«Un ejemplo para el movimiento obrero», «la fuerza de la unión y el trabajo» o «la primera lucha obrera contra la globalización» son sólo algunas de las calificaciones que ha recibido el proyecto puesto en marcha por trabajadores de la extinta Sintel, una empresa con ideales comunistas decimonónicos que en pleno siglo XXI: no hay […]
«Un ejemplo para el movimiento obrero», «la fuerza de la unión y el trabajo» o «la primera lucha obrera contra la globalización» son sólo algunas de las calificaciones que ha recibido el proyecto puesto en marcha por trabajadores de la extinta Sintel, una empresa con ideales comunistas decimonónicos que en pleno siglo XXI: no hay patrón, todos los empleados tienen las mismas acciones y la mayor diferencia que hay entre los sueldos más dispares -obrero y consejero delegado- no supera el 35%.
León, uno de los puntos más castigados por la quiebra de la filial de Telefónica, acoge desde el pasado día 20 de junio la sede de la delegación de Sintratel 2003 en Castilla y León, ubicada en una oficina del Vivero de Empresas del Ildefe y desde donde se coordinan los trabajos del grupo de 15 hombres que hoy ejecutan las mismas tareas que hacían antes de ser despedidos de forma tan traumática.
Cuando se firmaron los primeros contratos, entre febrero y marzo, los sueldos fueron fijados en el mínimo interprofesional, pero ahora se está ampliando la cartera de clientes -gran parte de ellos ya lo eran de Sintel- y eso ha permitido subir la paga hasta los 828 euros.
A final de año, si las cosas marchan según lo previsto, la empresa contará con 450 trabajadores fijos. «30 en Castilla y León ya sería un objetivo cumplido», afirmó el delegado de Sintratel 2003 en la comunidad, Hernán Hijosa.
Largos tiempos de cobro
El mayor problema que están afrontando en este primer tiempo de andadura es la financiación de los trabajos, dado que el sector de las telecomunicaciones trabaja con tiempos de cobro entre 120 días y 180.
Sintratel 2003 comenzó a funcionar con 60.000 euros y, excepto el consejero delegado, José Luis Adel, que tiene el 5% del accionariado, el resto de participaciones se dividen equitativamente entre los empleados (siete unidades por cada uno). El consejo de administración está compuesto por la junta directiva de la asociación de ex trabajadores de Sintel, que a su vez eran los miembros del comité intercentros de la firma y el convenio de los trabajadores es una mezcla de todos los convenios del metal.
La quiebra de Sintel dejó en la calle a 200 trabajadores de Castilla y León, de los que 50 se acogieron a las jubilaciones. Quedaron alrededor de 150, que poco a poco se fueron incorporando a otros trabajos, algo imposible para muchos si se tiene en cuenta que su edad supera los 40 años. Los que faltan esperan formar parte de la plantilla de Sintratel con el tiempo.
La seguridad en el trabajo, pilar de Sintratel
2003 PLAN DE RIESGOS LABORALES
«La vida y la salud de los trabajadores son derechos básicos, cuya protección ha de ser una constante en el quehacer de nuestra empresa». Con esta máxima, los fundadores de Sintratel han implantado un sistema de prevención de riesgos laborales con el que no cuentan todavía muchas grandes empresas.
El sistema está en plena conformidad con la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, sobre prevención de riesgos laborales y el desarrollo de otros derechos. En concreto, Sintratel se rige por los reales decretos 39/1997, de 17 de enero, y 1627/1997, de 24 de octubre, sobre servicios de prevención y sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud en obras de construcción, respectivamente.
Los equipos de los trabajadores también están dotados de las características técnicas que exige la legislación europea y nacional.
La Audiencia empieza a dar la razón al empleado
LUCHA JUDICIAL
El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón tomaba la decisión hace escasas semanas de continuar con el caso Sintel y citar a declarar a Juan Antonio Casanova, ex consejero delegado de la extinta filial de Telefónica. Garzón ha pedido además a la Fiscalía Anticorrupción que informe sobre la querella presentada en febrero del 2002 por los trabajadores de Sintel contra el consejo de administración de Telefónica de 1998 por extorsión.
Este proceso judicial nace de la argucia orquestada por el empresario anticastrista Jorge Mas Canosa, ya fallecido, quien nunca pagó a Telefónica los casi 30 millones de euros en que fue valorada la compañía. Telefónica, para cubrir su deuda, obligó a Sintel a retraer 60.000 euros mensuales. La quiebra no tardó en llegar. A partir de ese momento, la lucha de los trabajadores no ha cesado. El proceso judicial continúa.
Sobre todo, que no falte el curro
«Trabajar sabemos, físicamente estamos bien y estamos preparados técnicamente, así que somos capaces de lo que haga falta»
Cablear y montar todo el sistema informático del nuevo Instituto de Biología Genética Molecular de Castilla y León es el primer encargo que los trabajadores leoneses de Sintratel han recibido en Valladolid, aunque esperan que no sea el último, ya que, según explica Manuel Heras, han abierto su oficina en León, «pero sabemos que la mayor parte del trabajo lo vamos a tener aquí, en Valladolid».
Justo en ese momento le interrumpe otro empleado de Sintratel, José Arribas Fuentes, para señalar que su objetivo es terminar el año con 30 o 40 personas en plantilla, ya que el requisito indispensable de los contratos que vayan haciendo es que tengan continuidad. «Nosotros lo primero que aseguramos es la continuidad de los compañeros, aunque, por supuesto, el objetivo es llegar a incorporarnos todos al trabajo», afirma Heras, quien asegura: «En esta empresa no hay categorías, todos somos iguales».
Así, y aunque la medida de edad de los actuales trabajadores de Sintratel ronda los 50, la ilusión por el nuevo proyecto se palpa en el ambiente. «Ganas, todas, porque si no salimos por nosotros mismos, nadie nos va a contratar a estas alturas».
«La única salvación es esto, así que como para no echar el resto!», apunta otro compañero, quien señala que esta empresa también puede convertirse «en el futuro de nuestros hijos, de los que vienen detrás». «Estamos seguros de que esto va a salir bien porque es nuestra única salida», asegura.
Vuelta al tajo
En cuanto a lo de la vuelta al tajo después de todo los sucedido, no ha sido en absoluto dura, sino todo lo contrario. Las familias han sido el principal apoyo de estos nuevos emprendedores. «Además de que se nos ha acabado el paro y la ayuda familiar, volver a ponerte a trabajar también nos ayuda a nivel personal porque está claro que esto estaba afectando al carácter, a la familia…». «Lo suyo sería vivir sin trabajar pero mientras Telefónica no nos pague lo que nos debe es imposible», bromea José Arribas.
Y es que aunque tan sólo llevan quince días llenando de cables el nuevo edificio del IBGM, que se sitúa junto al Hospital Clínico de Valladolid, se trata de un trabajo tan parecido al que realizaban a diario en Sintel que, a pesar del largo parón laboral, «esto no se olvida», asegura Arribas.
«Hemos visto pasar tres elecciones generales y no ha cambiado nada»
«Mientras otras empresas aspiran a obtener beneficios, nosotros nos conformamos con tener trabajo», insiste una y otra vez Heras para desterrar la idea de que Sintratel pretende pedir dinero o favores a las administraciones.
No obstante, ambos empleados de la nueva compañía reconocen que no todo han sido apoyos por parte de los que no hace mucho «venían a hacerse la foto con nosotros». «Si unos nos odiaban -en alusión al PP-, por lo menos los otros nos han escuchado, aunque tampoco han pasado de ahí».
Y es que aunque la mayoría de la plantilla de Sintratel en Castilla y León es de la provincia leonesa, «hasta ahora sólo hemos recibido promesas por parte de los alcaldes de León, por lo que mucho nos tememos que tengamos que venirnos a Valladolid».
«A nivel nacional somos ya más de 200 trabajadores de Sintratel, pero aquí todavía estamos empezando, por lo que sólo les pedimos que se muevan un poquito», reitera Heras, quien aspira a que este proyecto sea la vía de salida para todos los ex trabajadores de Sintel e incluso para sus hijos.
Como una gran familia
Por su parte, José Arribas recuerda que en el último año la gran familia que forman todos los integrantes de Sintratel y los que todavía están esperando «hemos visto cómo han pasado hasta tres procesos electorales sin que haya cambiado nada». «Nuestra principal petición es que las administraciones nos echen una mano en todos aquellos casos de más difícil recolocación, como los administrativos o los trabajadores de mayor edad y, por otro lado, que nos tengan en cuenta a la hora de dar trabajos».
Como revulsivo, recuerdan que tienen la foto de la visita al campamento de la Castellana del propio Zapatero, ahora máximo responsable del Gobierno.
Años pidiendo un cable
1975. La empresa debe más de 24.000 millones de pesetas más once nóminas a cada trabajador. Tras la fusión de Liena y Sitre surge Sintel como filial de Telefónica.
1996. La crisis económica de los años 90 y el comienzo de la liberación de las telecomunicaciones sorprende a Sintel con un único cliente, Telefónica. En este año se vende la emrpesa a Mastec, de los hermanos Mas Canosa, por 4.500 millones de pesetas. Hubo operaciones financieras inviables y se suspendieron pagos en febrero. Al año siguiente, Mastec vende la empresa a Carlos Gila por 300 pesetas. La compañía se mantiene en una situación inestable y finalmente opta por no pagar a los trabajadores.
2001. El 29 de enero, los empleados de Sintel inician una acampada de protesta en el paseo de Castellana, en Madrid. El 3 de mayo, los empleados de Sintel piden apoyo en su «lucha contra el sistema». Llevan ya 94 días acampados en Madrid. El 4 de mayo, 2.000 personas arropan a los trabajadores en su manifestación por las calles de León. Exigen una solución negociada, sin salidas individuales. El 10 de mayo, la filial de Telefónica presenta un expediente para despedir a toda la plantilla, una semana después de que el juzgado admitiese la insolvencia definitiva que había solicitado Sintel. El 19 de julio de ese año, la Administración se compromete a recolocar a 800 trabajadores de Sintel. El 27 de julio, Garzón exige 13.100 millones de pesetas a los seis ex directivos de Sintel. El 3 de agosto, los trabajadores abandonan su protesta confiando en el plan del Gobierno y el día 4 los 200 leoneses vuelven a sus casas.
2002. El 25 de enero, los sindicatos abandonan la negociación de Sintel ante la insistencia del comité de empresa de continuar las negociaciones por su cuenta. El 4 de marzo, el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales acuerda conceder las prejubilaciones acordadas, que afectan a 470 trabajadores. El 7 de noviembre, ante la falta de acuerdos, los trabajadores de Sintel reinician sus protestas en León.
2003. El 5 de febrero, los antidisturbios desalojan de la sede de CC.OO. en Madrid a un grupo de manifestantes. En el mes de marzo, el Foro Social de Madrid convoca una multitudinaria manifestación. El 23 de abril se inicia la última marcha hacia la capital, que llegó el día 1 de mayo, coincidiendo con la fiesta del trabajador. Ese día agredieron a Fidalgo.