Visitan nuestra Redacción los dirigentes de la Asociación Chilena de Organizaciones de Ferias Libres (ASOF-AG) Héctor Tejada, presidente; Froilán Flores, secretario y José Medel, director. Con ellos conversamos acerca de su organización, sus trabajos y proyecciones y, muy particularmente, de un proyecto de ley que con trámite de «simple urgencia» se encuentra en la Cámara […]
Visitan nuestra Redacción los dirigentes de la Asociación Chilena de Organizaciones de Ferias Libres (ASOF-AG) Héctor Tejada, presidente; Froilán Flores, secretario y José Medel, director. Con ellos conversamos acerca de su organización, sus trabajos y proyecciones y, muy particularmente, de un proyecto de ley que con trámite de «simple urgencia» se encuentra en la Cámara de Diputados y que luego de largas luchas «Establece un sistema de autorización y el régimen de administración de la Ferias Libres y los derechos de los comerciantes que ejercen sus actividades profesionales en ellas», según reza el texto del Mensaje presidencial.
«Nosotros somos los continuadores de una larga tradición de organización propia, y con altos y bajos las ferias libres lograron mantenerse durante la dictadura militar. La pretensión de hoy es llegar a ser la gran organización de las ferias libres del país, y de hecho no existe ninguna otra de estas características, aunque nos falta mucho camino por recorrer para estar en todas las regiones.
Esto parte con un sacrificio enorme, creando lazos entre los dirigentes, y ya llevamos siete años en los que hemos avanzado, luchando contra la idea de que nuestras ferias tenían que desaparecer por los grados de modernización, de ‘avance’, y todo eso en función del gran comercio. Contra eso nos levantamos, no solamente por defender nuestra fuente laboral, sino porque pensamos que las ferias libres forman parte de la cultura de nuestro país y no se podía permitir que se destruyera este canal tradicional que nace en el campo.
En otros sectores se ha visto, por la concepción económica imperante, como por ejemplo las farmacias de barrio han desaparecido. Hay comunas, como La Pintana, La Granja, que no tienen farmacias. Ante la amenaza de perder esta cultura, levantamos un proyecto que llamamos Movimiento de Modernización, que muchas veces se confunde: se cree que modernización es únicamente cambiar los puestos, vender cosas más bonitas. Para nosotros, una modernización real es cuando al comerciante le cambiamos su cultura, su forma de pensar. Tenemos la ambición de convertirlo en un profesional, con todo lo que eso implica.
Para nosotros, la modernización de las ferias libres no es un proyecto en sí, los proyectos empiezan y terminan: es un proyecto de desarrollo social, humano, por lo tanto no va a terminar mientras las ferias existan.
Y esto, como todos los procesos sociales, tiene contradicciones. Muchas veces la gente a la cual se pretende favorecer es la que se pone en contra de los procesos».
La polémica por la «privatización»
Al llegar a este punto, los dirigentes de la ASOF son enfáticos para refutar las afirmaciones de dirigentes de los feriantes de Quinta Normal (El Siglo 1.204, del 6 de agosto). En esa ocasión, la ASOF fue cuestionada fuertemente y a esas acusaciones sus dirigentes responden con sistemática exposición.
«En primer lugar -afirman Tejada, Flores y Medel- se han repartido centenares de hojas explicativas y celebrado más de 30 asambleas en las que ha quedado claro que de ninguna manera se trata de un proyecto privatizador -al contrario, dicen, hoy sí que hay ferias libre ‘privatizadas’-, sino que se trata de ‘concesiones’, con patentes individuales».
«Que según el proyecto, aclaran, «no se puede tener más de un puesto por día» y lo que se busca es elevar la autogestión del comerciante, que será el concesionario y sin que se eleve el monto de la patente. Que se crea un Consejo Administrador formado por todos los comerciantes y que, finalmente, es del todo falso que se vaya a «discriminar» junto a la alcaldía, la que, contrariamente a lo que algunos temen o sospechan, verá reducido el «control total» que ejerce hasta ahora.
Representativa y de masas
«Otra línea de trabajo -exponen los dirigentes de la ASOF- son las alianzas con algunas instituciones financieras, con el Estado, con los municipios en general». Pero, faltaba un reconocimiento que les diera seguridad. «Sencillamente -exponen-, dependemos de la voluntad de los alcaldes, y hay tantos criterios como alcaldes. De hecho, y de acuerdo a la ley, nuestras patentes son precarias; o sea, los alcaldes podrían, y así ha sucedido en algunas comunas, hacer desaparecer una feria..
No hay otra organización a nivel nacional de estas características, y hoy somos el referente obligado de cualquier iniciativa que se quiera llevar a la práctica sobre ferias libres, ya sea en el campo privado o público».
Estabilidad laboral
«Hoy día el alcalde dispone de las patentes y mañana si quiere puede terminar una feria, y no hay nada que podamos esgrimir para defenderla.
Este proyecto de ley nos da estabilidad laboral, que ahora no tenemos, por la precariedad de las patentes.
Las concesiones son individuales, cada persona es dueña de un puesto, lo que evita el temor que ha existido porque se confunde la concesión con la licitación, y de lo que se trata en el proyecto es que al ser las concesiones individuales -una persona, un puesto-, nadie podrá tener toda la feria y apropiarse de todo el negocio.
Acá hay una cosa importante: ¿es conveniente en una misma población seguir haciendo crecer las ferias, cuando el monto de dinero de que Ud. dispone es el mismo? Las ferias han sido una solución para la cesantía, eso hay que decirlo. En este momento somos 30 mil, pero no hace más de dos años Puente Alto dio 1.500 patentes más, sin preguntarse si los 200 puestos nuevos iban a mejorar aquella feria. Y es todo lo contrario, porque la manzana se está repartiendo en mayor número de partes. El contrato que se va a celebrar hoy dice que la feria empieza en tal calle, termina en tal calle y tiene tantos puestos.
La Asociación de Municipalidades se opone a este proyecto porque dicen que les estamos quitando soberanía.
Nosotros hemos sido los que hemos absorbido la cesantía en Santiago. Uno podría decir, sin temor a equivocarse, que en Santiago hay 150.000 personas trabajando en la calle, especialmente el fin de semana, vendiendo lo que pueden. También hay unos avispados, comerciantes grandes que se van a meter a estas colas, pero la gran mayoría es gente que en su desesperación va a vender lo poco que les está quedando y los cachureos que recolectan entre los familiares. Nosotros somos testigos de un drama terrible en nuestra población y somos el único canal de comercialización que llega a los sectores más humildes».
La capacitación
«Hemos capacitado gente, pero no lo suficiente, tenemos que capacitar a los miles de feriantes porque tenemos que competir. Los supermercados pretenden llegar a todos los sectores de la población.
El problema está en las condiciones leoninas: rebajan los precios, hay una competencia muy desleal, hay persecución hacia sus propios trabajadores que quieren crear sindicatos. Pero todo esto lo podremos trabajar bien cuando tengamos la ley y podamos desarrollar una planificación, capacitación y autogestión.
En el verano se hicieron cursos de capacitación en computación para nuestros comerciantes. Firmamos un convenio con el Banco del Estado para 50 y el primer lunes asistieron 70, porque existe el deseo de desarrollarse y capacitarse para las nuevas tareas que se avecinan».