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García Márquez tiene quien lo defienda

Fuentes: IPS

Negar a Gabriel García Márquez es cosa de tontos, dijo a IPS el director de la Real Academia Española (RAE), Víctor García de la Concha, en referencia a la polémica por la invitación del premio Nobel colombiano al III Congreso Internacional de la Lengua Española, a celebrarse en noviembre en Argentina. Las palabras del académico […]

Negar a Gabriel García Márquez es cosa de tontos, dijo a IPS el director de la Real Academia Española (RAE), Víctor García de la Concha, en referencia a la polémica por la invitación del premio Nobel colombiano al III Congreso Internacional de la Lengua Española, a celebrarse en noviembre en Argentina.

Las palabras del académico responden al debate suscitado tras la declaración de la presidenta del comité organizador del Congreso y subsecretaria de Cultura de Argentina, Magdalena Faillace, respecto de que García Márquez no había sido invitado porque era rechazado «sin explicaciones» por las academias de la lengua.

 Simplemente pensar que los académicos habían decidido no invitar al ganador del premio Nobel de Literatura en 1982 «es tomarnos por tontos», explicó García de la Concha, también presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española (AALE).

 La presencia de García Márquez, más allá de sus discursos provocativos o no, enriquece cualquier reunión, apuntó.

 Otro premio Nobel de Literatura, el portugués José Saramago, tras anular su decisión de no asistir al Congreso, también habló de tonterías.

 «Falta saber todavía si la Academia argentina confirma o no las declaraciones de la subsecretaria de Cultura de que se había decidido no invitarle por causa del alboroto que produjo su discurso en el congreso anterior, celebrado en Zacatecas», agregó Saramago.

 Es necesario saber eso, concluyó «para que no nos tomen por tontos».

 En su diálogo con IPS, García de la Concha subrayó que las relaciones de la RAE y de la Asociación de Academias con García Márquez siempre fueron buenas, antes, durante y después del Primer Congreso, realizado en 1997 en Zacatecas, México.

 En ese Congreso, el autor de «Cien años de soledad» propuso jubilar la ortografía, «terror del ser humano desde la cuna», lo cual provocó un gran debate y habría llevado a los organizadores del Congreso de Rosario a no invitarlo, según Faillace.

 Semanas después de Zacatecas, García Márquez viajó a Madrid y se encontró con García de la Concha y Fernando Lázaro Carreter, entonces presidente de la RAE, con quienes compartió un almuerzo. Después visitó la Academia, donde estuvo casi tres horas recorriendo sus instalaciones e interesándose por las tareas que allí se estaban realizando.

 Lo que ocurre, prosiguió, es que el escritor colombiano decidió hace años no recibir premios, doctorados ni otro tipo de distinciones, así como hablar en Congresos, porque si lo hiciera una vez ya no podría negarse a sucesivas propuestas.

 Zacatecas fue una excepción, porque él estaba viviendo en México y consideró una deuda de honor con ese país asistir al Congreso, comentó..

 «La suya es una actitud respetable y es por esa razón, para no abrumarlo, que no se le cursó invitación, pero sin que hubiera un rechazo a él de por medio», adicionó García de la Concha.

 A la pregunta de por qué entonces Faillace atribuyó a las Academias la decisión y refiriéndose a Zacatecas, contestó que la Subsecretaría pudo no haber preguntado las razones o no haber recordado bien el asunto, cuando habló con los periodistas. «Ha sido un desagradable malentendido, pero que ya está aclarado», concluyó.

 Saramago, quien reside en Islas Canarias, después de hablar con García de la Concha, manifestó este jueves su voluntad de asistir al Congreso. Aunque advirtió de que el asunto seguirá abierto «mientras la Academia argentina no aclare qué ha pasado.

 Mientras tanto, «sólo estamos poniendo un parche, porque siempre quedará la duda de si García Márquez estaba invitado o no», sostuvo.

 «¿Es cierto que lo habían vetado, o no es cierto?», preguntó el escritor portugués ganador del premio Nobel de Literatura en 1998.

 Y se contestó a sí mismo: «La subsecretaria de Cultura dijo que a ella le habría gustado que asistiera García Márquez, pero que los académicos habían decidido no invitarlo. Ahora queda que la Academia argentina diga si ha tenido o no un papel en todo eso».

 Aunque esa aclaración que reclama Saramago todavía no se produjo, las charlas telefónicas de García de la Concha en la tarde y noche del miércoles con él y con García Márquez aclararon la situación, al menos en lo que respecta a la posición de las Academias.

 Eso posibilitó que Saramago anunciase este jueves su decisión de asistir y pronunciar el discurso en homenaje a su colega argentino Ernesto Sabato.

 En la conversación –«deliciosa», según dijo–, García de la Concha escuchó decir al Nobel colombiano que, cuando se enteró de lo manifestado por Faillace en Buenos Aires, le molestó haber leído dos de las cosas que más pueden dolerle: «Que no iba a ir al Congreso por diferencias con la Academia y con Argentina, el país que más amo, una nación que llevo en el corazón».

 A continuación le pidió a su interlocutor que convenciera a Saramago para que acudiera a Rosario, porque de lo contrario se vería él en la obligación de asistir, ya que el Nobel portugués había dicho que si no concurría su colega colombiano tampoco él asistiría.

 «¿En qué cabeza cabe –se preguntaba el director de la Real Academia Española– que las Academias no deseen tener a García Márquez en un Congreso así? Gabo es un invitado permanente a este tipo de actos».

 García Márquez -conocido también por el apodo Gabo– le pidió a García de la Concha que convenza a Saramago para que acuda al Congreso de Rosario porque «si no, me veré en la obligación de ir yo».

 La invitación formal le fue enviada por la senadora argentina Cristina Fernández, esposa del mandatario Néstor Kirchner y presidenta honoraria del Congreso.

 Fernández manifestó en la nota que lo invitaba «desde la cabeza por las razones más que evidentes de su calidad de escritor, y desde el corazón porque nos identifica el sentimiento y la convicción del compromiso, que el arte y la política deben tener con la región latinoamericana, con los pueblos y su historia».

 El Instituto Cervantes se abstuvo de pronunciarse, limitándose a apoyar plenamente a García de la Concha, pues esa institución solo se ocupa de cuestiones organizativas en el Congreso, según su portavoz.

 La Asociación de Academias de la Lengua Española fue creada en 1951, en México, al celebrarse allí el primer congreso. Entonces se fijó como su objetivo «trabajar asiduamente en la defensa, unidad e integridad del idioma común, y velar porque su natural crecimiento sea conforme a la tradición y naturaleza íntima del castellano».

 Esa Asociación es presidida siempre por el Director de la RAE, y cuenta con un tesorero, también de la RAE, un secretario general y dos vocales elegidos entre los académicos hispanoamericanos. La sede está en la misma RAE, que financia sus gastos.