Según declaraciones de la directora de la editorial Plaza Mayor, las «autoridades culturales cubanas» rechazan invitar a la Feria Internacional del Libro de este año a la editorial Plaza Mayor. ¿Cómo tuvo lugar el proceso de convocatoria a esta feria y qué sucedió realmente con la participación de Plaza Mayor en la misma? La historia […]
Según declaraciones de la directora de la editorial Plaza Mayor, las «autoridades culturales cubanas» rechazan invitar a la Feria Internacional del Libro de este año a la editorial Plaza Mayor. ¿Cómo tuvo lugar el proceso de convocatoria a esta feria y qué sucedió realmente con la participación de Plaza Mayor en la misma?
La historia con esta editorial es más larga que lo que cuenta ahora su directora, y ha sido muy manipulada. Pero de eso si quieres hablamos después. En esta edición, la convocatoria a la XIV Feria Internacional del Libro de La Habana (FILH) fue enviada por e-mail a todo el directorio de la Cámara Cubana del Libro desde el mes de junio del año 2004. Dentro de esa lista se encuentra el Gremio de Empresas Editoriales de Puerto Rico (GEEPR) al que pertenece la Editorial Plaza Mayor. Con la convocatoria extendida a todas las instituciones que suelen participar en nuestra feria y a otras nuevas, comenzó el proceso de contratación de espacios.
En diciembre de 2004, en ocasión de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, me acerqué al señor J. Burgos, hasta entonces presidente del GEEPR y le pregunté si no pensaban participar en nuestra Feria. Me respondió que ya no estaba al frente del Gremio y que los demás sentían temor de asistir por las medidas anunciadas por el Gobierno de EE.UU. Incluso me comentó que todas las agencias que vendían pasajes de Puerto Rico a Cuba estaban siendo cerradas.
Recientemente, recibí una llamada de Patricia Gutiérrez, directora de Plaza Mayor, en la que me informaba que no había recibido la convocatoria. Entre otras cosas, le indiqué que se dirigiera a la dirección del Gremio a quien le había sido enviada hacía meses.
Durante la conversación, le expliqué mi punto de vista personal acerca de su actitud poco ética durante la Feria anterior, pero en ningún momento le comuniqué que el Comité Organizador había decidido no invitarle, aunque realmente estábamos valorando si tenía sentido contaminar nuestra Feria con una editorial de poco valor cultural y que solo busca escandalitos políticos en su obsesión por encontrar algún respaldo mediático. Después de esa fecha nunca más nos hemos comunicado de manera verbal, ni por vía electrónica, a pesar de que le solicité que volviera a llamarme.
En la edición anterior de esta Feria, hubo otras manipulaciones en la prensa española en la que se destacó la presencia de esta editorial en la cita de La Habana mientras se silenció la participación de importantes nombres de las letras de España…
Por eso comencé diciéndote que esta historia no empezaba aquí. Al término de la Feria pasada, el periódico español El País no había notado la presencia de escritores españoles como Andrés Sorel, Carlo Frabetti, Belén Gopegui y de editores como Constantino Bértolo y Eva Forest, a los que solo vino a aludir después que se denunciara ese silencio en la clausura de la Feria, pero ya desde la cobertura a la inauguración había destacado la presentación de Plaza Mayor, y luego no escatimó su espacio para resaltar el «papel» en la Feria de esta editorial. No hay que asombrarse mucho de las manipulaciones de El País al respecto, sobre todo si se tiene en cuenta que, de hace un tiempo para acá, una de las principales líneas editoriales de dicho diario parece ser la de atacar sistemáticamente a Cuba. Pero no voy a abundarte sobre ello, La Jiribilla cuenta con un extenso expediente sobre el tema . Solo te recordaría que El País es el vocero en España de la revista Encuentro, una publicación anticubana pagada por la CIA, como todo el mundo sabe. No es de extrañar entonces ciertas coincidencias, sus directivos publican allí cada vez que lo desean, mientras que grandes intelectuales como Alfonso Sastre están condenados al silencio por este y por el resto de los medios españoles. Recordemos más recientemente el «congelamiento» de Ignacio Echevarría, uno de los críticos españoles más importantes.
Ya en el pasado, desde las primeras conversaciones que tuvimos con la Directora de Plaza Mayor con vistas a su participación en aquella Feria como parte de un gremio de empresas editoriales portorriqueñas, siempre tratamos de facilitar, en todo lo posible, tanto la presencia del gremio como de la Editorial dirigida por ella. Por cierto, primero nos plantearon que venían 14 editoriales como parte de ese gremio, después dijeron que, además, vendrían 11 escritores y editores, pero no vinieron ni unos, ni otros. Burgos, el presidente del gremio de editores de Puerto Rico en aquel entonces nos explicó las enormes dificultades que tenían con el Departamento de Tesoro de los Estados Unidos para venir a Cuba.
En el caso de Plaza Mayor tuvimos algunas deferencias, desde la concesión de pagar el stand una vez que estuvieran en Cuba o en lo referente a venta de los libros, ya fuera en moneda nacional o en divisa, o la de concederle gratuitamente una computadora cuyo alquiler de 75 dólares adujo que, por «falta de dinero», no podía pagar. Para la segunda presentación de la editorial, Patricia Gutiérrez planteó un gran acto musical dentro de la Feria, pero las magnitudes del mismo impedían hacerlo allí. Se le permitió que el mismo se realizara en la sala García Caturla del Teatro Amadeo Roldán, nuestro mejor escenario para la música. Se trataba de la presentación un libro relacionado con una importante figura de nuestra cultura. Para ello, el Consejo Nacional de las Artes Escénicas ofreció un director artístico del nivel de Nelson Dorr y los cantantes del Teatro Lírico Nacional, sin cobrarle un centavo.
Por un lado, me comenta una cosa y por otro hace discursos llenos de falacias. Es una pena que se haya dedicado a mentir y politiquear.
Otra de las acusaciones hechas por la Directora de Plaza Mayor en aquella ocasión es la de asegurar que en Cuba se ha publicado una obra, cuyos derechos, afirma, pertenecen en exclusiva mundial a Plaza Mayor.
El libro Las criadas de La Habana, del autor cubano que vive en Londres, Pedro Pérez Sarduy, fue publicado en Cuba con el consentimiento de su autor quien autorizó la publicación de la obra a través de un correo electrónico y firmó además con el director de Letras Cubanas, Daniel García, un contrato para que la misma se publicara en Cuba. Sin duda, esta es otra falsedad de ella, que no se ha acercado a la editorial a discutir eso, porque al parecer lo que le interesa es la publicidad. Es curioso, como ya dijimos, que no tenga esas mismas reservas para esos virus de la mentira y el mercenarismo que son la revista Encuentro y el gobierno norteamericano. Por cierto, tampoco se dice que Pedro Pérez Sarduy es uno de las decenas y decenas de escritores cubanos residentes en el exterior que vienen siendo publicados por nuestras editoriales desde hace casi 20 años y que también han visitado nuestra Feria.
La política cultural de la Revolución no margina a los autores cubanos que residen fuera de la Isla. Todo lo contrario. En esta Feria, por ejemplo, se incluyen en el programa de presentaciones de la Editorial Letras Cubanas, a Enrique Sacerio Garí con su libro Poemas interreales, de Mauricio Fernández, su libro Al despertar los alisios y de Manuel Cachán su libro de cuentos Solamente un sueño. Asimismo, René Vázquez Díaz, estará en una de las mesas redondas del coloquio en La cultura en defensa de la Humanidad, así como el poeta Juan Carlos Zamora, residente en Miami que también presenta en esta ocasión un libro suyo. Además, Alberto Serraín, residente en Miami, está estrenando su puesta en escena de Morir del cuento, de Abelardo Estorino.
De igual modo, los concursos literarios que se convocan en Cuba están abiertos a cualquier autor cubano con independencia de su lugar de residencia.
Sabemos que es el Gobierno de los EE.UU. quien ha censurado la Feria, impidiendo la presencia de importantes figuras como James Petras y editoriales norteamericanas en el encuentro de La Habana .
Efectivamente el Gobierno de EE.UU. no le otorgó permiso a James Petras para viajar a Cuba, ni permitió la publicación del libro La ciudad de las Columnas, de Alejo Carpentier por la editorial Smithonian. Para mí, es muy curioso que Plaza Mayor haya participado en las últimas ediciones de la FILH sin recibir sanción alguna, mientras ninguna otra editorial norteamericana puede asistir. Habría que ver si esta vez el gobierno norteamericano le hubiera permitido viajar a La Habana, pero eso no se sabrá porque su renuncia a asistir levanta una cortina de humo y la pregunta queda sin respuesta.
La decisión de Plaza Mayor de autocensurar su presencia en la FILH, bajo el pretexto de que no ha sido invitada, no resta magnitud cultural y alcance social al evento. Estamos hablando de una editorial con un catálogo muy dispar que se apuntala en algunos pocos autores de reconocido prestigio, pero que presta una atención muy especial a otros con obras de muy dudosa calidad literaria, y que acude sin cuidado al sensacionalismo como cuando tomó la decisión de darle el nombre de Guillermo Vidal a su premio cuando todavía no habían pasado 24 horas de su fallecimiento -decisión que tuvo que revocar ante la manifiesta indignación que provocó entre muchos intelectuales-, premio para el que además no ha convocado para el jurado a ningún escritor cubano o a estudiosos de la literatura de cubana de reconocido prestigio.
Un hecho real y concreto de censura y bloqueo cultural es el que no le otorgaran las visas a los autores y editores cubanos que la solicitaron para viajar a la Feria Internacional del Libro de Puerto Rico en las dos últimas ediciones. Que yo sepa, la voz de Patricia Gutiérrez no se hizo escuchar en la prensa ni en ningún otro escenario público para condenar esa violación grosera de la libertad de expresión. En ese caso, el famoso diálogo se tomó en silencio cómplice. Sin duda, es un accionar bastante hipócrita. Cuando hablamos con la Directora de Plaza Mayor en Guadalajara en el 2003, nos dijo: «Despreocúpate, María, que yo no voy a ligar la gimnasia con la magnesia…», pero lamentablemente parece que ha decidido ligarse al floreciente negocio que paga el eje Washington-Miami-Madrid para alentar la agresión contra Cuba.
Algo que causa pena es que quienes se han entusiasmado con su provocación hayan sido Encuentro en la Red y El Nuevo Herald; este último, precisamente, el mismo medio que ya durante la XI Feria Internacional del Libro de la Habana manipuló la presencia de Plaza Mayor, asunto sobre el que en su momento la propia Patricia Gutiérrez exigió una reparación a la que El Nuevo Herald prestó oídos sordos. Más penoso aun resulta que sea Wilfredo Cancio Isla, cuasi vocero de la terrorista Fundación Nacional Cubano Americana, quien esta vez meta las manos en el asunto y con el beneplácito de esta señora.
• LO QUE EL HERALD NO PUBLICÓ
(La Jiribilla Nro 46. 23 de marzo de 2003)