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Las cumbres de «líderes progresistas» y el fracaso de la Tercera Vía

Fuentes: Rebelión

«Atienda a lo justo en tiempo el que no quiera que lo justo lo devore» (José Martí). En medio de excepcionales medidas de seguridad, con una pobre y poco original cobertura de prensa, (a pesar de los 280 periodistas previstos), debatiéndose entre la ambigüedad y la retórica, tuvo lugar en Hungría, entre los 14 y […]

«Atienda a lo justo en tiempo el que no quiera que lo justo lo devore» (José Martí).

En medio de excepcionales medidas de seguridad, con una pobre y poco original cobertura de prensa, (a pesar de los 280 periodistas previstos), debatiéndose entre la ambigüedad y la retórica, tuvo lugar en Hungría, entre los 14 y 15 días del mes de octubre del 2004, la eufemísticamente llamada «Cumbre de Líderes Progresistas», «Cumbre de Gobernabilidad, (Gobernanza)» o del «Poder Progresista», como también se le conoce.

Se trata de la VI edición de este cónclave, concebido como una forma de colaboración de «Gobiernos Progresistas», a los que se identifica como de la «nueva izquierda» o «centro izquierda e izquierda liberal».

I- LOS ANTECEDENTES

La primera de estas «cumbres», convocada por el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, tuvo lugar en Washington en 1999, y contó con la presencia, entre otras personalidades, de cuatros jefes de gobierno, el primer ministro británico Tony Blair, el canciller alemán Gerard Schröder, y los ex-premier de Holanda e Italia, Win Kok y Massimo D´Alema, respectivamente.

Pero…, eran aquellos otros tiempos… eran los tiempos en que la «izquierda tradicional» la de los «demócratas» y «socialdemócratas» resplandecía plena de euforia. Tres de sus más notorios representantes festejaban un reciente triunfo:

En 1993, el Partido Demócrata de Estados Unidos, había logrado derrotar finalmente al conservador Partido Republicano, en el poder desde 1980 con las presidencias de Ronald Reagan y George Bush padre.

En el Reino Unido, en 1997, luego de 19 años de conservadurismo, -bajo los gobiernos Thatcher-Major-, triunfaban los laboristas.

En Alemania, el Partido Socialdemócrata, (SPD), pilar histórico de la Internacional Socialista, alcanzaba el poder en 1998, después de 16 años en la oposición.

A fines de la década del 90 en la Europa de los 15 existían 12 gobiernos «socialistas», (para un 80% de representatividad), con mayoría parlamentaria en 3 de los «grandes», Alemania, Francia y Gran Bretaña[1], y en uno del «sur», Grecia.

La historia, sin embargo, había comenzado un poco antes: cuando un «grupo» de «demócratas», a uno y otro lado del Atlántico, (Estados Unidos e Inglaterra), profundamente «alarmados» por un poder conservador que se «extendía demasiado», y ante la necesidad, según su propio discurso, de modernizar «… la socialdemocracia frente a la nueva influencia dominante (…): la globalización y la revolución de la información» [2] , (Gidenns A.:1999); decidieron lanzarse a la contienda con una, -aseguraban- «novísima» propuesta, que consistía, en una «una nueva filosofía política» para el «nuevo milenio», un «movimiento radicalizador del centroizquierda«.

II- LA TERCERA VÍA

Se trataba al parecer, de una «atractivo» proyecto que, -a decir de su principal ideólogo, Antonio Giddens-, iba «…más allá de la «izquierda» y la «derecha», capaz de «…reaccionar no sólo a la disolución de estas dos filosofías dominantes, sino también a los cambios que las han destruido». (Gidenns A.:1998).

Propuesta que consistía básicamente en una nueva, «TERCERA VÍA» de desarrollo capitalista[3], propugnada desde una «izquierda renovada». Un supuesto «punto intermedio» entre esa «derecha reaccionaria», «…que no ha querido dirigir este cambio», y una «vieja izquierda que se la ha resistido» [4]. (Blair A.:1998)

«Un programa político eficaz de transformación – que nos permitirá al menos, intentar conseguir una sociedad decente que incluya a todo el mundo». «Un Estado de Bienestar reformado, (…), con el que se implique principalmente la clase media». (Gidenns A.:Ibidem)

Un proyecto que permitiría a sus seguidores ser tan «realistas» como «utópicos». Algo así como la solución para lograr el «equilibrio universal», tal y como la vió Hillary Clinton, «El campo unificado de la teoría de la vida: une al conservatismo y al liberalismo, al capitalismo y al estatismo, a todo lo que somos y lo que éramos, a los pecados del hombre y a la palabra de Dios, al fin del comunismo y el comienzo del nuevo milenio». (Ibidem)

¿Cuáles serían los bases esenciales sobre los cuáles se sustentaría este proyecto?.

Tony Blair los identificaba como «los cinco principios claros del centro izquierda«:

1. «Gestión estable y prudencia económica en razón de la economía globalizada.

2. Cambiar las prioridades de la intervención gubernamental de tal manera que se ocupe de la educación, de la formación y de la creación de infraestructuras, pero no de cosas como la intervención industrial, eliminar impuestos y gastar».

3. Reformas al Estado providencia, «de otro modo la derecha lo desmantelará».

4. «Reinventar el gobierno, (…) de manera que lo que importe sea lo que funcione».

5. Internacionalismo, en oposición al «aislacionismo de la derecha» . (Roger F.:Opus Cit.)

A su vez, para Gidenns el «objetivo clave» estaba en: «…Desarrollar una economía dinámica, que sea competitiva en el mercado mundial, que tenga cualidades empresariales, que, contrariamente a la antigua izquierda, reconozca la centralidad de la creación de riqueza, y que reconozca que la creación de riqueza no puede ser llevada a cabo únicamente por el Estado, y que por tanto la empresa tiene un papel fundamental en nuestro futuro social». (Gidenns:1999:Opus Cit)

En resumen, otra versión, un tanto disfrazada, del NEOLIBERALISMO[5], pero esta vez desde un «centro izquierda», que aparecía como la fusión «renovada» de las dos grandes fuerzas políticas burguesas contemporáneas, el Socialismo-reformista-democrático y el Conservadurismo, con la pretensión de lograr un «nuevo modelo de Capitalismo,» capaz de hacer frente a las exigencias de una economía mundializada, y salir victorioso del reto.

En realidad, una doctrina recurrente, una especie de «híbrido» formado por los llamados « valores tradicionales» de ambas fuerzas políticas: los promovidos y defendidos por el Estado Benefactor, «Equidad, justicia social, libertad, igualdad de oportunidades, solidaridad y responsabilidad hacia los demás», desde una «Economía de Mercado, competitiva, dinámica, flexible, promotora de la creatividad e iniciativa privada», todo lo que significaba, en la praxis:

1. Restricción a la intervención estatal y a su rol benefactor. El «Estado no debe remar, sino llevar el timón: no tanto control como retos». (Blair A. y Schröder G:1998)

2. Fortalecimiento de la capacidad gestora individual, concebida como capital humano y potenciada como capital social, y que debe asumir la mayor parte de la responsabilidad en el proceso de su inserción en los diferentes subsistemas sociales.

3. Reformulación de los conceptos de igualdad y desigualdad, comprendidos ahora como «inclusión» y «exclusión» respectivamente. Creación de un modelo de igualdad, «meritocracia» moderada, o lo que es lo mismo «…una igualdad de oportunidades moderada combinada con el sostenimiento de la igualdad de resultados moderada». (Gidenns A.:1998:Opus Cit.)

4. Reformas de las políticas impositivas fiscales y de las políticas públicas, servicios públicos, seguridad social.

Reducción de los gastos públicos.

5. Nueva Economía Mixta: una Economía de Mercado frente a una Sociedad de Mercado: potenciación de la iniciativa empresarial privada, (Pequeñas y Medianas Empresas, -PYMEs-); y la libre competencia, con una muy reducida intervención estatal. Estímulo a la inversión privada, al «riesgo».

6. Debilitamiento del Estado-Nación, en función de la globalización económica, la internacionalización del capital y el mercado global.

7. Cambio de centro de atención política, estatal, y social, de la «clase trabajadora» a la «clase media», ésta última asume el protagonismo.

En 1997 Blair y Clinton se proclamaron a sí mismos pioneros de la doctrina; posteriormente dada la singular fuerza que el primero le impregnara, en un rápido neologismo, la nueva propuesta comenzó a conocerse bajo el término de «blairismo».

Seguidos por Schröder[6] y otros socialdemócratas, así como «liberales de izquierda», el movimiento de la «Tercera Vía» cobró cierta fuerza. Sobre la base de sus «renovadoras» ideas, las llamadas «Cumbres de Líderes o Gobiernos Progresistas», -concebidas desde sus inicios como «encuentros informales»- se sistematizaron.

Sin embargo, bien pronto el «proyecto», -tal y como estaba concebido-, comenzó a demostrar su inviabilidad, (la derrotas sufridas por el Partido Socialdemócrata Alemán de Schröder en 1999, parecieron ser una muestra de ello); de manera que ya en la Cumbre del 2000, celebrada en Alemania, los líderes «progresistas» asistentes, en un acuerdo tácito, evitaron utilizar el término «Tercera Vía». Como alternativa, apareció la expresión «Nuevo Camino de Progreso». Coincidentemente, y a pesar de la presencia de su fuerte aliado «Bill», Tony Blair no asistió al evento, aduciendo una reciente paternidad…

En la Cumbre del 2003, aún con la presencia de Blair, el tema fue prácticamente obviado…

Resulta interesante la irónica valoración que hizo el propio Giddens respecto a una de las formas en que la «nueva política» fue recibida, (por cierto, bastante difundida y aceptada). En la citada conferencia, acerca de la «Tercera y Nueva Vía», cuenta «…el único chiste de Tony Blair que conozco (espero que alguien se ría): Lionel Jospin y Tony Blair van en coche y Jospin conduce. Llegan a un cruce y Jospin no sabe por donde tirar. Se gira a Tony Blair y le dice: ¿hacia dónde hemos de ir Tony?. Y Tony le contesta: pon el intermitente a la izquierda pero gira a la derecha». (Gidenns A.:Ibidem)

Obviamente, él no suscribe esta idea y la refuta, -¿!qué otra cosa podría hacer!?-, pero lo cierto es que la «Tercera Vía», desde una supuesta «renovación de la izquierda», no ha sido más que un intento de colocarse en el «centro» del pensamiento y praxis política, («ni tan-tan«, «ni tan a la derecha conservadora, ni tan a la antigua izquierda tradicional»), el que ha estado condicionado por la necesidad insoslayable del Sistema de readecuarse a su actual etapa globalizadora, y que, bajo el mismo ropaje de «MÁXIMO «SOCIALISMO» POSIBLE DENTRO DEL CAPITALISMO», -idea rectora de la doctrina socialdemócrata que asegura superar-, continúa apostando por ese último, pero esta vez casi desde las propias filas de una DERECHA a la que también pretende negar, (al menos en sus posiciones «ultra» o «fundamentalistas»), y lo hace, ya no de manera tácita, sino pública y consciente, al utilizar prácticamente las mismas «armas» que ésta ha defendido y proclamado a lo largo de su devenir, concibiéndolas como «artífices» de la «civilización», el «desarrollo» y el «progreso», dígase fórmulas del libre mercado y la libre competencia.

III- LAS CUMBRES …, por dentro

&.3.1 LA DENOMINACION,

Ostentosa, resulta inapropiada, si tomamos en consideración que PROGRESO, que entre otras definiciones, constituye «Avance»; «El desarrollo natural y regular de la humanidad hacia formas de mayor beneficio, cultura, etc.».

En este caso, sin embargo, según la convocatoria del evento, debe ser entendido casuísticamente, como una «Tercera y Nueva Vía» hacia ese desarrollo, o finalmente como un «original e inédito» estado de la sociedad capitalista, al que se puede llegar a través de ciertas reformas que habrán de conducir al mejoramiento definitivo del Sistema, en los marcos de una «democratización de la democracia», en una sociedad estable, que, no obstante, no será una «sociedad de igualdad de oportunidades fuerte».

Una interpretación de progreso, que, según el discurso de los ideólogos y seguidores, excluye cualquier otra propuesta, incluso aquellas que parten del propio Sistema; en tanto las que provienen del geopolítico «Sur», no son ni siquiera tomadas en consideración. Algo así como una «TERCERAVÍACENTRISMO«…

En fin, una falacia, que no es, ni será nunca «progresista»…

&.3.2 LA PARTICIPACION

Apunta a una gran selectividad. Aún cuando no se declare explícitamente, al parecer son convocados determinados «líderes progresistas»; algunos, los más fieles y/o notorios se repiten; otros, aparecen por vez primera, con la salvedad de que, según se trasluce en su propio discurso, el común denominador de «todos», (y no es discriminación de género, pues realmente se trata de un evento eminentemente masculino, como el clásico poder), reside en una «evidente preocupación por el progreso, el bienestar, la igualdad y justicia social»…; muy comprensible cuando se identifica a algunos de los principales participantes, inmediatamente se piensa, «Han de ser personas tan preocupadas por esos asuntos, como lo es Blair, -su mentor-, por la paz y el respeto a los principios de seguridad, no ingerencia y soberanía de los Estados».

No obstante, y para ser totalmente justos, no debe ser negada la idea de que, entre muchas de estas personalidades, puede existir un interés real por el progreso y el bienestar social, lo que es además, y sobre todo, altamente inherente a la condición humana; pero, lo esencial es que, en este caso, el problema no reside tanto en el qué se quiere, sino en el cómo se logra.

Ya lo dice la sabiduría popular, «De buenas intenciones está plagado el camino hacia el infierno…»

&.3.3 LA AGENDA

En su concepción original y más general, las «cumbres» están dirigidas a una renovación de la «izquierda», ese ambiguo e indeterminado grupo, en el que según muy difundidos, -y a mi juicio también equivocados- criterios, clasifican aquellas o aquellos que tienen en común, esencialmente, un «militante interés por el progreso y cambio social», el que, no obstante, -y de ahí la imprecisión del término-, puede ser concebido desde las más disímiles ideologías y posiciones políticas; en este caso, desde la «socialdemocracia renovada» y un «liberalismo», que ahora, por esos «vaivenes» que permite la tan, a veces contradictoria política, aparece como una «izquierda liberal».

Es decir, son reuniones, en primer término, convocadas y dirigidas a renovar y replantear el futuro de una «IZQUIERDA» que no lo es, ni lo será nunca, si por IZQUIERDA se entiende el movimiento que agrupa a quienes manifiestan un genuino y real interés por un cambio social, en favor de la igualdad y la justicia[7], (de ahí el implícito fracaso y las contradicciones PER SE que les cualifican).

Se trata de la búsqueda de «soluciones conjuntas y efectivas» a los grandes desafíos económicos y sociales que enfrentó el mundo hacia los finales del pasado siglo XX, y en el que transcurre, (entiéndase, sobre todo, el mundo «civilizado» y muy especialmente su clase media, como ha declarado su más relevante ideólogo[8]). Los temas son disímiles, pueden transitar desde la democracia, los derechos humanos, el desarrollo económico, el comercio, la coyuntura internacional, pobreza, las migraciones, hasta el terrorismo y el cambio climático, pero siempre desde la óptica de una «izquierda renovada» para una «nueva ruta» de desarrollo capitalista, la de la «Tercera Vía».

&.4 LA VI CUMBRE[9]

Más de lo mismo…, otro fracaso, otra evidencia de la decadencia y el ocaso, ante todo, de la idea convocatoria.

Se celebró por primera vez en un país ex-comunista, (de los que «finalmente» lograron «liberarse» de la «cortina de hierro»), lo cual, al parecer le impregnaba «cierto encanto» al evento, o al menos era eso lo que parecía contener la muchas veces repetida «novedad».

Se trató de Hungría, un Estado que acababa de festejar su quinto mes como miembro de la Unión Europea, hecho que no dejaron pasar por alto el premier anfitrión Ferenc Gyurcsány[10] y el promotor por excelencia del evento, Tony Blair, en una «emotiva» publicación conjunta aparecida el día 14 bajo el título «Ideas Progresistas sobre Europa«, entre las que no faltó el tema Estados Unidos, «Necesitamos de una Europa comprometida con la preservación de la alianza trasatlántica. (…). En el fondo de su corazón toda Europa reconoce su importancia, para todos nosotros es una necesidad vital que Europa no sea un adversario ni servidor de los EEUU, sino sólo un socio».

A su vez, la llamada «Cita de Líderes Mundiales de la «Tercera Vía» o del «Nuevo Progresismo», contó también con la presencia de 8 jefes de Gobierno, los mandatarios de España, José Luis Rodríguez Zapatero; Gran Bretaña, Tony Blair; Suecia, Goran Persson; Rumania, Adrian Nastase; Etiopía, Meles Zenawi; Canadá, Paul Martín; Corea del Sur, Lee Hae-chan; Nueva Zelanda, Hellen Clark; así como de dos jefes de Estado, los Presidentes de Chile y Sudáfrica, Ricardo Lagos y Thabo Mbeki, respectivamente[11].

Entre ellos, se encontraban 4 vicepresidentes de la Internacional Socialista: Zapatero, Blair y Persson, (vicepresidentes generales) y Clark, (co vicepresidenta ex-oficio del Comité para Asia y el Pacífico).

Se esperaba también la participación de los jefes de Estado de Argentina, Brasil, la India y Polonia, así como del canciller alemán, y el primer ministro de Checoslovaquia, quienes declinaron la invitación por diversas razones, esencialmente de carácter doméstico. .

La reunión estuvo precedida por una «conferencia progresista» desarrollada en Budapest, en el ámbito de un seminario organizado por el actual comisario europeo de Comercio, el británico Peter Mandelson, Presidente de la «Red de Gobernabilidad Progresista», (el «tanque pensante» Policy Network), y miembro del «Nuevo Laborismo» liderado por Blair. La sesión inaugural de la conferencia contó con la participación de los líderes asistentes, quienes protagonizaron una mesa redonda, que giró, entre otros asuntos, alrededor de los relacionados con los «valores de progreso», el «futuro de la izquierda», y las relaciones Norte-Sur.

En su agenda inicial, la «Cumbre» incluía temas acerca de la Unión Europea (UE), Educación, Salud y Justicia. Sin embargo, se produjeron varios pronunciamientos, entre ellos el de Tony Blair, en favor de ampliar el temario con asuntos tales como el terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva, los que se identificaron en relación directa con la «seguridad internacional».

«Nuestra tarea como políticos progresistas es ampliar la agenda», afirmó Blair, quien abogó también por incluir otros problemas relacionados con la democracia, los derechos humanos, la pobreza, el subdesarrollo de África y los cambios climáticos, asuntos, a su juicio, muy relacionados con la seguridad.

Lo cierto es que, tal y como ocurriera en la Cumbre del 2003, celebrada en Londres, el tema de Irak y el papel de la ONU en los conflictos internacionales, -para esta oportunidad no incluidos en la agenda-, ocuparon la máxima atención y fue un fuerte foco de conflicto.

Sin embargo, -según las fuentes-, la primera alusión al tema se había producido durante la inauguración de la «conferencia progresista» preliminar, cuando Mandelson, dejando a un lado su estrecha alianza con Blair, criticó fuertemente la doctrina de «guerra preventiva» propugnada por Estados Unidos y Gran Bretaña, «Esta doctrina no puede ser aplicada científicamente, en especial cuando los informes de inteligencia pueden no ser seguros y precisos».

Posteriormente, durante una cena de trabajo a puertas cerradas celebrada en la noche del jueves 14, primer día de sesión del evento, se produjo un debate, que, según trascendió, devino en una evidente polarización en dos posiciones, la liderada por Zapatero, que llamó a la guerra un «terrible error», ante el que sólo existe una alternativa, «reforzar la legalidad y las Naciones Unidas», defendida, con matices, por Lagos, Mbeki y Clark; y la propugnada por Blair y seguida por Guyrcsáni, justificando la agresión; lo cual si bien no constituye ninguna novedad, dada las posturas asumidas con anterioridad por cada uno de estos líderes, si es una muestra más de las grandes contradicciones internas que minan el movimiento y la incoherencia que, en conjunto, proyecta.

El viernes en la mañana, de forma inesperada, ausentándose a la segunda y principal sesión de trabajo, Blair abandonó la Cumbre.

De manera general, cada uno de los participantes asumió posiciones tradicionales, los temas acerca del progreso económico y la pobreza, comercio justo e inversiones en igualdad de condiciones, y cooperación al desarrollo, fueron defendidos esencialmente por representantes del «Sur», Lagos, Zenawi, Mbeki.

Los países pobres necesitan «Más acción y menos retórica en cuanto a los compromisos ya existentes en ayuda al desarrollo», «Un paquete completo que dé la posibilidad a los países menos desarrollados de salir de la pobreza», señaló Zenawi. A su vez, Mbeki, valoró como positiva la celebración de la próxima cumbre en Sudáfrica, lo que permitiría «Dirigir una mayor atención a los graves retos que enfrentan los países subdesarrollados».

Suecia, que según Persson, acaba de aprobar un aumento de las ayudas internacionales para el 2005 del 1,0% de su Producto Interno Bruto, se unió al reclamo, «Los países industrializados, deberían cumplir de una vez por todas, el compromiso de destinar el 0,7 de su PIB a la cooperación»·

Blair mantuvo su viejo, gastado, y nada creíble discurso acerca de la «IZQUIERDA», que debe, «…reformar sus posiciones o resignarse a la derrota frente a la DERECHA»; «Entender el futuro, que significa asegurar apoyo suficiente para políticas de reforma al Estado de Bienestar o la derecha tomará el terreno y lo desmantelará[12]«.

Ante esto, pregunta recurrente, ¿es que ya este «Estado de Providencia» no está prácticamente desmantelado, y no sólo por la DERECHA?.

Y aún cuando desde la Cumbre del 2000 no le ha sido posible disfrutar más del apoyo presente de su colega estadounidense, no pudo sustraerse al «influjo» y a la estrecha relación que les une, esta vez, no ya con el demócrata Clinton, sino, paradójicamente, con el ultra conservador-fundamentalista George Bush: tal y como ocurriera en Londres en el 2003, volvió a defender fuertemente la idea de la necesaria aproximación Europa-Estados Unidos.

Como se dice, «Dios los cría, ellos se juntan»…

&.5 EL FRACASO DE UNA «VIA»…, que nunca lo fue

El hecho de que la VI «Cumbre de Líderes Progresistas» pasara con «más penas que glorias», sin resultados concretos visibles y en medio de fuertes contradicciones internas, al punto que su principal promotor la abandonara sin llegar al final, no constituye un suceso aislado o circunstancial dentro del complejo ámbito en que se desenvuelve hoy la «renovada izquierda» de la Socialdemocracia, propugnadora de una «TERCERA VÍA» de desarrollo capitalista, sino más bien un resultado de ese devenir.

Lo anterior podría ser ilustrado sólo con las propias palabras de Gidenns, en una valoración que hiciese del evento, días después de su celebración: «Los participantes tenían mucho de que hablar, porque la izquierda no está en buena forma». «Los partidos de centroizquierda de toda Europa, se encuentran en un «calamitoso Estado»; (…)»En el momento álgido del boom socialdemócrata, Tony Blair empezó a hablar de la aspiración de convertir el siglo XXI, en un «siglo socialdemócrata». Hasta hoy, hay escasísimos signos de ello…». (Gidenns A.:2004)

¿Cuáles pudieran ser las causas que provocaron el ya reconocido descalabro del tan mencionado, «innovador» y «atractivo» proyecto?. A decir de Gidenns, el problema reside esencialmente en la «falta de revisionismo» de los gobiernos de centroizquierda, que «…se han mostrado con mucha frecuencia incapaces o reacios ante la aplicación de los programas con los que están comprometidos», utilizando como ejemplo el caso de Schröder, quien, «Sólo en los últimos tiempos, en la segunda parte del mandato, se ha decido a llevar acabo las innovaciones…», con lo que «…es de prever que las reacciones negativas sean mayores«. (Ibidem)

Lo anterior, como se sabe constituye ya un hecho que supone un elevadísimo costo social y también político para el Partido Socialdemócrata Alemán, avocado a preservar una legitimidad que ya hoy se tambalea, y que podría ser totalmente desaprobada en las cercanas elecciones del 2006[13].

Desde otra perspectiva, que suscribo, la explicación de este resultado podría encontrarse justamente en lo contrario, es decir en el excesivo «revisionismo» del proyecto, o lo que es lo mismo en su carácter ambiguo y contradictorio, cuando, desde una supuesta posición de «IZQUIERDA», y en búsqueda de un «centro» conciliador, no hace más que acercarse al conservadurismo derechista tan de moda, repitiendo, con ligeros matices, las consabidas recetas neoliberales que éste propugna.

Y es que en realidad, todo parece indicar que se trata de un hecho que va más allá de la ejecución o no de una «fórmula renovadora» sino de la propia esencia de esa fórmula, que no es más que un nuevo intento de reacomodar al Capitalismo; de «humanizar» su bien reconocida brutal naturaleza; de negar, o en el mejor de los casos sustituir cualquier otra propuesta de cambio social que pueda implicar una transformación de mayor o menor radicalización del consabido orden establecido, tal y como hicieron los «padres fundadores» de la doctrina socialdemócrata en las primeras décadas del pasado siglo XX, cuando debieron aceptar la realidad de la nueva sociedad «…de los humildes, con los humildes y para los humildes», (Castro R., F.:1963:5), que simbolizaba entonces, la hoy extinta Unión Soviética.

En aquella oportunidad la IZQUIERDA REVOLUCIONARIA, representada esencialmente en la ideología del Marxismo y su enriquecimiento teórico-práctico por parte de Lenin, fue totalmente rechazada por una Socialdemocracia básicamente europeísta, que, contraponiendo como alternativa un «atractivo y generoso» modelo de estado burgués, el del «Bienestar», se nombró así misma paradigma de la «otra y verdadera izquierda», la de la democracia «pura», con su montada farsa del «pluripartidismo», las «libertades civiles» y los «derechos humanos», bajo la acusación de que éstos eran «absolutamente negados», -sin distinción-, por el «totalitarismo comunista».

Un modelo que, manteniendo su vocación europea, fue apoyado y en gran medida financiado por los Estados Unidos, (recuérdese el Plan Marshall), con el manifiesto fin, (entre otros también pragmáticos, de tipo económico y comercial), de evitar a ultranza la propagación y/o el fortalecimiento del «fantasma del Comunismo» en el continente.

Fue el evidente fracaso de este modelo, -insostenible en épocas de crisis, déficit presupuestario y debilitamiento del Estado-Nación ante la globalización neoliberal- y con la declarada intención de salvarle, lo que dio lugar a la «TERCERA VÍA«, que nuevamente desde un marcado europeísmo, y contando con la «decisiva» convocatoria norteamericana, intentó desconocer no sólo ya la existencia de otros importantes caminos de transformación social, y sobre todo de esa IZQUIERDA REVOLUCIONARIA que nunca ha dejado de existir, sino que también se propuso deslindarse de las, -como sus mismos ideólogos reconocieran- «fracasadas» fuerzas políticas burguesas tradicionales, para colocarse al «centro» de ellas.

Pero ha sido otro revés. Ya no existe la menor duda del gran y creciente deterioro que enfrenta la Socialdemocracia como fuerza política, tal y como han diagnosticado, entre otros, los propios teóricos y reconocidos partidarios de la «Tercera Vía». Sirva de ejemplo recordar la «estrepitosa» caída de 10 de los 12 gobiernos socialdemócratas, -en solitario o coalición-, (el 83%), que hacia fines de la década del 90 del pasado siglo, en la otrora Europa de los 15, acabada la Guerra Fría, y ante el supuesto descrédito total del «Comunismo» y la «versión» marxista del Socialismo, hicieron pensar a muchos de sus protagonistas que había llegado la «era» definitiva del «otro» Socialismo, (el reformista), concebido por sus propios actores como el «paradigma» de las fuerzas contemporáneas de izquierda.

Otro elemento a considerar sería la situación real y objetiva en la que se debaten hoy gran parte de los gobiernos socialdemócratas europeos que se mantienen en el poder, enfrentados a una visible crisis de credibilidad y legitimidad que puede contribuir, sin lugar a dudas, a la ya conocida «cura de oposición».

Y es también una realidad, -reconocida incluso por su principal ideólogo-, el descrédito efectivo de esa «Vía» recurrente, que emergió como supuesta «tabla salvadora» para una doctrina ideológica empeñada en intentar la solución de los complejísimos problemas que enfrenta la sociedad moderna, a través de un gran engendro político, propugnado desde una supuesta «IZQUIERDA», que, con ese acto de malabarismo, no hizo más que declarar abiertamente, el consustancial giro´a la DERECHA que realizó hace ya mucho tiempo.

«Se le pueden pedir peras al olmo, -decía el Che-, pero hay que sembrar perales…». Y es que el Capitalismo podrá reacomodarse, reinventarse todos los días, intentar componer los disímiles problemas que enfrenta como sociedad…, logrando quizás, ciertos resultados conciliadores, pero éstos, serán siempre parciales y de una urgente temporalidad…

Lo cierto es que no podrá solucionar nunca estos problemas desde el orden social injusto que propugna; desde modelos de desarrollo contrarios en sí mismos por su propia inconsistencia y retórica, más apropiados para campañas electorales que para la transformación real de la sociedad en pos del bien común y el bienestar general.

No lo será desde ningún programa de reformas que deje intacta las crecientes contradicciones estructurales y de esencia del Sistema; y sobre todo la que le cualifica y le convierte en un especie de «enfermo insalvable», cuyo fin pudiera no vislumbrarse a corto, mediano e incluso largo plazo, pero que resulta inevitable: la CONTRADICCIÓN TRABAJO-CAPITAL …

No lo logrará desde las fórmulas del «nuevo liberalismo«, que sólo polarizan las riquezas y profundizan las brechas; no será desde ninguna forma de «centrismo«: «euro», «izquierda», «tercera vía», «socialdemócrata»; o a través de «cumbres» selectivas y discriminatorias, que con intencionado propósito, obvian la existencia de un auténtico movimiento de IZQUIERDA, democrático y progresista, el que, emergiendo de una, un tanto discutible «crisis de legitimidad y/o credibilidad», es hoy realidad creciente, y que en espacios geográficos como lo es América Latina, conforman una ya indiscutible fuerza política, que pudiera convertirse en un potente muro de contención para el proceso de «derechización» que hoy se irradia desde el geopolítico «centro».

Esto explica el infructuoso efecto, la poca lucidez y la reconocida informalidad de la VI y última «Cumbre de Gobernabilidad Progresista», pero más que eso, permite comprender el por qué de este resultado, consecuencia inevitable del deterioro creciente e inviabilidad objetiva de una «vía» que…, en verdad, nunca lo fue.

De manera que la IZQUIERDA «TRADICIONAL», la «ANTIGUA«, -el «clásico» Socialismo Democrático -, o la «RENOVADA», -la «TERCERA VÍA«-, se enfrentan hoy a un gran dilema: o se disponen a dejar de «pedir peras al olmo y sembrar perales«, lo que significa, renunciar a todo tipo de alternativas o doctrinas recurrentes, (que, en el mejor de los casos, sólo logran atenuar las contradicciones sociales de manera temporal e insatisfactoria); y se deciden a analizar la sociedad en función de la solución real de los complejísimos problemas que le aquejan, con propuestas plausibles y verdaderamente renovadoras, o se arriesgan a permanecer indefinidamente en el estado «calamitoso» que hoy padecen, en la crisis de referentes, legitimidad, credibilidad y gobernabilidad en que se encuentran.

Y es que, en este caso, afortunadamente para la humanidad de «…todos y para el bien de todos», (Martí J.:1975:T.IV:279), la historia, los hechos, hablan por sí mismos: NO HAY ALTERNATIVAS… Como ha dicho recientemente un colega, «No es fácil para el problema ser la solución».

NOTAS

[1] En el caso de Gran Bretaña, el Partido Laborista no sólo obtuvo la mayoría absoluta, -que se consigue con 330 escaños-, sino que se alzó con 89 más, alcanzando el 44, 4% de presencia.

En Francia, la situación, con un matiz diferente, favoreció a una «Izquierda Plural», (coalición liderada por los socialistas, seguidos por comunistas, verdes y radicales), que logró la mayoría absoluta con 289 escaños.

En Alemania el SPD alcanzaba 298 escaños, 46 más que en la selecciones de 1994, para un 4,54% por encima. Al formar gobierno con los Verdes, que habían obtenido a su vez 47 escaños, (2 menos que en los mencionados comicios del 94), la coalición obtuvo un total de 345 asientos parlamentarios. (Alvarez S.F.:1998, 2001; 2002; Alfonso P:L.:2002; Roger F:1999)

[2] E ntendible como la urgencia de revaluar las bases del modelo del Estado de Bienestar, visiblemente desgastado.

[3] Tercera Vía que obviaba de facto el llamado Socialismo Real, -la opción de desarrollo representada por el bloque URSS/países socialistas-, el que ya para esta época, se asumía como totalmente acabado.

[4] …»Una respuesta a dos filosofía fracasadas, que han dominado durante los últimos veinticinco años. Una es el neoliberalismo, el thatcherismo», que «…destruyó el conservadurismo. Los dos aspectos que el neoliberalismo combina son sencillamente contradictorios. Intentan unir una teoría libertaria de los mercados con una teoría autoritaria del Estado y del nacionalismo, y esta combinación (…), destruyó el Partido Conservador y permitió que Tony Blair ganara con una mayoría tan amplia. La otra filosofía fracasada creo que es la democracia social por sí misma, la socialdemocracia. Esta filosofía estableció el surgimiento del Estado del Bienestar basado en una forma de gestión económica que lo percibe como el vehículo principal de igualdad y que está ligada a las políticas de clase tradicionales. La socialdemocracia así definida o, digamos, la antigua izquierda, es hoy una filosofía fracasada, tanto como la nueva derecha»· (Gidenns:1999)

[5] Lo cual es negado a ultranza por sus ideólogos y seguidores.

[6] El canciller alemán fue uno de los más importantes seguidores y difusores de la Tercera Vía, nombrada por él Nuevo Centro para el caso específico de su país. Véase al respecto el documento «Europa: la Tercera Vía», que bajo las firmas Blair- Schröder, recoge las «líneas maestras de la nueva socialdemocracia».

Sitio Web: www.elmundo.es/documentos/europa

[7] Aún cuando puedan existir diferencias en las vías que se planteen para lograrlo.

[8] Lo cual supone una sutil contradicción del discurso doctrinal, por una parte, según el propio Gidenns, es un proyecto que intentará «conseguir una sociedad decente que incluya a todo el mundo», pero con «el cual se implique principalmente la clase media».

[9] Las referencias citadas en este epígrafe, fueron tomadas de las notas periodísticas publicadas entre los días 13 y 16 de octubre del 2004, por diferentes órganos y agencias de prensa digital, entre las que se encontraron, esencialmente: REUTERS; MUNDO; EUROPA PRESS; EFE; MTI; Nepszabadsag; Elsemanadigital.com; COLPISA-EP y AP.

[10] Coincidía además el evento con el estreno de Ferenc Gyurcsány al frente del gobierno húngaro, cargo que asumiera sólo 10 días antes del inicio. De 43 años, el premier, (en la actualidad uno de los más ricos empresarios de su país), atendió la cartera de Juventud y Deportes durante la magistratura anterior conducida por Péter Medgyess. Es además, uno de los líderes del Partido Socialista, MPS, (miembro pleno de la Internacional Socialista, junto al Partido Socialdemócrata MSzPD).

[11] A partir de los líderes presentes, REPRESENTATIVIDAD en términos porcentuales de:

Áreas geográficas: África, 3 %; América del Norte, 33 %; América Central y el Caribe, 0 %; América del Sur, 8 %; Asia, 2 %; Oceanía, 7 %.

América Latina: 10 %

Ibero América: 9 %

Países miembros de la Organización de Naciones Unidas: 5 %

[12] Nótese como, en esencia, repite las mismas ideas que en el año 1998 citadas al inicio.

[13] (Véase al respecto, Fernández A., AM., Centro de Estudios Europeos. Infórmenes Especiales, No. 110 y 112; 2004)

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Gloria Teresita Almaguer es investigadora del Centro de Estudios Europeos de Cuba.