Miguel Angel Sandoval Rodríguez, el sastre de la Resistencia, le hizo un traje a la medida a sus torturadores. Estaba listo hace años, y en su paciente confección fueron colaborando, a través de los años, quienes con su testimonio y su lucha por los derechos humanos hicieron posible finalmente que los ex agentes puedan lucir […]
Miguel Angel Sandoval Rodríguez, el sastre de la Resistencia, le hizo un traje a la medida a sus torturadores. Estaba listo hace años, y en su paciente confección fueron colaborando, a través de los años, quienes con su testimonio y su lucha por los derechos humanos hicieron posible finalmente que los ex agentes puedan lucir su tenida de rayas. La Corte Suprema dictó una resolución largamente esperada, desechando las presiones ejercidas en favor de la aplicación de la amnistía. Manuel Contreras Sepúlveda, general y ex director de la DINA y Marcelo Luis Manuel Moren Brito (coronel de ejército, comandante en 1975 de Villa Grimaldi), fueron condenados a doce años de presidio; Miguel Krassnoff Martchenko (brigadier, jefe de la brigada «Aguila» especializada en la represión al MIR), a diez años y un día por su responsabilidad como co-autor; Fernando Eduardo Laureani Maturana (coronel, ex jefe de la Unidad «Tucapel» de la DINA) y Gerardo Ernesto Godoy García (teniente de Carabineros, jefe de la unidad «Tucán») fueron condenados a cinco años y un día de presidio como cómplices en la desaparición de Miguel Angel Sandoval Rodríguez.
La sala penal de la Corte Suprema tuvo a la vista el fallo que la Corte de Apelaciones emitió en enero de 2004, confirmando la sentencia del Ministro Alejandro Solís. El más alto tribunal del país reafirmó que al desconocerse el paradero o destino final de un detenido no se puede aplicar el decreto-ley de amnistía, porque el hecho delictivo continúa.
El fallo de esta sala valoró así las declaraciones de tres testigos que vieron a Miguel Angel vivo en el centro de tortura: los hermanos María Alicia y Hugo Salinas Farfán, y Raúl Flores Castillo. El coraje de los ex presos que sobrevivieron a la prisión y tortura, y la lucha permanente de los familiares de detenidos desaparecidos y abogados de derechos humanos, lograron que por primera vez se haga justicia en un caso de un detenido desaparecido. El fallo de la Segunda Sala de la Corte Suprema, fue consignado por unanimidad. Votaron los Ministros Alberto Chaigneau, Enrique Cury y Jaime Rodríguez así como por los abogados Fernando Castro y. Luz María Jordán, en un rotundo mentís a la postura de Clara Szaranski y el Consejo de Defensa del Estado.
Miguel Angel Sandoval Rodríguez, (Pablito) militante del MIR, era sastre. Moreno, de 1.70 m de estatura, tenía 26 años y estaba casado cuando fue secuestrado y desaparecido. Su mayor preocupación, según una ex detenida, era su hijo recién nacido. Torturado, salió a la calle dando información falsa en vez de delatar, lo que le valió más tormentos a manos de la DINA. A medio día del 7 de enero de 1975 el joven sastre había salido de su casa, ubicada en Avenida Grecia 1159 A, donde vivía con su mujer, Pabla del Carmen Segura Soto y su hermana, Teolinda Sandoval Rodríguez. Avisó que regresaría alrededor de las tres de la tarde. Fue detenido en la calle por la DINA, entre las 12 y las 15:00 horas.
El mismo día habían arrestado a Claudio Enrique Contreras Hernández, y el día anterior, Gilberto Patricio Urbina. Los tres eran parte de la llamada Fuerza Central del MIR, estructura que fue diezmada por la DINA. Así desaparecieron Agustín Martínez (Boris), René Acuña (Chico Pedro), Herbit Ríos (Chico Rubén) Luis Piñones (el Peque Rolando), Claudio Contreras (Coco), Manuel Cortez Joo (Chico Rony), Jaime Vásquez (Joaquín), Fidel Flores (Víctor, el Niño Raúl), Hugo Ríos Videla (Peque), Washington Cid (Perico), Luis Jaime Palominos Rojas (Rolán), Alan Bruce e Ivan Montti. De esta estructura, José Hernán Carrasco Vásquez (Vicente), fue ejecutado posteriormente.
Quince días después de la detención de Miguel Angel Sandoval, durante el toque de queda, de madrugada, un grupo de civiles armados y movilizados en una camioneta verde sin patente, allanó la casa que arrendaba su familia. Se llevaron documentos de su pieza y un baúl.
Miembro del GAP
El joven sastre había sido miembro del primer GAP, la escolta presidencial de Allende. Los integrantes en su mayoría eran miembros del MIR.. Al interior del GAP, Miguel Angel Sandoval formaba parte de la «tropa», el nombre que -para diferenciarlos de quienes eran escoltas o «guarnición» – daba el MIR a sus militantes que cumplían tareas de vigilancia, organizados en cuatro escuadras.
Sergio, uno de los ex miembros de ese grupo que sobrevivió, escribe desde Suecia: «Recuerdo a Miguel Angel/Pablito siempre con una sonrisa, tranquilo, observador y no muy dado a la conversación innecesaria. Era disciplinado y buen compañero, y poseía esa humildad que nace de la fuerza de ser bueno.»
La tropa se constituyó entre febrero de 1971 y fines de 1972. omenzó a constituirse desde finales de febrero de 1971 y concluyó su actuación a fines de 1972. Estaba compuesta por ochenta miristas, de distintas partes de Chile. Su tarea era vigilar los alrededores de los lugares por donde iba a circular el Presidente Allende. También cumplieron funciones durante la visita del Primer Ministro de Cuba, Fidel Castro, a Chile.
Cuando el Partido Socialista se hizo cargo de la seguridad del Presidente, la «tropa» colaboró con los nuevos escoltas.
Muchos militantes además entregaban instrucción a miembros de las estructuras político-militares del MIR. Al mando del GAP estuvieron los dirigentes Sergio Pérez (desaparecido), Tito Sotomayor, miembro de la Comisión Política del MIR, y más adelante Mario Melo (desaparecido), ex boina negra. También se desempeñaban como instructores otros tres ex boinas negras que años antes habían abandonado el Ejército para ser militantes del MIR: Aarón, Ciriaco (desaparecido) y Aquiles el Carta (Oscar Delgado Marín, desaparecido).
En «La Parroquia»
A las casas donde vivían los miembros de la Tropita (que tenían nombres en clave, tales como «el 44», «la parroquia», o «la capilla») llegaban militantes desde distintos lugares del país. Se hacía una vida dedicada a la instrucción armada ya la formación política. Se cumplían guardias y turnos en las noches y fines de semana. También se realizaban tareas de protección de la residencia presidencial de calle Tomás Moro, o de dependencias importantes.
El trabajo del MIR en el GAP concluyó debido a desacuerdos políticos entre esa organización y la Unidad Popular, y ellos fueron reemplazados en esas tareas por militantes del Partido Socialista. Miguel Angel Sandoval y algunos integrantes de la «tropa» se integraron entonces a la llamada Fuerza Central, cuya creación se remonta a los primeros grupos operativos que tuvo el MIR, cuando decidió pasar a la llamada «acción directa», en 1969, durante el gobierno del ex Presidente Eduardo Frei Montalva. En el terreno militar eso era sinónimo de expropiaciones (asaltos a bancos) destinadas a solventar las finanzas y tareas de ese partido. Ese tipo de acciones no fueron impulsadas durante el gobierno de la Unidad Popular y sólo reaparecieron en dictadura, a comienzos de los años 80, cuando Miguel Angel y muchos otros ya habían desaparecido.
En la FESES y Grimaldi
La sentencia del ministro Alejandro Solís en el caso de Miguel Angel Sandoval, refrendada por la Corte Suprema, transcribe la declaración de María Alicia Salinas Farfán, detenida el 2 de enero de 1975. Ella dijo al tribunal que conocía al joven sastre en el año 1967 en la Federación de Estudiantes Secundarios, FESES, el año 1967, antes de que ambos ingresaran al MIR en 1968. Afirmó que cuando fue detenida y llevada a Villa Grimaldi, lugar en el que fue torturada, el día 7 de enero vio llegar a Miguel Angel en buenas condiciones físicas. Después escuchó cuando lo torturaban y la vez siguiente, ya lo vio en muy malas condiciones. En una oportunidad en que pudo hablar con él porque le habían encomendado lavar los platos, él le comentó que estaba preocupado por su hijo, que había nacido hace poco. Lo vio también cuando pasaban la lista, frente a la ventana de la celda de las mujeres.
La fortaleza moral de Miguel Angel Sandoval se deduce de un episodio que registra la declaración de Hugo Salinas Farfán, detenido el 3 de enero de 1975. Sostuvo que alrededor del 8 de enero pudo ver a Sandoval en mal estado. Ambos fueron careados, porque la DINA quería más información sobre los miembros del grupo. Señaló que al día siguiente Sandoval, él y otro detenido fueron llevados en un vehículo a practicar una detención, pero el intento falló. En castigo, todos ellos fueron sometidos en forma separada, a torturas con golpes y descargas eléctricas. Agrega que lo vio por última vez en enero de 75, antes de ser trasladado a Cuatro Alamos, y que por su estado era imposible que hubiera escapado hacia Argentina como se informó cuando la DINA incluyó su nombre en la lista de 119 chilenos supuestamente muertos en el extranjero por sus compañeros.
En la «Casa CORVI»
Raúl Flores Castillo, detenido el 7 de enero de 1975, declaró al tribunal que al llegar a Villa Grimaldi compartió la celda que los presos llamaban «Casa CORVI» (de 1,20 m por 1,20 m) con Miguel Angel Sandoval. Este le dio su nombre, pues no se conocían. En la celda ya había cuatro personas, que apenas cabían de pie. Flores reconoció a Miguel Angel Sandoval en la foto que le presentó el tribunal. Agregó que estaba muy golpeado y cansado. Relató que conversó con Miguel Angel, «con quien dudábamos si lograríamos salir de ahí.»..Entre el 14 y el 21 de enero, todos los miristas detenidos en Villa Grimaldi fueron llevados a una sala grande, atados y vendados, pese a lo cual pudo darse cuenta que en el grupo estaba Miguel Angel Sandoval.
En el fallo del ministro Solís se citan además declaraciones de otros detenidos que dieron al Tribunal nombres de personas que murieron en la Villa a consecuencias de las torturas.
El ministro en visita Alejandro Solís, en abril de 2003 dictó condena en primera instancia contra el ex director de la DINA Manuel Contreras y los agentes del centro secreto de reclusión y tortura Villa Grimaldi, por el secuestro de Miguel Angel Sandoval Rodríguez. Éste es el primer caso de secuestro calificado por la desaparición de detenidos durante el régimen militar, en que, agotada la investigación, probada la existencia del delito y ubicados los autores, cómplices y encubridores, se dictó sentencia condenatoria. El juez Solís no aplicó ni la amnistía ni la prescripción.
Es lo que ahora confirmó la Corte Suprema.
El derecho internacional
El fallo del Ministro Solís fue confirmado en enero de 2004 por la Quinta Sala de la Corte de Apelaciones y ahora por la Corte Suprema. La sentencia tiene su fundamentación en normas y principios de derechos humanos, que considera superiores a la prescripción y al decreto-ley de amnistía. Señala que las normas internacionales son obligatorias. Cita los convenios de Ginebra, la convención sobre desaparición forzada de personas y la convención americana sobre derechos humanos e incluso los del Estatuto del Tribunal para la ex Yugoeslavia y de la Corte Penal Internacional.
Los ex agentes de la dictadura apelaron. Por ello la Corte Suprema debió determinar si acogía la tesis del secuestro calificado (o secuestro permanente) o aplicaba la amnistía. El pasado 14 de junio, la Corte Suprema encomendó a la sala penal decidir esta cuestión. Su fallo definitivo es una victoria judicial para los abogados de derechos humanos y una derrota para Contreras y sus esbirros.
Este secuestro también tuvo connotaciones extraterritoriales. El nombre de Miguel Angel Sandoval figuró en la lista de chilenos supuestamente muertos en el exterior. La maniobra de la dictadura, que contó con la colaboración de los servicios de seguridad argentinos y brasileños, buscaba encubrir las desapariciones de miembros de la resistencia y fue la antesala de la Operación Cóndor, que formalizó esa alianza del terrorismo de en una reunión realizada en Santiago de Chile en 1975.