha vivido mucha violencia por parte de grupos paramilitares en los peores años del conflicto en Colombia, pero ahora la forma en que el gobierno usa principalmente al Escuadrón Móvil Antidisturbios – ESMAD para reprimir las protestas anti-fracking en San Martín, da continuidad a la devastadora tradición de violencia que han vivido los pobladores.

Los tipos de tácticas corporativas que fueron utilizadas para impulsar el fracking en esa reunión, son las mismas que vi emplear en Irlanda: regurgitar mitos sobre la supuesta seguridad y los beneficios del fracking e intentar manipular y dividir a las comunidades con regalos y palabras dulces. Estas tácticas se ven en todo el mundo. Y dada la desigual dinámica de poder en juego entre las corporaciones que tienen una gran influencia sobre los gobiernos, y las comunidades estigmatizadas como «anti-desarrollo» por el hecho de cuestionar estos proyectos y considerarlo dañinos, pueden funcionar. Las corporaciones también intentan usar su poder para seguir adelante sin importar nada: ConocoPhillips ha comenzado a realizar pruebas en su pozo de exploración, en medio de denuncias de contaminación del agua. [LINK]

Pese a todo en San Martin la mayoría de la gente no se deja engañar, y ya han causado grandes dolores de cabeza a ConocoPhillips las muestras de conciencia de la población acerca del daño que provoca el Fracking. Como nos comenta doña Dorys Stella Gutiérrez, presidenta de CORDATEC: «De lo que estamos seguros es de que el mejor lugar del mundo es San Martín Cesar. Y quieren que seamos conejillos de Indias, quieren practicar con nosotros. Perder nuestra tierra no vale un puñado de monedas. El gobierno piensa que el dinero es más importante que nosotros los seres humanos aquí en San Martín». Es evidente que, si los pobladores continúan denunciando y desafiando a la empresa y a la complicidad del estado detrás del proyecto, construyendo más poder local a través de la organización comunitaria, ya sea a través de una consulta popular o no, es posible que puedan lograr expulsar a ConocoPhillips de su territorio.

Traducción al español por Leny Olivera.

Este artículo fue publicado en inglés en Toward Freedom

Sian Cowman es investigadora y periodista, y trabaja en el Centro para la Democracia.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.